EL NIÑO LOCO
Por Armando Alvarado Balarezo (Nalo)
Al
mediodía del viernes 26 de febrero de 1960, Aralba retornó a su casa
después de una entrevista para oficiar de monaguillo en la iglesia del
pueblo.
Minutos después, oteando por la cortina de la sala escuchó este diálogo entre su mamá y una centenaria devota del Sagrario:
- Señora vengo a prevenirla de un
desastre familiar. Su hijo es un niño loco, cómo se atreve a decir que el camino
terrenal no tiene final. Ha dejado perplejo al sacristán, señal que
está molesto con su hijo. Vaya rápido, evite que lo excomulguen.
- ¿Y cómo se ha enterado usted?
- Aprovechando que el cura está ausente me puse a
descansar en el confesionario. Desde allí he oído clarito la entrevista. Hable con el sacristán, pídale perdón, las
madres tenemos que sacrificarnos por los hijos.
-
Señora, si mi niño está loco como usted afirma, entonces tiene a quién salir,
pues también pienso que el
camino terrenal no tiene final, por cuanto la Tierra no es plana sino como una papa.
- ¡Esta casa es un manicomio, todos están mal de la cabeza, tengo que
contarle al sacristán! –espetó contrariada la visita y se fue rauda a la iglesia.
* * *
Aralba fue expulsado del casting para monaguillo, y se
convirtió en pastor.
Tupucancha,
25 de febrero de 1962
Fuente:
Relatos de la Puna, breves como la vida.
Relatos de la Puna, breves como la vida.