domingo, 14 de noviembre de 2021

COLEGIO NACIONAL “JUANA ALARCO DE DAMMERT” - EL AUDITORIO: ECOS E HISTORIA DEL SACRIFICIO - POR JUAN RODRÍGUEZ JARA

 

 

COLEGIO NACIONAL “JUANA ALARCO DE DAMMERT”

 

EL AUDITORIO: ECOS E HISTORIA DEL SACRIFICIO 


            Quienes pasearon sus miradas por los alrededores del Colegio “Juana Alarco de Dammert”, cuadra 25 de la avenida Benavides – Miraflores, allá por los años de la década del 70, habrán contemplado entre la calle “Phillips” y la Av. Benavides, un terreno que más parecía el Triángulo de las Bermudas, como un pedazo de tierra de nadie, no se atrevieron a pensar que pertenecía por lógica y dominio al Centro Base “Juana Alarco de Dammert” de aquél entonces; fue la razón fundamental para gestionar su incorporación a la integridad global del Colegio, lográndose la emisión de la Resolución Suprema Nro. 121-78-VC-4400 de 02 de junio de 1978, materializándose su incorporación mediante una muralla de material noble entre los años 1978-1979, cerco ejecutado por el Ministerio de Educación. 

 

             Los días corren, las noches se suceden, cuando el mismo Gobierno de esa época, emite la Resolución Suprema Nro. 0069-80- VC-5600 del 10 de abril de 1980, anulando la anterior Resolución y se adjudicaba a terceros, arrebatándole del corazón mismo al Colegio, al que pertenecía por tradición y ley, con eso se comete una gran injusticia contra las mayorías; los meses van transcurriendo dentro del silencio y la citada Resolución del despojo, permanece en su sueño profundo en los ambientes del cajón de un escritorio de personas interesadas en fraccionar o mutilar la integridad del suelo del colegio, hasta que llegan los primeros días del mes de setiembre de 1980, cuando en el firmamento de “Juana Alarco de Dammert” aparece la figura de una educadora de generaciones, que posteriormente se convertiría inconfundible al igual que su nombre: Camila Ríos de Andreu, Directora del Colegio. Paralelamente los nuevos adjudicatarios de los terrenos del colegio intentan tomar posesión. 

 

             Era la noche del 11 de octubre de 1980, cuando muchos dormían soñando esperanzas para el mañana, la quietud del descanso va a ser violada por el rigor de las combas y cinceles, de varios piquetes de trabajadores de construcción civil, con su estado de barbarie, aprovechando la soledad y el silencio, inician la toma por asalto de las instalaciones del colegio. Son las once y media de la noche, es un Viernes Santo para Juana Alarco de Dammert, porque la sangre de miles de estudiantes brotarían por esas paredes rotas, obedeciendo a intereses mezquinos: Pero en el interior, en un ángulo de este colegio, en el local de la Asociación de Padres de Familia, trabajaban los señores Héctor Allí Allí, Juan Rodríguez Jara y Carlos Arboleda Ríos, tesorero, secretario y vocal,  respectivamente, miembros activos de la Junta Directiva APAFA, formulaban relaciones de asociados en sus oficinas, y el local del colegio permanecía gallardo bajo la mirada vigilante de los guardianes: Sr. Francisco Alfaro “Pancho” y Daniel Salvatierra, quienes alertan a los directivos de la presencia de volquetes cargados de materiales de construcción, de grupos humanos sospechosos que se agrupan a inmediaciones del colegio, mas no hacen caso, al creer imposible cualquier movimiento contra el Colegio, 

 

            El reloj en su marcha periódica, parecía que se había detenido señalando sus agujas las 11:30 de la noche, cuando se escucharon golpes continuados en las paredes que parecían el trepidar de cascos de potros salvajes, golpes que llegaban al mismo corazón para sangrar y abrir heridas en la integridad del colegio estatal, cuyas cicatrices jamás se borrarán ni serán olvidadas por las generaciones que pasen por sus aulas, porque ellas nacieron en tierra peruana y gozan de la democracia universal. 

 

            Pues salimos a la calle, vimos con tanta sorpresa y amargura, que estábamos siendo invadidos por tres frentes en forma alevosa, quisimos gritar para que los dioses nos escuchen y la justicia llegara a este rincón del Perú, en vez de desfallecer y gritar tuvimos el ánimo de marcar los números en el teléfono, llamando a quienes creíamos nuestros amigos, pues al fin y al cabo no sería el fin del mundo, estábamos decididos a todo, corrimos a pedir ayuda a la Comisaría donde nos tendieron la mano, volvimos y seguimos llamando a la Sra. Directora del Colegio, al Sr. Víctor Lazo Cárdenas, Presidente de la Asociación de Padres de familia, Julio Romaña Presidente del Consejo de Vigilancia, el guardián Salvatierra, hizo vibrar el timbre y alertar por los parlantes del colegio pidiendo ayuda a los vecinos y padres de familia, estamos en la calle “O”, ahora Phillips, acompañados de tres Guardias Civiles que tratan de detener a los intrusos y a lo lejos se deja escuchar la inconfundible sirena de los patrulleros del “05” habían recibido nuestro mensaje, mientras al otro extremo, en la avenida Benavides, un Guardia civil de servicio, para imponer su misión hacía un disparo al aire y detener el ingreso de los extraños. 

 

            Perdimos el control del tiempo, se cruzan el lenguaje de las circulinas rojas que representaban al rojo de nuestra bandera y llegaban muchos y muchos patrulleros blancos, como el blanco de nuestra enseña nacional, las sirenas escribían melodías con las notas del himno del colegio y del suelo patrio, llegaban el presidente de la Asociación y la Sra. Directora del Colegio y por los parlantes se hacía conocer el asalto al colegio; pues la guerra había comenzado para “Juana Alarco de Dammert”. También se hacen presente madres de familia, como la señora Gonzáles, un padre, otras madres, otros y otras más, el número de los padres "va creciendo como la sombra crece cuando el sol declina", como dijo José Domingo Choquehuanca, siguen llegando coordinadoras y algunas profesoras, como la Sra. Betty Bles, igualmente se presentan muchas alumnas, que desafían al rigor del frio, aunque tiritan; pero sus corazones están con el calor humano y en sus caritas de alumna se dibujaban una sonrisa ingenua mezclada de angustia y dolor, ¿pensaría acaso que su colegio iba desaparecer? 

 

             No, nadie podrá avasallarnos, aquí estaremos, aunque tengamos que congelarnos, porque mañana será el Sábado de Gloria para nosotros. El Sr. Presidente de la Asociación y la Sra. Directora del Colegio, conjuntamente que la Sra. Coordinadora y Directivos de la Asociación, inician el diálogo con los supuestos adjudicatarios y Autoridades policiales; más no es posible llegar a una conclusión, menos un acuerdo previo; porque una familia rica reclamaba ese pedazo de tierra por estar en la avenida Benavides  la noche sigue su marcha y va agotándose, hasta que los pajarillos, ajenos a nuestras angustias, anuncian la llegada de la aurora como tantas otras; pero esta es diferente y la única en la historia de “Juana Alarco de Dammert”, el cielo como nunca despejado se señoreaba azul cual los colores de la bandera del colegio, no habíamos dormido, no importaba, se improvisa una asamblea y se toma los acuerdos para iniciar una gran jornada en este capítulo de la vida. 

 

             Nuestra familia alarquina se consolida, con la presencia del Sr. Julio Romaña Herrera, Coordinador del Consejo de Vigilancia, la llegada del resto de profesores y directivos de la Asociación, se decide nombrar una comisión para concurrir ante las autoridades, encargadas de dar solución al problema, se reparten las tareas, se organizan las vigilancias permanentes de nuestros terrenos, iniciamos a dejar las huellas de nuestra caminata, por los innumerables pasillos y jirones de la vida, pasa una aurora y tras ella otra y otra, hasta que llega el lunes 14 de octubre de 1980, las alumnas van llegando, cual bandada de palomas y antes de ingresar a sus aulas, deciden ubicarse sobre la tierra que tratan de arrebatarnos, allí permanecen con sus letreros y banderolas escritas con letras temblorosas y lemas infantiles, por otra parte, un grupo de tres mil padres de familia liderados por Lazo, Romaña y otros tantos guerreros de la paz, llegamos a la plaza, allí, junto al monumento del Libertador Simón Bolivar, hacemos escuchar nuestra voz al honorable Congreso, es allí cuando encontramos la figura amiga del Sr. Áureo Zegarra Pinedo presidente de la Comisión Bicameral de Educación, quien haciendo eco a nuestro pedido hace llegar los pormenores al Sr. Viceministro de Educación Dr. Andrés Cardó Franco donde nos apersonamos en busca de devolvernos el terreno. 

 

            Mientras corren los días... en Juana Alarco la jornada se convierte en escenario de un gesto fraterno, única y ejemplar de nuestros padres de familia que, aferrándose a la tierra como Rosendo Maqui, noche tras noche dejan su vigilia debajo de los arbustos del jardín del colegio, tomando una taza de agua hervida alrededor de una improvisada fogata que ardía gallarda como el fuego eterno de los dioses, aquí, sobre esta tierra, se dejaron muchas noches de sueño, volaron muchos suspiros y por ratos parecían ahogarse nuestras esperanzas en algunas lágrimas caídas al polvo, de los ojos de aquella madre o alumna que quería a su colegio. 

 

             Más pudo el desvelo de un señor Viceministro, el interés del Sr. Presidente de la Comisión Bicameral de Educación del congreso, la cuota de voluntad del Dr. Arenas de la USE, tantas caminatas por los pasillos y escalinatas de las dependencias estatales por nuestra directora y Directiva-Lazo-Romaña, para que el Sr. Presidente de la República Arq. Don Fernando Belaúnde Terry, acoja nuestra demanda y con ese don Indeleble de maestro, y de padre como Primer Mandatario de la Nación, llega a emitir la Resolución Suprema Nro. 019-81-VC-5600 de fecha 03 de marzo de 1981, reivindicando a perpetuidad los terrenos que una noche de viernes 11 de octubre quisieron quitarnos, la justicia se había cumplido y la luz había iluminado a nuestro colegio.  

 

            Nuestra tarea por delante será grande y férrea porque el terreno invadido nos cederían por canje que realizará las autoridades, pero con la condición de que sea utilizado por el colegio, por tanto debía hacerse realidad un viejo anhelo de tener un auditorio para el colegio, la APAFA previa coordinación y planificación con el Cuerpo Directivo del colegio, se organizan tres rifas y con la ayuda decidida de todos nuestros padres de familia y alumnado en general, de puerta en puerta se va vendiendo los boletos, paralelamente se inician los trabajos preliminares de nuestro auditorio en 1981, se sigue con las otras etapas y tenemos las gratas visitas del Sr. Presidente de la República Arq. Fernando Belaúnde Terry el 4 de mayo de 1981 (día domingo) habían padres trabajando en el colegio y el 22 de setiembre de 1982, constata la Construcción de este auditorio y deja de manifiesto: “Que los padres de familia daban un mar de sacrificio y colaboración en Juana Alarco” dejando escrito en el libro de Visitas un mensaje: “Con profunda admiración y eterna gratitud” frases que más nos comprometían para seguir bregando en la consecución de nuestra aspiraciones de llegar a ver la realidad que ahora nuestros ojos disfruten: el auditorio.

 

            En su visita el Sr. Presidente de la República ofrece una ayuda económica para continuar con la construcción, haciéndose realidad la partida de 40 millones que impulsan la construcción, y posteriormente una adicional de 30 millones de soles, que no fueron empleados en su 100% porque la Zona 04, administradora de estos fondos, hizo devoluciones al fisco, sin completar o terminar la obra. Durante tres años continuos, se afronta los diversos problemas que se presentan en la construcción, recurriendo a entidades estatales o particulares para la buena marcha de los presupuestos asignados y/o consecución de presupuestos cómodos y reales, tareas compartidas por el presidente de la Directiva de Asociación-Vigilancia, la Sra. Directora y el cuerpo Directivo de la asociación, estas tareas mayormente mal comprendidas por quienes quisieran lesionar la buena imagen de quienes supieron entregar parte de su vida a la realización de la obra que hoy vemos y con satisfacción del deber cumplido para quienes supieron capear todas las vicisitudes de esta empresa.

 


            Hoy estamos aquí todos presentes, sobre la tierra que parecía el triángulo de las bermudas, sobre esas lágrimas caídas al polvo, porque iniciamos nuestra jornada aquel viernes santo 11 de octubre de 1980. Si esos ladrillos convertidos en muros o los granos de arena confundida con el cemento pudieran pronunciar el nombre de todas aquellas personas que hicieron realidad la construcción de esta aula magna, se convertiría en una sinfonía infinita que los ángeles del cielo bajarían a posarse sobre el escenario de este auditorio, que viene a ser un monumento al esfuerzo mancomunado de todos nuestros padres de familia y el mensaje de nuestro Primer Mandatario de la Nación, sería colocada por las delicadas manos de nuestras alumnas en una alfombra de pétalos de las flores del florido jardín de Juana Alarco de Dammert y permanecerían eternamente con su filosofía que dice: “Que la juventud salga de esta aula magna, conociendo más y queriendo más al Perú”. 

 

            Nuestra eterna gratitud al Sr. Presidente de la República, que nos honra con su presencia y su gran talento de educador indesmayable constructor del Perú, ha puesto en funcionamiento a nuestro auditorio. Gracias a todas las autoridades educativas, en la persona del Sr. Viceministro de Educación, al Diputado por Lima, Sr. Áureo Zegarra Pineda, por su infatigable apoyo a nuestro colegio, como presidente Honorario de la Asociación de Padres de Familia del Colegio Nacional “Juana Alarco de Dammert”. Nuestro más profundo agradecimiento a todos nuestros padres, madres de familia y alumnado, por haber logrado la consecución de este monumento, gracias al aporte económico, moral y material que supieron desbordar como una lección para la posteridad y un ejemplo para el resto del Perú, gracias familia Alarquina. 

 

            Gracias especiales a nuestras alumnas, por haber esperado con calma y por mucho tiempo la llegada de este momento sublime en que se les entregará este auditorio. No quiero ser ajeno con el gracias a todos los padres y alumnas que dejaron sus huellas en los pasillos del colegio, pues unos seguirán animándonos con sus miradas al pasar, y los que por designio de la vida marcharon al más allá, desde los cielos estarán rogando por los futuros éxitos de esta familia.  

 

            Gracias a todas las Instituciones Estatales y particulares y en forma especial a la Guardia Civil del Perú, que supo brindarnos todo su apoyo en los momentos más difíciles. Finalmente, nuestro cálido agradecimiento a la Sr. Camila Ríos de Andreu, al Sr. Víctor Lazo Cárdenas y al Sr. Julio Romaña Herrera, quienes con un puñado de padres de familia que conforman la Junta Directiva: Carlos Arboleda, Héctor Alí Alí y Juan Rodríguez Jara, no escatimaron las horas de trabajo, no conocieron la sed ni el hambre, no diferenciaron el día de la noche, por su tesón y trabajo, muchas veces incomprendidos; pero que tuvieron el valor de culminar la construcción de este auditorio que es el monumento al trabajo y a la Educación erigido en el Quinquenio de la Educación.  En la parte posterior del auditorio se construyó una oficina para la APAFA, como tributo a los sacrificios de los padres de familia. Gracias a Dios. 

 

 

Miraflores, junio de 1984  

 

Juan Rodríguez Jara