miércoles, 15 de febrero de 2017

GUIDO VIDAL RODRÍGUEZ - POR ELMER NEYRA VALVERDE (PISCOBAMBA)



Guido Vidal Rodríguez (R.I.P.)

Hace un poco más de tres años, a las diez de la mañana, en el Hospital Rebagliátegui de Lima, desapareció  el laureado escritor ancashino Guido Vidal Rodríguez. Américo, Danilo, Milton, Áureo y un escritor de Marca, y el que escribe, estuvimos presentes en el velorio. Dicho ritual se realizó en el velatorio de la Iglesia de Miguel arcángel en el distrito homónimo. Al  día siguiente, a las 3 p.m., salió el cortejo fúnebre de Precursores 501 (San Miguel), hacia el Cementerio Policial de Santa Rosa en Chorrillos. En dicho lugar después de la oración postrera, sus restos fueron incinerados. Nalo, desde USA, nos ayudó con un croquis respecto al velatorio.

Elmer Neyra Valverde

Breve referencia biográfica

Guido Vidal Rodríguez vino al mundo en Piscobamba, antigua capital histórica de la Sierra Oriental de Áncash, el 9 de marzo de 1924         .

Después de abandonar su tierra natal y el centro poblado de Masqui, donde atendió sus primeras clases de primaria, se viene a Lima, junto a su modesta familia. Por la penuria económica tuvo que enrolarse, a los 14 años de edad, de ayudante en una fábrica de tejidos, enseguida en una de vidrios. Posteriormente, se emplea el Consulado General de Suecia en Lima.

Haciendo un denodado esfuerzo comparte su trabajo productivo con la consecución de sus estudios secundarios en el colegio Lima San Carlos. Dicho plantel fue dirigido por el educador Jorge Castro Harrison.



Después de terminar su Secundaria con notas sobresalientes, ingresa en la Universidad de San Marcos, a la facultad de Letras y Educación en el año 1945. Al año siguiente gana una beca en la Escuela Nacional de Bellas Artes. Simultáneamente trabaja de docente en el colegio particular Gimnasio Peruano. En seguida, en 1953, recuperando algunos años perdidos, concluye sus estudios en San Marcos, de la cual egresa después de optar el título de profesor de Educación Secundaria en la especialidad de Letras.

En 1955, por su entusiasmo juvenil, la colonia piscobambina le encarga la presidencia del Club Juventud Evolucionista Hijos de Piscobamba. Fecha en la cual viaja a la ciudad de Montevideo después de adjudicarse una estadía en Educación en el Instituto de Estudios superiores de Montevideo. Participaron en el concurso 300 postulantes del Perú.

A su retorno, participa en la Secretaría de Cultura del Instituto José Carlos Mariátegui en Lima; siendo él uno de sus fundadores. En 1960 funda el Instituto Comercial Amauta, el cual realizó una efectiva labor en las aras de la juventud sobre todo provinciana. Por la vinculación de su familia y sus ancestros a familias migrantes, ha estado vinculado a las instituciones representativas de Llumpa y Piscobamba. Tal es así, que en 1965, bajo su coordinación, sale a luz la revista ilustrada “Piscobamba”.

En 1968, gana el premio internacional auspiciado por la Tertulia Literaria “Las 13 pipas” de la ciudad de Manizales en Colombia. Y se hace acreedor de la única Mención Honrosa en el género del cuento, al relato “El arriero”, presentado bajo el alias de “Amauta”.

En 1996, en el concurso “Horacio Zevallos Gámez” gana un premio con su narración “Fin de semana en el paraíso”. Por razones económicas no ha podido publicar una gran cantidad de relatos de sabor andino y otros de ambiente urbano, los que se encuentran hasta el momento inéditos.

Actualmente, es miembro honorario de AEPA. Sin embargo, ha sido un entusiasta animador de los encuentros de esta asociación. Bajo su intervención directa se realizó el encuentro de escritores de AEPA, en 1994 en Piscobamba y Pomabamba, que tuvieron como epónimos a Víctor Rodríguez Blanco y Alfonso Ponte Gonzáles, respectivamente.

Con el auspicio de las municipalidades de los distritos de la provincia de Mariscal Luzuriaga y la Municipalidad provincial con su alcalde Marino Pastor, se editó los poemas, narraciones y acuerdos de dicho encuentro, denominados  “Tropel de sueños”, producto del trabajo de un equipo en encabezado por Guido Vidal, salió a luz en enero de 1998. Se presentó en una reunión de los alcaldes provinciales de la Sierra Oriental de Áncash. De la presentación se encargó Elmer Neyra Valverde, en Piscobamba, con motivo del aniversario provincial el 12 de enero de 1998.


Sus obras

En 1968 nos entrega “El arriero”, a través de la editorial Yachay Huasi. Este pequeño volumen incluye una presentación de Francisco Bendezú, como también el discurso de Ebel Botero Escobar de Colombia, pronunciado al hacer entrega del premio correspondiente en Manizales.

El volumen involucra el cuento “El arriero” que narra las peripecias de un peón de la Sierra Oriental que retorna desde una hacienda de la Costa de Áncash, después de haber trabajado varios años y con magros recursos. El desfiladero de Llanganuco abruma el tornaviaje del arriero. Y en una noche tétrica, sucede una inimaginable pelea, en una gruta de rocas, incomprensible si el ataque es de  espíritus malignos o de asaltantes de ruta.

También otro relato se refiere a “Nicanor Julca” quien dirige su mirada hacia la floresta oriental y sueña que es atacado por alimañas y trenzándose entre lianas.

“El mamón” se refiere a un personaje que oscila entre humano y monstruo. A ratos con reacciones extremas e impredecibles.

Finalmente, “Supaypa Huahuan” sobre una criatura repugnante, que fue exorcizada por un cura que confundía la misión de los evangelistas y las supuestas actividades de comunistas, que por entonces solamente cabían en la mente de un fundamentalista.

En 1994, Guido hace entrega de “El juramento”, relatos de carácter urbano que incluyen los siguientes narraciones breves:

1.- El juramento.
2.- La carta.
3.- Mi dulce capullana
4.- En la orilla del Plata
5.- El premio

Esta publicación fue prologada por Gustavo Alencastre Montúfar. También en 1994 publica el “Un charco de sangre”, donde vuelve a incluirse “El arriero”. Además aparece el  relato "Un charco de tinta”, narración que trata de restituir el prestigio disminuido a su tierra natal, lugar donde, antiguamente, había una activa vida cultural provinciana, matizada por la bohemia profesoral y las veladas literario-musicales.

Finalmente, la última obra que publica es la que ganó el premio “Horacio Zevallos Gámez”. Corresponde a la narración de   los esfuerzos del ingenioso Tojsho Llushaco, que proyecta la posibilidad de irrigar terrenos de la Costa o los de la Sierra con pocos recursos, esfuerzo mancomunado y voluntad de hacer lo mejor.
 
 

Entre arrieros 

( Elmer Neyra 13 de febrero de 2015)

La noche cordillerana se arrastra entre sombras,
el silencio se enciende en caminos de nieve
en una sarta de carajos y lisuras de guijarros.
Cuesta dormida en años de viajes y tornaviajes
quisiera huir  de aventuras, quebrando sueños.
La cuesta callada siente el metálico lamido
de pisadas, burros que trepan aun sin arrieros
en una sangría de rebuznos somnolientos,
esta noche que florece en un manto de estrellas.
Las altas cumbres, con sombreros de soroche,
conversan sus recuerdos y callan sus esperanzas.
Las matas duras de quinual y los ichus silbantes
abrigan el frío vivo de la muerte, el frío del muerto.
Cerca a la cueva cantada, el espanto acuna un cadáver
un tropel de almas arrieras  arrean pasos  del ayer,
esperan el aire vivo de alguien vivo ese rato.
Sube casi solo, apenas con un atadijo de ropitas,
y sal que huye de Casma y un trago varón de Tambo Real,
como alma perdida en la senda amiga de Guido.
Alguien le quita el atadijo. Como relámpago  herido
salta,  su puño machetero de Paramonga hace frente,
una piedra iracunda o un rayo de puñete calla sus latidos.
Multitud de voces frías, como arres renacidos quiebran
la fuga del atacante o del arriero sin nombre ni cruz.