sábado, 14 de diciembre de 2019

UNA SOMBRA EN EL VIENTO - POR ARMANDO ALVARADO BALAREZO (NALO)


UNA SOMBRA EN EL VIENTO

Por Armando Alvarado Balarezo (Nalo)
 
 
Un día como hoy, a mediados de diciembre del año pasado, arribé al pueblo con mi pequeño avispón verde. El reloj de la iglesia marcaba las dos de la madrugada. La solitaria placita lucía misteriosa, como invitándome a tomar fotografías, bajo los tenues destellos del alumbrado. 
 
Bajé del vehículo y tomé esta fotografía:
 
 
 
Cuando me aprestaba a tomar otra, una ráfaga de aire hizo que voltee la mirada hacia la calle que conduce al barrio de Umpay. No había nadie, como se puede apreciar en la foto: 
 


 
De pronto apareció la sombra de una persona en el viento, haciendo que recuerde el consejo ancestral de no bajar la mirada ante un hecho que no tiene explicación, pues uno puede convertirse en aspirante al Purgatorio. Empecé a sudar frío.
 
Metro a metro fue acercándose la sombra, casi deslizándose por la vereda central de la plaza. De reojo hice clic: una, dos, tres, cuatro, cinco veces, pero las fotografías no aparecían en la pantalla de la máquina electrónica. Mi corazón comenzó a tremolar y sentí erizarse mis poros.
 
Cuando estaba a pocos metros pude distinguir a una mujer espigada, de poncho habano y sombrero negro. En ese instante disminuyó la intensidad del alumbrado, pese a ello vi su rostro lívido, y saludé dubitativo: "buenas noches señora". No respondió.  Gracias a Dios no bajé la mirada, a pesar de estar temblando.
 
Mientras cruzaba la plaza volví a presionar repetidamente el disparador electrónico. La mujer desapareció de mi vista en el jirón Bolognesi, calle que nos lleva al paraje de Cruz del Olvido. De las fotos continuadas que tomé, sólo esta apareció en la cámara:  
 
 
 
Poco antes del alba escuché entre sueños unos aullidos lastimeros, y recordé dos dichos ancestrales: "Cuando una persona agoniza, su alma recoge sus pasos" y, "los perros aúllan cuando un alma se eleva al cielo". Una hora después doblaron las campanas de la iglesia.
 
Fort Lauderdale, 15 DIC 2006
 
Fuente: 

Relatos campesinos - 2007
 
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