domingo, 28 de diciembre de 2014

MISA DE AÑO: MALI NÚÑEZ DÍAZ - PARROQUIA SAN CONRADO DE PRO - DOMINGO 4 DE ENERO 2015, 11 AM


"Gracias por haber venido a orar una plegaria por mí ante el altar de Dios, junto a los míos. Recuérdenme con alegría, tal como compartimos muchos momentos de nuestras vidas en Chiquián y Lima".

Fuente:

Juan José Alva Valverde
Hernán Vladimiro Reyes Gamarra



RECUERDOS


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Hace exactamente un mes (4 de enero), desperté con una sensación de angustia en el alma, algo muy dentro de mí me advertía de un hecho luctuoso, pues lo mismo sentí cuando personas muy queridas acudieron al Supremo Llamado, antes de tiempo. 
 
Intenté sosegar mi ansiedad imaginando que quizá era por mi retorno a La Vergne (6 de enero), después de dos meses tonificantes en Áncash y Lima; lamentablemente, horas después, el diario PERÚ 21 a través de su página virtual informó sobre un accidente carretero en Cañete, donde habían perecido dos personas, entre ellas la empresaria María Octavia Núñez Díaz (MALI). 
 
Confieso, me quebré de dolor con la noticia periodística; y cómo no quebrarme, si Mali formaba parte medular de mi infancia feliz vivida intensamente en Chiquián, esa verdadera patria del ser humano a la que hace referencia Rainer Maria Rilke en su pensamiento universal, etapa que forja ese vínculo afectivo indestructible, llamado AMISTAD.

Por su corta edad, Mali fue una de las más pequeñas del grupo de niños del barrio de Jircán en los albores de la década del sesenta; sin embargo, su liderazgo natural la ubicaba a la altura de los más creciditos; emprendedora sin igual, infatigable en los juegos al aire libre y el deporte, campechana y generosa como pocos, virtudes que la acompañaron hasta el momento final de su existencia; siempre pensando y ayudando a los demás, con las puertas de su casa abiertas de par en par para todos; cúantas veces me tendió sus manos bondadosas, junto a su amado esposo "Paco" como llamaba Mali a nuestro querido  paisano Faustino "Cachicho" Villafuerte Valverde, y sus hijos: Pepe, Miguelito y Patrick, sus más preciados tesoros.

Horas antes de retornar a mi lugar de residencia acudí a darle el último adiós a Mali (5 p.m. del 5 de enero). Allí, en su última morada, el cementerio Campo Fe de Shangri La, Puente Piedra, estuvieron todos sus familiares, amigos y paisanos.

Mali se fue prematuramente, irreparable pérdida, inesperada partida que dejó hondo vacío en el corazón de nuestro pueblo. El tren de la vida se detuvo, ella tuvo que bajar sin despedirse de nadie, como otros paisanos lo hicieron anteriormente. Los que continuamos el viaje sabemos que en algún momento llegará nuestro turno, mas nadie sabe en qué estación, hora y fecha será, tampoco cuándo y en qué andenes emprenderán la travesía final los que nos acompañan en la ruta; mientras tanto, sigamos el hermoso legado que nos ha dejado Mali, lámpara votiva que no debe languidecer del recuerdo.
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Doña Pili y Mali - San Francisco de Asís 2009 - Foto: Nalo AB
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Todos sabemos que la pérdida de los seres amados es un sendero muy pesado de andar en la búsqueda de consuelo. Aliviemos la carga de sus seres queridos con la fraterna presencia de los amigos y familiares durante la Misa. Los paisanos que por equis razones no podamos asistir, elevemos nuestras oraciones por el descanso eterno de su alma. 
 
 La Vergne, 4 de febrero de 2014