lunes, 4 de enero de 2021

DEMETRIO QUIROZ MALCA: DIOS DE LA NOSTALGIA - POR ÁNGEL LAVALLE DIOS

 


DEMETRIO QUIROZ MALCA:

DIOS DE LA NOSTALGIA

Angel Lavalle Dios


Dos hitos temporo espaciales antípodas, me acercaron al poeta Demetrio Quiroz Malca, sanmiguelino cajacho: uno, en 1965, en Trujillo, en mis aurorales años de bisoño estudiante universitario, cuando apareció y leí su libro de poemas “JUDAS”; otro, en 1992, en Chimbote, durante las postrimerías de mis afanes laborales como docente universitario, gracias a la nostálgica entereza de su paisano el poeta Víctor Hugo Alvitez Moncada, afincado en la tierra de la siderurgia y la anchoveta. Fue a propósito del deceso de Demetrio y del encuentro casual de Víctor Hugo, con la que fue la última obra poética de aquél: “DEL MUNDO EN QUE VIVIMOS” (Concytec 1990).

Entonces la necesidad de una acercamiento más atento hacia las profundas intimidades artísticas y humanas de Quiroz Malca, paisano del fino Dios de la Nostalgia, empapado de lluvia y de terruño, de amor filial y pannaturalista, de tradiciones y habitantes de su natal San Miguel de Pallaques; pero, asimismo, hondamente preocupado por el ser y el deber ser del hombre y de la humanidad.
 

Intimo, coloquial, sincero, uno más entre nosotros, humano habitante, conciente y concientizándonos sobre las precariedades maravillosas de la vida nuestra, y sobre la necesidad de asumirla a plenitud y con optimismo. Y con las preocupaciones pedestres, la elevada altura del verbo: épico, pletórico de mundo y vida, peregrino aventurero, embelesado soñador. Tal íntegro poeta, total y cósmico contra la muerte que ya veía venir, cual “yedra implacable, repentino/ alud, latido enervante que crucifica/ el sueño, la palabra .../ por decir lo menos o decir lo más...” Todo, hábil, diestramente esbozado, con todos los recursos técnico poéticos, a manera de grandes y largas tiradas de platicante y lacerada ternura, que habita el corazón porque su origen es la vida que está cerca, en y delante de nosotros: “... y lo estará por mucho en sabiendo/ que en las puertas del horno....;/ en sabiendo que las guerras cultivadas/ por el odio, el miedo, el terrorismo/ y sus más diversos como satánicos rostros/ sigan fermentando/ ostentando hoy como ayer sus letales fórmulas;/ sus catapultas, sus hordas, sus flechas,/ sus espadas/ sus metrallas, sus misiles, sus hiroshimas,/ sus ojeras...”

Pero contra toda esta  noche, mar oscuro y proceloso, una tabla con íntimos acordes, la voz de la vida: “Pero tal como ayer, la Música, la etérea/ diosa que amanece perla y encanto/ en los labios sedientos de la vida/ (y en los deslumbrados pero fríos páramos/ de la muerte)/ es la misma voz, dulce y embriagadora Voz..”
 

Así, Demetrio Quiroz Malca (1926), norteño y rural como nosotros, es, en gran parte, el poeta de “élite” que define el Maestro Luis Alberto Sánchez, por la altura formales de su lírico verbo y por la consistencia y humanidad de su mensaje. Pero diríamos, complementando o completando, una rara “élite”, es decir, nueva élite del arte que busca la verdad y se sotierra, enraizando, para crecer fortalecida sobre el corazón del hombre y el alma del terruño, fuente de la auténtica imagen del ser ecuménico: “Y lo hago, no sin antes/ echar una mirada a mi lejana infancia/ cuando era yo/ -me imagino por el color/ de mi sueño-/ el hermoso girasol que besaba/ con pasión el viento/ y alimentaba de inefables alas/ el rocío./ Cuanta luz debí beber/ de sus castas fuentes, allá en mi pueblo/ donde mi madre se vestía/ de rubias mañanitas para tejer/-con el candor de su inocencia/ y adorable sencillez-/ el mantel largo para la Fiesta Grande/ o para el Pan del Pobre./ Cuanta luz debió colmar el cielo/ y las alegres farolas del amado mundo/ que tengo en mi corazón:/ San Miguel de Pallaques, donde/ aprendí a escribir amor en La Cantora.../ al tiempo que el destino empezaba/ a arrancar, uno a uno, los pétalos/ del entonces girasol que fui./ Cuanta luz, evidentemente debió / encandilar los despreocupados/ y hasta inconscientes días de mi infancia,/ en donde sí fulguran, perdurables y grandiosos: Mi madre/ Mi pueblo/ Mi primer Amor:/ Dejo el mundo/ paso a paso.” Pero en tu caso, Demetrio, para vivir eternamente con nosotros.

Trujillo, lunes 18 Enero 1993.
 
 
 
 
 

Fuente:

Blogspot SAN MIGUEL DE PALLAQUES " Puerta del cielo"