viernes, 26 de julio de 2019

FIESTAS PATRIAS PARA LOS PERUANOS EN EL EXTERIOR - POR RÉGULO VILLARREAL DOLORES (PARARÍN, RECUAY)


FIESTAS PATRIAS PARA LOS PERUANOS EN EL EXTERIOR

El significado de las fiestas Patrias (28 de Julio), para los peruanos andinos de mi generación, revestía de un carácter ecuménico, en donde las autoridades civiles y educativas, más la población en general, consideraban que el día de la Independencia Nacional,  era una efeméride sagrada. 
   
Con la memoria puesta en aquel 28 de Julio 1821, cuando el General Don José de San Martín, a la cabeza de su ejército liberador, en la Plaza de Armas de Lima, había jurado la independencia de Perú, del oprobioso colonialismo español, nuestros educadores, del colegio 2do Grado de Varones 1341 del distrito de Pararín: César Falcón Támarca , Manuel Rueda, Florencio López, Florencio Villarreal, Celso Villarreal, Máximo Valenzuela y Rufino Dolores Neira, para mantener la cima patriótica de la celebración, nos sometían a extenuantes marchas de ensayos del desfile, en la plaza de Armas del Distrito, que no eran simples marchas de sincronización de movimientos, sino, una especie de  émulo a los soldados de la libertad, para mantener el orgullo de ser libres  y pertenecer a una Nación soberana. 
  
El profesor Rufino Dolores Neira, en su condición de músico, solía encargarse de la parte artística de  la festividad.  Él, nos hacía memorizar las melodías y los nombres de los héroes como textos luminosos de loas a la Patria. Con su fervor y sus actos, más que con sus palabras, el Prof. Dolores nos hacía entender  que la luz de la dignidad es una antorcha alimentada de sueños, de miedos, de tristezas y demasiados sacrificios. Por eso, los recuerdos deben ser una demostración de gratitud por los mayores. Nos decía que las celebraciones no debían ser siempre fiestas, sino, actos festivos por la participación colectiva. Que toda celebración, decía,  era como alcanzar  la copa de champagne para brindar por actos grandiosos. 
   
Días  previos a la fecha sagrada, y, para que la celebración de la  efeméride tuviera la resonancia patriótica, las autoridades del Distrito, so pena de multa como castigo, obligaban a los vecinos a pintar las paredes de sus casas. Les parecía  ofensivo celebrar la Fiesta Nacional, con un pueblo con las fachadas de sus casas desteñidas o descascaradas, rebajando la conciencia de sus habitantes a la palidez  de la indiferencia o ingratitud, que muy fácilmente  se convierte en traición. 
 
El día 27 de Julio, víspera de la fiesta Nacional, las casas en sus techos o balcones, flameaban el bicolor nacional. Por esa fecha, el emblema nacional,  era la flor de la fe que cautivaba y exaltaban la Nacionalidad como reconocimiento y respeto por todos los que habían ofrendado sus vidas, para arrojar del Perú la arrogancia de los españoles, que, durante 300 años de barbarie colonialista, habían reinado amparados por la rapiña y el cinismo del invasor, protegidos por cómplices nacionales, convertidos en leyes protectores de la “tradición y buenas costumbres” de los invasores.
   
En las ciudades grandes, como la Capital de la República, el fervor nacionalista, más bien euforia patriotera se fortificaba con el discurso del Presidente de la Republica, haciendo  una especie de alarde y recuento de sus promesas incumplidas, embellecidas con nuevas promesas que no cumpliría. El Perú siempre ha sido: Promesas dentífricas de los dirigentes de turno, y, olvidos cómplices del pueblo, acostumbrado a besar las manos de sus verdugos y hambreadores. Finalmente, el patrioterismo oficial,  se vigoriza con la parada militar del día 29, recorriendo la Av. Brasil, pretendiendo advertir a la rapacidad de los vecinos, como Chile, que el Perú está armado para “defender la paz”. Que ya no hacía falta hacer guerras, pudiendo subastar las riquezas del país, a favor de los enemigos inmediatos del país, como Chile, que hace dinero en el Perú, con los recursos del país y con los peruanos como trabajadores mal pagados de sus empresas ¡en paz! Qué falta hace “la guerra con Chile”? de eso saben mejor los adlátere de los buitres vecinos: garcía-pérez-fujimori-toledo-ollanta humala y los peruanos que piensan y actúan como ellos..
  
Para los peruanos en el extranjero, el 28 de Julio, más que una coartada para  fiestas financiadas por las embajadas (con dinero del Estado peruano) una vez al año y por un par de horas,  ha significado siempre el reencuentro con las raíces;  una renovación necesaria de la nacionalidad como responsabilidad, traducida en los envíos mensuales de  remesas para la familia.
  
Y,  por el significado histórico de la fecha y la necesidad de mantener la Nacionalidad como Responsabilidad, para los peruanos en el exterior es necesaria la celebración de la efeméride Nacional, el mismo día 28, no necesariamente como  una oportunidad de diversión,  sino, como una  oportunidad  de reflexión. La Independencia del feroz colonialismo español, no fue un regalo celestial, sino, conquista de pueblos Unidos y organizados en torno a sus necesidades y la combustión del orgullo para demostrar al mundo que los peruanos, nunca fuimos esclavos, ni  los invasores, dioses invencibles. 
   
En el caso del Reino de Dinamarca, en donde no existe una representación diplomática peruana, (la Embajada se cerró en el año 2000, con  la renuncia por fax de Fujimori a la Presidencia de la Republica desde su país de origen Japón). algunos peruanos con iniciativa, han venido festejando la fiesta nacional, no necesariamente como exaltación de la Nacionalidad  cono responsabilidad con el país de origen, sino, de acuerdo a las conveniencias e intereses personales o de grupos.
   
Felizmente, este años 2015, la nueva gestión de la Asociación de peruanos en Dinamarca (Peruvians in Denmark)*, han entendido  que los peruanos en el exterior, especialmente en países sin representaciones diplomáticas, las sociedades civiles organizadas, pueden mantener la vigencia de las efemérides nacionales, incluso la representación del país en el país de acogida, en defensa de la colonia peruana, sin necesidad de mantener una burocracia improductiva y demasiada costosa para país. La nueva juventud peruana (hijos de peruanos/as de padre/dre extranjeros)  necesita conocer la historia peruana, sus próceres, sus mártires, sus héroes y heroínas que cimentaron nuestra nacionalidad, al mismo tiempo, necesitan de una organización de peruanos mayores, que estén orientados a mostrar el Perú, no como un lugar de las tragedias, la pobreza y la corrupción campante, sino, un país de la esperanza a partir de su enorme pasado histórico y cultural.. 
 
Y cada año se necesita despedir las zozobras demagógicas y las frustraciones que infunden los gobernantes “nacionalista-entreguistas” y renovar la esperanza con alondras celestes y pariguanas limpiando las matices de las  savia nutricias de la nacionalidad, con nuevas instancias como planes de vibraciones  abultando las mochilas combatientes, y estar con ojo avizor Vallejiano: “Cuidate, Perú, de tu propio Perú”. Los traidores peruanos, son más destructivos para el Perú, que los enemigos del país.

Cada 28 de julio, necesitamos descubrir las vigorosas guirnaldas del frenesí poético del Nacionalismo, de un nacionalismo con voz de ríos saludando a los lagos del origen milenario del Perú, tachonados de estrellas culturales y brindis de cóndores de capullos siderales, y , no un efímero, fariseo y miedoso nacionalismo de estadios,  inflado de aire chauvinista como burbujas narcisas de jabón de barra o gas de coca cola, ocultando la mugre de la irresponsabilidad con el País y militancia fanática con la pelota apátrida de  FIFA, “empresario exitoso”, dueño de las piernas de los futbolistas y de los bolsillos de atolondrados y “apolíticos patrioteros” que nunca .dicen nada cuando los enemigos se convierten en dueños del espacio aéreo, las tierras, lagos y mares peruanos.

Cada 28 de Julio necesitamos penetrar el  augurio fluyente de los sueños, redimir el ritual y la energía amorosa andina de fe en el Perú como hizo el ejercito Libertador del General José de San Martín y luego de Bolívar y Sucre en Ayacucho. Toda la desnudez del deseo de “progreso”  del país, diseñado por apátridas futboleros, con pelota ajena y sin fe en el país, no va a ninguna parte, porque no está dirigido ningún lugar.

Cada 28 de julio, necesitamos juntos, limpiar de traidores el camino del futuro, dar nuevo giro a la Esperanza, porque la esperanza del Perú somos los peruanos/as y no las inversiones extranjera que viven de la carroña nacional, que  tiras o retazos de traición constitucional se llevan la riqueza del país, fuera del país, dejando la contaminación y la mezquindad, la podredumbre arribista como castigo a los peruanos por ser peruanos, siendo pobres.

Cada 28 de julio, necesitamos despertar el volcán de la peruanidad en las venas, frente a la euforia coca cola de oportunismos, estadios y criolladas con pelotas hinchadas por estómagos que se ajustan para resaltar el fanatismo como consuelo canalla ante los subastadores del país a capitales chilenos, políticamente correctos y éticamente basuras . La nacionalidad como elixir  volcando palpitos de proyectos colectivos, redimiendo la solidaridad,  es compromiso, y no simple euforia deportiva.
 
Cada 28 de julio, necesitamos entender y aceptar que el futuro es obra de nosotros mismos y de las acciones de hoy, depende el destino de nuestra patria. No se trata de “celebrar” la fiesta patria, es necesario entender que el Perù, representa nuestra familia, nuestros padres, hermanos, la mujer que amamos, los hijos, los amigos, etc,  es decir, nuestra razón para vivir. Si no se entiende la Nacionalidad como responsabilidad familiar, no nos diferenciaremos de los animales que se contentan con la comida… “y no sólo de pan, vive el hombre”. Seamos peruanos, creciendo desde nuestro inmenso pasado hacia un inmenso futuro. 
 
Felices fiestas patrias a todos los peruanos/as en donde quiera que se encuentren.
 
¡Viva el Perú, grande y eterno! ¡Causachum  hatun shumac llacta, Perú!.
 
Régulo Villarreal Dolores
 
Crupo Cultural Los Andes  Arte Caminante del Perú en Dinamarca.