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EL CUENTO DE LOS
ESTUDIOS MAÑANEROS
Por Armando Alvarado Balarezo (Nalo)
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"Juguemos en el bosque...
¿Lobito qué estás haciendo?
"Juguemos en el bosque...
¿Lobito qué estás haciendo?
Me estoy comiendo a tu abuelita,
que está rica y apretadita". Mañuco
SHAY YOCYOCO:
Comparto contigo una de las primeras cartas que recibí de una joven abuelita, cuando el mundo empezó a estrecharse gracias al correo electrónico.
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Hola Tinyaco:
Muchas gracias por tu cuento 'La rosca bañada'. Llegó a mi bandeja cuando recordaba la madrugada que me robaron la inocencia. Para ser exacta fue en la madrugada del jueves 13 de julio de 1,961. En aquel entonces eras un chiuchi travieso que me daba un puñado de cancha por un beso volado ¿recuerdas?.
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Hola Tinyaco:
Muchas gracias por tu cuento 'La rosca bañada'. Llegó a mi bandeja cuando recordaba la madrugada que me robaron la inocencia. Para ser exacta fue en la madrugada del jueves 13 de julio de 1,961. En aquel entonces eras un chiuchi travieso que me daba un puñado de cancha por un beso volado ¿recuerdas?.
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Te comento, mi primera vez no fue lo que esperaba, pues estaba acostumbrada a saborear las delicias de la vida con las novelas de Corín Tellado, claro, solamente a través de la lectura, oyendo la canción Poema de los hermanos Arriagada en mi viejo 'Telefunken'.
Sabes, fue decepcionante mi inicio, mas no pretendía un lecho de rosas, tampoco un incómodo rincón. Doler, lo que se dice ¡doler! ¡me dolió!, aunque no fue tan insoportable como decían mis compañeras del Santa Rosa. Con ellas charlaba de estos menesteres en las clases de arte culinario. Algunas ni siquiera sabían cómo se hacía el amor, menos que los hijos eran el producto de una relación carnal, y cuando se enteraban, ponían cara de asombro las inocentes gamlaj, dejando que las cigüeñas se pierdan en el infinito.
Ahora mis nietos ya saben cómo, cuándo, dónde, por qué, para qué y de qué forma se hace el amor, incluso el menor de ellos, Teobaldo Nicanor, de 7 años, es todo un experto en mujeres, según se vanagloria por teléfono con sus amiguitos del Nido "La caperucita rota".
Aquel día acababa de cumplir mis 15 abriles y había quedado con mi chico para vernos a las 5 de la madrugada en la puerta de la Pre Vocacional de Varones para estudiar Anatomía, Fisiología e Higiene. Él, como sobrino del traumatólogo Muchqui Valerío, era diestro en temas relacionados con el cuerpo humano, y pensé que estudiar Anatomía sería más fácil en manos de un experto. Por eso acepté feliz su cordial invitación.
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Ambos llegamos puntuales a la cita e ingresamos a la escuela trepando la verja sin hacer ruido para no despertar a Martín el campanero.. Una vez adentro me llevó a ver la piscina que estaban construyendo. Finalmente nos paramos junto a un chueco muro a punto de desmoronarse.
Todavía reinaba la oscuridad cuando deslizó su mano entre la falda y mi piel, erizando mis poros.
Lástima que la cosa no estaba saliendo como lo había soñado, pues él, por su talla de gerullán estaba encogido y yo, empinada con mi talla pony. Tú sabes, amor de estudiante, de pie, como todo miliciano novato en estas lides… me levantó de las caderas ¡yyy!, ya te imaginas el resto, tuve que ahogar el grito mordiendo mi block. Para mi sorpresa lo único que atinó a decir, fue:
- Perdóname mi vida, no sabía que eras virgen.
Por supuesto, ahí quedó todo... no continuamos la tarea, y cada uno se fue a su casa, sin estudiar ni siquiera una línea del cuaderno, meditando en el futuro del sietemesino, porque lo hicimos sin ponchito.
Aquel día la pasé mal en el aula durante el examen, hasta sentía las miradas inquisidoras de mis compañeras sobre mi rostro que se puso color tomate, resultando jalada con 07.
Pasaron los días, y en vista que mis experiencias con el shulaco no eran satisfactorias por lo tembleque de sus canillas, me alejé y empecé a vivir un nuevo romance, pero esta vez como Julieta, pues conocí a mi verdadero Romeo, y cada fin de semana fue un jolgorio en Tulpajapana, hasta que se fue a estudiar para cura en el barrio Los Pinos, de Huaraz.
Cómo añoro aquellas faenas domingueras ocultos en la alfalfita con un poco de shulay todavía, mientras en Jircán los cahuidistas y tarapaqueños se daban de alma al son de la banda y las hurras en las tribunas repletitas de paisanos. Recuerdo que en cada grito de gol, mi Romeo volvía a la carga con más ímpetu en el tálamo verde, lo que me ponía súper eléctrica. Gracias Cahuide, gracias Tarapacá, por todos los goles metidos de cabecita desde el área chica por mi Romeo.
Algunas incautas dicen que la primera vez tiene que ser de novela y con final de cuento europeo. Yo no creo en los cuentos de hadas donde las princesas despiertan con el beso del príncipe que antes era un ultu. Creo en las mujeres de leyenda, aquellas que aman sin esperar al principe azul y van hacia un compañero sencillo para amarlo sin condiciones... Tú qué dices, ¿vale o no vale la pena ir al encuentro del ser amado?...
Bueno shay Tinyaco, es todo por hoy, me voy a alistar mis maletas, pues viajo a Trujillo a visitar a mi hijo Simón Teodomiro. A mi retorno te cuento sobre las aventuras de una Caperucita de Mishay con un lobito feroz de Umpay, en las faldas de Cochapata.
PD:
Puedes compartir mis experiencias, si quieres, pero borra mi nombre. Me olvidaba decirte que hace un mes, camino a mi pueblo, estuve en Chiquián y la pasé divino con una antigua compañera de estudios de la Escuela Normal Mixta, recordando nuestras acrobacias en los sembríos de Quihuillán y los potreros de Huarampatay.
Puedes compartir mis experiencias, si quieres, pero borra mi nombre. Me olvidaba decirte que hace un mes, camino a mi pueblo, estuve en Chiquián y la pasé divino con una antigua compañera de estudios de la Escuela Normal Mixta, recordando nuestras acrobacias en los sembríos de Quihuillán y los potreros de Huarampatay.
.Ayhualá...
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