viernes, 11 de diciembre de 2020

11 DE DICIEMBRE: DÍA DE LAS MONTAÑAS - FOLIOS DE LA UTOPÍA: EL COLIBRÍ Y LA MONTAÑA NEVADA - POR DANILO SÁNCHEZ LIHÓN


 


CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
Construcción y forja de la utopía andina
 

DICIEMBRE, MES DE LAS MONTAÑAS,
DE LOS DERECHOS DE LOS ANIMALES;
DE LOS MIGRANTES, Y DEL NACIMIENTO
DEL DIOS NIÑO EN LA NAVIDAD
 
CAPULÍ ES
PODER CHUCO


 SANTIAGO DE CHUCO
CAPITAL DE LA POESÍA
Y LA CONCIENCIA SOCIAL


 
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EL ALPAMAYO, LA MONTAÑA MÁS BELLA DEL MUNDO


Viajando por el verde valle del Callejón de Huaylas, admiramos el hermoso panorama que ofrece la imponente Cordillera Blanca con sus cumbres de hielo que se perfilan en el cielo de azul añil de nuestra serranía. allí se erige el Huascarán, la más alta mole blanca de esta cadena de montañas destacando a primera vista, más no así el Alpamayo que para poder apreciar su belleza es menester enrumbar más hacía el norte hasta llegar a la risueña y alegre ciudad de Caraz.
Desde Caraz hay que hacer el recorrido hasta el caserío Cashapampa. De aquí nos internaremos cordillera adentro, en un mundo silencioso de pampas, quebradas, rocas escarpadas y picachos relucientes bajo los rayos del sol, e iremos descubriendo hermosas y perfumadas flores que emergen entre los bosquecillos de queñuales, quisuares y retamas. Aparecerán en lo alto de las cumbres el cóndor y entre las quebradas veremos retozar a tarucas, vizcachas, acechados por pumas y zorros, para avanzar hasta la quebrada Los Cedros, desde donde apreciaremos en toda su magnitud el esplendor de la blanca pirámide del Alpamayo, que se alza majestuosa con sus líneas perfectas, alcanzando una altura de 5,947 metros, muy próxima a los 6 mil.
El Alpamayo fue presentado al mundo en el año 1935 por los exploradores y científicos Hanz Kinzl y Erwin Schneider. Más tarde, en 1951, fue escalado y descrito con mayor precisión por un grupo de montañistas franco-belgas, quienes hicieron circular por el mundo entero noticias sobre la elegante belleza del Alpamayo. Su forma piramidal es perfecta, su cumbre es empinada, y representa un reto para los andinistas. En 1966 fue proclamada por la revista Alpinismus como “la montaña más bella del mundo” en un certamen realizado en Alemania y que congregó a expertos montañistas del orbe.
Contemplar el Alpamayo es una experiencia atávica, mística, y religiosa, de estar ante lo sagrado; ante quien confrontamos moralmente nuestra vida; sea por su forma piramidal perfecta, aguda y sin par; sea por su blancura impoluta desde su base hasta su cumbre, por su estela de esplendor que concentra todos los arco iris; sea por su ubicación en lo recóndito de la Cordillera Blanca, rodeada de un verde magnificente; constituyendo así una maravilla, una indescifrable hierofanía y un absoluto vívido y tangible en este universo.
DANILO SÁNCHEZ LIHÓN


  
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11 DE DICIEMBRE


 
DÍA
DE LAS
MONTAÑAS


FOLIOS
DE LA
UTOPÍA



 
EL COLIBRÍ
Y LA MONTAÑA
NEVADA


Danilo Sánchez Lihón
 
 1. La
sequía
 
Hace mucho tiempo, sobre la tierra se abatió una gran sequía.
Como si todo estuviera condenado a desaparecer, ya no quedaban rastros de molles ni quinuales, ni siquiera del ichu que crece en los altos pajonales.
Perecieron plantas y yerbas de colinas y bajíos, y hasta los líquenes y musgos que se entretejen en las piedras se extinguieron bajo el sol implacable.
Los campos se cuarteaban de sed.
En el lecho de antiguos ríos y estanques se abrieron grietas y desde allí se extendían las llanuras polvorientas.
Las piedras se caldeaban sin árboles que les den sombra.
Sobre la tierra parda, de guijarros menudos y cortantes, silbaba el viento. 
 
2. El
colibrí
 
Hasta la flor del qantu, la única que resiste y florece en la aridez y el estío, sintió cómo se marchitaban sus pétalos.
Luego se calcinaron sus hojas y después se fueron consumiendo sus raíces con el ardor de la tierra sin agua.
Pero de ella permanecía una rama con un capullo intacto, que poco a poco brotó entre unos tallos retorcidos.
Al abrirse en flor, giró en dirección a la montaña sagrada y, resistiéndose a morir, fue transformando sus pétalos en alas, su corola en pecho, las espinas de su tallo en plumas cordales.
Y del estambre amarillo-azul-rojo, sobresalió la fina cabeza de un colibrí.
Agitándose en el aire, se desprendió dificultosamente de la planta que irremediablemente quedó calcinada.
 
3. En
la cima
 
Un breve instante revoloteó en el aire caliente.
Y, convirtiendo su debilidad en fuerza, enrumbó hacia lo alto en dirección a la cordillera.
Llegó hasta el borde de la laguna de Wacracocha incrustada en la roca más dura.
La bordea sin atreverse a beber pese a su sed, ni siquiera con sus alas a salpicar sus aguas que se extienden quietas en un cuenco plateado.
Después de contemplar la penumbra insondable vuela hacia la cumbre del Waitapallana, el cerro más alto entre una cadena de moles encrespadas y de hondos precipicios jamás alcanzados por el halcón ni el cóndor ni el águila.
Casi exhausto, el colibrí se posó en su cima helada por el viento.
 
4. La flor
del qantu
 
Con el corazón sangrante y el latido final que aún le queda, le suplica a la montaña:
– Padre Waitapallana. A ti te adoramos y a ti te pedimos, porque en tu entraña hemos sido engendrados.
Se detuvo y aspiró su último aliento:
– ¡Escúchanos Padre! –Dijo–. ¡Siente ternura por la tierra! Apiádate y sálvanos de la sequía.
Dicho esto, se desplomó y un haz de plumas quedó esparcido en la roca intocada, manchándose de rojo.
El Waitapallana siente una profunda congoja, que se une a la aflicción de ver a la tierra estéril y devastada.
Reconoce en el colibrí el perfume de su amada flor del qantu.
 
5. Ruedan
dos lágrimas
 
Tanto es su dolor y tan hondos sus latidos que dos lágrimas de durísima roca resbalan por sus mejillas.
Y caen desde lo alto sus los hondos precipicios.
Golpean en las aguas del Wacracocha, que se abren haciendo retumbar el universo.
El estruendo, la congoja y las lágrimas del Waitapallana llegan hasta el fondo del lago y despiertan al poderoso Amaru que duerme enroscado en las profundidades a lo largo de la cordillera.
Lentamente se despereza. La tierra se mueve con violencia.
Y alza su cabeza que descansa en el lecho de la laguna encantada.
 
6. Fulgor
transparente
 
Caen los cerros envueltos en polvo. Ruedan las peñas con un ruido bronco. El Amaru desliza suavemente su cuerpo, mientras en la tierra se producen derrumbes y cataclismos.
Al principio sólo un leve temblor se percibe en la superficie del lago envuelto en un cuenco de jaspe y granito.
Luego hay un bamboleo en las orillas translúcidas. Y pronto un oleaje crecido estremece las montañas, alzándose después una turbulencia de espumas y aguas agitadas.
Por el centro del lago aparece el divino Amaru, serpiente alada con cabeza de llama y cola de pez sin tiempo, de ojos cristalinos y de un fulgor transparente.
 
7. Se eleva
en el aire
 
Su hocico rojizo y párpados perfectos, con dos breves alas que se mueven a lo largo de su cuerpo.
Hunde y levanta la cabeza de lana blanca y bermeja que cubre su cuello, su frente y sus orejas.
Y pasea su mirada inocente en un extraño encuentro entre el día de afuera y la noche de adentro.
Con sinuosos movimientos se desprende del agua y se eleva en el aire ondulando estruendosamente su cuerpo de fábula. Y lucha con el sol.
Así vuelve a correr el agua cuando la vida parece extinguirse. Cae la lluvia y alumbran los ojos de los manantiales.
Reverdece la hierba y son llenadas las quebradas, los arroyos y puquiales. Se suavizan las praderas y se llenan los cauces de los ríos.


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