EL GRAN UCUSH
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Por Armando Alvarado Balarezo (Nalo)
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Por Armando Alvarado Balarezo (Nalo)
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Amigo
Marino Espinoza, abres los ojos y una sensación de vacío en la barriga
te hace sudar frío. Nuestro querido Chiquián está amaneciendo gris, tan gris que ni los cariocos cantan.
Es un día miércoles 5 de febrero de aquellos sesentas, y ya los viejos arrieros descansan en paz, después de varias centurias transitando a pie: macizos, jalcas, abismos y cañaverales. Un día similar a los cuatro anteriores que has tenido en la semana.
El riachuelo Vado se ha desbordado cerca de Trinchera, y el huayco no deja pasar a los sufridos camioneros ancashinos que suben de la Costa, trepando las gradientes de la Cordillera Negra como tu pena. Por eso tu trabajo de cargador se ha suspendido en pleno día laborable.
Es un día miércoles 5 de febrero de aquellos sesentas, y ya los viejos arrieros descansan en paz, después de varias centurias transitando a pie: macizos, jalcas, abismos y cañaverales. Un día similar a los cuatro anteriores que has tenido en la semana.
El riachuelo Vado se ha desbordado cerca de Trinchera, y el huayco no deja pasar a los sufridos camioneros ancashinos que suben de la Costa, trepando las gradientes de la Cordillera Negra como tu pena. Por eso tu trabajo de cargador se ha suspendido en pleno día laborable.
Sé que hubieras
preferido estar en la cama unos minutos más, aunque sea para mantenerte
calientito, mas tu estómago cruje y cruje, pidiendo comida, y tienes que complacerlo, por lo menos con un pan de punta, sólo que tus bolsillos están más vacíos que alcancías de capilla abandonada.
Respiras hondo y sientes el aroma invernal de la amada Sierra. El aguacero que empezó anoche está cesando, empero, el hambre se incrementa, te lo hace saber la “lombriz” que gira impaciente en el píloro.
También sé que te pesa en el alma esta vida de sudor y hernia que no pediste al nacer, no obstante tienes que ser positivo como Shaprita, y salir cuanto antes por un cachuelo, pues pedir limosna se acostumbra en otros lugares, en Chiquián: ¡manan!.
Respiras hondo y sientes el aroma invernal de la amada Sierra. El aguacero que empezó anoche está cesando, empero, el hambre se incrementa, te lo hace saber la “lombriz” que gira impaciente en el píloro.
También sé que te pesa en el alma esta vida de sudor y hernia que no pediste al nacer, no obstante tienes que ser positivo como Shaprita, y salir cuanto antes por un cachuelo, pues pedir limosna se acostumbra en otros lugares, en Chiquián: ¡manan!.
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Chiquián: casa de "Agocalle" donde vivió Marino Espinoza
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¡Plash, plash, plash!, se hunden y salen tus llanques
y vuelven a hundirse en el agua que está prisionera en el patio de tu
casa de Agocalle. Luego caminas por el jirón Leoncio Prado con tu capucha de
costalillo 'Blanca Flor'. Hasta pareces fraile misio con tus bigotes ralos y la chompa azul que el tiempo ha tornado plomiza.
Pasas junto a tu amigo Benigno “Tuntu” Palacios, pero el orgullo te impide pedirle fiado una cemita de la canasta que lleva al hombro. Llegas al jirón Dos de Mayo: para tu dicha el camión “San Martín” está estacionado frente al mercado de abastos. Acaba de llegar de "Huaraz y sus muros."
"Espero que haya harta carga", piensas con el corazón inquieto. Te acercas emocionado y después de unas palabras con el gringo Teodoro Rivera, ya estás poniendo el hombro en la plataforma del camión. "Diez centavos por caja de mangos y 20 por saco de cebolla", es el arreglo verbal. "Algo es algo", murmuras.
Ojalá no te desmayes por el hambre que te agobia, amigo mío...
Aprovechando un descuido del gringo Rivera metes una guayaba en tu boca, pero él es "mosca" y se ha dado cuenta. El gringo sonríe luciendo su diente de oro “made in Cucadoctor”, que reluce entre sus labios heridos de frío.
- ¿Tan temprano Ucush y ya estás boleando? –te pregunta, y bajas la mirada, refrescando con una lágrima de gratitud al perrito chusco del frutero que no te ha delatado con un ladrido acusete.
- ¡Pónganse a un lado niños!, ¿no ven que estorban?, ¡apúrate Ucush, que pago por caja no por hora¡ -grita el gringo desde la baranda del camión, sujetando su sombrero negro con la mano derecha.
Sudando frío y tambaleante vas descargando, y entre saco y caja añoras los días de gloria como el mejor cargador bolognesino, cuando competías con tus amigos: Hualu, Raura, Rococho, Honorio, Jacobo, Quishpu, Amacho, Melchor y Alberto “limonta”. Parecían laboriosas hormiguitas dejando relucientes los camiones: Chiquianito, Santa Rosa, Benja, Escarchita, Espejo, Maturana, Alarcón, Tarugo, Ocrospoma, Cachay, Moncada, Tolomeo, San Martín, Lucero de Mangas, Ñato, San Francisco...
Hasta cinco camionadas por mañana, siempre al paso ligero con dos sacos de azúcar, cemento o sal, entre hombro, cuello y cabeza. Todo esto y mucho más era necesario en el “puerto andino” de Chiquián para abastecer a los pueblos lejanos.
Pienso en ti y te veo más blanco que los "santos varones" después de descargar cien quintales de harina.
¿Te acuerdas amigo?:
- ¡¡¡Dios mío, una rata!!! -gritó una linda placerita, aquella vez que descargabas zapallos gigantes en el mercado en plena fiesta de Santa Rosa.
- No chiquianita, es un “ucush” de juguete que el mercachifle Bayona ha hecho correr –le dijiste risueño para tranquilizarla, y como premio quedaste bautizado con el sobrenombre de Ucush, ¿o fue por tu parecido con Micky Mause?.
Pasas junto a tu amigo Benigno “Tuntu” Palacios, pero el orgullo te impide pedirle fiado una cemita de la canasta que lleva al hombro. Llegas al jirón Dos de Mayo: para tu dicha el camión “San Martín” está estacionado frente al mercado de abastos. Acaba de llegar de "Huaraz y sus muros."
"Espero que haya harta carga", piensas con el corazón inquieto. Te acercas emocionado y después de unas palabras con el gringo Teodoro Rivera, ya estás poniendo el hombro en la plataforma del camión. "Diez centavos por caja de mangos y 20 por saco de cebolla", es el arreglo verbal. "Algo es algo", murmuras.
Ojalá no te desmayes por el hambre que te agobia, amigo mío...
Aprovechando un descuido del gringo Rivera metes una guayaba en tu boca, pero él es "mosca" y se ha dado cuenta. El gringo sonríe luciendo su diente de oro “made in Cucadoctor”, que reluce entre sus labios heridos de frío.
- ¿Tan temprano Ucush y ya estás boleando? –te pregunta, y bajas la mirada, refrescando con una lágrima de gratitud al perrito chusco del frutero que no te ha delatado con un ladrido acusete.
- ¡Pónganse a un lado niños!, ¿no ven que estorban?, ¡apúrate Ucush, que pago por caja no por hora¡ -grita el gringo desde la baranda del camión, sujetando su sombrero negro con la mano derecha.
Sudando frío y tambaleante vas descargando, y entre saco y caja añoras los días de gloria como el mejor cargador bolognesino, cuando competías con tus amigos: Hualu, Raura, Rococho, Honorio, Jacobo, Quishpu, Amacho, Melchor y Alberto “limonta”. Parecían laboriosas hormiguitas dejando relucientes los camiones: Chiquianito, Santa Rosa, Benja, Escarchita, Espejo, Maturana, Alarcón, Tarugo, Ocrospoma, Cachay, Moncada, Tolomeo, San Martín, Lucero de Mangas, Ñato, San Francisco...
Hasta cinco camionadas por mañana, siempre al paso ligero con dos sacos de azúcar, cemento o sal, entre hombro, cuello y cabeza. Todo esto y mucho más era necesario en el “puerto andino” de Chiquián para abastecer a los pueblos lejanos.
Pienso en ti y te veo más blanco que los "santos varones" después de descargar cien quintales de harina.
¿Te acuerdas amigo?:
- ¡¡¡Dios mío, una rata!!! -gritó una linda placerita, aquella vez que descargabas zapallos gigantes en el mercado en plena fiesta de Santa Rosa.
- No chiquianita, es un “ucush” de juguete que el mercachifle Bayona ha hecho correr –le dijiste risueño para tranquilizarla, y como premio quedaste bautizado con el sobrenombre de Ucush, ¿o fue por tu parecido con Micky Mause?.
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¡Uf,
uf, uf!, ya estás muy cansado, felizmente falta poco para cumplir con el gringo, y sientes
tu espalda agarrotada, tus hombros, brazos y piernas están
más adormecidos que borrachos en Misa de Gallo, pero no te amilanas
ante nada ni nadie.
Es mediodía, de pronto ves un arcoíris que el hambre pincela en tus pupilas capulí. También ves estrellas y diablos azules por todos lados, sin haberte metido un sorbo de "chinguirito" siquiera .
Es mediodía, de pronto ves un arcoíris que el hambre pincela en tus pupilas capulí. También ves estrellas y diablos azules por todos lados, sin haberte metido un sorbo de "chinguirito" siquiera .
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- ¡Apúrate Ucush, que el camionero recuaino tiene que irse a su tienda¡ -grita otra vez el gringo.
En eso, ¡¡¡¡¡CRASHHHH!!!!!!! se vino abajo una caja. Los chiuchis
corremos al mando de Patuco y en par de segundos sólo quedaron en el piso
seis listones de madera y unos clavos de lo que fue una caja de
catagua repletita de mangos chaposos.
- ¡Era la última caja, qué piña¡ –dices apenado mirando el piso, y un temblor sordo recorre tu dermis.
- ¡No es justo, estaba mal clavada la condenada! –te disculpas así ante el gringo Rivera, y él saca la cuenta moviendo la cabeza de un lado a otro con una sonrisa cachacienta:
-
¡Qué lástima mi querido Ucush!, descontando la caja que cayó al suelo,
te debo un mango, negocios son negocios, como dice doña Pacucha Romero.
Elevas la mirada al apu Capillapunta
que luce turquesa, y la llovizna que empieza moja tu mejilla, abres la boca y una gota de
agüita pura del cielo calma tu pesar.
Afortunadamente el gringo Teófilo Rivera fue buena
gente y te pagó cinco pencos y de yapa una bolsa de frutas por tu trabajo. ¡Saliste
ganando amigo¡, pienso, mientras dejo reposar el Faber unos segundos
en la ventana de la habitación, para contemplar al bicéfalo Huascarán que fulgura a la distancia...
* * *
Regresas
contento a tu casita de 28 de Julio (Agocalle). En el camino regalas
mangos y guayabas a Pipón, a Lucho Panizo y a tus pequeños sobrinos
Chilbo Espinoza y Cuco Lastra, que se cobijan de la lluvia en el zaguán de Arti Oquendo.
Pasan
los minutos... por fin llega el merecido descanso y te desplomas de
espaldas en el colchón de lana vegetal. Saboreas dos ricas guayabas y
sientes que de tu viejo corazón está mejor que ayer, en este miércoles de cielo gris.
ooo O ooo
Es
un pequeño homenaje, tardío quizá, a un esforzado “estibador andino”,
que murió en su ley, hace muchos años en Barranca. Nuestro recordado
amigo Marino “Ucush” Espinoza, por su carisma, tolerancia innata y su
solidaridad con los niños y ancianitos chiquianos, se supo ganar el
cariño de propios y extraños en las décadas de los cincuentas y los
sesentas del siglo XX.
Huaraz, 5 de febrero de 1982
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VOCES NATIVAS
VOCES NATIVAS
Agocalle : Calle chiquiana por donde discurre mucha agua en época de lluvia.
Apu : Cerro protector
Boleando : Chacchado, haciendo una bola de coca en la boca.
Carioco : Gallo sin plumas en el cuello.
Capillapunta : Cerro chiquiano en forma de capilla.
Catagua : Madera que se emplea en la fabricación de cajas para frutas.
Cucadoctor : Apodo de un dentista que sacaba muelas sin anestesia.
Cucadoctor : Apodo de un dentista que sacaba muelas sin anestesia.
Chinguirito : Trago chiquiano.
Chiuchi : Niño.
Chusco : Común.
Faber : Lápiz
Huayco : Flujos de lodo y piedras con poder destructivo.
Llanque : Sandalia hecha de llanta de camión y listones de cuero (tiento).
Manan : No.
Pan de punta : Pan chiquiano, muy apetecible.
Trinchera : Lugar de abrupta geografía en pleno ascenso a Cajacay.
Ucush : Ratón.
Vado : Riachuelo ancashino que tributa sus aguas al río Fortaleza.
Chiquián
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Fuente:
Un trocito "DEL MISMO TRIGO".
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Un trocito "DEL MISMO TRIGO".
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