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CRÓNICA DE VIAJE:
CRÓNICA DE VIAJE:
FIESTA DE SANTA ROSA 2010
Por Armando Alvarado Balarezo (Nalo)
Por Armando Alvarado Balarezo (Nalo)
Desde hace más de una década, cada 28 de agosto, durante mi travesía de Caranca a Umpay, acarician mis sienes los recuerdos de aquellos dorados sesentas, cuando en Chiquián nos decían: "No irán al cielo, si de viejos se pierden la fiesta de Santa Rosa, porque la fiesta es indispensable para entrar al reino de Dios".
Todo empezaba el 15 de agosto, bajo los acordes del arpa y los violines, buscando pallas por la periferia del pueblo, donde aroman las flores más bellas. Recuerdo, iba vestido de poncho y bufanda, pegadito a la orquesta, junto a otros chiuchis “vaqueros” y algunos "santos varones", que ahora ya pintan canas.
La tarea extracurricular finalizaba el 4 de septiembre, con
la última avellana dando su cuota de humo al calentamiento
global. Un diplomado en "Huaylishadas con banda, trago y jacalocro gratis", mérito insuperable de un curriculum A1 para acceder a un escaño de congresaurio peruano o a la presidencia regional de Áncash.
Así, entre abismos, baches y curvas desciendo por la angosta carretera con el timón en las dos manos, contemplando desde la ceja de Caranca la plaza de toros de Jircán, aquel lugarcito mágico, donde caminando de puntillas con la frente alzada bajo las palincas, distraía mis pupilas con los paraísos ocultos de las hijas del Huayhuash, entre los pliegues de floridos faldellines y vistosos sombreros orlados de cantutas. Curso súper intensivo de “Voyeurismo y orzuelo pecador”, con el que los chiuchis “zapallos” nos convertíamos en los hijos más degenerados de “papalindo”, durante las tardes taurinas.
En estos últimos años, entrada la noche en tanto asoma la Salva, un puñado de paisanos de medio siglo para arriba, bien abrigaditos con poncho, sombrero y “chapapulgas”, nos sumergimos en interminables tertulias festivas que aumentan sus decibeles, minuto a minuto, con chistes de chinacos, anegados en chinguirito, trago sabrosón que suelta la lengua viperina hasta extremos inconfesables. Noche memorable donde la chispa chiquiana salpicada de carcajadas y lágrimas de emoción con su pichida de risa, enciende pasiones encontradas con shaplacadas hasta en quinto sentido, sobre la tía, la prima, la sobrina o la servilleta de algún vecino dormilón. No faltan las santas ocurrencias de tío Cali, Conejo, Racrish, Facundo, Roncliner, Shaprita, Chihui y del recordado Servillón gimiendo asido a una pirca por las idas y venidas de un hercúleo huancacho de diez pulgadas, libre de polvo y paja.
Entonces: ¿Cómo no ir a Chiquián por un buen sorbo de dicha al llamado de Santa Rosita?, sobre todo si Roberto “Sopón” Barrenechea Martel hará de Inca al compás del Sinchirunay; premiarán a Pepito Alva Valverde por su relato “Antacasha”; y la dama chiquiana Carmen Rosa Ríos Ortiz, quien durante el lanzamiento de la fiesta en el Congreso de la República cautivó a la audiencia con su palabra, su belleza y su sencillez campechana, representará al Capitán de la fiesta; pensé, y dejando asuntos pendientes en Junín, Cotaparaco y Cusco, decidí viajar a CHIQUIÁN, en caravana con mi querido viejo y mis hermanos.
“Sopón es un ser humano telúrico por dentro y por fuera; además, como dice el diplomático Montoya, es un veterano amansador de potrancas con dueño”, cavilaba mientras alistaba mi maleta con nudo, y recordé la última vez que me topé con él, por puente “Cantucho”. Sopón cabalgaba contento, llevando sobre las ancas de su mulita socarrona a una amazona de Utha, USA. Cuando le pregunté: ¿Adónde bueno shay?, contestó sonriente: “Nos vamos a Pancal, donde el tálamo de Lucho Pardo aguarda un encuentro internacional con dos goles de chalaquita y uno de taco...”. Son cosas del fútbol, murmuré, emulando al filósofo “Rogacóndor”, y seguí mi camino rumbo a Racrán.
VIAJE DE IDA
Salimos de Lima a las 7.30 de la mañana de ayer sábado 28 de agosto del 2010. A las 10 tomamos un generoso desayuno marino en el restaurante “Cornejo” de Pativilca, punto de encuentro familiar en la ruta.
Así, entre abismos, baches y curvas desciendo por la angosta carretera con el timón en las dos manos, contemplando desde la ceja de Caranca la plaza de toros de Jircán, aquel lugarcito mágico, donde caminando de puntillas con la frente alzada bajo las palincas, distraía mis pupilas con los paraísos ocultos de las hijas del Huayhuash, entre los pliegues de floridos faldellines y vistosos sombreros orlados de cantutas. Curso súper intensivo de “Voyeurismo y orzuelo pecador”, con el que los chiuchis “zapallos” nos convertíamos en los hijos más degenerados de “papalindo”, durante las tardes taurinas.
En estos últimos años, entrada la noche en tanto asoma la Salva, un puñado de paisanos de medio siglo para arriba, bien abrigaditos con poncho, sombrero y “chapapulgas”, nos sumergimos en interminables tertulias festivas que aumentan sus decibeles, minuto a minuto, con chistes de chinacos, anegados en chinguirito, trago sabrosón que suelta la lengua viperina hasta extremos inconfesables. Noche memorable donde la chispa chiquiana salpicada de carcajadas y lágrimas de emoción con su pichida de risa, enciende pasiones encontradas con shaplacadas hasta en quinto sentido, sobre la tía, la prima, la sobrina o la servilleta de algún vecino dormilón. No faltan las santas ocurrencias de tío Cali, Conejo, Racrish, Facundo, Roncliner, Shaprita, Chihui y del recordado Servillón gimiendo asido a una pirca por las idas y venidas de un hercúleo huancacho de diez pulgadas, libre de polvo y paja.
Entonces: ¿Cómo no ir a Chiquián por un buen sorbo de dicha al llamado de Santa Rosita?, sobre todo si Roberto “Sopón” Barrenechea Martel hará de Inca al compás del Sinchirunay; premiarán a Pepito Alva Valverde por su relato “Antacasha”; y la dama chiquiana Carmen Rosa Ríos Ortiz, quien durante el lanzamiento de la fiesta en el Congreso de la República cautivó a la audiencia con su palabra, su belleza y su sencillez campechana, representará al Capitán de la fiesta; pensé, y dejando asuntos pendientes en Junín, Cotaparaco y Cusco, decidí viajar a CHIQUIÁN, en caravana con mi querido viejo y mis hermanos.
“Sopón es un ser humano telúrico por dentro y por fuera; además, como dice el diplomático Montoya, es un veterano amansador de potrancas con dueño”, cavilaba mientras alistaba mi maleta con nudo, y recordé la última vez que me topé con él, por puente “Cantucho”. Sopón cabalgaba contento, llevando sobre las ancas de su mulita socarrona a una amazona de Utha, USA. Cuando le pregunté: ¿Adónde bueno shay?, contestó sonriente: “Nos vamos a Pancal, donde el tálamo de Lucho Pardo aguarda un encuentro internacional con dos goles de chalaquita y uno de taco...”. Son cosas del fútbol, murmuré, emulando al filósofo “Rogacóndor”, y seguí mi camino rumbo a Racrán.
VIAJE DE IDA
Salimos de Lima a las 7.30 de la mañana de ayer sábado 28 de agosto del 2010. A las 10 tomamos un generoso desayuno marino en el restaurante “Cornejo” de Pativilca, punto de encuentro familiar en la ruta.
Continuamos el viaje, y de un
solo aliento llegamos a Cajacay, cuna de mi viejo y de Aivil Alitana, musa del Ande eterno. En este hermoso lugar
estiramos las piernas y nos deleitamos media hora caminando y tomando
fotografías de la belleza circundante.
Arribamos a Chiquián a la hora del almuerzo, con el cielo nublado. En nuestra casa de Jircán mi hermana Mirtha ya tenía la mesa tendida, con los mismos potajes chiquianos con los que mi mamá nos sorprendía al abrir la puerta del comedor. Aromas de fiesta que mojan de recuerdos el alma telúrica hasta límites insondables.
Durante el trayecto, desde Paramonga hasta Conococha, mi papá nos iba describiendo sus experiencias de transportista rutero y de arriero en sus años mozos, en tanto los automóviles, omnibuses y las veloces camionetas 4 X 4 hacían de las suyas intentando pasar a los pesados camiones y convoys mineros que suben lentos por la renovada pista que ya muestra signos de deterioro, sobre todo en las curvas que se multiplican palmo a palmo.
Si bien es cierto que los convoys de Antamina portando material inflamable transitan con vehículos de seguridad; también es cierto que estos últimos solamente avisan a sus unidades sobre los riesgos potenciales en la ruta, no así a los vehículos particulares o de servicio público que hacen hasta lo imposible por adelantarlos y "ganar tiempo" con el corazón en la mano. Mi hermano Felipe, desde cuyo carro venía tomando fotografías, tuvo que frenar en siete oportunidades para dejar espacio a los vehículos ligeros, que en su afán de adelantar en plena curva no lo lograban, ayudándolos así a ponerse a buen recaudo y evitar un accidente fatal de grandes proporciones humanas.
En esta dirección electrónica una pequeña Guía del Viajero. Hacer clic:
Arribamos a Chiquián a la hora del almuerzo, con el cielo nublado. En nuestra casa de Jircán mi hermana Mirtha ya tenía la mesa tendida, con los mismos potajes chiquianos con los que mi mamá nos sorprendía al abrir la puerta del comedor. Aromas de fiesta que mojan de recuerdos el alma telúrica hasta límites insondables.
Durante el trayecto, desde Paramonga hasta Conococha, mi papá nos iba describiendo sus experiencias de transportista rutero y de arriero en sus años mozos, en tanto los automóviles, omnibuses y las veloces camionetas 4 X 4 hacían de las suyas intentando pasar a los pesados camiones y convoys mineros que suben lentos por la renovada pista que ya muestra signos de deterioro, sobre todo en las curvas que se multiplican palmo a palmo.
Si bien es cierto que los convoys de Antamina portando material inflamable transitan con vehículos de seguridad; también es cierto que estos últimos solamente avisan a sus unidades sobre los riesgos potenciales en la ruta, no así a los vehículos particulares o de servicio público que hacen hasta lo imposible por adelantarlos y "ganar tiempo" con el corazón en la mano. Mi hermano Felipe, desde cuyo carro venía tomando fotografías, tuvo que frenar en siete oportunidades para dejar espacio a los vehículos ligeros, que en su afán de adelantar en plena curva no lo lograban, ayudándolos así a ponerse a buen recaudo y evitar un accidente fatal de grandes proporciones humanas.
En esta dirección electrónica una pequeña Guía del Viajero. Hacer clic:
CHIQUIÁN: GUÍA DEL VIAJERO - FIESTA PATRONAL "SANTA ROSA DE LIMA" - 28 AGO / 04 SET 2010
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Dicen los entendidos, que cada imagen vale por mil palabras. Dejemos que en esta oportunidad sumen miles.
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Un fuerte abrazo,
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Nalo
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(Jircan, 29 de agosto de 2010)
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IMAGENES:
Armando Alvarado Balarezo (Nalo)
Las fotos no tienen sello de marca. Son para uso comunal, sin restricciones.
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PATIVILCA
PATIVILCA
RECORRIDO:
TRINCHERA / CAJACAY
CAJACAY, CUNA DE PERSONAJES ILUSTRES Y MUJERES BELLAS
RECORRIDO:
CAJACAY / CHIQUIÁN
Entrada editada por Armando Alvarado Balarezo (Nalo)