miércoles, 6 de diciembre de 2017

MARINO GONZÁLES MORENO, EL GUARDIÁN LÍTICO DE CHAVÍN - POR DANILO SÁNCHEZ LIHÓN

 
CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
Construcción y forja de la utopía andina
 
6 DE DICIEMBRE
  
DÍA DEL
GUARDAPARQUE
PERUANO
  
FOLIOS
DE LA
UTOPÍA
 
La PORTADA DE LAS FALCÓNIDAS, 
al fondo el antiguo campamento de  MARINO GONZÁLES
Foto: Carlos Augusto Ramírez Cotrina
 
MARINO GONZÁLES MORENO,
EL GUARDIÁN LÍTICO
DE CHAVÍN
 
 
Danilo y Jaime Sánchez Lihón, en Atlantic City
 
Danilo Sánchez Lihón
 
 1. Lo que él
oye
 
– ¿Notas que Marino es raro? Ve en la oscuridad, no habla y camina solo.
 
Es cierto. Marino Gonzales Moreno vive solo al borde del Centro Ceremonial de Chavín de Huántar y toda su vida está dedicada a deambular por sus galerías subterráneas a oscuras y sin oxígeno.
 
Y a tener sueños de revelación de los antiguos Chavín. Solo escarba y levanta las piedras y sabe exactamente cuál es su lugar en los muros. ¿Cómo lo sabe?
 
– ¡Está poseído por los dioses! ¿Has visto cómo vive? Es un ermitaño, un monje, un sacerdote. Y anda todo el día enterrado entre las galerías a oscuras del viejo y del nuevo templo. Nunca se lo ve comer. Ni siquiera tiene fogón. Y entra a las galerías del subsuelo sin luz. ¿Entonces, cómo ve?
 
– Dicen que adentro no mira sino que palpa las piedras. Las lee con sus manos en la oscuridad.
 
– Por eso, ¿has visto que no habla? Solo camina y se detiene donde hay algo que mirar, como si pudiéramos entender lo que él oye.
 
2. Del más alto
nivel científico
 
– Hasta parece que se ha olvidado del lenguaje oral o de hablar en el idioma que nosotros hablamos. Oye en el idioma en que hablaban los antiguos Chavín. 
 
– Es decir el lenguaje de los cóndores, los jaguares y las serpientes. Por eso él habita este templo de por vida.
 
Quienes hablan a mi lado son Hermógenes Jananpa y Román Robles quienes han venido con nosotros como corresponsales de la revista Gaceta Sanmarquina en donde ambos trabajan bajo la dirección del profesor y hombre de letras Corpus Varga.
 
Es esta una excursión que la Universidad Nacional Mayor de San Marcos ha organizado en el año 1965 para premiar a los mejores alumnos de las diferentes facultades y en donde viajamos acompañados de los profesores, Dr. Javier Pulgar Vidal y don Federico Kauffmann Doig.
 
Es en este viaje en donde conocimos personalmente a Marino Gonzales Moreno el Guardián Lítico de Chavín a quien el año 2013 se le han dedicado diversos homenajes y reconocimientos del más alto nivel científico.
 
3. ¡Solo
de verlo!
 
El ingresar a las galerías yo voy detrás de don Marino e intentando tocarle, porque ciertamente parece un ser poseído por un hálito mágico, y principalmente por su talante taciturno.
 
Nos guía por entre los estrechos pasadizos donde las piedras que se alinean parejas y abismales en las galerías subterráneas parecen desprenderse rugidos, aleteos y siseos sibilinos en estas profundidades.
 
Son reinos oníricos por donde han deambulado hieráticos sacerdotes imbuidos d un culto misterioso a cóndores jaguares y serpientes que poblaron con sus aleteos, rugidos y silbidos sus sueños.
 
También por estos estrechos túneles pasaron las víctimas que subían al ara de los sacrificios.
 
– No hay duda. ¡Está loco! ¡O por lo menos lo ha picado la huaca! 
 
– No habla pero sabe como ninguno los secretos que encierra Chavín de Huántar. 
 
– Y ya no habita en este mundo. ¡Y eso se desprende solo de verlo!
 
4. Un
enviado
 
Pero, ¿cómo es que Marino Gonzales Moreno llegó a trabajar en el Complejo Arqueológico de Chavín?
 
Don Julio C. Tello realizaba el año 1934 excavaciones en el Centro Ceremonial. Y una madrugada se dirigía como todos los días a realizar su labor y en el camino encontró a un joven, casi un niño, que regaba su chacra ya cerca del templo.
 
Tenía apenas 15 años y le llamó la atención a don Julio la forma que tenían los surcos que le parecieron un grabado lítico de signos milenarios.
 
Pero también le impresionó el esmero y la dedicación como el talante prolijo de aquel jovenzuelo. Y de ver la forma cómo conducía el agua por los surcos, tanto que se quedó observando.
 
El muchacho ni levantó la cabeza. Tello que era de Huarochirí y había trabajado en el campo nunca había trabajado también regando la tierra nunca había visto hacerlo de aquel modo ni una actitud semejante. 
 
Tuvo la intuición y la corazonada de que estaba ante un numen, un designio y un enviado.
 
5. Quizá
la reencarnación
 
– Eres aplicado y tus surcos parecen escritura. 
 
– ¿Qué, señor?
 
– Soy el Dr. Julio C. Tello. Termina de regar tu chacra y ven a trabajar conmigo en el templo. 
 
No dijo nada más. Y pensó que si era cierto que se trataba de un mensajero no debía decir nada más.
 
El joven tampoco dijo ni sí ni no. Solo lo saludó comedido y movió la cabeza. Julio C. Tello sintió un temblor por la mirada.
 
Tello supo en ese momento que era un sacerdote. O una ofrenda de los dioses. 
 
Quizá la reencarnación de uno de los jóvenes que se habían ofrecido en sacrificio al monolito o lanzón.
 
Y cuyo diente apenas aparecía en lo alto de la terraza pero cuya sangre descendía por unos surcos cavados en la piedra hasta las fauces hambrienta del jaguar.
 
6. Devoción
inmensa
 
Ya de noche llegó al templo. Y no hizo más que sentarse en silencio al lado del sabio junto a la hoguera que tenía encendida.
 
Julio C. Tello notó en sus ojos el misterio de los tiempos antiguos. A partir de esa noche no volvieron a separarse anímicamente jamás. 
 
Y también a partir de esa noche Marino Gonzales Moreno nunca más abandonó el santuario.
 
Trabaron una profunda amistad que se traducía en que él llegaba cuando don Julio iba a emprender una nueva expedición arqueológica, sin escribirse.
 
Ambos comprendieron que se comunicaban más y mejor sin hablar y en el silencio.
 
El maestro le enseñó todo, incluso a dibujar. Y cada vez que el sabio emprendía una nueva expedición lo hacía parte de su equipo de investigación y de caravana. Así estuvieron juntos en las excavaciones de Ancón. Cuzco, Sechín, las Aldas, el Marañón. De allí que la devoción que él sentía por Julio C. Tello era inmensa.
 
7. La obra
sacrificada
 
El Complejo Arqueológico de Chavín de Huántar ahora está declarado por la Unesco como Patrimonio Cultural de la Humanidad, pero en gran medida ello se debe a Marino Gonzáles Moreno...
 
Son muchos los aportes arqueológicos y de defensa de Chavín de Huántar de parte de Marino Gonzáles Moreno. La mayoría de sus descubrimientos él ha declarado que humildemente han sido revelaciones de los dioses de Chavín.
 
Así el año 1945 lo salvó de un invasor que había lotizado de manera oculta los terrenos e incluso de la plaza central de Centro Ceremonial, y quien incluso ya había vendido las piedras de todo el monumento ofreciéndola para construir las nuevas viviendas. 
 
Nadie supo cómo pero fue por gestión de Marino que la policía ya los esperaba y sin que hubiera un delator, con Marino al frente quien descubría su pecho para que lo maten si querían pero antes de permitir que Chavín fuera lotizado.
 
Pero lo más importante ha sido la manera paciente y la obra sacrificada de cómo Marino ha ido limpiando el barro negro acumulado del alud de 1945 que sepultó la ciudadela clausurando puertas y sepultando piezas grabadas, cabezas clavas y estelas líticas.
 
8. Lleva
su nombre
 
Rescató en 1955 una de las cornisas con grabados de halcones de alas desplegadas. También en este año ubica las dos columnas líticas únicas en su género entre todas las culturas del mundo que ubicó entre los escombros que produjo el alud del año 1945 y que ahora componen la Portada de las Falcónidas.
 
Nadie hubiera acertado a saber en dónde estaban colocadas hecho que también le fue revelado en sueños, porque era inconcebible que allí alguien hubiera supuesto que es donde estaban colocadas porque en realidad no dan a ninguna puerta.
 
Sin embargo a partir de esa ubicación recién se organiza y alcanza sentido todo el centro ceremonial pues conjunciona los edificios y las diferentes plazas.
 
El año 2013 se rindieron diversos homenajes a Marino Gonzales Moreno el guardián del Complejo Arqueológico de Chavín una de cuyas galerías interiores lleva su nombre.
 
9. Fascinación
con agua
 
Sin embargo la consagración definitiva de Marino Gonzales Moreno el Guardián Lítico de Chavín, como se le alcanzó a reconocer, vino el año pasado 2013 cuando se presentaron dos libros que son un homenaje a sus aportes.
 
Uno es Chavín de Huántar. Los descubrimientos de Marino Gonzales Moreno. Por Luis Lumbreras y Marino Gonzales Moreno. Y Chavín de Huántar. Diario de Campo de las excavaciones de 1957 y 1958, por Marino Gonzales Moreno.
 
¿Pero cuál es el aporte mayor de este enviado o ser picado por la huaca? Haber descubierto la maravilla que es la red de agua y el drenaje a través de un canal de rocas del cual John Rick de la Universidad de Stanford ha dicho textualmente de este complejo hidráulico:
 
“Chavín tenía un sistema hidráulico que no conozco ninguno otro que llegue a ese nivel en el mundo actual o del pasado. Es una fascinación con agua”. 
 
Y que es el descubrimiento de Marino Gonzales Moreno también por revelación. Por algo don Julio C. Tello se detuvo maravillado al verlo regar su chacra.
 
 
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El texto anterior puede ser
reproducido, publicado y difundido
citando autor y fuente