BIENVENIDO EN MIS RECUERDOS
Escribe Walter Arsenio Vidal Tarazona
Mi padre se durmió para siempre, teniendo como lecho una blanca gigante piedra, a orillas del río Marañón. No logró llegar a su Colca querido, donde tal vez quiso vivir su vejez. No sé. Pero sus restos reposan en la tierra que amó mucho. En vida, escribió: “[…] pregunten a las estrellas si me vieron pasar por aquí.[…]”.
Hoy al pretender retornar a mi Llamelliín querido, no es que yo quiera emular a mi añorado progenitor. No. Aunque mi corazón clama retorno, no (desgracia mía) puede viajar conmigo, so pena de apagarse o estallar como dinamita por el esfuerzo a la que la altura puede someterle.
La última vez que pisé esa colorada tierrra, se infló mi alegría al pasar, ya esta vez en carro, la quebrada de Cancanán. Cuando atravezaba el puente que alli han construído para que entren los carros a Llamellín, mis ojos se humedecieron de emoción, al leer una palabra mágica: iBIENVENIDO! Aceleré mi mirada arriba, buscándole a tayta Pahuacoto. Estaba en el mismo lugar, a su costado Guelle Cruz y al otro costado Trinidad. Tenían los brazos abiertos de par en par diciéndome !Bienvenido!.
Tal vez los moradores de aquella preciosa ciudad no lo sientan como el viajero que se asoma a ella, la emoción que uno experimenta al sentirse BIEN RECIBIDO, con la magia de una sola palabra: BIENVENIDO. A parte de que es un gesto de atencion y verdadero valor humano porque traduce toda la simpatia hacia el visitante. Por eso, porque me han informado que ese letrero o mensaje ya no existe, elevo mi voz de aliento, básicamente a las autoridades, para que se restablezca ese saludo de BIENVENIDA.
Señor Alcalde, invoco a su fina sensibilidad, a usted que representa el sentir de la población llamellina, para que se restablesca y mejore ese mensaje de amor que identifica el sentimiento del pueblo hacia sus hijos que viven fuera de ella o a los viajeron que están de paso o de visita.
A mis paisanos, instituciones, como centros educativos, para que sigan bregando por la superación del pueblo en el marco de un tiempo en que al parecer se están perdiendo valores humanos. La educación es el único instrumento que le queda al hombre para su salvación.
Entre esos valores que se están perdiendo o trastocando, es seguramente el amor, como una virtud sublime y terrenal que debe liderar todos nuestros actos y nuestra vida. Sin amor no hay Justicia, Respeto, ni Libertad.
Fuente:
Blogspot YARCÁN
http://yarcan-llamellin.blogspot.com/