jueves, 7 de diciembre de 2017

HUARI: LLEGAS LLORANDO Y TE VAS LLORANDO - POR CÉSAR AUGUSTO RAMÍREZ COTRINA

 
HUARI: LLEGAS LLORANDO Y TE VAS LLORANDO

Por César Augusto Ramírez Cotrina

Nuestros abuelos decían, que ir a Huari era un martirio, no había vehículos, muchas de las veces iban a pie; el pueblo estaba en una ladera, las calles empinadas, no había restaurantes, ni agua, ni baños públicos; pero era la capital de la provincia, de manera que era necesario ir, para realizar diversos trámites, ya sea en materia educativa, judicial, electoral, al Banco de la Nación o al hospital, quizás a la cárcel a visitar a un familiar.

En mis épocas de estudiante he acudido muchas veces a Huari, llevando documentos de mi madre  a la sede del núcleo educativo; algunas veces incluso he regresado caminando; de Chavín a Huari, dista 40 kilómetros; también hemos ido a jugar fútbol, recuerdo como si fuera ayer, cuando acudimos a la final del interescolar del 1978; evento que jugamos con Chacas, Paucas, el anfitrión Huari; Chacas el último campeón tenía un gran equipo, recuerdo a un "colorado" Aguirre y un volante; que eran de primer nivel; en Huari destacaba entre otros: Archi, Llucu Salas y el "negro" Tiwi, este último un volante muy técnico; nosotros teníamos también un buen equipo; con Ramiro García al arco, arquero serio y de gran ubicación, en la defensa: "Huecti" Manuel Paucar, marcador de punta, criollo, eran sus inicios como jugador de fútbol y ese campeonato fue la revelación, después se consolidó como un buen back central; Martín Damián, recio back central, de carácter y caudillo, falleció muy joven, víctima de una leucemia; Horacio Colcas, alto y hacía pareja en la zaga con el buen Martín; Martín Palacios "huaca zenga" en la otra punta; en la volante: Walter "tribilin", corría toda la cancha, era un perro presa; Adolfo Rosemberg "Shapshaco", alto, de buen físico, el gringo también fue revelación de ese evento; este bloguero, que metió el primer gol del campeonato; el huantarino Shity, buen volante y en la delantera: la "vieja" Oliveros, veloz como un rayo y recontra sereno para patear penales, recuerdo al buen "Alicho", fumando su cigarro antes de los partidos, el otro delantero: Alberto Sotomayor; suplentes de lujo: El Chato Mejia (pichi Yola); "Racash" Lorgio Ascencios, entre otros; nuestro entrenador; Roger Vidal Coral, este maestro chavino, tuvo la virtud de ser un amigo más para nosotros, tipo campechano, aunque muy disciplinado y recto; tengo un aprecio muy particular al profesor Roger, porque confió en mí y por sus consejos como amigo y maestro; quedamos subcampeones en un partido muy accidentado y con bronca en la final con Huari; al retorno en el camión de Balu Arana, todos nostálgicos, escuchando la canción del momento "no sé que tengo no sé" de los Pasteles Verdes, suspirando por una bella huarina, que nos había robado el corazón...

En 1997, decidí ir como Director del Hospital de Huari y de UTES, pese a tener propuestas para ejercer el mismo cargo en Chimbote, Huarmey o Casma; mas pesó el compromiso con mi tierra;  fui con mi familia, con mi esposa y mis dos hijas; si bien es cierto que las vías eran muy difíciles, recuerdo los aludes de Macshuragra, que nos dejaban sin  carretera por meses; pero Huari había cambiado totalmente; había mucha agua, buen sistema eléctrico y abundante frutas y verduras, en verdad es un pueblo muy bello y acogedor, la gente muy amable y el paisaje realmente extraordinario, existe una gran forestación con eucaliptos en todo el valle de Huaritambo y alrededores; el aroma que le da este árbol es espectacular; fuimos a vivir al Hospital antiguo en el barrio de Yanacancha; al respecto les cuento una anécdota; mi abuelo contaba de un cura importante y rico en la familia: el sacerdote Varillas Cotrina; el fue dueño de las haciendas de Pongos y al morir donó todos sus bienes a la beneficencia, entre ellos su casa en Huari, que después se convirtió en Hospital; así que en esa casa del rico antepasado lejano,  me sentí muy cómodo, como si fuese mío....

La laguna de Purhuay es un encanto, tiene si es válido el término un "aura" muy especial, es amplia, rodeado por cerros, de un  tono azul intenso, hábitat de truchas y aves de diversos tamaños y colores; en su alrededores  entre eucaliptos, quisuares y alisos, crece la maravillosa "Flor de Huaganqu", que es una orquídea autóctona; la laguna, es navegable y hay canoas y barcos para un paseo cómodo, especial para un descanso de un fin de semana; puedes acampar, hacer parrilladas o una sabrosa pachamanca ; otro de nuestros lugares favoritos la piscigranja de Acopalca, administrada por el Ingeniero Amado, las truchas eran un manjar especial y comíamos por lo menos tres veces a la semana, así mi hija Waleska, cuando vino a Lima, decía para el pescado "sírvanme mi trucha, mi trucha....; a la entrada hay restaurantes, donde se prepara cebiche de trucha, frescas y  muy sabrosas; otra laguna más pequeña, pero  igual de bella,  es la  de Reparen, su color verde turquesa, contrasta con los pajonales de "oro viejo; rodeado de  totorales, donde viven abundantes patos silvestres, ideal para el camping de fin de semana y especial para la natación.

La música siempre ha estado presente en el la historia del pueblo Huarino, allí nacieron conjuntos como Trasandino Huari; Flor de Huaganku y muchos otros;  grandes músicos y compositores han nacido en esta tierra: desde: Silvio Huertas; Pompeyo Mendoza;  Orompelio Vidal en la quena, Giovanni Huerta, maestro de la Guitarra; Los hermanos Mendoza;  Alfredo Valencia, nuestro querido amigo "causa", otro de mis guitarristas favoritos, amigo de nuestra juventud, fue grato volver a verlo y escucharlo interpretar magistralmente la guitarra, con ese bordón típico de la guitarra huarina: "ambos hicimos aquel juramento, como la quebranta, mal agradecida....; Paulino otro eximio ejecutor de la quena; el Sr Mallqui en la quena y  Doto, nuestro gran amigo, gran locutor y también poeta y cultor de la quena;  así me integré rápidamente al  conjunto musical "Flor de Huagnaqu", con quienes pasamos unas extraordinarias veladas.

Una mención especial para un grupo de amigos, aunque mayores, tuve la suerte tener su amistad: "Huico Hidalgo, "cuchi" Melendez; Franklin Mory,   el gringo Mory", sí el director del conjunto "Mory y sus guajiros"; orquesta tradicional, presente en todas las fiestas de Conchucos de los años 70, y los 80;  cuántos recuerdos con su música, en las diversas fiestas en Chavin, San Marcos; etc;  los amigos mencionados, profesores del Pedagógico de Huari, maestros abnegados en ese bello pueblo de Conchucos profundo, me recibieron con los brazos abiertos cuando llegue a su tierra...

La vida cultural en Huari es intensa, todos los años por lo menos se publican tres a cuatro libros; hay poetas, ensayistas y escritores en general; mi recuerdo para el profesor Franco Solís Benites, maestro e investigador incansable y forjador de la cultura en Huari; poetas jóvenes como Doto Mallqui y muchos otros y ya cuajados como el profesor Silvio Huertas, a quien le escuché también cantar en Acopalca, acompañado por el arpa un huayno de su inspiración...

Bueno quién no ha comido gato, no ha vivido en Huari, este es un plato muy especial; los amigos te invitan para un "almuercito" a su casa; impresiona la limpieza y la pulcritud; luego del brindis con un buen vino te sirven un estofado para "chuparse los dedos";  continúan los tragos y al despedirnos te sacan la cabeza del gato en una fuente, como rezago del gran ágape y la marca eterna,  de "quien come gato siempre vuelve a Huari"...

Una historia muy especial, es la siguiente; íbamos a Cajay con la camioneta del Hospital, el chofer, don Filiberto Márquez, un típico conchucano, alto, blanco y de ojos azules;  nos cruzamos con una camioneta Land Rover, manejado por un "gringo", este si de verdad y se entabla el siguiente dialogo: Le dice: "pita mishtiga?"; Don Filiberto le responde: "Huari Directormi, pepis quechuatam parlan", me presenta; y empezamos nuestro dialogo  por su puesto en quechua, yo pasmado, cómo un extranjero dominaba perfectamente nuestro runasimi; alli nace nuestra amistad con la familia Easthouse: Linda y Robert y sus dos hijos,  eran investigadores del Instituto Lingüístico de Verano, canadienses que vivían en Cajay, de manera que les propuse,  escribir un libro en quechua para los profesionales de la salud; pues  el idioma es una gran barrera, para una buena comunicación entre el médico y el paciente , ello es sumamente importante, para lograr lo que llamamos los médicos "empatía", esto es plena confianza; si uno no conoce el idioma, de que empatía estamos hablando;  así que con la familia Easthouse, elaboramos el libro "QUECHUACHO TAPUNANPA LIBRU";(el libro para preguntar en quechua), Antamina financió un tiraje de 500 ejemplares, que se agotaron rápidamente;  existe en la Dirección regional de Salud de Ancash, un original, que año tras año le sacan copias, lo cual nos place e indica que el libro sirve mucho a los profesionales de la salud en todo Ancash.

Otra historia, que quedó grabada en la memoria del pueblo, de todos los distritos de las provincias de  Huari, Carlos Fermín Fitzcarrald y Antonio Raimondi, fue la campaña de salud oftalmológica;  se operó gratuitamente  a 1000 pacientes con cataratas;  mucha gente pobre que eran ciegos desde hace mucho tiempo, volvieron a a ver y eso fue grandioso;  esta historia inicia en Huaraz; llegué a la Dirección Regional, a conversar con el Director y en el pasillo, me encontré con Belén Valdivia,  una española, coordinadora de una ONG  que trabajaban en Quillo y Chimbote;  necesitaba la autorización del Director regional para realizar una campaña en Chimbote y estaba allí esperando más de 4 horas, muy molesta y fastidiada;  así que la convencí que la campaña debería realizarse en Huari, es mas  le dije "Belen, vamos hoy mismo a Huari y ve tú la realidad" y así fue y tres meses después se realizó la gran campaña totalmente gratuita en el Hospital de  Huari; llegaron 6 médicos españoles, enfermeras y técnicos;  entre ellos Manolo Martínez, de Alicante, y su esposa,  presidenta de la ONG;  convivieron con nosotros durante un mes; el padre Dante  nos dio su casa parroquial para el hospedaje de la comitiva española; la municipalidad sufragó la alimentación y por supuesto que el primer plato que comieron fue gato y  después todos los fines de semana acudíamos a los diferentes distritos: Masín, Rahuapampa, Chavín, San Marcos; los alcaldes eran los anfitriones y los almuerzos extraordinarios; los españoles encantados con el cuy y la cancha;  que gratos momentos pasamos con estos amigos tan sencillos; para fin de fiesta, luego de la tarea cumplida;  preparamos un almuerzo en casa; mi esposa se lució con un formidable: cebiche de truchas y ellos con su clásica paella;  luego los vinos ,  las guitarras y las canciones de uno y otro bando hasta altas horas de la noche...

Así el tiempo pasó rápido, nos quedamos dos años y medio en Huari,  bello pueblo, la tierra de Juan Huarin, antiguo reino de los Huaris, probablemente el dios representado en la Estela Raymondi sea el Dios Huari; el presbítero Santiago Márquez Zorrilla (padre Shanty), extraordinario párroco, dejó un libro para la posteridad: " Huari y los Conchucos", libro que todo conchucano debe leer, yo lo hice en la biblioteca de mi tío Fortunato Palacios en Lima; allí el padre Shanty, dice, que estos pueblos son realmente bellos,  con paisajes maravillosos, describió con mucho detalle los diferentes poblados, sus iglesias coloniales, su cultura; yo tuve la suerte de conocer, casi todos los pueblitos; tenía mucha razón este sacerdote ejemplar; por ello el título de este post a " Huari fuimos llorando y al culminar nuestro ciclo en esa hermosa tierra, nos despedimos llorando" y en nuestros corazones está sembrada la gratitud eterna hacia los "mishicanquinos".

Fuente: 

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