.
REQUIEM POR ABEL ALDAVE BARBA
Roby Alva Ibarra
REQUIEM POR ABEL ALDAVE BARBA
Roby Alva Ibarra
Una vez más la gran familia chiquiana y particularmente la familia Aldave Barba, se visten de luto por la partida al llamado de Dios Padre y Creador de cuanto existe, del que en vida fue ABEL ALDAVE BARBA, Q.E.P.D. y no necesariamente debemos cubrir nuestra naturaleza de riguroso color negro, desde luego, y con todo derecho los que deseen pueden hacerlo, en mi caso va mas allá de esa buena costumbre, porque el luto lo llevaré en mi mente y corazón, y que ya está acongojando mi alma, de sólo pensar que no volveré a verlo y que ni siquiera pueda cargar su féretro hasta su postrer mansión e hilvanar un panegírico tratando de describir muy breve y preciso, los hechos destacados que durante su fructífera vida realizara tanto en nuestra tierra como en Hartford CT. USA. y que lo pintaban de cuerpo entero como hombre callado pero de expresión firme y alturada cuando era necesario pronunciar palabra, aparentemente serio pero en el fondo sumamente generoso y bueno, no adicto a las veleidades de la vida, pero de las que gozó plenamente de cada una de ellas con la mesura del hombre probo y ejemplar, pues tuvo la suerte de tener una gran familia, hermanos hijos y muchos amigos, que al igual que yo, deben lamentar su partida.
Muy joven encaminó sus pasos a Estados Unidos, con el objetivo de lograr el éxito como meta final, ya que en nuestras latitudes lograr aquello resulta casi imposible bien lo han dicho “nadie es profeta en su tierra”, sé que trabajó por muchos años en la fábrica de armas Colt, y lo hizo con la puntualidad y dinamismo que el sistema americano lo requiere, mostrando en todo momento profesionalismo y honradez, y con el fruto de su trabajo hizo lo que hizo, no soy quién deba enumerar ni cuantificar sus acciones, su familia y todos los que recibieron su apoyo y ayuda lo saben bien, y con ello es suficiente.
Particularmente conmigo fue siempre generoso y muy afectivo, lo que motivó en mí el respeto y gratitud por la amistad y cierta preferencia que no ocultaba en demostrármelo, siempre con el consejo adecuado, y sobre todo con el deseo de ayudar en todo lo que a su alcance estaba. Recuerdo cuando por primera vez se realizó la Parada Peruana en Hartford, con motivo de celebrar el Aniversario de nuestra Patria. Para dar belleza y hacer conocer a nuestros congéneres latinos, la grandeza de nuestro Perú, me comprometí ante el Cónsul Sr. José Benzaquen, a presentar un Carro Alegórico con la presencia de la Madre Patria y de un grupos de jóvenes vestidos de acuerdo a la usanza de nuestras Tres Regiones Naturales, labor que me costó gran esfuerzo por conseguir la participación de una juventud, hijos de padres peruanos a quienes no conocía, no dudé un momento y en la primera oportunidad que tuve de dialogar con él, le expuse mi proyecto, a lo que automáticamente como las armas Colt, donde trabajaba, me dijo risueño “no te preocupes Roby, del arreglo del carro me ocupo yo con mi familia, y la Madre Patria será tu prima Carol" (su hija) bella por sus cuatro costados, todo Made in Perú, pero nacida en los Estados Unidos, así fue una Parada bella y multitudinaria y a la que di buen remate a golpe de guitarra entonando canciones peruanas en una explanada del Connecticut River.
Cosa aparte eran las deliciosas pachamancas que en su casa de Farmington, realizaba por sus cumpleaños o por el sólo deseo de compartir con la familia y amigos momentos de solaz esparcimiento. Se imaginan una pachamanca sin sazonar la carne previamente con el aromático “chinchu”, él tenía una planta que cuidaba con paternal cariño pues era de procedencia chiquiana, que en uno de los tantos viajes de retorno a nuestra tierra, llevó e introdujo con habilidad latina a tierra gringa, la cubría con plásticos y mantas durante el frío invierno, para que la nieve no la mate, y una vez finalizada la temporada invernal la sacaba al exterior para que reciba los beneficios de la luz del astro rey. Recuerdo que tenía unos vecinos que cuando veían las labores previas de una pachamanca, el pircado del horno y el calentado de las piedras hasta ponerlo a temperatura adecuada, le enviaban de regalo botellas de buen licor, ya sabían que Abel, rato después, les haría llegar una buena porción de esa delicia gastronómica, los gringos se mueren por la comida peruana. Cuántas y tantos buenos momentos que hoy suenan lejanos, pero quedan como recuerdos burilados en la mente, de los que a su lado departimos con él; por todo aquello, y en especial por el cariño que me demostró durante mi estadía en Hartford, gracias tío Abel, que Dios acoja su alma buena.
A su querida familia, hijos, hermanos y sobrinos, mi más sentidas condolencias y el de mi familia, hago mío el dolor que hoy los embarga.
.
DESCANSE EN PAZ
Fuente:
Foro Chiquián, de Armando Zarazú Aldave
Casa de la Literatura Peruana - 30 JUL 2010 - Foto: NAB |