UNA SOMBRA EN EL VIENTO
Por Armando Alvarado Balarezo (Nalo)
Por Armando Alvarado Balarezo (Nalo)
Un
día como hoy, 15 de diciembre, arribé al pueblo con mi noble N51. El
reloj de la iglesia marcaba las dos
de la madrugada. La plaza estaba solitaria, sin embargo lucía soñadora,
invitándome a tomar fotografías bajo los tenues destellos del
alumbrado.
Bajé del
vehículo y tomé esta fotografía:
Cuando
me aprestaba a tomar otra, una ráfaga de viento hizo que voltee la mirada hacia la
calle que conduce al barrio de Umpay. No había nadie como se puede
apreciar en la foto:
De
pronto apareció la silueta de una
persona en la penumbra, trayendo a mi memoria consejos ancestrales
de no bajar la
mirada ante un hecho que no tiene explicación, pues uno se convierte en aspirante al Purgatorio.
Paso a paso se fue acercando la imagen, casi deslizándose por la vereda central de la plaza. Yo de reojo hice clic: una, dos, tres, cuatro, cinco veces, pero las fotografías no aparecían en la pantalla de la máquina electrónica. En ese momento mi corazón empezó a tremolar y sentí erizarse mi piel.
Ya cuando estaba a unos metros de distancia me serené un poco, y luego pronuncié: "buenas noches señora". No respondió. Instante preciso que disminuyó la intensidad del alumbrado, pese a ello pude ver su rostro de enigmática belleza, y pasó lívida con los párpados superiores caídos.
Mientras la dama cruzaba la plaza volví a presionar repetidamente el disparador, hasta que desapareció de mi vista en la calle que lleva a Cruz del Olvido. De las fotos continuadas que tomé sólo esta apareció en la cámara:
Paso a paso se fue acercando la imagen, casi deslizándose por la vereda central de la plaza. Yo de reojo hice clic: una, dos, tres, cuatro, cinco veces, pero las fotografías no aparecían en la pantalla de la máquina electrónica. En ese momento mi corazón empezó a tremolar y sentí erizarse mi piel.
Ya cuando estaba a unos metros de distancia me serené un poco, y luego pronuncié: "buenas noches señora". No respondió. Instante preciso que disminuyó la intensidad del alumbrado, pese a ello pude ver su rostro de enigmática belleza, y pasó lívida con los párpados superiores caídos.
Mientras la dama cruzaba la plaza volví a presionar repetidamente el disparador, hasta que desapareció de mi vista en la calle que lleva a Cruz del Olvido. De las fotos continuadas que tomé sólo esta apareció en la cámara:
Horas después recordé en casa el rostro pálido de la mujer, al escuchar doblar las campanas de la iglesia matriz de
Chiquián.
"Cuando una persona agoniza,
su alma recoge sus pasos"
Shapra
Fuente:
Relatos campesinos - 2007
Relatos campesinos - 2007
.