jueves, 1 de julio de 2021

1 DE JULIO: PARQUE NACIONAL HUASCARÁN - FOLIOS DE LA UTOPÍA: HUANDOY Y HUASCARÁN - LA SEMILLA DE ALGO NUEVO - POR DANILO SÁNCHEZ LIHÓN


 
 
Construcción y forja de la utopía andina
 
JULIO, MES DEL MAESTRO;
DEL SANTUARIO HISTÓRICO
DE MACHU PICCHU; BATALLA
DE HUAMACHUCO, LEONCIO
PRADO Y FIESTAS PATRIAS
 
CAPULÍ ES
PODER CHUCO


 
SANTIAGO DE CHUCO
CAPITAL DE LA POESÍA
Y LA CONCIENCIA SOCIAL


*****
1 DE JULIO
 
PARQUE
NACIONAL
DEL HUASCARÁN


 FOLIOS
DE LA
UTOPÍA


 
HUANDOY
Y
HUASCARÁN


LA SEMILLA DE ALGO NUEVO
 

 
Danilo Sánchez Lihón
 
 
1. ¡Se han ido
lejos!
 
– ¡Huandoy!
– ¿Sí, amor?
– ¿No duermes?
– No, Huascarán. Estos últimos días se me está yendo el sueño.
– ¿Algo, acaso, te desvela?
– Sí. Y también sentir que tú te revuelves, y estás inquieto sin poder dormir.
– ¡Ah, sí!
– Y eso también me quita el sueño. A ti, ¿qué te preocupa, Huascarán?
– ¡Huandoy! –Le dice–. ¡Qué pasa con nuestros hijos! Y no solo con los nuestros sino con los hijos de todos los Apus.
– ¡Eso también me pregunto yo!
– Hemos puesto en ellos el mayor esmero, pero no quieren saber nada acerca de nuestra tierra, de nuestras costumbres y nuestras tradiciones. E inclusive, ¡se han ido lejos, y no se acuerdan de nosotros!
 
2. En lo alto
del cielo
 
– No sé. Digo que quizá sea porque todo les hemos dado, y no saben lo que es privaciones ni sufrimientos.
– Es cierto. Ellos no han sufrido como nosotros hemos sufrido de tantas privaciones.
– O, será porque así es la vida moderna, con emociones, pero sin sentimientos.
– ¡No!, la vida es una sola. Y, ¡no es así! Si no, ¡acuérdate! Acaso, ¿nosotros hemos sido así?
– ¡No!
Y ambos se quedan un momento callados y en silencio.
Y rememoran Huandoy y Huascarán cómo consagraron su amor a estas montañas, convirtiéndose en nevados de la Cordillera Blanca del Perú.
Ella que fue una dulce princesa incaica y él un valeroso guerrero del Ejército del Inca, quienes en vez de huir hacia afuera se afincaron más en su terruño, en su esencia y en su espíritu.
Y ahora es cuando más conversan de amanecida, con todo el fulgor de las estrellas que relumbran titilando en lo alto del firmamento.
 
3. Y
no ha vuelto
 
Ella está recostada en su hombro y en su pecho apacible. Y él le habla, como a su mujer de toda la vida, con voz confidente y sosegada.
– Siento, Huandoy, –le dice–, que el rumbo que ha tomado el mundo no está bien. Que lo que viene ocurriendo atenta contra la vida y les quita a nuestros hijos esencia y reciedumbre.
– ¿Será que hemos fallado nosotros?
– No. Al contrario. Siento que tenemos aquello que hay que defender hoy como nunca. Que, si dudamos, todo se acabará con nosotros.
– Por ejemplo, ¡amarse como nosotros nos amamos!
– Sí. Y en aras del toda nuestra existencia ha sido una consagración y un sacrificio constante. ¡Y nunca hemos claudicado en nada!, ni tenido descanso, sino que todo lo hemos dedicado a ellos.
– Y, ya ves, la última ¡cerró la puerta golpeándola, y se fue! Tiró las llaves sin siquiera voltear a mirarnos. Sin decir siquiera gracias, y ni siquiera ¡adiós!
– Y hasta ahora no ha vuelto. Y, ni siquiera ha llamado.
– ¡Pero no es culpa nuestra, Huascarán! Porque, mirémonos, ¿cómo somos, en cambio, nosotros?
 
4. Pero,
¿qué hacer?
 
– Y, ¡todo el cuidado que hemos puesto en educarlos!
– Es el influjo que viene de afuera. Todo lo horripilante que viene en esos juegos y hasta en la música; tanto que pareciera que se hace a propósito para deformarlos, y dominarnos a fin de hacernos indolentes y seguir siendo sojuzgados.
– Es la ideología del mercado, que predica que todo tiene precio, de que todo se compra y se vende.
– Si así, piensan entonces: es lógico que se venda el alma, ¡el corazón y la conciencia humana!
– Es el capitalismo salvaje e infame, que lucra, corrompe y atenta en contra de la vida verdadera.
– Es el orden nefasto que ahora domina el mundo. ¿De dónde viene? ¿En dónde se ha montado esta maquinaria infernal?
– Y que se hace por el afán de dinero, por el poder, y la ambición de tener el dominio del mundo. Y, sobre todo, por lucrar, haciendo que se pierdan sensibilidad, conciencia y valores.
– Es el consumo que atenta incluso en contra de la vida en el planeta tierra. Pero, ¿qué hacer?
 
5. Nuestra
progenie
 
– Siento mucho frío, Huascarán. Está haciendo mucha helada esta noche; o, ¿por qué tiemblo?
– Pero yo estoy que te arropo, amor mío.
– Y qué, ¿yo me destapo?
– No sé.
– Siento tu abrigo, pero el frío viene del subsuelo.
– ¿De las lagunas dices?
– O de los luceros, porque mira cómo se refleja en la superficie del lago,                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                el cielo tachonado de todas las luces que brillan en el cielo.
– ¡Cuánto dolor me da este mundo que vivimos, Huandoy! ¡Sin alma, sin rumbo y sin sentido!
– Nosotros mismos, que nacimos eternos, moriremos. Si no, ¿cuánta nieve ya hemos perdido?
– Ya fue anunciado que moriremos. Y ya nadie dice, por ejemplo: Nieves eternas.
– Pero no tanto me preocupa lo que me pase a mí, sino a nuestros hijos. Y a los hijos de todos, porque en ello está nuestra herencia y progenie.
 
6. El mundo
que anhelamos
 
– Sí. Pero, no encuentro culpa en nosotros sino en lo que viene desde afuera. ¡Y desde lejos! Y viene hecho con mala intención, perversamente
– ¡Huandoy!
– ¡Sí!
– Quiero proponerte algo.
– Sí. ¿Qué es?
– Que, así como decidimos ser nosotros montañas sagradas, ahora bajemos a ras de tierra y vámonos por los caminos, confundámonos con la gente, como dos jóvenes que salen de sus pueblos y van a estudiar a las ciudades.
– Y, ¿para qué?
– A fin de fundar el mundo que anhelamos y que fue el que nos enseñaron nuestros padres; inspirados en valores perdurables.
– Y, ¿qué les enseñaremos?
– El Ama Sua, no seas ladrón. El Ama Quella, no seas ocioso. El Ama Llulla, no mientas, y el: sé verdadero. Y a fin de corregir este mundo de dolo, de usura, de corrupción y de engaño.
– Me dan miedo las ciudades, Huascarán. Me da miedo vivir en aquel mundo ajeno y desalmado.
 
7. Si es
a tu lado
 
– Tú siempre estarás a mi lado. Y, debes saber, que yo nunca te dejaré, Huandoy. Te defenderé con toda mi alma y mi vida.
– Eso lo sé. Pero, ¿dejar estos aires que aún son puros? Dejar esta limpidez del cielo, estas flores, ¿la luna y las estrellas en la madrugada? ¿Dejar los arreboles de mayo? ¿Y a nuestros amigos y hermanos que siempre están atentos a lo que nos pasa y sucede?
– Sí, ¡ese es el nuevo reto y sacrificio! Y, ¡que te pido otra vez! como el primero que hicimos al convertirnos en montañas. Y este otro que es hacernos pronto maestros de base, entrando a las escuelas a enseñar valores como el de la identidad, el ser solidarios, y mostrarles la verdad del amor.
– ¿Tú estás convencido? Porque todo será al principio mísero y precario para nosotros. En aquel mundo no tenemos nada, ni a nadie. Y todo será muy difícil.
– Pero es una misión la que tenemos que cumplir. No podemos dejar que muera lo que verdaderamente somos, ni que nuestro pueblo se pierda. Es, ¡hacernos semilla de algo nuevo!
– Si es por lo que dices; y si es estar a tu lado, entonces acepto. Está bien. Acepto
– ¡Gracias amor mío! Gracias. Y, ahora, ya duerme.
 
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