lunes, 31 de octubre de 2016

SANTA GUITARRA PERUANA - POR RÉGULO VILLARREAL DOLORES (PARARÍN, RECUAY)

 
 
SANTA GUITARRA PERUANA

Por Regulo Villarreal Dolores

1

Santa guitarra peruana, no me dirijo a tu femenina figura de silencios notariales, sino, a la intimidad monologante de tus cuerdas que, cual palafitos de azares, congregan en las tardes, horas transcurridas, para armar las nostalgias del día.

Me acerco a la reincidencia de torbellinos flotando en las pestañas y al desdén  de oropeles antiguos y recientes; para hablarte del Perú y sus manos entrelazadas en  sueños, celebrando la brevedad de una sonrisa, acompañando  frustraciones.

Y todas las frustraciones saben a lágrimas amargas, y, la humanidad recuesta su esperanza en los punteos de una nota musical como oración de fe.

Santa  guitarra peruana, con tus seis  cuerdas tensadas de delirios, eres desnudez de naufragios;  jeroglífico de  heridas, desempolvando   arpegios de carne en laberintos autistas.

En tu círculo polisémico se forman escaleras de plata, mojados bordoneos de cuitas y abismos en donde la vanidad de los  remordimientos  busca  culpables en los inocentes y sus clarividencias de incógnitas, proclamando espacios filosóficos marcando linderos  del ser y el estar.

2

Y te lo dice un comunero que no finge funerales de añoranzas en horas de luchas, sino, mide peldaños de relámpagos, para acortar los 500 años de espinas que median entre el destino y la desgracia, entre el azar y la maldad amparada por dioses usureros.

Y  no hay conformidad en la velocidad de los sueños, una vez descubierta la flecha  que viaja a las raíces,  armando el gran lego del complejo  lactado por la Republica, con hiperbólica adoración por lo extranjero, por despreciar  su  propia identidad.

3

Santa Guitarra Peruana,, otrora  oleada de leones olisqueando potros invasores de Santiago el Apóstol, ahora, puma andina, armando jornadas de brumas de cantinas y alfabetos orientando cábalas de promesas y  luceros descubriendo la nacionalidad del hombre, que no es solo su  lugar de origen, sino, su identidad con la justicia.

Eso es lo que eres tú  guitarra peruana: código de  identidad humana en versión nacional por la justicia.

4

En tu choque de cinceles y gemir de viento,  caben el dolor de todas las vigilias.

Los apostolados de tus seis cuerdas, transforman  corazones en lámparas sonrientes.

Tu madero de sonoras alturas nazarenas, sostiene la divinidad de los relámpagos sagrados de la solidaridad.

Eres báculo  de hermandad, esencia de amor humano redimiendo cruces, para construir el gran puente conduciendo a la justicia con pan sonriente.

Santa Guitarra Peruana, beso trémulo y rostro de confidencias familiares, orientando  cometas y conciencias,  eres el astro tembloroso del consuelo y la redención.

5

Eres el  fondo candente del alma,  astro por donde viaja Melgar con su carroza de yaravíes, recogiendo sufrimientos peruanos,  para recostarlos en solidaridad del lenguaje y  luz,  tintineando  nombres de mujeres  y explicarndo los abismos del espíritu que nunca descansa, cuando ama.

Silvia es el Perú, que espera la reconquista amorosa de su destino de harawi antiguo para el yaraví de todos los tiempos.

6

Así, explicando  la heroicidad de los suspiros, cual refrán iluminando  templos de las dudas, penetrando ilusionadas bolas de cristal, ayúdanos a recuperar el Perú para los peruanos , no dejarlo solo para yanqui o japoneses, pavoneando plata como cancha, hecha de la pobreza nacional.

Santa Guitarra Peruana, que argumentas fertilidad de las tinieblas y consuelas a quienes sufren de ausencias, senos pronunciamiento  de gritos metálicos como espíritu  nacional, y empuñando  pétalos, dudando y sudando la existencia que nos corresponde, acércanos al encadenamiento voluntario de la pasión como visión amorosa por una mujer como  por un país universal con  raíces peruanas.

Mariano Melgar es  exponente y ponente eterno de pasión como visión liberadora a través del harawi. Y tú, guitarra peruana, sangre viva de la identidad humana  pulsada por Pinglo Alva, Jacinto Palacios, Oscar Aviles, Raúl García Zárate, Daniel Quirwayo guitarreros militantes del Perú, dando coherencia a la conciencia Nacional con los velámenes de valses, marineras, huaynos y chuscadas.

7
Ven, guitarra compañera. Brindemos por el altar de tus calles de rebeldías, en donde comienza todo y en donde termina todo.

Brindemos por las fervorosas llamaradas espirituosas a pico de botella, porque tu generas Comunidad, como intenso impacto del equilibrio y la fraternidad.

Comunidad,  voz del festín del orgullo, en donde el individuo fortalece su piedra sagrada titulándose de persona humana.

La comunidad, como suma de individuos conformando la sinfonía existencial,  desplaza al individualismo y su ladrido de orfandad como porrazos de antorchas apagadas.

El Perú, para su redención, necesita individuos con personalidad; personalidades pisando vituperios alargados de caudillos que combaten liderazgos.

El Perú, fiera sin orbitas conocidas, necesita lideres de la dignidad, antes que caudillos genflexos sin amor propio.

Santa Guitarra Peruana, Con tu crónica de caos y resplandor de multitudes como auroras, transforma  desconciertos, en lucidez.

Tú, más que la palabra o la metralla, convocas conciencias, y  el Perú, para seguir siendo una Nación, necesita recuperar su conciencia y abandonar  la disyuntiva vergonzosa de escoger para su “nacionalidad”,  entre  dos ladrones: o, un yanqui  de sarcasmos, o, una nipona de muecas amoscadas.

Santa Guitarra Peruana, hundiendo tus dedos en la oscuridad y la luz de los tiempos, sacude en llanto a peruanos de las propinas y sacude en abismos reflexivos  a peruanos que matan a peruanos por propinas ensangrentadas por inversiones extranjeras.

Régulo Villarreal Dolores

C.31.10.16

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