VOCES INCONTRASTABLES:
Entrevista a Walter Arsenio Vidal Tarazona
Por: Luis Albitres Mendo
Tu espíritu jovial, con un estupendo humor, te salva, por suerte, de las melancolías y depresión que podrían traerte las limitaciones del cuerpo; pero exactamente, Walter, ¿Cuál es tu secreto para mantener ese espíritu jubiloso y a la vez crítico, que te caracteriza, ya en las redes sociales, en revistas culturales, en tus libros o en reunión de amigos?
Hemos nacido no para sufrir siempre, menos para vivir deprimidos. Estamos en este mundo para estar alegres de lo que somos y tenemos. Sin embargo, el cotidiano vivir no es fácil, más cuando quieres vivir en paz, sin molestar a nadie, ni sin que te molesten; pero, cuando los encargados de cumplir y hacer cumplir las normas de convivencia social son los primeros en infringirlas, vulnerarlas, entonces, es cuando rebalsa tu paciencia y se convierte en indignación.
Claro que no todos, y no siempre, van a pensar como uno; pero eso no confiere una obligación algo así como para pasarlo por alto o aguantar hasta vejámenes. Porque, así como se nos ha dado el derecho/obligación de vivir en paz y feliz, también tenemos la obligación/derecho de indignarnos: la indignación es pues un arma que se nos ha dado en forma natural para exigir el respeto mutuo para una buena convivencia humana digna.
Es en este contexto socio psíquico que tengo que equilibrar, buscando el justo medio aristotélico, mi preocupación, a veces melancólica y hasta depresiva, con mi rabia (resultado de mi espíritu crítico- reflexivo no conformista).
Esa actitud festiva que seguramente te viene de tu linda tierra, de tus ancestros andinos... ¿No crees que también ayuda para mantener a raya las limitaciones corporales que podrían aquejarte?
Ciertamente. Por eso creo que tiene razón Neruda cuando dice: “[...] el desarraigo es para el ser humano una frustración que, de una u otra manera, atrofia la claridad de su espíritu.” Así como los tallos alimentan con su sabia a las ramas, flores y frutos, nuestra tierra nos ha alimentado nuestra mente con su espacio físico, su aire, sus seres en sus tres reinos, incluyendo al hombre. Nuestros ancestros nacieron, vivieron y murieron allí. Nosotros hemos salido para labrar nuestra superación, pero nunca nos olvidamos de nuestra tierra, retornamos siempre, así sea para contemplarla un momento.
Se nota, con albricias, al leer tus brillantes reseñas, que en ti bulle el amor a la tierra y por ello elogias con muchísima razón a los pioneros de tu ubérrima tierra que la han exaltado o brillan con luz propia en los diferentes campos, como educación, política, economía, cultura, arte, etc.
Una forma de amarla, seguramente, es reconociendo y ensalzando a los que entregaron su vida al servicio de su patria chica. Por eso abrigo el deseo de que las autoridades locales perennicen sus nombres dándoles a las calles y sitios del lugar donde nacieron. Antes de que el pueblo se olvide de ellos.
Leyendo algunos de tus sesudos comentarios en las redes sociales se nota a las claras las reflexiones del catedrático universitario que nunca dejas de ser. ¿Esperas algo bueno de la sociedad y de este sistema que nos oprime?
La docencia como medio de vida –en los niveles desde primaria hasta post grado- y las ciencias, primero, educativas (ENS Enrique Guzmán y Valle) y económicas (UNMSM) como conocimientos, son aspectos a los cuales tengo que agradecer. Mis lecturas, mis reflexiones críticas sobre ellas, y mis aprendizajes que recibo en las reuniones con amigos, a quienes sé escucharlos felizmente, han sido y son muy útiles en las aulas y hoy fuera de ellas para expresarme y seguir reflexionando hasta que se apaguen mis facultades mentales.
Como no hay nada que no cambie, y esta sociedad y este sistema que, en teoría, se basa en la democracia, pretende no evolucionar o mejorar continuamente, como parece suceder por temporadas, entonces yo no espero nada bueno, al contrario, me pongo en determinadas circunstancias al lado de los que están con el antisistema.
Siendo un maestro como tú, en breves palabras, ¿Cuál es el planteamiento para mejorar la educación en el Perú, rubro tan venido a menos últimamente por causas políticas que no tienen nombre, siendo la educación tan esencial para el desarrollo y prosperidad de un país?
No me canso en afirmar que la educación es la única tabla salvadora que le queda al hombre para supervivir, si así quiere hacerlo. La educación implica mejorar integralmente al hombre, y se deberá empezar por el docente, en todos los niveles. La calidad total u óptima calidad de la educación va a depender básicamente del maestro. Hagamos primero del docente un líder de primera calidad. (No “profesor de calidad”: término ambiguo que está de moda en la boca hasta del ministro de educación). Después diseñemos los currículos para todos los niveles y regiones con contenidos sabios, finalmente dotemos de la infraestructura física como se merecen los docentes, loa alumnos y padres de familia.
Me parece que uno de los puntos débiles de la izquierda peruana es el hecho que viene repitiéndose a través de los años: la división, los infinitos liderazgos autoproclamados. ¿Por qué están ausentes la unión y la disciplina, factores de tanta trascendencia en la construcción de la democracia y el cambio social?
Lo que hay es la ausencia de la moral y la ética. En este sentido no hay mucha diferencia, salvo en grado de culpabilidad, con otras agrupaciones de derecha. Jamás habrá unión mientras prevalezcan los apetitos de poder personal, y para que haya orden y disciplina se necesita un liderazgo (no a la cabeza del grupo político sino al medio) y normas de cumplimiento obligatorio.
Para ti, Walter, a tus ochenta y tantos, ¿Ya has descubierto el verdadero sentido de la existencia?
Creo que el verdadero sentido de la vida nos da: la educación, la filosofía, las ciencias, pero básicamente la fe; pues pedir estos conocimientos sistematizados, para el 90% de la población humana en el mundo, es utópico; pero sí se puede pedir la fe, tal vez también, los valores axiológicos, estéticos, sociales. Entonces: El desarrollo y la formación, al buscar esa calidad de excelencia, primero en uno mismo, son elementos que te ayudan a hacerte feliz y hacer feliz a los demás. Creo que allí está el verdadero sentido de la vida.
Fuente:
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