LUIS PARDO:
Aquel 5 de enero
Por Armando Alvarado Balarezo (Nalo)
Como el cóndor izaste vuelo,
batiendo tus sangrantes alas;
abajo quedaron los cuervos:
¡revoloteando en el suelo!.
Chiquián se hizo llanto,
no cantaron los pájaros,
sólo doblaron las campanas,
¡de dolor!!!, por el hijo amado.
Fuiste indómito en el amor,
buen amante y compañero,
que hasta a la Muerte hiciste delirar,
sobre el lecho de un río embravecido.
Pero no sufras más, Bandolero,
que tu Andarita no está solita,
ella florece con el viento,
con el Sol, con la lluvia...
Hoy, un siglo después,
sigues cabalgando bajo la Luna,
cuando el pueblo duerme,
!allí¡, donde estalla el trueno.
Ya un día no muy lejano:
¡estaremos frente a frente!,
tú me extenderás la mano,
yo te daré un abrazo de hermano.
Chiquián, 5 ENE 2009
...
LA JARRITA DEL BANDOLERO
LA JARRITA DEL BANDOLERO
Por Armando Alvarado Balarezo (Nalo)
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"Sólo quien es capaz de interpretar
el lenguaje de los elementos de la Naturaleza,
ama con devoción todo lo creado por el Altísimo".
.............................................. Aralba
Los
hombres de la Puna tienen la piel curtida por el viento que
se filtra
por todos lados; sin embargo llevan el calor de la hospitalidad en el
alma, y la paciencia infinita de tanto agradecer a Dios,
contemplando en silencio su Creación. Es que saben, quizá como nadie,
que los horarios dependen de factores imposibles de controlar sin dañar
el ambiente, y que más vale adaptarse y aprender de ellos, que
intentar alterarlos. En suma, como dicen los entendidos, mucho de esta
sabiduría reside en cientos, sino miles de años de aprendizaje –a
menudo cruel y duro- acerca del sutil lenguaje de los elementos, que
integra la Cosmovisión Andina. Un idioma que solamente captan los que
habitan estos callados paisajes, no aptos para los que aún no han
aprendido a respetar los designios de la Madre Naturaleza y las
leyes del Cosmos.
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Glaciar Tucu Chira y la Pampa de Lampas
La
Puna es inmensa, generosa y limpia. El color de los pastizales muda
del amarillo de la estación seca, a verdoso en los meses de lluvia
(diciembre / abril). Es raro ver casas agrupadas dentro de un mismo
paraje, siempre buscan la compañía de las lomas y las peñolerías, de los
arroyuelos, los caminos y los puquiales. Es un reto interminable del
hombre de ichu frente al desamparo estatal, la soledad y la escarcha.
Si
bien es cierto que las noches despejadas traen el espectáculo
incomparable de millones de estrellas y constelaciones brillantes, que
producen sombra aún sin la presencia de la Luna; también es cierto que
muy pocos predicen con certeza, cómo será la próxima noche a campo
abierto a más de 4,200 metros de altura: es un secreto que se reservan
los pastores y los experimentados caminantes de almas fuertes.
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Pampa de Lampas Alto
En
estos lugares no hay nada como una choza para protegerse: muros de
piedra y techo de paja, una puertita por donde ingresar encorvado, y una
ventanita para que escape el humo del fogón e ingrese el aire
necesario que alimente el fuego de la crepitante boñiga.
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LUIS PARDO
Chiquián, 19 AGO 1874 / Punte Luis Pardo, 05 ENE 1909
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Uno
de los seres humanos que ayudó a mitigar las penurias de crianderos y
pastores en la Pampa de Lampas Alto, en la última década
del siglo XIX y la primera del siglo XX, fue LUIS PARDO, nuestro
recordado
“Bandolero Romántico”. Él solía visitar con frecuencia sus chozas para
compartir su pan, a cambio de un poco de cancha, leche y el calor
amigo.
Comentan que siempre se le veía sonriente y erguido con su
estampa de justiciero, cabalgando con poncho, bufanda y sombrero por:
Toca, Pampa de Lampas, Baños, Yanamarca (otrora manada de Julia
Ramírez, esposa de Luis Pardo), Sapahuaín, Tupucancha, Gachirajra,
Chonta, Recrec, Huamlajpampa, Cachichurana, Pilapampa, Tinya,
Cachirpayoc, Cushish, Plomopampa, Shinuac y Shajsha. En este último
lugar se encuentra la cueva de Shajsha Machay, oquedad con varias
representaciones grabadas en sus paredes de roca, donde pernoctaba a su
paso para guarecerse de la lluvia y protegerse de los rayos, de los
salteadores de caminos y de sus perseguidores.
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Farallón rocoso, cerca de Tupucancha, donde está la Cueva de Luis Pardo
.
La Cueva de Luis Pardo, con abundante muestra de arte rupestre
Entonces:
¿Cómo no volver tras las huellas de Luis Pardo?, ¿cómo no retornar a
este mítico paraíso salvaje cada vez que se acelera el corazón?, ¿cómo
no querer subir los cerros morenos para explorar desde lo alto los
caprichosos perfiles de los roquedales de Shajsha?, ¿cómo no querer
pulsar las viejas guitarras de los crianderos y tener entre las manos
los pincullos de los esquivos pastores?... ¡cómo no querer volverrrr!,
grito fuerte, y el eco de mi voz se multiplica en la lejanía...
d
. ...............
***............
Aquel
día de carnavales de 1960, la manada de Tupucancha amaneció festiva.
La tarde anterior había terminado de construir un circuito carretero
junto al puquial que serpenteaba manojos de ichu, huamanripa y
escorzonera, y el pequeño puente hecho con pedazos de teja, barro y
listones de carrizo, estaba listo para ser estrenado. Sólo faltaba
echarle agua al corto arroyuelo y después jalar con hilo mi
carrito de lata por la zigzagueante vía de 10 centímetros de ancho,
incluida la cuneta.
-
Mamá Catita ¿me puedes prestar la jarrita? –le dije a mi abuelita,
señalando un recipiente de arcilla que estaba descansando sobre un
aparador de madera.
- Para qué la quieres hijito.
- Para echar agua al arroyito que he construido junto al puquial, mamita.
- No hijito, es la jarrita donde mamá Lipuquita invitaba leche a Luis Pardo, mejor llévate este balde.
Así
comenzó la historia de la jarrita. Desde ese entonces, cada vez que
visitaba Tupucancha, no había día que no me detuviera, aunque sea por
unos segundos, a contemplarla; hasta que una mañana de fines de marzo
de 1963, en circunstancias que me despedía de la Puna al culminar mis
vacaciones escolares, mi abuelita me dio una grata sorpresa.
- Cuídala hijito –dentro de una caja de cartón, protegida con lana de oveja, reposaba la jarrita amada.
Ya
en Chiquián la guardé en el velador de mi dormitorio, y allí
permaneció, año tras año, acariciada por el tiempo y el recuerdo. Desde ese día, cuando visitaba 'Espejito del cielo' en las
fiestas patronales, abría el velador para volverla a contemplar, y sin
darme cuenta se fue convirtiendo en una obsesión, hasta que una fría
noche de mayo visitó mi casa de Chiquián, Roberto “Sopón” Barrenechea
Martel, un viejo amigo de andanzas en mis épocas adolescentes.
Conversamos de todo en penumbra, especialmente de la jarrita y las
bondades de su fundo “Pancal”, antigua propiedad de la familia Pardo
Novoa.
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Fundo Pancal
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GelacioTafur Anzualdo, 'Sopón' y Roby Barrenechea Ibarra (Chiquián)
Durante
la amena charla Sopón me comentó que tenía dos lajas del corredor
de la casa por donde caminó el bandolero, y que inclusive poseía una
piedra con el que según él, Luis Pardo cazó un venado a 50 metros de
distancia. Llegada la medianoche se despidió, asegurándome traer al
día siguiente las dos lajas y la piedra cazadora, para que junto con
la jarrita las llevemos al museo del pueblo.
En vano esperé tres días, que me parecieron eternos. Al estar próximo mi viaje de retorno a Lima y, en vista que Sopón no regresaba, tomé la jarrita, más una olla y un porongo de la época de los “gentiles”, que estaban guardados en el altillo de mi casa, y con la frágil carga al hombro enrumbé hacia el museo. En momentos que tocaba la puerta hizo su aparición “Muñequita”, una mujer entrada en años para quien el tiempo no pasa, y muy famosa en Chiquián por su coraje frente a los toros bravos en las corridas de setiembre, quien al ver los recipientes dio media vuelta y sin levantar la mirada se fue caminando de puntillas pegadita a la pared.
Convencer al administrador del museo para que reciba "los tesoros" no fue nada fácil. Tuve que relatarle una y otra vez la historia de cada uno de ellos. Cansado de gastar palabras por más de una hora, le pedí que conserve las piezas en su poder, y que si era necesario las sometan a datación con carbono 14. Firmé un papel como constancia y me marché satisfecho del lugar.
Minutos después, cuando me encontraba a dos cuadras de mi casa, una vecina me dio el alcance alertándome que “Muñequita” le había contado a mi papá Armando, que me había visto regalando los utensilios de cocina de la familia.
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Puesto
en sobre aviso, llegué a la puerta, justo cuando mi papá salía con la
intención de recriminarme; pero sin darle tiempo para que lleve a
cabo su reprimenda, le manifesté que había cumplido el encargo de mi
difunta abuelita de internar en el museo del pueblo la jarrita donde
Luis Pardo tomó leche fresca en la manada de Tupucancha. Para
mi
asombro me dijo sonriente, que tenía guardado bajo 7 llaves una
fotografía inédita de la legendaria Julia Ramírez (esposa del
bandolero), prima de mi abuelita Victoria Montoro Ramírez, por lo que
con cierta sorna le respondí, que dicha foto donde aparece tocando
arpa, 'alguien' le había prestado al escritor Alberto Carrillo Ramírez
para que ilustre su libro, y que además, mi hermano Felipe ya había
insertado la foto en una de las páginas chiquianas de la Internet. Al
escuchar el dato, mi querido viejo se rió a carcajadas, y se fue de
prisa tras las menudas trenzas de la “Muñequita” con cintura de
alambre...
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Casa de Julia Ramírez en Chiquián
(Figueredo con Comercio)
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No supe más de las dos lajas, tampoco de la piedra cazadora, pero hace un tiempo visité el museo en pleno aguacero y hallé la jarrita convertida en florero, la olla estaba recibiendo las lágrimas de una gotera y del porongo, mejor no les cuento...
y
No supe más de las dos lajas, tampoco de la piedra cazadora, pero hace un tiempo visité el museo en pleno aguacero y hallé la jarrita convertida en florero, la olla estaba recibiendo las lágrimas de una gotera y del porongo, mejor no les cuento...
y
Mausoleo de Luis Pardo - Cementerio de Chiquián
.f
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HIMNO A LUIS PARDO
HIMNO A LUIS PARDO
Por Armando Alvarado Balarezo (Nalo)
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Florece en la Tierra una bella historia,
y se eleva al cielo un grito inmortal,
trinan las guitarras melodías de gloria,
desde Chiquián hasta Pancal.
Hermano solidario del desvalido,
héroe anónimo de la justicia social,
en tu memoria el pecho se agranda
cantando un huayno en el pajonal.
Desde el Huayhuash hasta el Tucu Chira,
sembraste en tu ruta laureles solidarios
llevando abrigo a los parajes solitarios
bajo los ojos del que todo lo mira.
Luis Pardo, bandera de libertad,
fuiste grande en el corazón del Ande
y más grande frente a las balas asesinas,
que te despojaron de todo, menos del Sol.
&.
"LUIS PARDO:
hombre con temple de acero
y corazón de niño.
y corazón de niño.
Un Quijote de la
justicia social;
causa motriz de su acendrado espíritu telúrico'...
NAB, Chiquián, 30 AGO 1988.
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Como todos sabemos, el 19 de agosto de 1874 nació en Chiquián, en aquel entonces capital de la provincia de Cajatambo, LUIS PARDO NOVOA. *Sus
aventuras que tuvieron lugar a fines del siglo XIX e inicios del XX,
han sido recreadas por la imaginación popular con diferentes aromas y
matices. Pero todos concuerdan que fue un hombre generoso, valiente y
con un alto sentido de justicia frente a la opresión y al descontento
social. Vida y obra que apasiona a cualquier ser humano ávido de saber.
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(*) Líneas tomadas por Wikipedia del libro Relatos Campesinos de Nalo A.B.
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(*) Líneas tomadas por Wikipedia del libro Relatos Campesinos de Nalo A.B.
Lugar de la emboscada. Foto: NAB
El 5 de enero de 1909 Luis Pardo fue salvajemente asesinado en un paraje del distrito de Cajacay cuando estaba en la flor de su existencia: 34 años. Unos dicen que fue victimado en el río Tingo por un grupo de pobladores liderados por el gobernador de Cajacay; otros comentan que fue el sanguinario sargento Alvaro Toro Mazote con el apoyo de sus gendarmes; pero quién haya sido, aquel día murió en vida e inmortalizó al justiciero romántico, dando paso a la LEYENDA que flamea como llama votiva en el corazón del pueblo que tanto amó. Lamentablemente en este tipo de episodios donde la trilogía: traición, saña y odio visceral imperan, es frecuente ver que aves de rapiña como Toro Mazote, se disputen las piltrafas de la gloria efímera, ocultando a los ojos de la historia la realidad de los acontecimientos. Pero con seguridad, aquel que jaló el gatillo o tiró la piedra contra el sempiterno, tuvo la muerte moral más dolorosa que ser humano puede soportar...
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Luis Pardo y Celedonio Gamarra (Plaza de Chiquián).
Foto: Perfecto Bolarte Calderón
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Cementerio de Chiquián: tumba de Luis Pardo
- Foto: NAB
Dos fotografías de los últimos días de Luis Pardo.
Foto: Familia Zúñiga Gamarra
Partida de Defunción de Luis Pardo.
Foto: Nalo AB
Partida de Defunción de Celedonio Gamarra.
Foto: Nalo AB
La noche del viernes 16 de diciembre del 2005, el escritor Walter Ventosilla Quispe nos legó el libro 'LUIS BANDOLERO LUIS', que se suma a las obras de los escritores, compositores y poetas: **José Diez Canseco, Enrique Cornejo Villanueva, Alberto Carrillo Ramírez, Abelardo Manuel Gamarra Rondo “El Tunante”, Manuel Justo Arredondo, Raúl Zárate Aquino, Oscar Colchado Lucio, Julio Rosas Olivera Ore, Darío Mejía, Pedro Arana Quiróz, Filomeno Zubieta Núñez, Augusto Escalante Apaéstegui, Vidal Alvarado Cruz, Mario Reyes Barba, Alejandro Aldave Montoro, Alex Milla Curi, Héctor Gamarra Espinoza, Mauro Aquino Albornoz, Guillermo Pardo Novoa, Sonia Pardo Loarte, Luis A. Ramírez S., hijo de nuestro recordado 'Cholo Fidel' Ramírez Lazo, entre otras pródigas plumas que nos han obsequiado semblanzas, cuentos, poemas, dramas, canciones e himnos.
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(**) Lista de escritores tomada por Wikipedia del libro Relatos Campesinos de Nalo A.B
Durante la presentación de su libro, el dramaturgo Walter Ventosilla nos dejó este mensaje antes de retornar a Nueva York: 'Luis Pardo seguirá cabalgando mientras se le recuerde con cariño y se escriba sobre su vida y obra'.
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Chiquianos con el autor del libro.
Foto: Felipe Alvarado Balarezo
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De
niño, y también de adulto, surqué aquellos parajes por los que LUIS
PARDO cabalgó dos días antes de la infraterna emboscada: Baños,
Yanamarca, Sapahuaín, Tupucancha, Shajsha Machay, Alalaj Machay, Cuta
Tinya, Putuccacca, Huamanquinpunta, entre otros lugares. Él venía de su
hacienda Pancal herido de una mano y se dirigía a la costa.
t
t
Laguna de Conococha (Chiquián)- Foto: NAB
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En
estos fríos territorios escuché decir a los crianderos Gregorio
Calderón Calderón, Zoila Pardo de Calderón, Catita Calderón Alvarado,
Honorata Anzualdo de Morán y Virginia Anzualdo Padilla, que cada vez que los
visitaba el justiciero social, su trato era amigable, fraterno, y siempre
se solidarizaba con sus necesidades. Mi mamá Jesús lo llamaba 'corazón
valiente' y nos repetía que Luis Pardo era amigo del trueno, de la
escarcha y de los pajonales; compañero inseparable de la luna llena, de
la lluvia, del viento, de la neblina y de los caminos solitarios.
También comentaban en la Puna que lo veían escribir poemas y canciones.
Este último dato me sedujo para averiguar sobre la autoría del hermoso himno: 'EL CANTO DE LUIS PADO'. Después de tanto hurgar en el pasado oral y lo escrito hasta el momento, he llegado a colegir, mientras no se pruebe lo contrario, que dicha creación poética (premonitoria) es del propio LUIS PARDO. Años después, en base a esta obra poética, Abelardo Gamarra 'El Tunante' escribiría el vals 'LUIS PARDO', conocido también como 'LA ANDARITA'. Al pie el canto y el vals.
EL CANTO DE LUIS PARDO
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Por Luis Pardo Novoa
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Ven acá mi compañera;
ven tú, mi dulce Andarita,
tú sola, sola, solita,
que me traes la quimera
de aquella mi edad primera,
que en el campo deslizada,
junto a mi madre amada
y de mi padre querido,
era semejante al nido
que hace el ave en la enramada.
Ven, consuela al solitario
que por jalcas y oconales,
sin hallar fin a sus males,
va arrastrando su calvario.
Fue el destino temerario
al empujarme inclemente,
como por rauda pendiente,
desde lo alto del peñón
se desgaja algún pedrón
que rueda y cae inconsciente.
A mi padre lo mataron,
mi madre murió de pena;
ella, tan buena, ¡tan buena!
¡Ellos que tanto me amaron!
Con ambos me arrebataron
lo más que en el mundo quise.
Pero aún la suerte me dice:
“Ama, adora a una mujer”,
que hube también de perder…
pues nací para infelice.
De entonces, ¿qué hube de hacer?
Odiar a los que me odiaron;
matar a los que mataron
lo que era el ser de mi ser;
en torno mío no ver
sino la maldad humana;
esa maldad cruel, insana,
que con el débil se estrella,
que al desvalido atropella
y de su crimen se ufana.
Por eso yo quiero al niño;
por eso yo amo al anciano;
y al pobre indio, que es mi hermano,
le doy todo mi cariño.
No tengo el alma de armiño
cuando sé que se le explota;
toda mi cólera brota
para su opresor, me indigna
como la araña maligna
que sé aplastar con mi bota.
Yo aborrezco la injusticia;
yo quiero al que es desgraciado,
al que vive abandonado
sólo por torpe malicia;
yo maldigo la estulticia
de tanta gente menguada,
porque al fin de la jornada,
puesto que la vida es corta,
la vida a mí qué me importa
porque ¿qué es la vida? ¡Nada!.
De mi provincia las peñas
y el viento de mis quebradas,
me delatan las pisadas
del que me busca en las breñas;
hasta las ramas son señas
que de la suerte merezco;
ni me asusta ni padezco
si alguien me mira altanero;
yo soy como el aguacero,
que al soplo del viento crezco.
Brama, brama, tempestad;
ruge, trueno, en el espacio,
¡Bendito sea el palacio
de la augusta Libertad!
Cielo, con tu inmensidad
vas mis pasos amparando.
El rayo me va alumbrando
si viene la noche oscura,
en medio de su negrura
para seguir caminando…
Llega la noche. En el cielo
salta la luna serena;
dentro del pecho mi pena
parece hallar un consuelo;
sobre el campo, blanco velo
se extiende, y como visión,
detrás de cada peñón
parece ver a mi amada,
que viene como escapada
a buscar mi corazón.
Cae la noche, en el cielo
surge la argentada luna,
triste como mi fortuna,
sola cual mi desconsuelo.
A su luz beso el pañuelo
que me dio a la despedida,
que en su llanto humedecida
besó ella con pasión loca
y que guarda de su boca
la huella siempre querida.
Y me persiguen, ¡traidores!
siempre fueron sin entrañas,
les espanta mis hazañas
que no son sino rencores.
¿Dónde están mis defensores?
Para mí, nadie es clemente;
nadie piensa, nadie siente.
¿Quieren matarme?, ¡en buena hora!
Que me maten si es la hora,
¡pero mátenme de frente!.
ven tú, mi dulce Andarita,
tú sola, sola, solita,
que me traes la quimera
de aquella mi edad primera,
que en el campo deslizada,
junto a mi madre amada
y de mi padre querido,
era semejante al nido
que hace el ave en la enramada.
Ven, consuela al solitario
que por jalcas y oconales,
sin hallar fin a sus males,
va arrastrando su calvario.
Fue el destino temerario
al empujarme inclemente,
como por rauda pendiente,
desde lo alto del peñón
se desgaja algún pedrón
que rueda y cae inconsciente.
A mi padre lo mataron,
mi madre murió de pena;
ella, tan buena, ¡tan buena!
¡Ellos que tanto me amaron!
Con ambos me arrebataron
lo más que en el mundo quise.
Pero aún la suerte me dice:
“Ama, adora a una mujer”,
que hube también de perder…
pues nací para infelice.
De entonces, ¿qué hube de hacer?
Odiar a los que me odiaron;
matar a los que mataron
lo que era el ser de mi ser;
en torno mío no ver
sino la maldad humana;
esa maldad cruel, insana,
que con el débil se estrella,
que al desvalido atropella
y de su crimen se ufana.
Por eso yo quiero al niño;
por eso yo amo al anciano;
y al pobre indio, que es mi hermano,
le doy todo mi cariño.
No tengo el alma de armiño
cuando sé que se le explota;
toda mi cólera brota
para su opresor, me indigna
como la araña maligna
que sé aplastar con mi bota.
Yo aborrezco la injusticia;
yo quiero al que es desgraciado,
al que vive abandonado
sólo por torpe malicia;
yo maldigo la estulticia
de tanta gente menguada,
porque al fin de la jornada,
puesto que la vida es corta,
la vida a mí qué me importa
porque ¿qué es la vida? ¡Nada!.
De mi provincia las peñas
y el viento de mis quebradas,
me delatan las pisadas
del que me busca en las breñas;
hasta las ramas son señas
que de la suerte merezco;
ni me asusta ni padezco
si alguien me mira altanero;
yo soy como el aguacero,
que al soplo del viento crezco.
Brama, brama, tempestad;
ruge, trueno, en el espacio,
¡Bendito sea el palacio
de la augusta Libertad!
Cielo, con tu inmensidad
vas mis pasos amparando.
El rayo me va alumbrando
si viene la noche oscura,
en medio de su negrura
para seguir caminando…
Llega la noche. En el cielo
salta la luna serena;
dentro del pecho mi pena
parece hallar un consuelo;
sobre el campo, blanco velo
se extiende, y como visión,
detrás de cada peñón
parece ver a mi amada,
que viene como escapada
a buscar mi corazón.
Cae la noche, en el cielo
surge la argentada luna,
triste como mi fortuna,
sola cual mi desconsuelo.
A su luz beso el pañuelo
que me dio a la despedida,
que en su llanto humedecida
besó ella con pasión loca
y que guarda de su boca
la huella siempre querida.
Y me persiguen, ¡traidores!
siempre fueron sin entrañas,
les espanta mis hazañas
que no son sino rencores.
¿Dónde están mis defensores?
Para mí, nadie es clemente;
nadie piensa, nadie siente.
¿Quieren matarme?, ¡en buena hora!
Que me maten si es la hora,
¡pero mátenme de frente!.
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LUIS PARDO
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(Vals)
Letra:
Abelardo Gamarra
Música:
Justo Arredondo
***
Ven acá mi compañera,
ven acá dulce Andarita,
tú sola, sola, solita,
que me traes a la quimera.
De aquella mi edad primera,
en los campos desdichados,
junto a mi madre amada,
y de mi padre querido,
era semejante al nido,
que hace el ave en la enramada.
Por eso es que quiero al niño
amo y respeto al anciano,
al indio que es mi hermano,
le doy todo mi cariño.
Yo tengo el alma de armiño
cuando veo que se explota,
toda mi cólera brota,
y de tristeza me indigno;
cual una araña maligna,
que hoy aplasto con mi bota.
Surge la pálida Luna,
sobre la noche serena,
allá en los campos de avena,
se mece como visión.
Detrás de cada peñón
parece ver a mi amada,
que viene como escapada,
en busca de su corazón.
Si me persiguen traidores,
siempre fueron sin entrañas
se espantan de mis hazañas
que no son si no rencores.
Dónde están mis defensores,
ya para mí no hay clemencia,
si han de matarme en buena hora,
pero mátenme de frente.
Yo soy señores Luis Pardo,
el famoso bandolero.
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LUIS PARDO CABALGA DE NUEVO
Por Dario Mejia
(Melbourne, Australia)
A
fines de la primera década del siglo XX, en Lima, se cantaba el vals
"Luis Pardo", conocido también como "La Andarita", cuya letra proviene
de la composición de once décimas "El Canto de Luis Pardo", de autor
anónimo. La composición aquella relataba las aventuras y desventuras de
un personaje que en vida fue perseguido, abusado y difamado por las
autoridades corruptas de su época, a quien ellos consideraban un
bandido. Según lo que se ha contado, a su padre lo mataron y ello fue la
causa para que su madre falleciera de pena. Más tarde, Luis Pardo se
rebeló contra los abusos e injusticia que se cometían contra el pueblo,
es por ello que el pueblo ancashino lo reivindicó convirtiendo en una
leyenda la vida y aventuras de quien, años más tarde, fue declarado
"Hijo Ilustre y Benefactor de los Pobres", y hasta tenga un busto en su
pueblo natal.
Sobre
Luis Pardo se ha escrito mucho, se sigue escribiendo y se seguirá
haciéndolo ya que su vida se convirtió en leyenda del pueblo. En mi
caso, a Luis Pardo le escribí una crónica en octubre del 2005 y lo he
mencionado en varias oportunidades sustentando, desde hace varios
años, una hipótesis con respecto a la autoría del vals "Luis Pardo", que
fue cuestionada, con justificación, porque no tenía conmigo el
documento que le diese peso a mi hipótesis. Sin embargo, el documento
aquel lo tengo conmigo desde hace un poco más de un año y, después de
buscarlo por tanto tiempo, lo dejé esperando por mí ya que logré
conseguirlo a unas horas de salir de Lima para regresarme a Melbourne,
donde vivo, en junio del 2013. Fue un "golpe de suerte", realmente, ya
que si muy bien lo buscaba en todos mis viajes que hacía a Lima, pues
cuando viajé a Lima en junio del 2013 fue por un motivo familiar muy
triste y a unas horas de tomar mi avión el documento aquel se me
presentó como si hubiese sido mandado por alguien que deseaba que siga
contando sobre el personaje ancashino de leyenda. Pero, lo dejé en un
lugar seguro de Lima hasta mi regreso a la ciudad capital a fines de
abril de este año.
Nace la leyenda
Luis
Pardo Novoa nació el 19 de agosto de 1874 en la Hacienda "Pancal", de
su padre, en el pueblo de Chiquián, Provincia de Bolognesi, Ancash. Su
dulce "Andarita" no fue su legítima esposa sino una pastorita del
lugar, muy hermosa, a quien Pardo "raptó" y con quien se fue a vivir en
una humilde cabaña. Hay que tener en cuenta que antiguamente solían
llamar "raptar" a una mujer cuando ésta se escapaba con alguien. Su
"Flor del Monte" o su "Andarita" falleció al dar a luz su primer hijo y
ello deprimió mucho a Luis Pardo. La "Andarita" es una flor silvestre
del noroeste del Perú, cuyo tallo es de color gris y capullo de pétalos
guinda con aroma a cedrón y jazmín.
Luis
Pardo murió abaleado el 5 de enero de 1909 por una tropa de 50
miembros del ejército, aunque, como toda leyenda del pueblo, también se
cuentan otras versiones sobre como fue su muerte. Con el pasar de los
años, se han tejido muchas historias con respecto a Luis Pardo, algunas
de las cuales nunca ocurrieron, pero ello siempre pasa cuando alguien
se convierte en una especie de leyenda.
La
composición de once décimas "El Canto de Luis Pardo" fue publicada en
el semanario "Integridad", que dirigía Abelardo Gamarra "El Tunante",
el 23 de enero de 1909 y, según el escritor Alberto Carrillo Ramírez,
se trató de un envío anónimo a dicho semanario, que cuando fue
publicado Gamarra comentó de que en vez de tratar de matarlo se debería
intentar el reducirlo. Gamarra no sabía que Luis Pardo ya había sido
ultimado dos semanas y media antes, el 5 de enero de 1909. Estas
décimas contaban la vida de Luis Pardo, la muerte de sus padres y la de
su "Andarita", así como también narraba sus pesares y el por qué se
rebeló contra las autoridades.
Si
muy bien "El Canto de Luis Pardo" fue publicado al poco tiempo de su
muerte, parece que el mismo fue escrito antes de su muerte y como el
compositor asume el papel de Luis Pardo, a la hora de escribirlo, por
ello se ha llegado a decir que fue escrito por el mismo Luis Pardo. Sin
embargo, Alberto Carrillo Ramírez (Luis Pardo "El gran bandido", Lima
1967) señala de que Luis Pardo no pudo haber escrito esa composición ya
que no tuvo inclinaciones literarias (dicho canto consta de once
décimas), también porque en las décimas aquellas figuran palabras que
no son propias del hablar chiquiano. Hay que tener en cuenta que
Carrillo era del pueblo de Chiquián, de donde también fue Luis Pardo,
por lo que conocía muy bien las palabras propias de Chiquián y es uno
de los que más estudió e investigó sobre la vida de Luis Pardo.
Al
igual que la vida de Luis Pardo, llena de misterios y leyendas, se ha
contado también de que el papel que contenía "El Canto de Luis Pardo"
fue encontrado en el banco de una plazuela por un desconocido y que
éste le fue entregado a Gamarra. Hay mucha controversia con respecto al
origen del papel conteniendo las once décimas, como lo hay con la vida
misma de Luis Pardo.
De
la composición de once décimas se adaptaron las estrofas primera,
quinta, novena y última, para crear el hermoso vals "Luis Pardo",
conocido también como "La Andarita", que se cantó mucho por inicios del
siglo XX y se sigue entonando hasta nuestros días. Con el correr de los
años, se le ha atribuido la letra de dicho vals a Abelardo Gamarra "El
Tunante" y la música a Justo Arredondo. Pero ni Gamarra ni Arredondo
lo firmaron cuando dicho vals empezó a aparecer en los cancioneros
de la época. Y si se le atribuye la letra del vals a Gamarra, entonces
también tendrían que atribuirle la letra de "El Canto de Luis Pardo" a
Gamarra, ya que la letra del vals proviene de cuatro estrofas de "El
Canto de Luis Pardo"; lo cual considero erróneo ya que ello está basado
solamente en lo que se decía en reuniones criollas y no en documentos
que sustenten ello. Pienso que Gamarra, al no firmar ni afirmar nada,
sin querer hizo que la gente especulara sobre el origen del papel
conteniendo la composición original y el vals en sí, tejiéndose
historias y creándose mitos al respecto.
Con
el correr del tiempo, los versos del vals "Luis Pardo" o "La Andarita"
fueron cambiados, en parte, por los intérpretes, por lo que se puede
encontrar ligeras diferencias en la versión antigua y la que se canta
actualmente. Pero se debe tener en cuenta que, según lo señala el
historiador Manuel Zanutelli (Felipe Pinglo... a un siglo de distancia,
Lima 1999), hay otros dos valses más que circularon por aquellos años y
llevan el mismo nombre "Luis Pardo".
Las
otras versiones de "Luis Pardo" no llegaron a tener el éxito que
alcanzó la versión que proviene de "El Canto de Luis Pardo", no siendo
llevadas al disco. Sin embargo, nos demuestran la trascendencia que
tuvo el personaje aquel en el pueblo que hizo que éste le dedicara
varias de sus composiciones.
Primeras grabaciones a Luis Pardo
Por
muchos años se ha dicho de que el dúo Montes y Manrique grabó el vals
"Luis Pardo" en 1911, en New York, y hasta yo me creí esa historia cuya
confusión, pienso, fue originada por la revista "Variedades" del 17 de
febrero de 1912 que mencionó, en un artículo sobre Montes y Manrique,
varias canciones que tuvieron mucha acogida en Estados Unidos,
entonadas por el dúo aquel, entre las cuales estaba el vals "Luis
Pardo". Sin embargo, cuando estudié e investigué más a fondo sobre las
grabaciones que hizo el dúo Montes y Manrique en 1911, encontré que
ellos no llegaron a grabar ese vals en New York.
Quien
escribió ese artículo de Variedades, y uno anterior en agosto de 1911,
sobre Montes y Manrique fue Leonidas Yerovi, y ello lo mencionó
Eduardo Montes al semanario de los sábados "Cascabel" del 1 de febrero
de 1936. Montes también contó que Leonidas Yerovi y Martínez Luján
solían visitarlos a Montes y Manrique, por lo que Yerovi era hincha de
ellos.
Pienso
que Montes y Manrique no llegaron a grabar el vals "Luis Pardo" en
1911 porque ellos eran muy amigos del presidente Leguía y la letra del
vals era considerada revolucionaria, así que, tal vez, prefirieron
evitar el hacerse de problemas y poner en peligro su amistad con el
presidente.
Se
ha mencionado también de que la letra de "El Canto de Luis Pardo" fue
escrita por el poeta Leonidas Yerovi, y Aurelio Collantes comenta sobre
esto en una pequeña nota que pone al final de su libro "Historia de la
canción criolla", Lima 1956. Al respecto, hace unos años conté que
había encontrado que en el catálogo impreso de Discos Victor de
1924-1925 aparecía el vals "Luis Pardo" (Disco Victor No. 73633-A)
grabado por el dúo Gamarra y Marini (Carlos Gamarra y Modesto Marini),
figurando como autor del mismo Leonidas Yerovi. Lo curioso de aquello
era de que Carlos Gamarra era hijo de Abelardo Gamarra y cuando grabó
el vals aquel su padre, Abelardo Gamarra, estaba todavía vivo. Sin
embargo, no tenía el disco aquel para comprobar si es que la grabación
aquella era la que provenía de "El Canto de Luis Pardo".
En
junio del 2013 llegó a mis manos ese disco que lo estuve buscando por
mucho tiempo. Parecía que el disco había soportado muchas cabalgatas,
al lado de la memoria de Luis Pardo, amenizando muchas noches de
jarana, despertando pasiones y ensalzando corazones ya que su etiqueta
estaba bastante desgastada. Pero, felizmente, el audio con la letra del
vals se podía escuchar completamente, comprobándose de que se trataba
del vals "Luis Pardo" que se había creado con cuatro estrofas de "El
Canto de Luis Pardo", siendo la primera grabación discográfica
del legendario vals y la primera, también, de todas las composiciones a
Luis Pardo que se han llevado al disco.
Gracias
a la base de datos que se está editando en la Universidad de
California, de las grabaciones de la Victor, se puede saber con
exactitud cuando fue grabado el vals "Luis Pardo". Según dicha base de
datos (Encyclopedic Discography of Victor Recordings), el vals "Luis
Pardo" fue grabado por el dúo Gamarra y Marini en Lima el 13 de
septiembre de 1917 y apareció a la venta en el catálogo de Discos
Victor de 1923. Carlos Saco acompañó en la guitarra a Gamarra y Marini,
y en los registros de la Victor se menciona de que el autor era
Leonidas N. Yerovi. Este dato a la disquera tuvo que ser proporcionado
por los cantantes, Gamarra y Marini. En la etiqueta del disco aquel
figura también el nombre de Leonidas Yerovi como el autor del
vals "Luis Pardo". Y si la letra del vals es de Yerovi, entonces la
letra de "El Canto de Luis Pardo" también le pertenece a nuestro ilustre
poeta.
En
el siguiente enlace podrán escuchar la primera grabación del vals
"Luis Pardo", hecha por el dúo Gamarra y Marini (Carlos Gamarra y
Modesto Marini), para la Victor, el 13 de septiembre de 1917, en
Lima...
Esta
grabación hecha en 1917, en la cual el mismo hijo de Abelardo Gamarra
(Carlos Gamarra) reconoce a Leonidas Yerovi como el autor de "Luis
Pardo", y estando Abelardo Gamarra vivo (falleció unos años después, el
9 de julio de 1924), da sustento a la versión que mencionaba de que
"El Canto de Luis Pardo" fue escrito por el poeta Leonidas Yerovi.
Tal
vez nunca podamos saber, a ciencia cierta, quien sea el verdadero
autor de "El Canto de Luis Pardo", pero pienso que la prueba de esa
grabación del vals "Luis Pardo" hecha en 1917 en Lima es, hasta ahora,
la única versión documentada que se haya encontrado sobre el posible
origen del vals.
Después
de la grabación de Gamarra y Marini, el dúo Medina y Carrillo grabó
también el vals "Luis Pardo", esta vez el 2 de abril de 1928 en Lima,
también para la Victor. Unos meses antes, el 12 de octubre de 1927, la
película peruana "Luis Pardo" fue estrenada en el cine Excelsior de
Lima. Por los 80 se hizo un documental en el cual se entrevistó al que
produjo y actuó en la película aquella, estando dicha entrevista en la
internet.
En
el siguiente enlace podrán escuchar la grabación del vals "Luis
Pardo", hecha por el dúo Medina y Carrillo, para la Victor, el 2 de
abril de 1928, en Lima...
En
enero de 1938 se estrenó la película peruana "Su último adiós", en la
cual la figura de Luis Pardo es parte de la película. El Cancionero de
Lima reprodujo las décimas de "El Canto de Luis Pardo" en los 30. El
cancionero "Melodías Peruanas" también reprodujo en forma completa las
once décimas de "El Canto de Luis Pardo", en la última página de su
edición No. 215, de 1945. Posteriormente, Alberto Carrillo Ramírez y
Nicomedes Santa Cruz también reproducirían las once décimas completas.
Los
Hermanos Govea popularizaron de nuevo el vals "Luis Pardo" a mediados
de los 40, como se señala en Melodías Peruanas de 1945. Unos años
después Los Troveros Criollos lo pusieron de moda otra vez en una
memorable y magnífica interpretación. El dúo Costa y Monteverde, Los
Chamas, Fiesta Criolla y otros intérpretes llevaron también al disco el
vals "Luis Pardo" y el mismo se sigue entonando en reuniones criollas.
El cantautor ancashino Jacinto Palacios, a mediados del siglo
XX, llevó al disco el hermoso huayno "Luis Pardo".
En
el siguiente enlace podrán escuchar la grabación del huayno "Luis
Pardo", hecha por Jacinto Palacios, para el sello Odeón, en Lima...
Luis
Pardo continúa vivo en la memoria del pueblo ancashino, y en el canto
del pueblo en general. La leyenda sobre su vida continuará creciendo, a
pesar de haber pasado más de cien años, y es que, parafraseando algo
que se dice sobre él, la internet ha logrado que Luis Pardo vuelva a
cabalgar.
OTROS RELATOS:
http://naloalvaradochiquian.blogspot.com/2009/04/la-medallita-de-luis-pardo.html
Fuente:
- CHIQUIÁN: "Sentimientos"
- CHIQUIÁN: "Mis Cantares"
- CHIQUIÁN: "Relatos Campesinos"
- CHIQUIÁN: "El Juguete y Otros Cuentos"
.
.
Presentación de creaciones sobre Luis Pardo
Centenario de su sensible fallecimiento
POSTALES DE USO COMUNITARIO - NAB
Un poco más sobre Luis Pardo, en las siguientes direcciones electrónicas:
Chiquián, cuna de Luis Pardo