martes, 3 de mayo de 2016

UN 3 DE MAYO EN HUARAZ - POR JOSÉ ANTONIO SALAZAR MEJÍA (REVISTA INTERNACIONAL "UN DÍA COMO HOY EN HUARAZ")

Llora sangre aún hoy en día

UN 3 DE MAYO EN HUARAZ

Por José Antonio Salazar Mejía
 
Un día como hoy, 3 de mayo, en el año 1885, en plena Revolución Campesina en Ancash, pese a lo difícil de la situación se celebra la Fiesta de Señor de La Soledad, patrón de Huaraz.

Los hechos se desencadenaron a partir del 25 de abril, fecha en que el ejercito posicionado de Yungay, ciudad a la llegó a través de un paso en la Cordillera Negra, cerca a Quillo, repele el primer ataque de las tropas campesinas. Al día siguiente, un segundo ataque es nuevamente rechazado por el ejército al mando del coronel Iraola. En ese ataque es herido gravemente Pedro Pablo Atusparia, quedando al mando su lugarteniente Pedro Cochachin "Uchcu Pedro".

Las tropas campesinas, con muchos muertos y heridos, inician su retirada hacia Huaraz el 28 a donde llegan el 29. Allí y logran un acuerdo con el influyente sacerdote Amadeo Figueroa para que no se les hostilice durante la fiesta patronal. Y curando a sus heridos se dedican a preparar la festividad. No hay que olvidar que el patrón de la ciudad es San Sebastián, pero los campesinos impusieron como patrón a la imagen de Cristo crucificado, con quien tenían mayor identificación. Ladislao Meza nos informa: "esta imagen merece de los indios una gran devoción, y su fiesta es la ceremonia en la cual se traslucen los hábitos de los antiguos indios mezclados con las prácticas que la religión católica les ha impuesto".
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Una imagen de San Sebastián 
semejante a esta se veneraba en Huaraz

El templo del Señor de la Soledad se ubicaba en el barrio del Cercado, en esa época no se llamaba aún La Soledad. En la mañana del 3 de mayo, los campesinos son informados que las tropas acantonadas en Taricá se dirigían hacia Huaraz. Ya no podían suspender la procesión. Convenidos, los "mishtis" les alcanzaban licor en abundancia exigiéndoles "cumplir con Dios primero para luego marchar contra los soldados y batirse bien".

En plena procesión, ocurre un hecho singular. Sea por los nervios de los cargadores, sea por el licor ingerido, el anda tambalea y el Señor deja caer una a una sus tres "potencias", que son los rayos de plata que cual diadema orlan su cabeza. "Mala seña es" decían entre murmullos quienes presenciaron la escena. "Mala seña es".
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Las Potencias cayeron en plena procesión 
como señal de mal augurio

A las 2 de la tarde se inició el artero ataque del ejército. El puente de palo sobre el río Quillcay fue el escenario del primer enfrentamiento. Nuevamente, como en Yungay, eran piedras y palos frente a modernos fusiles que llegaron tras la derrota ante Chile, varias metralletas y dos cañones. Ese ejército que nunca ganó claramente una batalla a los chilenos, acá se dio el lujo de masacrar a peruanos. Esas fuerzas eran al decir de Augusto Alba: "El Batallón Canta, el Batallón Artesanos, un Regimiento de Caballería, y dos brigadas de artillería al mando del comandante general, coronel Manuel Callirgos Quiroga y el Prefecto coronel José Iraola".

A las 4.30 de la tarde el ejército tomó la plaza de armas desplegando una terrible carnicería entre los campesinos vencidos.
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Soldados del ejército disparando a los campesinos

Los ancianos cuentan que esa noche, en su templo, el viejo, "el papachito", el Señor de la Soledad, lloraba junto a su pueblo, pues una vez más, la injusticia que vino a remediar con su muerte en la cruz, había triunfado como lo venía haciendo desde hace 2 mil años, como lo hace hoy en día, haciendo más patente su sacrificio. Lloraba el Señor de la Soledad la noche del 3 de mayo de 1885.

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