domingo, 11 de septiembre de 2011

MI AMIGO ROMEO - POR ARMANDO ALVARADO BALAREZO (NALO)

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MI AMIGO ROMEO

Por Armando Alvarado Balarezo (Nalo)

ROMEO REYES GAMARRA, hombre académico con fuerte vocación cultural desde sus años adolescentes, inculcó a los chiuchis de mi generación y posteriores, un acendrado amor por todo lo que significa la palabra bendita: CHIQUIÁN.

Recuerdo como si fuera ayer sus clases de actuación que se convertían en festejadas veladas, y tardes de magia cargadas de misterio en su casa del Jr. Comercio con Leoncio Prado.

¡Qué raudo pasa el tiempo, shay!, pienso en voz alta, y si sigo escribiendo...


Con el paso de los años no se dejó arrastrar por el huayco migratorio hacia la Capital de la República. Él se quedó en Chiquián, junto a un puñado de paisanos solidarios, para ser magisterio viviente más allá de lo declarativo, continuando la obra ejemplar de su señor padre don Hernán Reyes Aguirre y de nuestra recordada amauta Dolorita Aguirre Novoa.

Desde aquel entonces, es modelo de comportamiento y uno de los principales soportes humanos de la identidad chiquiana en aras del progreso, sobre todo de nuestra Fiesta Patronal Santa Rosa de Lima, que se yergue luminosa en el Orbe, y a juicio de muchos, como Patrimonio Cultural de la Humanidad.

En Huasta, pueblo pujante y fraterno, no sólo sembró conocimiento en las mentes de sus alumnos, sino también colmó de música sus corazones con su refinado arte, siguiendo las cinco venas del pentagrama telúrico del eximio Maestro Visitación Laos Jara.

ROMEO, como sembrador de semillas de amistad y de trabajo honrado, se constituyó en uno de los excelentes anfitriones, al lado de su Sra. esposa e hijos, durante la visita de los directivos y empresarios del IDESI NACIONAL y los alumnos del Doctorado de Gobernabilidad de la UPSMP, quienes, al igual que nuestros paisanos de la Asociación de Escritores y Poetas de Ancash, se llevaron grabadas en sus retinas y latidos, la majestuosidad de nuestra naturaleza andina, así como el magnetismo y la hospitalidad de la tierra generosa de Luis Pardo, ingredientes básicos para hacer del turismo receptivo nuestro estandarte de desarrollo.

Son unos breves parrafos laudatorios para un ser humano forjador de valores supremos y de afectos chiquianos, en el día de su santo.

También un día como hoy, nació en Chiquián mi tía ZOILA ALVARADO ROMERO, a quien le envío el saludo fraterno de mi hermanos. Asimismo vio la luz primera en Jupash, mi primita VILMA CALDERÓN YABAR, quien fue llamada por el Señor de muy pequeñita, para integrarse al coro de ángeles que impulsan nuestra fe. Mis plegarias por VILMITA y GOYO CELIS, fallecido el 11 de setiembre de 2004 y por nuestro querido amigo ANTUCO BRAVO OLAVE, quien en horas de la tarde del 11 SET 2009, halló cristiana sepultura en el Cementerio Jardines del Buen Retiro de Puente Piedra.

Nalo Alvarado Balarezo

Desde La Vergne, 11 SET 2011


GOYO CHURCHILL

Escondidos en la sombra del viento

y gimiendo en silencio sepulcral

muchas marionetas vivimos.

Todo es nostalgia, pena y llanto

al no poder advertir ni sentir

lo que mañana vendrá.

Así es la vida en este gran teatro,

donde todo tiene un comienzo

y también un triste final:

¡ Una tumba fría!

Pues hasta las altas torres desaparecen,

como las gemelas de Nueva York,

sólo los grandes perduran

por ser hijos de Dios.

Por eso hagamos como Goyo,

que año tras año abrió surcos

donde echó su semilla

para no morir jamás.

NAB - 11 SET 2004


RECUERDOS...

A TRES BANDAS: CONVERSANDO CON ANTUCO



Por Armando Alvarado Balarezo (Nalo)

Te cuento::
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Mientras saboreaba un papa cashqui mañanero, recordé los años sesentas, cuando de incógnito escuchaba en el billar de don Cali Durand, los comentarios de Antuco Bravo, Pogoncho Padilla, Milo Barrenechea, Cancho Ramos y Pepe Lavado, sobre los triunfos del pecoso nadador Jhony Bello.
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Antuco decía: "Jhony nada todos los estilos, desplazándose por la piscina como trucha, de punta a punta, llevándose todas las medallas olímpicas". En tanto don Cali, recostando sus codos sobre el mostrador, afilaba su lengua con los ribetes del cuello de su poncho. Luego de unos segundos se acerca al grupo, y dice: “esas son coj... cholos; en mis tiempos nadaba contra la corriente como salmón, de un solo tranco desde Obraje hasta Tallenga, sino pregúntenles a los viejos carcacinos y aquinos que al verme nadando a pelo, me aplaudían desde sus chacras. Jhony Bello es un ultu a mi lado”.

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Otro día cuando comentaban sobre los goles de cabeza del cerebral Toto Terry, don Cali ingresó de lleno a la conversación: “Para rechazar de mocha un centro del Olaya, saltaba tan alto, que aprovechaba para ver si los burros de “papaseca” estaban haciendo daño en mi chacra de Pacra”.
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Estos “angelitos” un poco picones provocaron a don Cali preguntándole en coro: ¿y su hijo Panchito juega fútbol tan bien como UD.?. Él, sin inmutarse contestó: “como ustedes saben, el hijo del bailarín siempre sale rengo; y mi heredero no ha roto la regla, con decirles que cree que la pelota es cuadrada”, y se rieron a carcajadas dejando el taco junto a las bolas. Qué inocentes fueron aquellos tiempos de vaqueros.

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Una mañana arribaron al 'taco' cuatro jóvenes truchadores con la noticia de que el flaco Nica Fuentes, había cogido una trucha de 47.5 centímetros en Conay; don Cali, abriendo una vieja libreta de apuntes le pidió a Cancho que leyera:

- 87.9 centímetros don Cali.
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- Este alevín es el que malogra mi colección de pesca en el Aynín -retrucó don Cali

Una noche mientras don Cali cosía un paño roto por la impericia de Lalo Dextre en el taqueo con efecto, nos comentó, que durante la fiesta patronal de un pueblo de Huanuco envolvió con una verónica al toro más bravo de la tarde y lo desapareció sin necesidad de sombrero ni varita mágica ante el asombro de los tendidos, y para no ser linchado salió escondido bajo su poncho usando sus clavículas como percha.
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Otra noche, cuando mirándose a los ojos Lipat de Jircán y Genaro de Jupash jugaban: 'el que pestañea pierde', don Cali se les acercó diciéndoles: 'en mis tiempos todos tenían terror de jugar conmigo "el que pestañea pierde", no porque los dejaba virolos, sino porque con los ojos cerrados derretía los adoquines de hielo de los raspadilleros'.

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Cierto día de aquellos sesentas, Antuco y su patas sacaban cuentas para la pachamanca del 7 de Junio en Jaracoto: 20 kilos de papas de roca, 3 manojos de chinchu y uno de muña, 77 ocas, 24 choclos, 173 habas, 2 brazuelos de cordero de la carnicería de Moshongo, 2 moldes de queso de Cutacarcas, una gallina del corral de Uchucu Pedro, 5 cuyes y 2 conejos paseanderos del escribano Crisólogo, un chanchito polanchín del “Coso”, etc. etc.; es decir, todo fiado y “prestado” de algún dueño descuidado. Don Cali que estaba atento a estos cálculos de arte culinario, les dijo: “en mis tiempos metíamos al horno las papas, habas, choclos, quesos y cuyes por camionadas, más 5 reses y media manada de borregas, pastor y todo”.

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También registra mi 'disco duro', episodios donde estos “llameros cholitarios” entrenaban para jinetes montando becerros en el corral de don Aurelio Garro y amansando caballos y burros en un potrero de Unsucocha, con la complicidad del papá de los hermanos Churchil de Cochapata, muy afecto a ellos. De allí se desplazaban al Pesebre donde esperaban impacientes que la camioneta de Landauro arranque su motor de medio pony de fuerza y empiece a trepar sin oxígeno la planta eléctrica. En esos momentos: Antuco, Pogoncho, Milo y Cancho, montaban al vuelo al brioso “alemán” y salían al galope. Pasaban Chicchó, Caranca y finalmente llegaba el caballo resoplando a Matarrajra, y saludaban al chofer de la camioneta con una sonrisa cachacienta.

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Que recuerde, Landauro nunca los alcanzó, menos la tortuga roja de don Benja. El único carro que una vez logró pasarlos antes de llegar a Caranca, fue el camión “fantasma” del 'amigo' de los eucaliptos Domingo Morales, sólo que cien metros después se fue al abismo, retornando a su aserradero junto a Picush, en tiempo record.
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Ya por las noches estos traviesos legionarios iban al “Coso”, de donde sacaban a hurtadillas un par de burros dañeros y se ponían a buscar entierros por Racrán hasta la medianoche, emulando a Juan Sánchez Dulanto, y de paso hacían su mercado nocturno “de la chacra a la olla” llenando sus alforjas con habas, choclos y dos atados de alfalfa para el brioso “alemán”.
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Una mañana que Antuco, Pogoncho, Cancho y Milo, caminaban hondilla en mano por Lirioguencha, observaron a un gallo carioco paseándose orondo por el tejado de la familia Durand Espejo. Milo sin pensarlo dos veces aguzó su puntería y de un certero tiro de guijarro derribó al “cuello rojo” que cayó fulminado al camino, con la cabeza y cresta partida como purojsha reventada. Luego presa en mano se fueron caminando de puntillas al Baratillo, donde la cocinera de Cleofé García les preparó escabeche y caldo.
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No pasaron ni dos horas de este atentado ecológico, cuando Milo llegó a su casa con la barriga llena. Para su sorpresa su papá Jorge lo recibió en medio del patio con las manos en la cintura, invitándolo a pasar a su despacho de abogado, y sin que se reponga del asombro le dio este café cargado de leyes y reflexión fraternal:
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“Hijo mío, no hay modo de justificar como provechosa tu existencia, pues solamente te estás dedicando a matar cariocos y a montar becerros. Don Calixto Durand ha presentado una queja en papel sellado, expondiendo que tú y tres malhechores han asesinado a uno de sus picudos que se paseaba por sus aposentos. Ha presentado como testigo a un vecino notable de Lirioguencha quien los observó durante el carioquicidio. Como este hecho atenta contra la fauna chiquiana, y viendo que un escándalo podría manchar el buen nombre de la familia, acabo de pedirle a tu mamá que haga efectiva la reparación civil con dos ponedoras y un par de cuyes de Pancal. Por tu parte, alista tus cosas que dentro de dos horas te vas a Lima con el camión de mi amigo Chuqui, a expiar tus culpas sin propinas ni encomiendas con nudo”.
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Está grabada en la memoria colectiva un mediodía soleado de fines de junio, cuando la plaza de Jircán fue escenario de una “carrera de burros”, organizada por la Escuela Normal en su aniversario de creación. De todos los expertos “burro cross” lograron su inscripción: Cachicho de Umpay, Ichic de Quihuillán, 'Oso júnior' de Matara, Goyo de Cochapata, Luchu de Jircán y Antuco de Agocalle. Este último, preocupado por la casta de los demás competidores, se puso a organizar su participación. Es así que, buscando datos escuchó por ahí, que uno de los burros de Clarita, era el más veloz del pueblo, pero que estaba purgando condena en el Coso. Sin pensarlo dos veces pagó la fianza y durante 3 días seguidos practicó en el centro de entrenamiento de Unsucocha.
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Momentos previos a la carrera los jinetes se ubicaron junto al arco de la parte baja del estadio, espacio fijado como partidor, y ni bien el amauta Nicanor dio la señal de partida, el burro dañero montado por Antuco salió embalado hacia el Coso, ganando por veinte cuerpos y una pértiga de yapa...
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2do. piso: billar de don Cali
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Pero don Cali no solamente contaba sucesos increíbles de su juventud, sino también sobre su estrategia para ganar juicios sumarios con dos chatas de ron, un papel sellado y media jeringa de tinta jugando al vaivén con el secante; sin embargo, como al mejor tirador se le va la paloma, una vez tuvo un traspié con sabor a urea.
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Don Cali Durand
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Resulta que en un juicio por paternidad envió a Barranca la muestra de orina de su patrocinada, muestra que en uno de los baches de Huacacorral se derramó; el ayudante para evitarse problemas con el dueño del vehículo, llenó la botellita con su pichi y el análisis dio 'NEGATIVO'.

Aunque la criatura nació igualito al demandado, el susodicho, amparándose en el resultado, no reconoció al sietemesino.
...
Con el paso de los años don Cali se enteró por una carta anónima sobre la orina derramada, que fue cambiada por el ayudante del camión, lamentablemente el caso ya estaba oleado y sacramentado, por lo que trató por todos los medios de persuadir al padre para que proceda a su reconocimiento, pero éste, por temor a que su warmi lo expulse de su lecho de paja, no quiso firmarlo, quizá lo haga para tranquilizar su conciencia horas antes de estirar la pata o por temor al escándalo, porque en corto tiempo la prueba de ADN será más fácil que teñirse el pelo.
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Fuente:
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Conversando con Antuco.

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Chiquián