AQUELLOS AÑOS DE
ABRIL ESCOLAR
Por Armando Alvarado Balarezo (Nalo)
Por Armando Alvarado Balarezo (Nalo)
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Aquí estoy, como siempre, de lunes a sábado, sentado
en una banca junto a la tienda de tía Dolorita, saboreando una raspadilla rojiblanca, bajo el bermejo sol del mediodía.
Punto de encuentro:
esquina de Comercio
con Leoncio Prado
Falta poco para que salgan del colegio las doncellas, suspirando por un adoquín de "Cholito Nava".
A la distancia escucho sus pasos, son las musas del Santa Rosa. Siento en el aire: aromas de abril, dulce melodía...
A la distancia escucho sus pasos, son las musas del Santa Rosa. Siento en el aire: aromas de abril, dulce melodía...
Antiguo colegio Santa Rosa
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Levanto
la mirada. Con el reflejo de sus ojos pestañea el Sol. Tienen la
belleza de la cantuhuayta y vienen como olas, destilando aromas de
azul armonía.
Poco a poco asoman ellas, caminando de dos en dos por las veredas. No traen banderolas, sólo libros, cuadernos y esencia de amapolas.
Pasan y pasan como auroras de ensueño recorriendo mis venas. No digo nada, es mejor contemplarlas en silencio.
A mi costado diez alumnos del 378 endulzan sus sentidos con chalacas arco iris, caramelos de leche y marrones 'monterricos'...
Van pasando sonrientes las santarrosinas, exudando conocimiento sobre anatomía, artes manuales y geografía. Ya está cerca la princesa, viene como efigie de procesión, pausada y altiva, mirando Capillapunta que se inclina reverente.
Sin que lo note tomo una fotografía con mi pupila capulí. Ojalá no se vele o tendré que dibujarla con un pincel de fantasía.
Pronto llegará la noche y revelaré su imagen bajo la almohada, y dormiré con ella, envuelto en la pasión que mi pequeño corazón inflama.
Poco a poco asoman ellas, caminando de dos en dos por las veredas. No traen banderolas, sólo libros, cuadernos y esencia de amapolas.
Pasan y pasan como auroras de ensueño recorriendo mis venas. No digo nada, es mejor contemplarlas en silencio.
A mi costado diez alumnos del 378 endulzan sus sentidos con chalacas arco iris, caramelos de leche y marrones 'monterricos'...
Van pasando sonrientes las santarrosinas, exudando conocimiento sobre anatomía, artes manuales y geografía. Ya está cerca la princesa, viene como efigie de procesión, pausada y altiva, mirando Capillapunta que se inclina reverente.
Sin que lo note tomo una fotografía con mi pupila capulí. Ojalá no se vele o tendré que dibujarla con un pincel de fantasía.
Pronto llegará la noche y revelaré su imagen bajo la almohada, y dormiré con ella, envuelto en la pasión que mi pequeño corazón inflama.
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Lima, ABR 1968
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