miércoles, 16 de octubre de 2019

POETA MUNDIAL CARLOS GARRIDO CHALÉN - POR ARMANDO ALVARADO BALAREZO (NALO)


.LA PLUMA GENEROSA DEL POETA MUNDIAL 
 
CARLOS GARRIDO CHALÉN
 
Por Armando Alvarado Balarezo (Nalo) 
 
"Hay tres grupos de personas:
los que hacen que las cosas pasen;
los que miran las cosas que pasan
 y los que se preguntan qué pasó."
 
Nicholas Murray Butler 

"Poetas de la talla del vate peruano Carlos Garrido Chalén,
son como gemas preciosas raras
que aparecen en per
í
odos especiales de la historia humana".
Ernesto Kahan 

"Al poeta y escritor peruano Carlos Garrido Chalén, 
que combina la potencia de sus sentimientos
 con la calidad de su escritura incomparable, 
yo lo llamo el gran Cóndor del pensamiento del continente sudamericano,
 pero más aún, un grande del pensamiento universal".
 Guy Grequie 
 
El  miércoles 14 de marzo de 2012, como parte integrante del Catálogo de 50 Artistas Iberoamericanos Migrantes (Certamen “Inmigración y Cultura en un Mundo Globalizado”), y de acuerdo a lo expresado en el inciso f. del ARTÍCULO 4.- Presentación de candidaturas de la Fundación Príncipe de Asturias (REGLAMENTO 2012), tuve el deber espiritual de proponer al Dr. Carlos Garrido Chalén, como candidato al Premio Príncipe de Asturias de las Letras, por las consideraciones siguientes: 
 
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- Es un poeta, narrador y ensayista, cuya obra se alza con voz universal, gracias a su vasta riqueza espiritual, moral y estética, ingredientes de vida tan necesarios para el devenir del Hombre en los cinco continentes.

- Por su permanente dedicación a las letras, dignificando el pensamiento creador en nuestra lengua común, no solamente poniéndole alas ligeras a los sueños, sino también sanas raíces, con hondura y ternura, bajo el faro luminoso de César Vallejo.

- Por su generosidad y gran apertura, ingredientes muy escasos en el mundo literario, pues como pocos escritores laureados pone su obra al alcance de los espacios virtuales sin esperar nada a cambio, y sin temor a que millones lo tomen prestado como herramientas para el crecimiento cultural de las masas. Aquí radica su mayor fortaleza, haciendo que lo colectivo prime sobre lo individual, acorde a la tendencia actual del desarrollo humano.

- Premio Mundial de Literatura “Andrés Bello” versión Poesía 2009 de Venezuela, y Presidente Ejecutivo Fundador de la Unión Hispanoamericana de Escritores. 

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Pero Carlos Hugo Garrido Chalén, Patrimonio Cultural Vivo del Perú, llamado con cariño "El Cóndor de los Andes" por nuestro Nobel de la Paz Ernesto Kahan, no solamente brilla por su reconocida trayectoria mundial y su liderazgo natural, sino porque además contribuye con su pluma al reforzamiento del espíritu creativo de sus compañeros de ruta: sin distingos de venas literarias, orígenes, credos ni fronteras, como lo expresa su obra “LA MONTAÑA DEL JURAMENTO”, que contiene 47 prólogos de su puño y letra, de escritores y poetas de 15 países, Libro presentado en el IV Festival Internacional De Poetas: Huari 2012 "Antenor Samaniego".
 
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Carlos Garrido, hace de la magnanimidad un hábito de vida desde sus primeros años en su natal Zorritos, capital de la Provincia de Contralmirante Villar (TUMBES, PERÚ), donde es querido por su don de gentes. Zorritos es tierra de hermosas playas, entre las que destaca el paradisíaco balneario de Punta Sal, de aguas cálidas y sol brillante durante todo el año; para muchos es el reino de las canoas y del mejor ceviche del mundo. En dicha provincia está el Parque Nacional Cerros de Amotapes (UNESCO - 1977).
 
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Carlos Garrido Chalén no es un catador de zumos ajenos, sino un verdadero cirineo en el resbaladizo camino literario, brindando página a página, hombro a hombro, brazo a brazo: su estímulo, su aliento y el ánimo necesario a la tarea creadora de otros, para que alcancen sus objetivos y sueños. Carlos es un motivador nato, y lo hace de manera espontánea sin esperar reconocimiento por sus buenas acciones, como manifestación de su nobleza espiritual y su grandeza de corazón.

En el universo literario todos saben que el laureado poeta tumbesino pone el acento donde debe de poner, y que no le tiembla la pluma cuando se trata de luchar contra los flagelos de la Naturaleza y del Hombre.
 
“Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?”, subraya un cita bíblica (Mateo); y ahí están los dulces  frutos de Carlos Garrido, al alcance de todos, en la página Web de la Unión Hispanomundial de Escritores (UHE), en innumerables espacios virtuales y en sus libros que ya suman varias decenas.
 
 

 
Reflexiones que fulguran por doquier, dicen que la generosidad se forja en el hábitat natural del poblador y en los valores que se inculcan en la casa, el vecindario y la escuela. También nace con la persona, como lo señalan, en estas apretadas síntesis, los estudios siguientes:

Investigadores de las universidades estadounidenses de Harvard y Yale, han demostrado que el primer impulso de las personas es cooperar con los demás, mientras que ponerse a pensar durante más tiempo conduce a un comportamiento egoísta.

En tanto, estudios realizados en la Universidad de Zúrich (Suiza), revelan que las personas altruistas tienen mayor volumen de materia gris en el cerebro, en comparación con las personas egoístas.

Por su parte, científicos de la Universidad Hebrea de Jerusalén, han descubierto que el altruismo tiene un componente genético. Los resultados del experimento suponen la primera evidencia de la relación entre una variación del ADN y la generosidad humana.

Otra investigación, llevada a cabo por los científicos del Instituto Max Planck de Alemania, indica que la colaboración se manifiesta a edades muy tempranas, gracias a una predisposición innata, por tanto, genética, de ayudar a los adultos.

Y Carlos Garrido Chalen, desde su concepción, tiene todos los ingredientes para ser como es: UN SER HUMANO BUENO. 
 
 
 

 
Carlos Hugo llega todas las madrugadas a la bandeja de entrada de los correos electrónicos trayendo la PALABRA DE DIOS colmada de bendiciones, reflexiones y buenaventuranzas que iluminan los caminos que conducen a la felicidad compartida. Gracias Carlitos por abrir el alba de oro con fe y esperanza.
 
 
 
 
Para dicha de todos los peruanos de buen corazón, Carlos Garrido Chalén ha obtenido innumerales premios nacionales e interrnacionales, entre ellos, últimamente el premio "Miguel Delibes" de narrativa 2016 (España), por su novela El Muro del Abismo, y ha sido incluido en la Antología de Poesía Contemporánea, entre 10,400 poetas del siglo XXI de 179 países. De otro lado, la Asociación Internacional de Poetas y Escritores Hispanos de Puerto Rico (AIPEH PR), se ha sumado a la larga lista de instituciones literarias y personajes preclaros que vienen proponiendo al vate  tumbesino para el premio de Literatura "Miguel de Cervantes" y al premio "Príncipe de Asturias de las Letras". Respaldo unánime que enaltece al mundo literario. Por su parte la Academia Hispanoamericana de Buenas Letras, lo ha postulado para el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, al que convocan la Universidad de Salamanca y Patrimonio Nacional. El galardón tiene por objeto premiar el conjunto de la obra poética de un autor vivo que, por su valor literario, constituya una aportación relevante al patrimonio cultural común de Iberoamérica y España. Fue felicitado desde la Casa Blanca por el presidente Barack Obama y su esposa Michelle LaVaughn Robinson Obama, por su poemario No sé leer, pero me escriben, dedicado a las víctimas de Hiroshima y Nagasaki.
 
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Carlos estuvo en la República del Ecuador en octubre del año pasado, donde participó como presidente de la UHE en el "V Encuentro Internacional de Poetas, Decimistas y Escritores", en Manta, Portoviejo, Montecristi, Esmeraldas, Tachina, Rioverde y Montalvo. Culminada dicha jornada literaria estuvo presente en el "Primer Festival Binacional de Arte y Poesía: Uniendo fronteras Perú-México 2017". Y en julio del 2018, ganó el PREMIO LATINOAMERICANO DE LITERATURA MODERNA "HUMBERTO OCHOA CAMPOS".






Nuestro hermano CARLOS HUGO GARRIDO CHALÉN, nació el martes 16 de octubre de 1951. Hoy apaga 68 velitas de colores vivos que iluminan nuestra fe y el futuro de la Humanidad.
 
FELIZ CUMPLEAÑOS CARLITOS 
 
 
 
 







 
 
Dejo para su lectura, en este DÍA MUY ESPECIAL para las letras universales, 3 relatos breves y la experiencia de vida del escritor Napoleón Hill:
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RELATO 1

EL CIEGO DE ESQUIPULAS
 

. Autor anónimo

Hace más de doscientos años, en la ciudad de Esquipulas, Guatemala, vivieron dos personajes que hoy forman parte de las leyendas populares de ese país. Sus nombres eran Juan y Blas.

Juan descendía de una familia muy rica de la región y había heredado una gran fortuna, pero era ciego de nacimiento y no hacía más que quejarse de su desgracia. Los habitantes del pueblo habían sentido mucha compasión por él desde pequeño, pero en cuanto creció, Juan comenzó a tratarlos con desprecio y arrogancia, sobre todo después que murieron sus padres y heredó todo su dinero.

No ayudaba a nadie, así se estuviera muriendo, y su fama de avaro se extendió por toda la región. Blas, por su parte, era un campesino pobre, conocido por su gran corazón, su generosidad y su excelente sentido del humor. Apenas tenía con qué comer y con qué vestirse, pero siempre se le veía satisfecho y contento, dándole gracias a la vida por ofrecerle todo lo que necesitaba para mantenerse vivo y saludable.

Era el único habitante de Esquipulas por el que el ciego Juan sentía cierto aprecio. Habían sido compañeros de juegos en la infancia y Blas, además de hacerlo reír mucho, nunca le pedía dinero prestado. Por esta última razón, sobre todo, Juan lo consideraba su amigo. Un día la mujer de Blas se enfermó. Faltaban dos días para que al pobre hombre le pagaran su jornal en la plantación donde trabajaba, y necesitaba dinero para llevarla al médico. No podía pedírselo a ninguno de sus compañeros de trabajo pues todos eran tan pobres como él, ni tampoco a los dueños de la plantación, ya que estaban en la ciudad y solo regresaría el día del pago. Se lo pidió entonces a Juan, con la promesa de que se lo devolvería a los días. Se indignó y empezó a lloriquear, maldiciendo su suerte e insultando a Blas por atreverse a pedirle dinero a un pobre ciego como él, que no tenía con que más valerse en la vida. Blas lo tranquilizó y le dijo que no se preocupara, que todavía quedaba el Señor de Esquipulas, y que allí se dirigiría a rezar.

Rezó con todas sus fuerzas, pidiéndole por la salud de su mujer y regresó cansado a su casa, con una sonrisa de tranquilidad en su cara. Al día siguiente la mujer de Blas amaneció curada, y la noticia del milagro se regó por toda la ciudad. El ciego Juan, entusiasmado, le pidió a Blas que lo llevara donde el Señor de Esquipulas para que lo curara de su ceguera. Blas lo llevó y le ayudó a rezar con fuerza y devoción. En un momento del rezo, gracias a la generosa entrega de Blas, el ciego Juan recuperó la vista. Lo primero que hizo en cuanto pudo ver fue lanzar una cadena de oro hacia donde se encontraba la imagen sagrada.

La curación de Juan causó gran conmoción en la ciudad. Todos quisieron saber cómo había sido el milagro. Juan los reunió a todos en la plaza y les informó que tal milagro no se habría producido si él no le hubiese regalado una cadena de oro al Señor de Esquipulas.

No había acabado de decir esto cuándo quedó ciego otra vez.


RELATO 2

El ESTÍMULO
 
 .
. Nicholas Murray Butler

Una importante vaquería de Argentina adquirió en la Exposición Rural una vaca lechera extraordinaria, hermosa, de fabulosa producción diaria. El magnífico ejemplar, un caso único, durante años brindó abundante y excelente leche, pero un día no dejó caer ni una sola gota de su generoso y robusto cuerpo. Los vaqueros, preocupados, consultaron a los veterinarios más calificados y todos fracasaron. La vaca dejó de dar su excelente leche. Desconsolados, los productores pidieron ayuda a un campesino del lugar famoso por su criterio y sencillez. El experimentado hombre de campo, que había conocido muchas vacas en su vida, pidió “conversar” a solas con el animal. Todos, desde lejos, lo vieron hablarle al oído durante cinco minutos. Terminada su conversación, el buen hombre anunció que ya estaba superado el problema, por ahora… La vaca volvió a ofrecer su mejor leche y abundante, como lo había hecho siempre. Todos querían saber los secretos de la técnica y acosaron con preguntas al sabio ordeñador. El hombre humildemente, respondió: -Saben lo que ocurre, que hace diez años que le aprietan las ubres y nunca nadie le dijo: “Te quiero”. 

RELATO 3

LA LUCHA INTERNA
 

. Autor Anónimo

Cuentan que en una ocasión un viejo jefe de la tribu Cherokee enseñaba a los niños sobre las cosas de la vida, cuando de repente les dijo: Hay dentro de mí dos grandes lobos y libran una guerra terrible y quiero que noten que lo mismo ocurre en cada uno de ustedes, de hecho en cada ser humano.

Uno de los lobos representa el amor, el otro representa el miedo y están en guerra…

Los niños quedaron sorprendidos y durante unos minutos se quedaron sumidos en sus pensamientos, reflexionando sobre ello, denotando ansiedad y preocupación.

Hasta que uno de los niños preguntó al anciano: ¿sabes cuál de los lobos ganará?

El jefe respondió: ¡Ganará…aquel, al que tú alimentes más!

Es importante saber que eso es una realidad y que la elección está en cada uno de nosotros, que soy yo quién elige si quiero vivir y alimento más al lobo del amor o alimento más al lobo del miedo, la diferencia en nuestra vida va a ser enorme.

Si elegimos alimentar al amor, ello nos llevará a desarrollar nuestros sentimientos de la manera correcta, nos llevará a ser felices y disfrutar la vida a tope logrando lo que verdaderamente es vivir. Pero si caemos en las malas enseñanzas que vamos recolectando en nuestro paso por la vida y alimentamos al miedo, acabaremos sobreviviendo, sufriendo a través de todos los sentimientos negativos que derivan del miedo: el apego, el rencor, la culpa, los celos y cualquier otro sentimiento negativo.

Nuestros sentimientos derivan de nuestros pensamientos y estos pueden ser correctos y armónicos o por el otro lado, incorrectos y equivocados, pero es importante entender que soy yo y solamente yo, el responsable de lo que pienso y de lo que siento, que no importando el estímulo que yo reciba, al final del día, yo decido qué pensar y por ende que sentir, nadie más es responsable de esto.

Nos han enseñado a no tomar responsabilidad de nuestros sentimientos, ya que cuando por una acción de alguna persona o por cualquier situación, nos llega un estímulo, inmediatamente responsabilizamos a esa persona o situación, de lo que sentimos, lo cual es una equivocación, eso es una elección propia.

Además creemos que si alguien actúa mal con nosotros albergar un mal sentimiento en contra de esa persona, nos da cierta ganancia o le hace daño a esa persona, entonces lo vemos hasta como una cierta defensa nuestra, lo cual es un error, a la única persona que el rencor le hace daño es a aquel que lo siente.

Es bueno saber que el jefe Cherokee tiene razón y que de esa lucha interna que libran esos lobos dentro de nosotros, ganará aquel lobo, al que yo alimente más!.


EXPERIENCIA DE VIDA DE NAPOLEON HILL*
.
Cuando era joven, se me consideraba un bribón. Cuando se escapaba una vaca de los pastos, se rompía una presa o un árbol aparecía cortado misteriosamente, todo el mundo sospechaba del joven Napoleón Hill. Y, además, todas aquellas sospechas tenían su justificación. Mi madre había muerto, y mi padre y mis hermanos pensaban que era malo, razón por la cual yo era realmente bastante malo.

Puesto que la gente me tenía en este concepto, no iba yo a decepcionarla.

Un día, mi padre anunció que iba a volver a casarse. Todos nosotros nos preocupamos por la clase de nueva «madre» que íbamos a tener, pero yo, en particular, estaba decidido a que ninguna_ nueva madre que entrara en nuestra casa pudiera hallar un lugar en mi corazón. Al final llegó el día en que aquella mujer desconocida entró en nuestro hogar. Mi padre permaneció al margen y dejó que ella manejara la situación a su manera. Recorrió la estancia y nos fue saludando alegremente a todos... hasta que llegó a mí. Yo estaba rígido como un palo, con las manos cruzadas sobre el pecho, mirándola furioso sin la menor expresión de bienvenida en mis ojos. «Y este es Napoleón -dijo mi padre-. El peor muchacho de las colinas.» Jamás olvidaré lo que hizo entonces mi madrastra. Apoyó ambas manos sobre mis hombros y me miró directamente a los ojos con un centelleo en los suyos que siempre recordaré con cariño: « ¿El peor muchacho? -dijo-. De ninguna manera. Es el muchacho más listo de estas colinas y lo único que tenemos que hacer nosotros es sacarle de dentro estas cualidades.»

Mi madrastra fue siempre quien me ayudó a abrirme camino por mi cuenta con los arriesgados proyectos que más adelante se convirtieron en la columna vertebral de mi carrera. Jamás olvidaré la gran lección que me dio a propósito del estímulo a los demás, dándoles confianza en sí mismos. Porque mi madrastra fue quien me hizo. Su profundo amor y su confianza inquebrantable me estimularon a tratar de convertirme en la clase de muchacho que ella creía que era.


(*) Napoleon Hill (Pound, condado de Wise, Virginia, 26 de octubre de 1883 - Carolina del Sur, 8 de noviembre de 1970) fue un escritor estadounidense. Es considerado el autor de autoayuda y superación más prestigioso del mundo. Fue asesor de varios presidentes de Estados Unidos: Woodrow Wilson y Franklin Delano Roosevelt. Su libro Piense y hágase rico (orig. Think and Grow Rich) es considerado como uno de los libros más vendidos del mundo.
 
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 . CARLOS GARRIDO CHALÉN: 
 
 EN EL CENTRO MÁGICO DE DIOS
 .
Por: Alberto Alarcón .
 
PRÓLOGO DEL POEMARIO "EL SOL NUNCA SE PONE EN MIS DOMINIOS", GANADOR EN 1992  DE LA PRIMERA BIENAL NACIONAL CASA DEL POETA PERUANO

El gran Jorge Luis Borges dijo alguna vez que cuando el hombre razona es un mendigo y cuando sueña, un rey.

De esta gran verdad sale, a no dudarlo, el título de este libro que no es más que la frase, soberbia aunque célebre por cierto, de aquel emperador solar que tuvo la desgracia de no ser poeta.

EL SOL NUNCA SE PONE EN MIS DOMINIOS es ahora una frase mágica y lustral del poeta tumbesino Carlos Garrido Chalén, hijo primogénito de un país llamado Perú, viajero incógnito en los mapas del planeta y, si adjudicatario legítimo de ciudades y continentes, por qué no de aquella frase regia que, al contrario de la luna, nos mostró por mucho tiempo su lado oscuro.

Así son los conjuros, la alquimia de la poesía. Lo que dijo la soberbia, lo dice ahora un poeta sencillísimo y humano, un bon salvaje, un dinosaurio con laud, que apertura su canto, como todo animal limpio y hermoso, haciendo su “necesaria declaración testimonial” y confesando el nombre de su tierra y de lo suyos tanto como los signos trágicos y hostiles del mundo que lo rodea.

Hay dos grandes atmósferas que nos aguardan al ingresar a las páginas de este libro: la Biblia y el viejo Whitman, vale decir lo épico y lo lírico, lo montañoso y lo fantasmal, lo orgánico y lo axiológico, confundidos en una puerta de entrada única e irrepetible merced a la fuerza expresiva y expansiva del poeta.

EL SOL NUNCA SE PONE.. proviene de la Biblia por su tono, su parafernalia verbal y la serena locura que brota de sus enunciaciones más simples, pero no se cierra en la tentación del verso pacato o altisonante; por el contrario, en medio del remanso en sordina que demanda su fuente, caben los pescadores, los júbilos gitanos, la gente huraña, la tía Targelia, lo caballos de totora y hasta un pedestre can, elementos que sólo un equilibrado y laborioso ejercicio poético pueden ser fusionados con aquellos que se conciben como de “mayor dignidad literaria”, sin caer en el empobrecimiento del texto.

No es, sin embargo, el de Garrido Chalén un cristianismo vaporoso o de retorno a los fundamentos. Es un cristianismo sentido y macerado con las palabras, el drama y las verdades del hombre de nuestro tiempo. En este sentido podrían trazarse coordenadas de parentesco con el mejor Antonio Cisneros y la poesía también bíblica pero insurrecta de Ernesto Cardenal.
Un pareado que podría citarse a propósito es aquel donde nuestro poeta dice: “cada vez me convenzo más que existe un Dios saliendo de la cárcel en la que todos pernoctamos”. Porque el Dios que recorre estos poemas no es el Yavé que han estereotipado los falsos predicadores, sino más bien aquel que volaba, vigilante y casi humano, sobre los bosques y la solitaria pareja del paraíso.

De Withman le vienen sus reiteraciones, su sentido nominativo y esa filosofía sin aspavientos que va permitiendo que el poema crezca no sólo como materia sino como verdad. “Yo conozco el amor y eso me basta”.”Ninguna puerta debe estar cerrada”. “Quiero ser resplandor en la luz y calor en el fuego”. ¿Qué son esas palabras sino filosofía necesaria y vital para saber que somos sencillos y elementales seres destinados a la fraternidad y en ascenso permanente hacia lo humano?.

Withman canta el estrepitoso nacimiento de un ciclo humano, Garrido Chalén el resquebrajamiento de un Dios que no deja de ser tal sino que, por imperio de la época, comparte su condición con el hombre, con la eternidad y con la imposibilidad humana de decirlo todo de una vez y para siempre. Y quizá por esta suerte de mitosis, sufrimiento al fin para un Dios monolítico, es que éste vuelve a cobrar su grandeza y su ascendencia sobre el reino de lo humano.

Hay también en estos poemas tensiones irresolutas, signo inequívoco y detonante de la mejor poesía de hoy. En el bello texto POEMA PARA EL TIEMPO QUE SE VIENE, Garrido Chalén sostiene que “el espíritu de la devastación tiene su tiempo” y que pese a que todo lo que “se quiere debajo del cielo tiene su hora”, es mejor “llegar con sospecha a la casa del luto y oír la canción del sabio antes que la canción del necio que se muere”.¿Son  estos los tiempos últimos, es ésta nuestra lucha final?, se pregunta el poeta.

Y la respuesta queda allí, como una incitación pero también como una advertencia para la imprudencia y los desafueros del hombre.

La infancia, la tierra de la infancia, cosas y seres que la rodearon también están presentes en el paisaje solar de estos poemas. Ningún poeta puede pasar por encima de ellos porque estamos hechos de la primera luz, de la primera tierra que tocamos, de las primeras palabras que oímos.”¿Adónde estará ahora la casa donde nací?”, se interroga, y en otro momento recuerda su tambor de juguete “con el que ahuyentaba extremoso a las torcazas” o vuelve a la norteña leyenda del duende que asusta a los niños escondido en las hojas de la higuera, para temerle “al gnomo enamorado en el que suelo convertirme cuando te amo”. Milagro de nuestros viejos temores par conquistar el corazón de una mujer.

No sólo la infancia, el poeta tiene también hambre teleológica y se sumerge en lo laberintos de la historia, averigua por el pasado, quiere saber el origen de los destinos, arribar al génesis, ser otra vez el primer dinosaurio para penetrar con ojos mudos, con la ciega impotencia de la palabra no dicha, el misterio del universo que está naciendo. Esta ansiedad explica y justifica el POEMA PARA EL HIMNO MARCIAL QUE ES MI PADRE, porque el padre es el origen próximo y tangible. El sabe de dónde viene el viento “y los mágicos designios que cabalgan el etéreo lomo de la tórtola encantada”.

Aquí se reposa un poco la angustia del poeta. Como Withman, Pablo Guevara o el venezolano Quiaragua, ha encontrado el pretexto suficiente para poner un límite a su búsqueda de eternidad.

El amor, el amor erótico, es la trama acaso discreta pero en el fondo cargada de poderoso cromatismo a lo largo de éstas páginas. Ya en el primer poema, el bardo sentencia que “para vivir se necesitan dos” y más tarde en una peligrosa pero bien lograda disonancia de jazz, le dice a la hembra: “por ti ya no soy más el mamífero lobo garañón que ahuyentaba a los espectros de los bosques” para luego afirmar que “el amor es el único atajo que lleva hacia la vida” y, por eso, los dones del mundo son nuestros en la misma medida en que amamos. La mujer en la poesía de Garrido Chalén es granero, casa de retorno, derrota jubilosa, pero también chispa que nos despierta y nos hace indagar y pelear delirantes por la vida.

Pero sobre esta trama hay otra más sutil que la contiene. Aun la lujuria del poeta, la complacencia en el ser físico de la amada, están atravesadas por el halo de la divinidad. En su concepción, Dios hace a la mujer que amamos para sorprendernos o, en todo caso, coincidimos con un amor hecho a imagen y semejanza de nuestro destino. Sin embargo, la ebriedad hace que los hombres juguemos con lo dioses devolviéndola al dominio inmutable de su éter. 

Irreverencias, desencuentros, hallazgos y extravíos, como quería Juan Gonzalo Rose, en un tema que nunca terminaremos de agotar. Finalmente el desencanto, la duda flagelante. Entidades éstas sin las cuales tampoco sería posible la creación literaria. Mora en garrido Chalén, como en todos nosotros, un Job incapaz de contenerse. En QUIÉN LE ESCRIBIÓ AL AMOR UNA CARTA DE AMOR EN PRIMAVERA, el poeta duda frente a las grandes verdades, se quiebra, recurre a la lógica de los mortales para indagar por la ira absurda en un Dio que no la necesita, o en aquel otro, PORQUE LOS PÁJAROS LIBRES TAMBIÉN LLORAN, donde desliza un “yo lloro desde mi barco a la deriva”, replantea el asunto de Erich Fromm: tenemos miedo a la libertad, y hasta descubre que “Dios también sabe llorar cuando se vuelve un ave”. Entonces se produje la paradoja: el poeta reserva una lágrima para llorar de alegría por la vida.

Debo decir algo sobre el último poema: cierra con maestría el arco sobrio pero coruscante de este libro. El poeta vuelve a la desnudez de su nacimiento, de su biografía; y luego de haber exaltado y puesto su fe sobre el brasero, invoca al Caos, esa masa sombría de donde provenimos, para declararse en embriaguez salvaje y recibirse (porque toda la vida es un aprender en la sombra) con un título glorioso: asaltante de estrellas, título bien ganado para quien sabe que los poetas delinquimos en alta voz contra las ominosas normas del odio y la oscuridad.
                                                                                          Trujillo, invierno de 1992 .
. PRIMER PREMIO PRIMERA BIENAL NACIONAL DE POESÍA

CASA DEL POETA PERUANO

1992

POEMARIO GANADOR:

“EL SOL NUNCA SE PONE EN MIS DOMINIOS”

DEL POETA Y ESCRITOR PERUANO

CARLOS GARRIDO CHALÉN

MIEMBROS DEL JURADO

PRIMERA BIENAL NACIONAL DE POESÍA 1992

CASA DEL POETA PERUANO


MANUEL PANTIGOSO (PERÚ)

Miembro de Número de la Academia Peruana de la Lengua

LUIS HERNÁN RODRÍGUEZ (PERÚ)

Miembro de Número de la Academia Peruana de la Lengua

IVÁN RODRÍGUEZ (PERÚ)

Decano de la Facultad de Humanidades de la Universidad “Enrique Guzmán y Valle”
Rector de la Universidad “Ricardo Palma”


WINSTON ORRILLO (PERÚ)

Premio Poeta Joven del Perú 1965, Premio Nacional de Periodismo 1969,
Catedrático de la Universidad Mayor de San Marcos


JOSÉ VARGAS RODRÍGUEZ (PERÚ)

Presidente Casa del Poeta Peruano

JAIME CHOQUE MATA (BOLIVIA)

Premio Nacional de Poesía de Bolivia,
  Premio Civre de Argentina, Premio Carabelle de España

MANUEL RUANO (ARGENTINA)

Premio Internacional de Poesía “César Vallejo”

Carlos Garrido Chalén y José Vargas Rodríguez




  .
AFIRMAN QUE CARLOS GARRIDO CHALÉN
 .
 HA AGREGADO UN NOTABLE PLUS A SU OFICIO DE POETA,
 .
AL CONVERTIRSE EN UNO DE LOS MÁS CALIFICADOS PROLOGUISTAS DEL CONTINENTE
.
Fue durante presentación del libro “La Montaña del Juramento”
 . 
El Presidente de la Casa del Poeta Peruano (CADELPO), Dr. José Guillermo Vargas Rodríguez, afirmó que el aeda Carlos Garrido Chalén, Presidente Ejecutivo Fundador de la Unión Hispanomundial de Escritores (UHE), además de ser un laureado poeta de reconocido prestigio internacional, ha agregado un plus notable a su valiosa carrera literaria, al convertirse en uno de los más calificados prologuistas del Continente.
Esa afirmación fue vertida por Vargas Rodríguez, durante la presentación del libro “La Montaña del Juramento”, del aeda peruano Garrido Chalén, en presencia de escritores de Rumanía, EE.UU, Ecuador, Colombia, Venezuela, Bolivia, Chile, Portugal, Argentina  y Perú, en el marco del IV Festival Internacional de Poetas realizado del 04 al 11 de noviembre del 2012 en la ciudad de Huari (Ancash), con ocasión de la celebración de los 25 años de la revista tabloide “Olandina” de CADELPO, de divulgación mundial.
Vargas Rodríguez dijo que Carlos Garrido Chalén, autor de una treintena de libros publicados, Premio Mundial de Literatura “Andrés Bello”, Versión poesía, 2009, de Venezuela, postulado el año pasado por Organizaciones culturales de Israel, EE UU, Colombia, Venezuela, Cuba y Bolivia, al Premio Internacional de Literatura “Miguel de Cervantes” de España, el máximo reconocimiento a la labor creadora de escritores españoles e hispanoamericanos cuya obra haya contribuido a enriquecer de forma notable el patrimonio literario en lengua española, es un poeta de reconocida trayectoria, que ha convertido el prólogo en un nuevo género literario.
 
“La Montaña del Juramento”, que contiene una larga lista de 47 prólogos “y otros devaneos”, hechos magistralmente a libros y a la obra de poetas y escritores relevantes de diversos lugares del mundo, posee 350 páginas; y ha sido considerado como un best seller en los países en donde ha comenzado a ser distribuido.
 
Entre los poetas y escritores incluidos en “La Montaña del Juramento”, prologado por el Presidente Fundador de la Casa del Poeta Peruano, figuran: Daniel Alarcón Osorio (Guatemala), Wilma Borchers y Luis Arias Manzo (Chile), Adela Guerrero Collazos, Joseph Berolo Ramos, Libardo Campos Gómez y Bella Clara Ventura (Colombia), Maigualida Pérez González, Milagros Hernández Chiliberti, Carmen Rojas Larrazábal, Luis Gilberto Caraballo y Susana del Rosal (Venezuela); Armando Alvarado Balarezo, Aura Vega, José Guillermo Vargas Rodríguez, Pedro Vargas Rojas, Carmen Rojas Cortegana, Susy Morales Coz, Augusto Rodríguez Loyola, Arnulfo Moreno Ravelo, Ricardo Musse Carrasco, Carlos Humberto García Curay, Saniel Lozano Alvarado, César Mejía Lozano, Maidú Machado y Jorge Castillo Fan (Perú).
 
Asimismo, Juan Manz Alaniz, Alejandro Campos Olivier, Cristina de la Concha, María del Rocío Godínez, Lina Zerón y Manuel Leyva Martínez (México); René Arturo Cruz Mayorga (El Salvador), Marietta Cuesta, Eduardo Ruilova (Ecuador), Rafael Negret (Panamá), Vilma Lilia Osella, Amanda Patarca, Cira Vivern de Llamosas Marga Mangione y Susana Roberts (Argentina), Clarice Panitz (Brasil), Adelaide Ramos Vilela (Canadá); Pepe Sánchez (Cuba), Ernesto Kahan (Israel), Patricia Collazos Bascopé y Jaime Martínez Salguero (Bolivia).


Carlos Garrido Chalén y José Guillermo Vargas Rodríguez



IV Festival  Internacional de Poetas “Huari: Ventana Cultural del Ande”
Fuente:
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POR LA LITERATURA Y POR LA PAZ
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.



Fuente:

Sociedad Venezolana de Arte Internacional






 
CARLOS GARRIDO CHALÉN: 

EL CREADOR DE UN NUEVO PARADIGMA ESENCIAL EN LA POESÍA DEL MUNDO

Por: DINAIR LEITE (*) 

Cuando Harry Truman, Presidente de los Estados Unidos, ordenó soltar el seis de agosto de 1945, sobre Hiroshima, el arma nuclear Little Boy, construido con uranio, que mató a 200 mil personas y tres días después la bomba Fat Man fabricada con plutonio, sobre Nagasaki, que ocasionó la muerte de 80 mil, una vergüenza irrefrenable acalambró el alma de la tierra y conmovió por su devastadora trascendencia al mismo Cielo. Seis días después de la detonación sobre Nagasaki, Japón anunció su rendición incondicional, que se formalizó el dos de septiembre con la firma del acta de capitulación, concluyendo la Guerra del Pacífico y la Segunda Guerra Mundial. 

Trece km2 de la ciudad de Hiroshima, que era una ciudad de importancia industrial y militar, alrededor de la cual se encontraban los cuarteles generales de la Quinta División y los del Segundo Ejército General del Mariscal de Campo Hata Shunroku, que comandaba la defensa del sur del país, fueron destruidos, provocando pavorosos incendios en 11,4 km. La explosión rompió los vidrios de las ventanas de edificios localizados a una distancia de 16 kilómetros y pudo sentirse hasta 59 kilómetros de distancia El 69% de sus edificios reforzados de hormigón, destrozados y el resto seriamente dañados. Igual los numerosos talleres de madera y plantas industriales de las afueras de la ciudad. Las casas de madera con pisos de teja y muchos edificios industriales fueron reducidos a escombros por el fuego. El treinta por ciento de la población que ascendía a 380 mil habitantes antes de la guerra, murió instantáneamente y otras 70.000 resultaron heridas. La energía liberada por la bomba, fue tan poderosa que quemó a la gente por debajo de la ropa. La detonación creó una explosión equivalente a13 kilotones de TNT, elevando la temperatura a más de un millón de grados centígrados, creando una bola de fuego de 256 metros de diámetro. La bomba Little Boy, debido a vientos laterales falló el blanco principal, el puente Aioi, por casi 244 metros, detonando justo encima de la Clínica quirúrgica de Shima repleta de enfermos. Dicen que mientras el Enola Gay se alejaba a toda velocidad de la ciudad, el Capitán Robert Lewis, copiloto del bombardero, comentó: «Dios mío ¿Qué hemos hecho?». Treinta minutos después empezó a caer una lluvia de color negro al noroeste de la ciudad, como una nube siniestra, acompañada de un destello terrible y un fuerte estruendo, llena de suciedad, polvo, hollín y partículas altamente radioactivas, que contaminó hasta las zonas más remotas. 

El 9 de agosto de 1945, el B-29 Bockscar, pilotado por el Mayor Charles W. Seeney, transportó el arma nuclear llamada Fat Man con la intención de lanzarla sobre Kokya, como blanco principal y Nagasaki como objetivo secundario; pero las condiciones atmosféricas impidieron que se lanzara contra la primera. Entonces, se procedió contra Nagasaki, uno de los puertos más grandes en la parte sur de Japón, que tuvo gran importancia durante la guerra por su gran actividad industrial, incluyendo la producción de artillería, barcos, equipo militar y materiales de guerra. La bomba, liberada a las 11:01, hizo explosión cuarenta y tres segundos después en el Valle Urakami a 469 metros de altura sobre la ciudad y a casi 3 km de distancia del lugar planeado originalmente. La mayor parte de la ciudad fue protegida por las colinas cercanas, pero la explosión resultante tuvo una detonación equivalente a 22 kilotones y generó una temperatura estimada de 3.900 grados Celsius y vientos de 1.005 km/h. Inmediatamente fallecieron 75.000 personas. A finales de 1945 esa cifra superó los 80.000. El radio total de destrucción fue de 1,6 km y se extendieron incendios en la parte norte de la ciudad hasta una distancia de 3,2 km del hipocentro. A diferencia de Hiroshima, en Nagasaki no tuvo lugar la «lluvia negra», pero sus efectos fueron más devastadores en el área inmediata del hipocentro. Se calcula que el porcentaje de estructuras y edificios destruidos estuvo en el orden del 40%, incluyendo el estadio, hogares, hospitales y escuelas. Un número desconocido de supervivientes de Hiroshima los siguió la desgracia: se había trasladado hasta Nagasaki, huyendo de la desgracia y allí fueron nuevamente fueron bombardeados. 

Esos dos hechos históricos de terrible destrucción, que han impactado y dejado una huella tenebrosa imborrable en la memoria de la humanidad, han sido abordados a su manera, desde su perspectiva de poeta esencial, creador de un nuevo paradigma literario en el mundo, que tarde o temprano se tendrá que reconocer, por el gran poeta y escritor peruano de trascendencia universal Carlos Garrido Chalén, en su poemario “No sé leer, pero me escriben”, desde el que abatido por las secuelas de su propio desconsuelo, describe bajo el metaforismo de figuras literarias de inmenso valor y sentimiento, cómo las aves de Hiroshima y Nagasaki, guiadas por su instinto, sobreviven a la debacle y atraviesan los mares para contarle con lujo de detalles, siempre en el idioma de los pájaros invictos que él domina estremecido, lo que ocurrió en esas dos ciudades japonesas destruidas por el horror nuclear y la impudicia de la guerra.

No sé leer, pero me escriben
las garzas sobrevivientes de Hiroshima:
en carta vienen volando hacia mi nido
con las palomas pico de oro y azul de Nagasaki.
Vuelan hacia mí en estampida, 
mientras el fuego consume la hojarasca.
Me escriben en hiragana y katakana
con su dolor abrevando en sus mortajas.
Me escriben con palabras que no entiendo
que proceden del silencio y de la nada
como ese cigarro que se extingue
presuroso y rendido en la batalla. 
Me escriben desde su olor a carne que musita,
vestidas de agua verde y de cucarda. 
Vienen tiznadas de explosión, exangües y marchitas
y tengo que entenderlas con el alma.

El Ota me enseña a comportarme
y en su gramática me hablan sus cascadas.
Las asordó el estruendo de la pólvora
e intentan sobrevivir a la redada. 
Hay temblor en sus alas y en sus ojos. 
Y es de uranio y de plutón
la voz que callan. 
.
No sé leer, pero me escriben desde su olor 
a horno, 
a bomba nuclear y mala racha. 
(Desde su olor a horno y mala racha) 

Es en esa intensidad increíble que promueve el caos desatado, que el poeta Carlos Garrido Chalén, dueño de una gran sensibilidad que emociona y enardece y nos levanta del asiento a cada instante, nos llega a decir: “No sé leer, pero me escriben,/ las palomas mensajeras del ocaso./ Me escriben haciendo señas en el cielo:/ y en su agonía mordaz/ se afea el alba./ No sé leer/ y me embrollo cuando canto/ y se emborracha de acertijos mi palabra./ Todo me aturde, y me anonada la tristeza./ y los pájaros de Hiroshima/ me llevan a su andada./ ¿Qué hay más allá del dolor/ de esa estocada cruel e inacabable?./ La respuesta la escriben las torcazas./ Más allá están las cartas nunca leídas del paisaje calcinado,/ del espanto de los cuerpos que se agitan/ en la canonjía perpleja de la maña./ Y aunque no sé leer/ en el idioma de la avifauna/ entiendo lo que ellas mecieron en su pesar/ convidadas insolentes de la lágrima./ No sé leer, pero discierno/ lo que dicen los búhos que se callan/ y entiendo por eso aquel gorjeo/ que transita en los gansos cuando cantan,/ Vienen a verme trayéndome en su tarde/ el negro azul, la máchica inmoral/ de la masacre./ Y sufro su dolor y a toda la humanidad/ que cunde en llanto/ y me aclimato en el fragor/ de sus fantasmas.(Me aclimato en el fragor de sus fantasmas).
Carlos Garrido Chalén entra entonces al precipicio que ha geográficamente contextuado su dolor y en la desventura se cobija, para darnos la oportunidad de hacerlo también nosotros que miramos desde nuestro espanto de lectores y permitirnos acceder a esa mágica sinopsis de la historia no escrita, que con su coraje de creador incomparable se atreve a revelar. 

Los pájaros vienen a él, porque todos los poetas somos de alguna manera pájaros que volamos los cielos más infinitos en busca de la vida. Lo buscan porque lo sienten de su especie, animal vertebrado, ovíparo, de respiración pulmonar y sangre caliente, pico córneo, cuerpo cubierto de plumas y con dos pies y dos alas aptas para el vuelo; y en sus alma adrede se cobijan, para contarle de qué tamaño ha sido la desgracia y a cuántos inocentes, en su mayoría civiles, se los llevó la muerte a pagos reprobables. 

Precisamente en esas honduras, el poeta le quita a la muerte sus velos nominales y descubre secretos que nadie había antes podido develar entrando al caos; dándonos la oportunidad de percibir una poesía novedosa, que a pesar de su infinita consternación, por la hecatombe que describe, la hermosea la calidad de metáforas que son alentadas desde la eternidad por las víctimas que partieron a habitar el infinito; y que desde allá, acaso para burlarse de los vivos que no acaban de morir, nos alertan sobre los peligros de la guerra, pero también de esa paz sin justicia social que es una estafa a la humanidad y Garrido Chalén desde hace años viene combatiendo. 

No sé escribir, pero me escriben decapitados
los pájaros de Hokaido y Lamaguchi,
de Kagoyima, Oíta y Toiama.
De Tokio, Totori y Yizuoka.
Se juntan con los de Ehime, Guifu y Fukuyima.
Con los de Ibariki, Hiroyima, Iuate y Miiazaki.
Búhos manchú y patos mandarines,
cucos, gansos blancos y barnaclas.
Todos al unísono: desde Akita y Aomori,
Juntos desde Nigata, Nagano y Nagasaki.
Son los pájaros que nunca se rindieron
ni hablaron de capitulación
en los nogales. 
(Los pájaros que no hablan de capitulación en los nogales)

El poeta peruano Carlos Garrido Chalén, Premio Mundial de Literatura “Andrés Bello” 2009 de Venezuela, autor de una treintena de obras publicadas, entre poesía, ensayo, cuento y novela, nos muestra la historia dolorosa contada por aves que vienen a su entorno para reproducirle en su alma el espectáculo de hechos de guerra deplorables, que no debería repetirse jamás, pero se dieron, como señales inequívocas de la irracionalidad del hombre contra el hombre, de esa barbarie que ajusta cuentas sin medir el tamaño de las lágrimas: “El 06 de agosto de 1945 – dice Carlos Garrido - el “Enola Gay”/ lanzó sobre Hiroshima un little boy,/ de uranio y de pináculo:/ un ruido ensordecedor llenó de bramido/ las trompetas/ y en el cántaro del dolor/ se encapotó la llaga./ Una columna de humo gris-morado/ salió del berenjenal/ (a un millón de grados centígrados infernales)/ y en la chinela se afeó la báscula./ El 9 de agosto, a las 11 de la mañana,/ el espectáculo de la aniquilación nuclear/ se repitió en Nagasaki,/ y Kyushu se llenó de aturdimiento:/ el bombardero B-29, “Bock’s Car”, lanzó sobre la ciudad el fat boy,/ de muerte y de plutonio/ y los pájaros/ huyeron/ vertiginosamente/ hacia la nada./ La lluvia tóxica les marchitó el alma” (La lluvia tóxica les marchitó el alma).

Como creador de una nueva manera de hacer poesía en el mundo, habla con sinceridad y como “no le tiene miedo al amor” nos muestra “la brida de su atajadero, la montura de su parapeto”, sabiendo acaso que “desde su arrebato de arúspice brama bermellón el sol poniente” y es “un potro azulado de luna en los barbechos”, “un barco asustado por la enormidad siniestra de la noche”, a cuya baba, a su fuego interior indoblegable, llega “como un fogonazo de luz la madrugada”. De esa madrugada que está en él y también en una humanidad lastimada por su furia iconoclasta. Que vive en su mundo creativo que ha permitido que se convierta, como dice la poeta puertorriqueña Gloria Marini, en el gran poeta de este siglo, pero también en nosotros que de tanto seguirlo, mimetizados por su ternura y su elocuencia, echados a morar en él y con él, perseguimos su élam vital y el sagrario que su literatura fascinante nos predica.

Porque no le tengo miedo al amor
ésta es la brida de mi atajadero.
la montura de mi parapeto.
Desde mi arrebato de arúspice
brama bermellón el sol poniente
y soy un potro
azulado de luna en los barbechos,
un barco asustado
por la enormidad siniestra
de la noche.
A mi baba llega
como un fogonazo de luz
la madrugada.
Mi antepecho gamita en el arenal
como un agreste bandolero en la batalla.
He hecho por eso
un hangar con mis junturas
un capullo
con las espigas de mi abrasamiento.
Y debo entender que, aunque no se leer,
es mío el purpurado de la brecha,
el santo y seña lelo y huraño
de la flauta..
Chapucero es el viento del chubasco
Impúdico y subrepticio el cruel barullo
de bufón y de alarife del amianto..
Por eso estoy aquí
con mi farol
de augur y de gendarme,
aullando en el tremendal de los fogones
navegando en mi barca de arlequín
todos los mares.
Hiroshima y Nagasaki son un cañón
que apunta a la emboscada
y yo un yacaré embaucado de sombra
anacoluto,
sahumado, en los manglares.
Hendida de dolor muere la rúa
y en la posada del talúd el aguacero.
En el revés
se atolondra el yelmo
y llena de amanecer la catarata.
Algún día has de saber
que entre tu y yo
alborea con sus guarismos de fe,
la madrugada.
(Azulado de luna en los barbechos)
 
En el nuevo formato paradigmático que Garrido Chalén ha inventado, de tanto ir a la poesía y sumergirse en ella, todas las palabras tienen un destino que conquistar; y es en ese futuro que su presente se recrea, para interiorizarse en sus colores y sabores y en la expresividad que cada una delata, proponiendo nuevas conquistas literarias a su propio idioma que ya lo celebra y a todos los idiomas de la tierra a los que el hombre suele abrirles el corazón para que adentro se enternezcan. Por eso es que cuando su poesía se expresa, no es ella la que termina de contagiarnos, sino también la memoria colectiva de todas las palabras, sea cual fuere su naturaleza, que son habilitadas por su corazón de poeta – en su caso el corazón de David redivivo - para decir lo que siente.

No sé leer, pero me escribe desde el fangal/ encubridor,/ frunciendo el ceño, / el arrebato/ y a mi chabola vienen alboreando de luces/ las cigarras./ A mi postura de azhor/ llega con su cantinela de celestina/ la embestida/ y tasca con su vagabundez/ la madreselva/ y en la brecha de la tempestad canta la curda./ Broza en su celaje de matorral/ la yerbabuena./ Y no sé de quién es el altillo que pende/ en la neblina/ que se hace tumulto y algazara en el gemido./ No sé leer, pero me escriben/ con su pico vaporoso las palomas./ Intruso y forastero es el dolor/ que se amanceba en la albura monacal/ de sus mañanas./ Y allí, ebria de acústica,/ flamea la llovizna/ y alborea y abjura la borrasca”. (Me escribe desde el fangal, frunciendo el ceño, el arrebato).

En el poeta Carlos Garrido Chalén, a quien conocí personalmente en un Congreso Universal de Poetas y Artistas realizado en Tijuana, México y no dejé de leer nunca más, y de admirar su obra majestuosa, hay una especie de conmemoración que nunca acaba, un ir a una literatura que es el reflejo de lo que su volcán interior cargado de preceptos no menos incendiarios califica; y en esa intensidad, el escritor tumbesino, nacido en una humilde caleta de su país llamado Zorritos, termina imantándonos, convirtiéndonos sin maldades, en seguidores de una estela de la que algunos no se percatan existe, porque les falta alma, pero que servirá, tarde o temprano, para enseñarnos a sembrar en un Continente que reclama el fosfórico calificar de sus epítetos, la dulce enunciación de sus consignas que al mundo en general lo consolidan; y que le dan el lujo de ser pedagógico cuando dice:

Cuando haya que hacerle un arqueo a la vida
y alguien, por algún motivo,
olvide izar tu bandera en la batalla
entra a su barricada
y sé caudillo y paladín con tus agallas.
Acólito de la romanza
entra al redondel del acosamiento
y al alón del percal y su acechanza
que en tu grupa no aúlle la angostura
ni tampoco la anchura del engaño;
que viva el Dios del fondeadero
que un día te creó
sahumado de mirra
para tener un mástil en donde ondear
sus pendones de alabastro.
Que en tu pantano, la única renga,
sea la conjetura
que burbujea andariega en los mirtales
para que un buen día
cohorte en el tremendal de la borrasca
todo termine siendo ese guarismo agitador
que sestea con su insolencia el aire.
(Para tener un mástil en donde ondear sus pendones de alabastro)

No llama por eso la atención el efecto emotivo incomparable que Carlos Garrido Chalén logra en su poemario “No sé leer, pero me escriben”; ni extraña que le escriban desde la montaña Kitadake, “las aves inmortales de Kinki y de Ishikari”, que navegaron el Biwa y el Shinano para traerle “el aire boreal de sus reclamos”; o que nos trate de convencer que la poesía es capaz de las ventajas más impredecibles, de los descubrimientos más asombrosos, porque no es un simple ir a la palabra sino dejar que la palabra te utilice, porque allí, en el amanecer de sus consecuencias, en ese transcurrir, de crear de la nada lo existente, ya nada es imposible.
 
Me escriben desde la montaña Kitadake
las aves inmortales de Kinki y de Ishikari:
Navegaron el Biwa y el Shinano
para traerme el aire boreal de sus reclamos.

Caminan sobre las corrientes tempestuosas
de Kuroshio y de Oyshio
registrando en sus ojos victoriosos
la voz de los castaños.
Hayas, tuyas, pinos rojos y laricios
componen el paisaje del magnolio,
del bambú y los cerezos.
Estuvieron en la estampida de Hiroshima
y también de Nagasaki
Y vieron cómo el fuego de la tromba
rompía los tímpanos
del día inacabable.
Vinieron de Kanto,
de Kinki y de Ishikari.
Y el océano supo comprender cuando clamaban.
y lloró con ellos mirando los añicos,
los restos del fragor, diseminados.
(Me escriben desde la escriben desde la montaña del coraje)

Sólo el ojo de un Profeta como Carlos Garrido Chalén, puede descubir en lontananza cómo “Quinientas ochenta y tres especies de aves majestuosas/ vienen de Ribenguó/ para aromar el paisaje./ Tocan marimba y bongó/ y en Bonin y Jima de ansias se abastecen./ Se escuchan en Corea sus edictos/ y en el Sur de Siberia/ sus cánticos de guerra./ Y en donde el Monte Fuji se apertrecha/ sesenta y seis especies de peces y reptiles/ se amotinan./ Mamíferos de ciento treinta y dos especies/ conspiran con la tarde/ y los pájaros de la debacle/ le restauran la piel a los collados./ Vienen del pedregal, del musgo y la retama,/ pensando que no hay lugar para la muerte./ Osos pardos, zorros y ciervos/ abandonan Honshu porque del cielo llueve lava/ y se hace tarde. (Vienen desde Ribenguó para aromar el paisaje)

Con Licencia para actuar como pájaro silvestre en la eternidad, el poeta peruano es beneficiario de noticias exclusivas, incluso del mismo Dios que vive en los arcanos, con el que suele empatarse en amistad y de vez en cuando le trasmite el inmenso dolor que siente ante una humanidad que rema en contra de todas las mareas y se choca varias veces con la misma piedra. En ese acercarse a la Divinidad, el Rey del abedul le cuenta sus secretos y en “su tierna anuncia” le muestra su bondad.

Desde su tierna anuencia, en el Cielo del Cielo,
una carta me ha escrito
el Rey del abedul
la han traído a mi casa
las palomas del Reino
mecida entre guirnaldas
y orquestada de luz.
En ella el Dios Eterno,
con su aliento de flores
me dice que el silencio
cruje en la Eternidad,
que el infierno y su casta
de demonios resopla
y hay sonido de trombas
en el fondo del mar,
palomas que se mecen,
angustiadas de infarto
y guirnaldas que traman
pues no saben amar.
Y dice que en Hiroshima
una flor se levanta
y en Nagasaki brilla
el sol de otra verdad;
que a las guerras las tizna
la muerte del averno
y hay dolor en su alma
porque no existe paz. 
( Me escribe el mismo Dios que canta en los arcanos).

Y aunque siempre abrumado por la historia de Hiroshima y Nagasaki, Garrido Chalén se estremece para estremecernos: “No sé leer, pero me escriben,/ - alega - en carta hermética, contritos,/ los muertos/ que resucitan de amor en Nagasaki./ Vuelan con alas de águila hacia mí,/ desde Hiroshima,/ quebradas sus espaldas por el llanto./ Cruzan con desesperación/ para vencer al huracán/ y al mar picado./ Vienen desde la montaña del desprecio/ y la cuenca de la ira desatada./ Del río de la amargura/ emergieron sus presagios/ y a canoa,/ en pérgola y a nado/ se apresuran a venir/ para contarme/ sus secretos entrañables./ Son del país del milagro y me escriben/ desde los recovecos/ de su rabia inmarcesible./ Los liquidó la muerte intempestiva/ pero se niegan a morir/ y me escriben con el corazón,/ a pulso/ y desde el alma. (Me escriben con el corazón, a pulso y desde el alma).

Quiero aprender cantando
a leer en el Cielo
lo que escriben amando
las cucardas del sol
cómo leen aladas las magnolias
al viento
que florea la bruma
en homenaje a Dios.
En esa dinastía de amores transcurridos
me consuela el espíritu
que trépita en el mar,
ese arrastrar de almas
que cruje entre las sombras
sobre las que milita
añil la soledad.

Soledad tesonera
que ancla en los pregones
y se convierte en brisa
en cada atardecer
que no tiene un idioma
y la afana la noche
y a veces la construye
y amacija el amor. 
(Lo que escriben amando las cucardas).

Es ese mismo poeta, hermoso y consecuente, el que quiere convencernos que no sabe leer, pero le escribe “el alba en plenilunio/ y el atardecer desde el equinoccio/ y el solsticio de todos los clamores”; que le escribe el arco iris “que hace burbujas de océano/ en el vientre de la ballena que se tragó a Jonás/ para sembrar sus pactos” en su sangre y nos cuenta que “cuando la luna llena/ se detiene pretenciosa” en su heredad y en sus “verdosos pastizales” “y todo parece día” en su cobertizo y se alumbran de cisnes sus picos levantados, le escribe el silencio “desde el que Elías se hizo Profeta” para contarle cómo nació el caos “en el tobogán del otoño que desató el furor” y se desvela.

Todos me escriben
y ya no sé qué hacer
con todas las cartas que recibo
Y como el más dócil de todos los rumiantes
- el que ama a oscuras
y se alucera de cosmos cuando sueña -
no sé cómo leerme a mí mismo
cuando callo.
Cómo leer a todos
si vengo de la casa del jilguero
pero me es ajeno el sonido
de su pecho de pinkuyo.
Si nada de lo que está aquí me pertenece
y las palabras que vomita el horizonte
terminan por convencerme
que no saben por qué fueron inventadas
por la vida.
- No es el momento
de plantar nuevas semillas - me dijeron,
y yo vi cómo se aceleraba vigesimal el tiempo
en los cantones del viento
y como sobre el Árbol del Mundo
alguien asediaba con preguntas a la noche. 
(No sé leer, pero me escribe el alma en plenilunio)

Hermosa oportunidad tiene el mundo para conocer a un poeta extraordinario, que en “No sé leer, pero me escriben”, nos perturba y enaltece. 

Fuente:

 
Poeta y escritora brasileña, Embajadora Universal de la Paz en Brasil