BUENOS DÍAS CHIQUIÁN
Por Augusto Escalante Apaéstegui
Premio Nacional de Poesía
Conococha de las alturas
sobre tu sosegada y líquida estructura
bruñe la cordillera
su perfil de metálicos amaneceres
gélido y sereno pentagrama
donde el idioma del viento
ensaya sus primeros balbuceos
en el secreto aleteo de las truchas
en alas de patos, huachhuas, ahuash
leclish leclish leclish...
Agua misteriosa
agua germinal
agua luminosa
territorio de la lluvia
residencia de la luna andina
de los auquis tutelares
nido del relámpago
límite sonoro del trueno
en la Pampa de Lampas
estanque de aire puro
alfombra tejida de rediles
aromado de fogones cotidianos
en estancias de alegría
a la hora de la aurora
de íntimos y domesticados humus.
A lo lejos
confundido con la bruma
relumbrones de nieve enaltecida
estallan en mis ojos
y me cercan con su mágica estatura.
Primero el Tuco celador
oteando sin sobresaltos los caminos
luego la montaña se amotina
en vértebras de plata incandescente
y muestra al Huayhuash en su prolongada
estatura de granito.
Sigue el camino hurtado a los cerros
en su derrotero marcado por el viento
baja con el albedrío de los pájaros
baja con el sonido del Aynín en la quebrada
baja entre recodos de corceles
baja con el latido presuroso
del caminante encandilado
con los verdes festivos que lo asedian.
Serpentina polvorienta
bordada de muchquis quinchas
y hualancas
poco a poco vas tejiendo
horas de encantamiento
donde la palabra no escatima halagos
vamos bajando mientras los cerros suben
mientras el cielo iluminado
congrega los azules más brillantes
vamos bajando y en lo alto
allá donde nace el trueno
se empina el soberano Yerupajá
cortado por un rayo.
Alto arrecife cordillerano
agua apretada en su fría residencia
reverbero del sol inmaculado
lítico estambre de la tierra
inmóvil estandarte de la luz
nido litúrgico del hombre.
Y vino sigiloso un aroma de rosas
de la hondonada
junto a un tropel sonoro
de pichuichancas yuquish
y huipchulines
con el cómplice silencio
de modestos ninacurus fugitivos.
Ya se acaba la espiral terrestre
y su hermosa visión agraria
los puquiales destejen su alegría
en rediles de pecuaria mansedumbre
y los árboles paren sus frutos
de mil aromas y colores.
Chiquián planicie sostenida por el canto
pueblo de la esperanza compartida
en sermones jubilosos
tálamo de silvestre dicha
tachonada de kikuyos insolentes
sobreviniste poco a poco y no a galope
por la bucólica senda de la ternura
descubrieron mis ojos
tus germinales sementeras
la multiplicada estirpe de la papa
sobre humildes pétalos de barro.
De a pocos se fue configurando
tu noble geografía
con solidarios techos guarnecidos
de arcilla calcinada
de cálidas tejas de cariño
y fui palpando tu rostro serrano
con todos mis sentidos
con mi alma doblegada por tu encanto.
Había un aroma de madrugadora lluvia
desnuda por la calle
un olor a pan recién salido del horno
aires de fogones y chinchos iracundos
colmaban cada casa
todo era vuelo recién amanecido
con sus trajes hilados de esperanza
de cada boca nacía una flor para mi mano
los pájaros renovaban su fe en el rocío
y repartían las semillas por el campo.
Las mujeres compañeras del amanecer
tienden manteles de ternura
con su mote de vernácula raigambre
la dorada cancha con su corazón de pan
el tocosh sempiterno y subterráneo
conquistando paladares
el haba plural en sus gustos
en shinti rocochos y pancus convertidos
la fragante leche recién recogida
y sus quesos de blanca arquitectura
los inquilinos precarios del corral
con sus sabores santificados por el fuego
y las mil formas del sustento
para calmar hambres iniciales.
Los hombres hijos del alba
compactos en su hechura campesina
preparan los arados
para florecer la dicha de la tierra
en soles cotidianos y fecundos
presta está tu mano para el trabajo
para domesticar la arcilla inmortal
en fiestas contritas del surco y la semilla
y la limpia de los cauces
para abrevar los rediles venturosos
cercado de ilusiones pastoriles
para izar el juego de tus hijos
en las blancas banderas de la aurora.
Fresca y verde yerba renacida
orna los caminos de la esperanza
por ahí van los niños chacareros
por ahí van los niños pastores
por ahí van los niños escolares
los herederos de la alegría
canturreando canciones de la tierra
en los feriados de sus sonrisas.
Ahí están los alisos con su sombra
los pájaros con su canto
las grandes piedras
con su mansedumbre para el descanso
el viento para traerles el recuerdo
de las fiestas del agua
de la tierra de las flores
de los hombres
para aquéllos que deshojaron calendarios
con la unción chiquiana de gente proba
para los que amaron el amor
antes que el odio
para los que señalaron el derrotero
primigenio de vuestra estirpe.
sobre tu sosegada y líquida estructura
bruñe la cordillera
su perfil de metálicos amaneceres
gélido y sereno pentagrama
donde el idioma del viento
ensaya sus primeros balbuceos
en el secreto aleteo de las truchas
en alas de patos, huachhuas, ahuash
leclish leclish leclish...
Agua misteriosa
agua germinal
agua luminosa
territorio de la lluvia
residencia de la luna andina
de los auquis tutelares
nido del relámpago
límite sonoro del trueno
en la Pampa de Lampas
estanque de aire puro
alfombra tejida de rediles
aromado de fogones cotidianos
en estancias de alegría
a la hora de la aurora
de íntimos y domesticados humus.
A lo lejos
confundido con la bruma
relumbrones de nieve enaltecida
estallan en mis ojos
y me cercan con su mágica estatura.
Primero el Tuco celador
oteando sin sobresaltos los caminos
luego la montaña se amotina
en vértebras de plata incandescente
y muestra al Huayhuash en su prolongada
estatura de granito.
Sigue el camino hurtado a los cerros
en su derrotero marcado por el viento
baja con el albedrío de los pájaros
baja con el sonido del Aynín en la quebrada
baja entre recodos de corceles
baja con el latido presuroso
del caminante encandilado
con los verdes festivos que lo asedian.
Serpentina polvorienta
bordada de muchquis quinchas
y hualancas
poco a poco vas tejiendo
horas de encantamiento
donde la palabra no escatima halagos
vamos bajando mientras los cerros suben
mientras el cielo iluminado
congrega los azules más brillantes
vamos bajando y en lo alto
allá donde nace el trueno
se empina el soberano Yerupajá
cortado por un rayo.
Alto arrecife cordillerano
agua apretada en su fría residencia
reverbero del sol inmaculado
lítico estambre de la tierra
inmóvil estandarte de la luz
nido litúrgico del hombre.
Y vino sigiloso un aroma de rosas
de la hondonada
junto a un tropel sonoro
de pichuichancas yuquish
y huipchulines
con el cómplice silencio
de modestos ninacurus fugitivos.
Ya se acaba la espiral terrestre
y su hermosa visión agraria
los puquiales destejen su alegría
en rediles de pecuaria mansedumbre
y los árboles paren sus frutos
de mil aromas y colores.
Chiquián planicie sostenida por el canto
pueblo de la esperanza compartida
en sermones jubilosos
tálamo de silvestre dicha
tachonada de kikuyos insolentes
sobreviniste poco a poco y no a galope
por la bucólica senda de la ternura
descubrieron mis ojos
tus germinales sementeras
la multiplicada estirpe de la papa
sobre humildes pétalos de barro.
De a pocos se fue configurando
tu noble geografía
con solidarios techos guarnecidos
de arcilla calcinada
de cálidas tejas de cariño
y fui palpando tu rostro serrano
con todos mis sentidos
con mi alma doblegada por tu encanto.
Había un aroma de madrugadora lluvia
desnuda por la calle
un olor a pan recién salido del horno
aires de fogones y chinchos iracundos
colmaban cada casa
todo era vuelo recién amanecido
con sus trajes hilados de esperanza
de cada boca nacía una flor para mi mano
los pájaros renovaban su fe en el rocío
y repartían las semillas por el campo.
Las mujeres compañeras del amanecer
tienden manteles de ternura
con su mote de vernácula raigambre
la dorada cancha con su corazón de pan
el tocosh sempiterno y subterráneo
conquistando paladares
el haba plural en sus gustos
en shinti rocochos y pancus convertidos
la fragante leche recién recogida
y sus quesos de blanca arquitectura
los inquilinos precarios del corral
con sus sabores santificados por el fuego
y las mil formas del sustento
para calmar hambres iniciales.
Los hombres hijos del alba
compactos en su hechura campesina
preparan los arados
para florecer la dicha de la tierra
en soles cotidianos y fecundos
presta está tu mano para el trabajo
para domesticar la arcilla inmortal
en fiestas contritas del surco y la semilla
y la limpia de los cauces
para abrevar los rediles venturosos
cercado de ilusiones pastoriles
para izar el juego de tus hijos
en las blancas banderas de la aurora.
Fresca y verde yerba renacida
orna los caminos de la esperanza
por ahí van los niños chacareros
por ahí van los niños pastores
por ahí van los niños escolares
los herederos de la alegría
canturreando canciones de la tierra
en los feriados de sus sonrisas.
Ahí están los alisos con su sombra
los pájaros con su canto
las grandes piedras
con su mansedumbre para el descanso
el viento para traerles el recuerdo
de las fiestas del agua
de la tierra de las flores
de los hombres
para aquéllos que deshojaron calendarios
con la unción chiquiana de gente proba
para los que amaron el amor
antes que el odio
para los que señalaron el derrotero
primigenio de vuestra estirpe.
Ésta es la patria del trigo
el pueblo que germina su mañana
con su corazón latiendo
como la lluvia sobre el tejado
con la justicia hecha pendón
en cada patio florecido
con el amor en cada poro
y a la entrada de Chiquián
de los relámpagos eternos
montado en su brioso alazán
Luis Pardo nos da la bienvenida
con su historia de disparos.
Lentos van mis pasos por tus calles
humedecidas de cariño
hasta tu plaza de imperecederas rosas
al encuentro del abrazo de tu gente
del buenos días maduro de rocío
de la bruñida mañana
que te hace “espejito del cielo”
para beneplácito del vuelo
de los nuevos cantos del pueblo soberano.
el pueblo que germina su mañana
con su corazón latiendo
como la lluvia sobre el tejado
con la justicia hecha pendón
en cada patio florecido
con el amor en cada poro
y a la entrada de Chiquián
de los relámpagos eternos
montado en su brioso alazán
Luis Pardo nos da la bienvenida
con su historia de disparos.
Lentos van mis pasos por tus calles
humedecidas de cariño
hasta tu plaza de imperecederas rosas
al encuentro del abrazo de tu gente
del buenos días maduro de rocío
de la bruñida mañana
que te hace “espejito del cielo”
para beneplácito del vuelo
de los nuevos cantos del pueblo soberano.
Huacho 13 OCT 2004
CONOCOCHA SOLITARIA
Por Augusto Escalante Apaéstegui
Premio Nacional de Poesía
Aguas de Conococha
espejo de la luna
rodeada de pajonales
eres hermosa laguna.
Laguna de Conococha
de aguas cristalinas,
sobre ti desteje el sol
cabelleras matutinas.
La inmensidad de Lampas
guarda líquidos misterios
y los pastores del rocío
hacen dulce magisterio.
Muchas aves peregrinas
remontan el frío cielo
con rítmico aleteo
lentas levantan vuelo.
Alto Tuco sempiterno,
centinela silencioso,
iluminen los relámpagos
los parajes más hermosos.
espejo de la luna
rodeada de pajonales
eres hermosa laguna.
Laguna de Conococha
de aguas cristalinas,
sobre ti desteje el sol
cabelleras matutinas.
La inmensidad de Lampas
guarda líquidos misterios
y los pastores del rocío
hacen dulce magisterio.
Muchas aves peregrinas
remontan el frío cielo
con rítmico aleteo
lentas levantan vuelo.
Alto Tuco sempiterno,
centinela silencioso,
iluminen los relámpagos
los parajes más hermosos.
Huacho, 16 NOV 2007
RECUERDOS
FELIZ CUMPLEAÑOS POETA
AUGUSTO ESCALANTE APAESTEGUI
Mi buen amigo de toda la vida, Augusto Escalante Apaestegui, cumple años
este 16 de enero de 2020. ¿Desde cuándo somos amigos? Desde que nos conocimos,
hace 45 años. Con él hemos recorrido medio Peru, especialmente Chiquian
y Cuspón. Como buen poeta y escritor ha compuesto cantos a lo nuestro.
En las aulas universitarias hemos compartido eventos académicos y de
lucha contra la corrupción. En Insula, AEPA, el Centro Federado de
Periodistas de la provincia de Huaura y otras instituciones
hemos protagonizado cultura de hermandad. Como en la foto, cada
miércoles, un sudado de pescado acompañaba nuestras charlas con muchas
anécdotas y bromas. Hoy está delicado de salud y cada día hago votos por
su pronta y plena recuperación para continuar con todo lo que hemos
estado haciendo por 45 años. Como hombre de lucha sigue peleando por su
vida, y sus amigos nos sumamos a esta lucha. Un abrazote Augusto, a seguir
con la pelea que tenemos muchas tareas que nos esperan...
Filomeno Zubieta Núñez
Huacho, 16 de enero de 2020