JUAN COLLAS BERRÚ
Escribe Ángel Gavidia Ruiz
Era, creo, ingeniero químico, pero como tantos otros amó a la literatura. Y la amó con la entrega de un adolescente. Es decir le ofrendó sacrificio, insomnio, sobresalto económico, y vida. Mucha vida.
Su padre fue un músico notable de Huaraz, me dijo. Fue aprista de esos de los primeros años. Y como lo que se hereda no se hurta, Juan no dudaba en echar sus canciones a la noche y los amigos, precisamente cuando no había ya otro lenguaje que el cantar. Además, Juan Collas Berrú ya es, por si solo, un nombre musical. Demasiada armonía para la casualidad. Pero así es.
Hermano las esquinas ya no serán iguales porque carecerán de la sorpresa de encontrarte para iniciar el diálogo. El largo diálogo que frecuentemente continuaba en tu casa entre la colección completa de “En busca del tiempo perdido” que no es solo los dos volúmenes que tengo, o los libros de Lorca, o los más queridos, los de los poetas de estas tierras del Señor. En esa biblioteca me ganaste una apuesta. “La tarara” que cantaba Marisol, la españolita a la que amamos todos, la Tarara ,sí;/ la Tarara,no; son versos de Lorca, dijiste. Yo quería a Marisol, pero no tanto para aceptar eso que me parecía una calumnia al poeta de Granada. Ganaste compañero. Y no sabes cómo, ahora, me alegra que hay sido así.
Finalmente quiero contar, como hacen en mi tierra los amigos frente a los difuntos entrañables, las cosas que más me emocionaron. Recuerdo, por eso, tu baile escolar simulando a la ronda con mi madre, maestra octogenaria, en su cumpleaños; mientras entonabas, casi niño, una canción que comenzaba con “Naranjita…”
Se nos fueron el pintor Demetrio Saldaña, el poeta Víctor Raúl Plasencia y ya eran muy grandes estas pérdidas, pero ahora se marcha Juan Collas Berrú y un océano de tristeza nos inunda.
Trujillo, 25 de mayo de 2021
