lunes, 25 de febrero de 2019

UN TIEMPO DE LUZ PARA EL RUNA SHIMI - POR ELMER NEYRA VALVERDE (PISCOBAMBA)


UN TIEMPO DE LUZ PARA EL RUNA SHIMI

Elmer Neyra Valverde

Hace bastante tiempo, retornábamos de Chacas a Piscobamba. Afines de enero. Las lluvias se trenzaban en rechazos y acercamientos el viento de las jalcas con la lluvia en madejas nutrientes. Escampó y ya lucía un cielo azul con un Sol sonriente. Cuesta arriba, luego de pasar el río Llacma. Bajaba un campesino y el responsable de la excursión le preguntó:
 
-Tayta, kayllachawnaku Llumpa? (Apreciado amigo, ¿está cerca Llumpa?) y respondió:

- Awmi, ishkay kinsahapayllanam. (sí, a unos cuantos pasos).
 
Eran los años sesenta y el quechua regional nos servía para comunicarnos. Era la lengua materna de miles y miles de campesinos y otros pobladores, nos expresábamos en la lengua de Guamán Poma de Ayala, de Atusparia. Aún seguía la prohibición que dictó Manuel Prado para que no se usase el quechua en los colegios. Y así fue,  estaba prohibido expresarse en el Runa shimi. Ni en Pomabamba ni en Piscobamba escuché misa alguna, menos la homilia, en quechua. Parecían decir: bienaventurados los que no hablan el quechua, porque de ellos será el reino del  ”progreso”.

En otra ocasión, iba  a Yungay, tropezando con las caricias de la alborada y entre ladridos de perros al sentir las pisadas restallantes del amigo caballo. Al voltear una curva, más sombra que humanidad, me dice:

-Piskuwanpa malta wamram kanki, aw? (¿eres un joven de Piscobamba? No?)

-Awmi, qamqa maypatan aywaykanki? (sí, ¿ y tú dónde vas?).
 
-Nuqallaaqa, Yunkay markayaqmi, qampisnaachi, yanaqaanakushun. (pues,  yo voy hasta Yungay, posiblemente tú también,  acompáñemonos).

Tantas veces he tenido oportunidad de acudir al quechua. En 2007, llevábamos el Libro de Oro Luzuriaguino a Piscobmba, luego el 15 de agosto a Casca. Uno de los miembros  de la comitiva se sintió mal. Posiblemente el soroche; fuimos a la posta médica. Nos atendieron. Sin embargo, me queda un triste y angustiante recuerdo. Una practicante de medicina de alguna universidad de Chimbote y una campesina anciana no podían comunicarse. En un país en que se privilegia el idioma venido allende los mares, no se exigía el dominio del idioma vernáculo a los secigristas. Felizmente en la hora actual, Sunedu obliga a los futuros profesionales aprender idiomas originarios.

Cuando en la época de Velasco Alvarado se reconoció el quechua como idioma oficial, fue un gran avance, un cambio cualitativo. Me acuerdo que en el Colegio Guadalupe trabajaba un hermano de Arturo Hernández, autor de Sangama. En una conversación me dijo: ¿para qué sirve el quechua?, en forma irónica y displicente. Sí sirve mucho y a muchos y al Perú entero. No te olvides que los topónimos, orónimos, hidrónimos están en quechua, acá cerquita. Lima viene de Limaq, Rímac de Rimaq, chalaco de chalakuq, Callao de qallu, Atocongo de Atuq kunku, Carabaíllo de qarwayllu; Aznapuquio, Chuqitanta, Collique, huaca Pucllana, Maranga, Limatambo, Armatambo. Y las plantas, que yo conozco gracias a los niños campesinos que me enseñaron: el huallmi hualmi, marancumá, rimarrima, hara hara, puyaw. Y así. Valía lapena reivindicar  la voz de nuestros amautas y el vehículo natural de la cultura andina donde vale más la solidaridaridad que el exitismo individual. Y vale el quechua impronta de una gran cultura.