ACUCHO
Por Armando Alvarado Balarezo (Nalo)
Por Armando Alvarado Balarezo (Nalo)
¡CÓMO PASA EL TIEMPO SHAY!
Hace
12 años celebramos en el Club Chiquián los 50 fructíferos febreros
de AGUSTÍN RICARDO ZÚÑIGA GAMARRA,
llamado cariñosamente "ACUCHO"; yo le digo: ¡Acuchito, papachito! con
el más tectónico sentimiento chiquiano.
Cinco años después apagó 55 velitas de colores en el calor del hogar familiar de
nuestra amada urbanización Ingeniería. Hoy apaga 62, y va atravesando con vigor calmo el zaguán del ciclo más sereno de la existencia terrena.
Hace
varias décadas ya, que desde el ladeado paraje "Los Pinos" de Huaraz,
donde estudiaba la Secundaria bajo el rigor académico del Seminario San
Francisco de Sales, se lanzó como avellana a la conquista de sus sueños
en la Capital de la República, la tierra prometida de los provincianos
de las tres regiones naturales, no "Lima la horrible", como la
llaman con desdén una cuadrilla de ingratos.
Ingresó
a la Universidad Nacional de Ingeniería a la vanguardia de los
postulantes, lejos de los cenáculos artísticos y literarios, pero sin
desligarse del canto chiquiano con arpa, violín y sordina, tampoco del
deporte rey. En este último, desde siempre impone su talento
creador frente a sus ocasionales adversarios, con esa rebeldía innata y
la experiencia que no se logra leyendo libros
sobre cómo hacer goles de "guacha", "chalaca" o de "taquito", sino en la
cancha de cascajo, haciendo funcionar la cabeza y los pies al ritmo del corazón.
Durante
su fértil vida ha subido a pulso todos los peldaños académicos de su
profesión, tanto en el Perú como en el extranjero, coronando con éxito
la cima más alta, que le ha valido para desempeñarse en cargos de suma
responsabilidad. A la par, contagiado por los coterráneos que aún
sufren los estragos del desarraigo por el huayco migratorio de los
setentas, ensaya la vena popular en los albores del Tercer Milenio, y
no tarda en descubrir su genio narrativo y poético que hoy florece para
beneplácito de las letras chiquianas, y alentar con cariño la difusión del
conocimiento científico a través de sus portales virtuales y programas
radiales, con gran acogida a escala internacional por las mentes ávidas de aprender, en
circunstancias que la ciencia, la tecnología y la innovación no son
prioridad para los gobiernos, pese a ser conocedores que el conocimiento es la mayor riqueza que un país puede
ostentar sin dañar el medio ambiente y exportarlo en abundancia a los
cinco continentes para provecho de la Humanidad.
En
su narrativa y poesía no se olvida de la primera lluvia, aquella que deja su
fresco aroma entre el corazón y la mente. Así su amado "Agocalle", donde
fue campeón caminando en zancos, saltando con garrocha y ganando
bolsillos tras bolsillos de chillanditas,
renace en cada despertar, porque ese sentimiento de amor por la Patria
Chica que se incrusta en la infancia, permanece indeleble en la
memoria.
Hoy,
que los caminos del mundo van albeando su privilegiada testa más allá
del horizonte nativo, su espíritu telúrico sigue siendo de ese niño
inquieto hecho río cristalino, gracias a dos vertientes de agua clara
que se unieron para darle vida: Chiquián donde florece la hermosa cantuta y
Huayllacayán donde madura la sabrosa chirimoya.
CHIQUIÁN:
es el pueblo donde el destino tejió el ropón de ACUCHO, ser humano de
corazón noble e iris de niño; un guerrero de la constancia, la
abnegación, el raciocinio y la fe en el éxito final, como buen Quijote
del conocimiento. En suma, un domador nato de la ignorancia como todo
orfebre empeñado en llenar la vasija de la
ciencia popular en las altas cumbres. Futbolista ciento por ciento con
su doble salto en el aire como el rey Pelé y el gran capitán Héctor
Chumpitáz.
Integrar
el Comité de Gestión - Base Lima por varios años bajo su presidencia,
me ha permitido conocer la grandeza de su espíritu y las virtudes de su
liderazgo natural: sencillo, humilde, generoso, optimista; siempre
guiando y promoviendo nuevas rutas de desarrollo para nuestra tierra.
Doctor en Física Nuclear, con un importante cargo en el IPEN y
estudiante infatigable en nuevos doctorados.
Viene a mi mente el poeta Alejandro Pope, quien refiriéndose a Newton expresa: "La Naturaleza y sus leyes se ocultaban en la noche: por eso Dios dijo ¡que nazca Newton! y se hizo la luz".
Esa misma luz es la que irradia Acucho en los paisanos que lo
acompañamos en su tarea de progreso provincial, así como en las jornadas
informativas y proyectos educativos que promueve y empuja hacia
adelante; pues de la misma manera como las plantas convierten los
minerales en alimento cotidiano, así también los hombres de ciencia
convierten la materia prima en naturaleza útil para la sociedad. Son
los descubridores e inventores que nos allanan el camino para no andar a
tientas en el mundo moderno.
Pero
no solamente destaca en el universo científico, sino también en la tarea
literaria, que no ofrece réditos materiales de corto ni largo aliento,
porque sabe que la literatura es un noble sentimiento que apunta al
desarrollo de los pueblos sin esperar nada a cambio, siguiendo las
hondas huellas dejadas por don Antonio Zúñiga Alva, su adorado padre.
Huellas de Maestro que invito a recordar a través de una nota que plasmé hace unos años en el papel:
Mayo, mes florido en Chiquián gracias al aguacerito que se marcha hasta diciembre, dejándonos su tributo de vida.
Mayo,
aroma de campo primaveral en la Sierra. Los gorriones saludan la
llegada de la aurora en cada despertar, cantando felices sobre los
tejados. En las noches los grillos tocan alegres sus violines entre las
pircas de las chacras turquesas.
Mayo,
mes de dulce caña, de tersas habas para el rico panco, de maíz,
alfalfita y dorado trigo en Racrán, desde donde se divisa los mechones
de humo de fogón que se elevan al cielo como velos blancos.
Mayo,
mes de cuilumpis maduros invitándonos a la cosecha de coloridas
papitas arenosas que en unos meses serán sabrosas gecnas. Hasta el agua
y la espumante leche recién ordeñada saben a gloria.
En
este generoso mes, el martes 10, de hace 100 años, nació en Chiquián
un ser humano pródigo en magisterio viviente que dejó huellas
indelebles en la provincia de Bolognesi y en los lugares donde llevó su
elocuente palabra para gestionar y promover el desarrollo de nuestra
tierra.
Don
ANTONIO ZÚÑIGA, quien además de maestro y escritor, se desempeñó como
supervisor de educación, forjador de la Casa del Maestro de la
provincia de Bolognesi y presidente de la Sociedad de Beneficencia
Pública de Chiquián. Institucionalista ciento por ciento; deportista y
socio fundador de la Liga Provincial de Fútbol y del Club Cultural
Deportivo Alianza Chiquián que tantos lauros cosechó en Ancash.
Los
conocimientos que adquirió en las aulas de Chiquián, Huaraz y Lima,
los puso a manos llenas a disposición de sus pupilos chiquianos, de
Cajacay, Huayllacayán y Llaclla. Los pobladores de este último lugar lo
recuerdan como uno de los más importantes gestores para la creación del
distrito Abelardo Pardo Lezameta en 1956. Siempre fue elegido por sus
capacidades y potencialidades innatas, junto a otros ilustres colegas,
para representar al magisterio bolognesino en convenciones realizadas
en Huaraz y Lima, dejando en alto el nombre de CHIQUIÁN.
Ciudadanos
ejemplares como don Antonio, fueron en el siglo XX parte medular del
tejido social bolognesino y ahora son el patrimonio cultural, moral y
espiritual que debemos conservar y emular, sobre todo en momentos
sombríos como el que atravesamos, donde todo se pone en tela de juicio,
lamentablemente por hechos deleznables originados en las altas esferas
del poder, arrinconando voluntades y valores supremos, ante los ojos
del mundo.
Cómo
no recordar su vigorosa personalidad y su fe inconmovible. Su
pulcritud en el vestir y su esmero en el cotidiano quehacer; sin duda,
uno de los referentes más destacados que marcará época en la historia
de nuestro pueblo, sobre todo por su impecable trayectoria.
Escucharlo
conversar con mi papá, cada vez que visitaba nuestra casita de
Ingeniería en los ochentas y noventas, era un constante aprender. Jamás
escuché de sus labios la más tenue manifestación de rencor o
resentimiento por algo o alguien. Sus ojos azules cristalinos brillaban
más y más, cada vez que recordaba su labor magisterial en el vendaval
de los contrafuertes bolognesinos, lejos de su hogar del Jr. Saénz Peña
en Chiquián: de su adorada Luzmila y sus retoños.
Cuántas
noches en vela seguramente pasó en su afán de fecundar las buenas
semillas del conocimiento y del pensamiento en sus alumnos del mundo
rural; cuántas privaciones de sustento material habrán hincado su cuerpo
y alma de servidor estatal mal remunerado.
Ya
en el seno familiar, junto a su esposa y amiga, hasta que espiró su
último aliento, no solamente propiciaron y concretaron una buena
educación para sus hijos y nietos, sino también les infundieron ese
espíritu de honradez y de amor al trabajo tan propio en los
provincianos, y el sentido de responsabilidad tan escaso en nuestro
país; nobles tareas a las que entregó su talento, sus energías, salud y
vida.
* * *
Como
Presidente de la Asociación "Chiquián Cultura", la visión emprendedora
de Acucho hizo que en breve tiempo la institución brinde su primer
fruto con la Noche de Gala, realizada un 11 de diciembre de grata
recordación, en homenaje a las mujeres y hombres que forjaron nuestra
identidad. Después de un alto en el camino para meditar y madurar la
forja creadora, queda el compromiso de continuar bregando como nexo
entre las diferentes instituciones chiquianas, procurando que las
actividades culturales en bien de nuestra tierra encuentren su alborada,
sobre todo la cultura nativa, tan rica y variada, uniendo en un mismo
puño a los distritos de la provincia de Bolognesi.
Con
Acucho y Vladimiro Reyes Gamarra, hemos tenido el privilegio de
visitar varias veces Chiquián, unas por la ruta de Matarrajra, otras tantas
escuchando cantar al generoso Huamanmayo de la encajonada joya
aquina; siempre haciendo un alto en cada recodo de la ruta para
respirar el aire puro de la cordillera ancashina, perennizando en nuestras
retinas y cámaras fotográficas la belleza incontrastable del Ande,
belleza que con dicha plena se va poniendo en valor a través de la
Internet.
Como fluye líneas arriba, hace 12 años participé del cumpleaños 50 de Acucho. Fue una velada que pulsa así en el recuerdo:
Las
palabras de bienvenida estuvieron a cargo de Nila, su hermana mayor,
con gratas evocaciones del ayer, que nos hicieron transportar a las
épocas adolescentes en nuestro querido pueblo, donde las palabras:
Amistad, solidaridad, risas, juegos, trabajo, estudio y deporte sano,
nos colmaron de dicha cotidiana junto a nuestros vecinos, amigos,
maestros, padres y abuelitos, bajo los mantos protectores del Señor de
Conchuyacu, Santa Rosa de Lima y San Francisco de Asís.
Expresivos
pasajes de la niñez de Acucho, entre los que destacan: “El
diccionario”, “Los guantes de box”, “Al compás de la procesión”,
“Celebrando un rojo en la libreta”, “Las crecidas de Agocalle con ripio,
zancos y garrochas”, “Paso de desfile sin mirar de reojo a las
chicas”, “Historia de un intercomunicador demasiado madrugador ”, “Mi
almidonado mandil del Jardín de la Infancia”, “El pequeño cantor
enamorado de las amigas de sus hermanas”, “Rayadores y regaderas al por
mayor” y “Tardes de fulbito con balones de pucash en Sáenz Peña”,
marcaron la nota pintoresca del evento con el emocionado relato de
Nila, donde también recordamos a nuestros pioneros Miguel Durand y
Glorioso Aranda, retrotrayendo a la memoria cálidos trocitos del
Anecdotario de don Antonio Zúñiga, quien con su
ágil pluma pintó de arco iris ese hermoso lienzo de confraternidad,
sentimiento telúrico y belleza natural, llamado con orgullo "Espejito
del cielo".
Luego
se sumaron las palabras de afecto de: Víctor Tadeo a nombre de la
Asociación Chiquián; Lauro Rosales por el Sport Cahuide; dos alumnos de
Física a nombre de los estudiantes de UNI, UNFV y UNMSM; Arturo Vicuña
en representación del Club Chiquián; Fortunato Aguirre por el Comité de
Gestión – Sede Lima. Todos ellos resaltaron las cualidades personales y
profesionales de Acucho.
A
las 11 de la noche llegaron las palabras de agradecimiento del
homenajeado, quien hizo un rápido recuento de su hoja de vida con la
sencillez y el peculiar estilo chiquiano. Fue entonces que el ambiente
lleno de melodías andinas volvieron a revolotear las aves temporarias
del recuerdo de aquellos sesentas. Acucho nos recordó su paso redoblado
por la Escuela del amauta Josué Alvarado Cruz, aquella Alma Mater
camino a Chivis y de vista al majestuoso Yerupajá, que a tantos niños
colmó de conocimiento.
Luego
nos narró sus años de estudiante primario en la Pre Vocacional de
Varones 351 con una sentida muestra de gratitud por su maestro de aula
Anatolio Calderón Pardo, presente en el ágape, de quien rememoró sus
clases ecológicas a orillas del Aynín, donde la pachamanca franciscana
con papas roqueñas, choclos de Parientana y habas de Chicchó, era mucho
más que un simple alimento para saciar el hambre material.
También
trajo a colación atrapando nuestros sentidos, los recuerdos de sus
maestros: Cástulo Rivera y la fabricación de tizas de color con insumos
extraídos de las tunas de Shapash, Cucuna y Ninán; las clases de
mecánica de Oshvita Vicuña que permitía a los alumnos agenciarse de un
dinerito honrado; el taller de carpintería del maestro Manuel Quispe y
las clases de agronomía del profesor Crisólogo Ramírez, en los sembríos
de la Escuela.
Abundaron
muchos recuerdos de aquel centro del saber bolognesino, de amplios
salones revestidos con yeso de Quilcay, grandes puertas y ventanas de
madera, piscina y patios adornados de cipreses que se mecían con el
viento al compás de los sonoros "tilín, talán, tolón" de Martín el
campanero.
Del
mismo modo nos narró sobre sus cualidades de chuncador pertinaz, donde
su pequeña ñauca, que era la mitad de la sesma del espigado
“bellotita” Escobedo, no era suficiente desventaja para perder el jugo,
pues con su "lecheronga" y su providencial puntería cerrando el ojo
izquierdo, se metía tranquilamente a los bolsillos del pantalón y la
camisa, puñados tras puñados de pushpus, bolas pintas "chillanditas" y
cholocos del Callejón de Huaylas, los que remataba al mejor postor para
comprar media docena de panes de punta, que compartía con sus leales
escuderos "Abchu" y "Shansha"; y de yapa, adquirir de la librería
Santos Flores, los pliegos de papel oficio rayados y cuadriculados para
los exámenes con tinta líquida, que no permitían borrones ni
enmendaduras, solo el vaivén del secante, antes de que se tiñan de azul
la carpeta y las mangas del uniforme comando.
Después
vendría su viaje a Huaraz para estudiar la secundaria en el seminario.
Fue allí, entre árboles, pájaros canoros, sotanas, hierba silvestre y
el riachuelo que discurre ronroneando la angosta quebrada, que forjó su
espíritu emprendedor, de la mano de sus libros y cuadernos.
Ya
instalado en Lima, se preparó e ingresó a la UNI. Las limitaciones
materiales en la capital de la República para un joven provinciano
acostumbrado a vivir bajo la pupila protectora de papá, no mermaron su
perseverancia, lo que le permitió culminar con éxito su carrera,
constituyéndose en ejemplo de estudio y superación para los jóvenes
paisanos. Desde aquel entonces vinieron año tras año muchos logros
profesionales, tanto en el Perú como en el extranjero, hasta llegar al
sitial que hoy ocupa en el Instituto Peruano de Energía Nuclear,
actualmente presidido por el Doctor Modesto Montoya, quien junto a otros
físicos nucleares concurrieron al Club Chiquián para brindarle su
saludo.
Estamos
en el quinto año del nuevo milenio y aún el Universo navega en el
misterio. Se dice que la esencia y los atributos de Dios, la materia y
la vida, la rigidez de las estructuras físicas y la versatilidad del
pensamiento creador, la causalidad de los fenómenos y el dilema del ser
humano que parece nacido simultáneamente para la inmortalidad y la
muerte, es un secreto todavía. Felizmente hay hombres como Acucho que no
claudican ante este misterio; es decir, no aceptan un Universo ciego y
sordo; sino que, día a día aspiran a trasformar con el conocimiento
científico el reino de la oscuridad y del temor, por el dominio de la
tranquilidad y la luz.
* * *
Hermanos del Aula Capulí:
Hace
un tiempo estuvo aquí el poeta germano Juerguen Polinske,
bibliotecario mayor de la universidad Alexander von Humbolt de Alemania.
El nos dijo que Europa está en proceso de hibernación, en cambio
Latinoamérica ha despertado de su letargo de 500 años. Lástima que en el
Perú el Estado continúa dándole la espalda a la ciencia y no suene
todavía el segundo grito de independencia y sigamos copiando modelos
económicos ajenos a nuestra realidad, así como sus vicios que los
canales de televisión multiplican en horas estelares, incubando en los
niños y jóvenes el germen de una farándula nada santa, que se pasea a su
antojo en la pantalla chica a vista y paciencia de los organismos
reguladores.
No sólo el calor anima la marcha de un miliciano del alba, también lo hace el dolor, porque la
vida es mezcla de alegría y llanto. Sin olvidar que las horas que el
estudiante le resta a la madrugada: decide su futuro y por ende el de la
Humanidad. Tampoco debemos olvidar que no es tan importante saber de
qué materia está hecho el arado, el caishi o la racuana, sino saber
abrir surcos profundos donde florezca la semilla.
Por
todo ello, unámonos con fuerza a la gesta heroica de Modesto Montoya
Zavaleta, Erik Antúnez de Mayolo Rinning, Pilar Cárdenas Márquez
(Presidenta de AEPA) y
Agustín Zúñiga Gamarra, líderes naturales del conocimiento, la cultura
y la innovación en el Perú, para que nunca más el fiero látigo de la
ignorancia restalle sobre la cabeza de nuestro pueblo; pero unámonos de
manera permanente y sostenida, pues no basta tener el arranque de un
potrillo para recorrer un ríspido sendero desde Oro Puquio. Se necesita un duro pellejo para
sortear sin contratiempo alguno el sañudo ventarrón de la adversidad.
La Vergne, 7 de febrero de 2017
Acuchito:
En
este hermoso día de tu santo, extiendo desde La Vergne mis brazos fraternos, tanto como el del personaje de la Carta sobre los ciegos para uso de los que ven, de Diderot, para darte un fuerte abrazo de hermano,
recordando tu grata presencia en el AULA CAPULÍ.
Nalo
IMÁGENES DE LA CEREMONIA DE PREMIACIÓN
Palabras de Bienvenida
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Comentario
Conferencia
Entrega de Diploma de Honor "Amauta del Perú Eterno"
Distinción: Medalla de Oro "Capulí, Vallejo y su Tierra"
Momento Poético
Palabras de Homenaje: Integrantes de Capulí, Vallejo y su Tierra
Palabras de Agradecimiento: Familia Zúñiga Gamarra
Entonando sagradas canciones peruanas
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