Paisanos, Amigos y familiares:
Sigue
creciendo el número de artistas que estarán presentes el
domingo 19 de junio en el CLUB CHIQUIÁN, durante el HOMENAJE a los
PADRES BOLOGNESINOS. Se han sumado con mucho entusiamo a este emotivo
tributo, nuestros celebrados cultores del ARPA CHIQUIANA:
- MANUEL VELÁZQUEZ "Satanás del Arpa". Cómo no recordar sus
serenatas y noches de bohemia en algún añorado zaguán de "Espejito del Cielo":
CHIQUIÁN.
- Y nuestro recordado y entrañable ANACLETO DURÁN NÚÑEZ "La Magía del Arpa", fedatario musical y
cómplice hasta el gemido plañidero, de muchos romances tiernos, cuando por encargo de los galanes bolognesinos de Parientana hacían
llegar mensajes de amor eterno a través de sus jugosas melodías a las damitas santarrosinas cortejadas...
Esperamos brindarles el mejor espectáculo como regalo al PAPÁ EN SU DÍA.
Atte,
Abel Alvarado Romero (Payo de Oropuquio)
Apuntes chiquianos...
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CHINGUIRITO CON ARPA Y AMISTAD
Por Armando Alvarado Balarezo (Nalo)
Por Armando Alvarado Balarezo (Nalo)
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Me
era imposible visitar Chiquián para pasar la Navidad con mis padres. La
aversión entre hermanos desplegaba sus tentáculos a nivel nacional,
esparciéndose como metástasis por las agrestes montañas ancashinas; de
ahí que, a mediados de diciembre de 1981, viajé a “Espejito del cielo”,
para pasar
un par de días en la tranquilidad del hogar paterno; había logrado un
meteórico ascenso estando en Huaraz, y quise celebrar en familia.
Arribé
a la medianoche con mucha hambre, y buscando un buen caldo de gallina llegué a Oropuquio,
cuna del Sport Cahuide. A la distancia, pegadito a Chinapila, un
huaynito saleroso dejaba oír sus dulces notas; me acerqué y quedé seducido al
escuchar entre risas y voces aguardentosas la canción: "En las faldas de Cochapata", melodiosa composición del dilecto maestro chiquiano Juvenal Alejandro Yábar
Alva, que en los sesentas inmortalizaron las alondras chiquianas Amina Rayo y Eva Alvarado.
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Toqué la pequeña puerta verde, me abrieron e ingresé bajando el lomo lo más que pude, siendo
recibido con euforia por mi amigo Perico Rivera Ñato, en ese entonces
residente del boulevard de Quihuillán, hoy, a perpetuidad del cementerio
general de Chiquián. Perico me invitó un vaso de aromático chinguirito que tomé
sin respirar... ¡Upiacushun shay!.
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En
una esquina de la habitación, las cuerdas de un arpa de aliso
con patas de chacua se deshacen en trinos, mientras ocho asistentes,
entre hombres y mujeres, aplanan el piso de tierra, exclamando: ¡En la repetición está el gusto y que dure la zapateada hasta que despunte el alba!.
Junto a la puerta, sobre una incolora repisa, lucen sus siluetas de
vidrio una docena de botellas vacías: de gaseosa, vermouth "Cinzano" y anís "Nájar".
Debajo de un destartalado mostrador: tres manojos de colahuiru,
escorzonera y huamanripa esperan desnudas su baño de sauna. Al
costado, una tetera sin tapa destila chinguirito, abrigado por las
azulinas lenguas de fuego de un primus de bronce con canillas de
alambre.
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Todos contentos y felices entre recuerdos de barquitos de maguey, zancos, shoguet, plancha quemada y nunatoros, tomamos varios cuartitos del abrigador chinguirito, néctar trepador que adormece el cerebelo haciéndonos ingresar a una vorágine donde la vida no vale más de un "penco". Néctar embriagador que con su aroma celestial doma a su gusto a los chupacañas más trejos.
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Todos contentos y felices entre recuerdos de barquitos de maguey, zancos, shoguet, plancha quemada y nunatoros, tomamos varios cuartitos del abrigador chinguirito, néctar trepador que adormece el cerebelo haciéndonos ingresar a una vorágine donde la vida no vale más de un "penco". Néctar embriagador que con su aroma celestial doma a su gusto a los chupacañas más trejos.
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Entre
trago y trago vienen desafiantes zapateadas, con requiebres que nos
hacen retornar de rato en rato el pantalón a la cintura de guarango; en tanto,
las musas pañuelo en mano, exprimen el sudor de sus frentes. Espectáculo
aparte brindan las cuerdas del arpa, danzando juguetonas con los
dedos de púcana de Anacleto “Pachapleto”, quien pasando de “LA” menor a
“RE” mayor de un solo golpe, rompe fuegos con su endiablada punteada
animando la batalla, donde los varones bailando como capitanes y las
mujeres como pallas, esconden entre poncho y traje un empujoncito
zalamero. “Ven mi amor que acá te espero como el arrullo de una torcaza”, grita emocionado un tinyaco maltón de Shulu a su afrodita de Lirioguencha, otro canta con voz anegada en llanto: “Quiero mi libertad porque de Chiquián me voy”. Las botellas de chinguirito vienen y van sin parar. ¡El que la seca la llena!,
exclama a todo pulmón un bolsillo roto de Cochapata. Otro le pide a
"Fabián" no retener el expediente, y así van pasando las horas entre risas y
leyes de “Quishula”, de la ballena, del tiburón y del ultu.
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A las 5 en punto de la madrugada, un diablito de Umpay Cuta sin espuelas, pero con cuernos invisibles, sale a bailar rozando el cuntu de su ninfa de Agocalle, que al sentir el cosquilleo gira media vuelta blanqueando los ojos. A estas horas ya se siente el aroma a piel y trago apelmazando los bellos nasales, trayendo a mi memoria aquellos años juveniles de tertulias y chinguiritos al paso en la cantina de “Oso”.
A las cinco y media la aurora se pone de pie al llamado de la mañana, que el carioco del "Chino Benito" anuncia con un sonoro kikiriquí, aflorando en mi mente los años idos y declamo con la boca cerrada y la mente abierta: “Huayno chiquiano, canto de poesía y melodía como no hay dos. Qué mortal no ha sido atraído por los imanes de tu pentagrama de embrujo; versos sensitivos de chumpac y capulí, que los bardos interpretan añorando viejas aventuras en las cantinas, techas de casa, cumpleaños, relimpios de canales, quitañaques y en cuanto lugar late fogoso un corazón por las musas de trigo...”.
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A las 6 de la mañana el viento ondea la primera llovizna de diciembre y se oyen los zigzagueantes pasos de los lechuceros en el charco, que en cortejo y hablando solos, van al Baratillo a cortar el caldero con un reparador caldo de mondongo. En la cantina los socios de "don Chinguirito" tienen los párpados violáceos, y los globos oculares ya no arrojan candela, sólo la legaña aflora en sus pestañas.
A las 5 en punto de la madrugada, un diablito de Umpay Cuta sin espuelas, pero con cuernos invisibles, sale a bailar rozando el cuntu de su ninfa de Agocalle, que al sentir el cosquilleo gira media vuelta blanqueando los ojos. A estas horas ya se siente el aroma a piel y trago apelmazando los bellos nasales, trayendo a mi memoria aquellos años juveniles de tertulias y chinguiritos al paso en la cantina de “Oso”.
A las cinco y media la aurora se pone de pie al llamado de la mañana, que el carioco del "Chino Benito" anuncia con un sonoro kikiriquí, aflorando en mi mente los años idos y declamo con la boca cerrada y la mente abierta: “Huayno chiquiano, canto de poesía y melodía como no hay dos. Qué mortal no ha sido atraído por los imanes de tu pentagrama de embrujo; versos sensitivos de chumpac y capulí, que los bardos interpretan añorando viejas aventuras en las cantinas, techas de casa, cumpleaños, relimpios de canales, quitañaques y en cuanto lugar late fogoso un corazón por las musas de trigo...”.
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A las 6 de la mañana el viento ondea la primera llovizna de diciembre y se oyen los zigzagueantes pasos de los lechuceros en el charco, que en cortejo y hablando solos, van al Baratillo a cortar el caldero con un reparador caldo de mondongo. En la cantina los socios de "don Chinguirito" tienen los párpados violáceos, y los globos oculares ya no arrojan candela, sólo la legaña aflora en sus pestañas.
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A las 6.30 el arpa sigue desgranando melodías intentado despertar a dos beodos que yacen tiesos en las frías bancas de aliso, tiritando cual mendigos que anhelan una limosna en pleno aguacero. Al fondo del cuarto un viejo candil de sebo languidece, parpadea unos segundos y apaga su último destello. Tras la ventana que da a la bocacalle, las gotas de lluvia resbalan como lágrimas negras por los cristales opacos.
A las 6.30 el arpa sigue desgranando melodías intentado despertar a dos beodos que yacen tiesos en las frías bancas de aliso, tiritando cual mendigos que anhelan una limosna en pleno aguacero. Al fondo del cuarto un viejo candil de sebo languidece, parpadea unos segundos y apaga su último destello. Tras la ventana que da a la bocacalle, las gotas de lluvia resbalan como lágrimas negras por los cristales opacos.
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No más arremetidas, fintas ni quimbas, tampoco maniobras ni embestidas, menos punteos volcánicos que en el zapateo intentan saborear mollejitas al paso. Solamente se escucha el aguacero limpiando el musgo de los tejados viejos y el gemido de un flagelado por el céfiro matinal que aun se mantiene en pie, pidiendo a Putu un poco de agua para enfriar la garganta. De una casa con techo de paja sale humo plomizo de fogón, elevándose como vuelo de zorzal.
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No más arremetidas, fintas ni quimbas, tampoco maniobras ni embestidas, menos punteos volcánicos que en el zapateo intentan saborear mollejitas al paso. Solamente se escucha el aguacero limpiando el musgo de los tejados viejos y el gemido de un flagelado por el céfiro matinal que aun se mantiene en pie, pidiendo a Putu un poco de agua para enfriar la garganta. De una casa con techo de paja sale humo plomizo de fogón, elevándose como vuelo de zorzal.
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Culminada
la jarana, Anacleto cubre su arpa con un trozo de hule de mercachifle y lo saca
cargado como a becerrito empanzado con las costillas al aire. Ya en
la calle pone a su fiel amigo sobre su cabeza y se va a Yucyushtana andando por el
lodazal, bamboleándose como aguash con sus llanques "Goodyear". Desde la cumbre, el señero Capillapunta vigila Chiquián, que
despierta con las primeras lluvias de diciembre para estrenar su poncho
que reverdece después de 7 meses de sequía.
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Así va pasando el tiempo en nuestra hermosa tierra, imborrable recuerdo de aquellas jaranas de nuestros padres, que muchos se empeñaron en conservar hasta los ochentas, y que desde hace unos años el Club Chiquián reedita en Lima, de vez en cuando, y a puerta cerrada. Sin embargo, subrayo, que aquel espíritu jaranero de nuestros años mozos con "guetu pelota" y cigarrillos "Inka"o "Nacional" llenando de vaho "Espejito del cielo", ya está casi olvidado, pues ahora solamente existen pocilgas con hipos de cantina donde nadie se divierte sino se alcoholiza hasta ponerse morado. Ya ni siquiera a la actual taberna de "Penco", puede llamársele “bar-fénix” intentado resurgirla de sus cenizas.
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Por
eso, así como hay seres humanos en desgracia, también existen barrios
con mortaja franciscana, como el que los modernos paisanos han bautizado
como “Paramonga”, donde el “racumín” consume día y noche: trillones de
neuronas de muchos jóvenes que se pierden tras los tragos baratos, desde
Quihuillán hasta Umpay.
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Tal vez, dentro de 3 o 4 décadas, algunos sobrevivan al raudo caminar del tiempo, lejos de nuestra amada tierra, y recuerden por última vez, aquellos años venturosos de la jarana chiquiana; pero para ese entonces quizá ya no estén los que narren a los paisanos por venir, cómo eran esas telúricas reuniones de amistad, pues más tarde que nunca faltarán ojos para llorar y aliento para suspirar, y la voz enmudecerá para siempre, como ha ocurrido con generaciones enteras.
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Tal vez, dentro de 3 o 4 décadas, algunos sobrevivan al raudo caminar del tiempo, lejos de nuestra amada tierra, y recuerden por última vez, aquellos años venturosos de la jarana chiquiana; pero para ese entonces quizá ya no estén los que narren a los paisanos por venir, cómo eran esas telúricas reuniones de amistad, pues más tarde que nunca faltarán ojos para llorar y aliento para suspirar, y la voz enmudecerá para siempre, como ha ocurrido con generaciones enteras.
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De
ahí el interés que subyace entre líneas de este breve relato, que busca
conservarse en el corazón generoso de los chiquianos de cebada y jora,
como un recuerdo grato de la época de oro del "Chinguirito con arpa y amistad", con la esperanza de que recobre su verdadero sentido en un futuro no muy lejano...
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Voces nativas:
Aguash: Ave de laguna
Carioco: Gallo sin plumas en el cuello
Colahuiru, escorzonera y huamanripa: Hierbas aromáticas
Cuntu: Recipiente de arcilla
Carioco: Gallo sin plumas en el cuello
Colahuiru, escorzonera y huamanripa: Hierbas aromáticas
Cuntu: Recipiente de arcilla
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Chacua: Perdiz
Chinguirito: Trago calientito, con hierbas aromáticas
Chumpac: Miel de tinyaco (familia de las abejas)
Chinguirito: Trago calientito, con hierbas aromáticas
Chumpac: Miel de tinyaco (familia de las abejas)
Chupacaña: Bebedor consuetudinario
Fabián: Personaje popular que habla y habla y no brinda
Fabián: Personaje popular que habla y habla y no brinda
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Guetu pelota: Trago chiquiano
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Maltón: Joven
Nunatoro: Hombre disfrazado de toro
Pallas: Vírgenes del Sol, en el Incanato
Penco: Moneda de un sol
Nunatoro: Hombre disfrazado de toro
Pallas: Vírgenes del Sol, en el Incanato
Penco: Moneda de un sol
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Púcana: Atizador de fogón
Quishula: Personaje popular que bebe sin gastar
Quitañaque: Ceremonia del corte de pelo en la infancia
Racumín: Bebida alcohólica
Shoguet: Juguete que arroja agua
Tinyaco: Familia de la abeja
Ultu: Anfibio de rana
Quishula: Personaje popular que bebe sin gastar
Quitañaque: Ceremonia del corte de pelo en la infancia
Racumín: Bebida alcohólica
Shoguet: Juguete que arroja agua
Tinyaco: Familia de la abeja
Ultu: Anfibio de rana
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Huaraz, 23 de diciembre de 1994
.,
Fuente:,
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El
presente relato es un pequeño homenaje a mi amigo Anacleto Durand
Núñez, uno de los mejores arpistas de todos los tiempos. Él
vino al mundo un día como hoy 3 de diciembre en la incontrastable villa
de Chiquián.
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Nalo
EL CHINGUIRITO EN LA FIESTA DE SANTA ROSA
.y
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Es un aperitivo de La Salva, pero también de las actividades preparatorias y las noches que dura la festividad.
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El ingrediente principal es el alcohol de caña, aromatizado con hierbas medicinales (huamanripa, escorzonera y colahuiru).
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En
su preparación también se utiliza agua, té, canela, clavo de olor,
hojas de coca, manzana, cáscara seca de naranja, limón y azúcar al
gusto.
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Se sirve caliente en
botellas para abrigar el cuerpo, poner en funcionamiento la lengua y
animar el baile. El barman de poncho y bufanda tiene la última palabra en el preparado.
CHINGUIRITO
Las penas de la noche
se deslizan por las calles
y los labios buscando trago
las recogen para olvidarlas.
El dulce chinguirito
resfresca los sentidos,
como baña el río la ribera,
como riegan los ojos las lágrimas.
Néctar en botella caliente
que tantas manos acarician,
mójame la garganta otra vez
que por la boca muere el pez.
Ya cuando la fiesta culmina,
cohetes y trago se esfuman,
dejando los labios secos,
esperando la próxima Salva. .
se deslizan por las calles
y los labios buscando trago
las recogen para olvidarlas.
El dulce chinguirito
resfresca los sentidos,
como baña el río la ribera,
como riegan los ojos las lágrimas.
Néctar en botella caliente
que tantas manos acarician,
mójame la garganta otra vez
que por la boca muere el pez.
Ya cuando la fiesta culmina,
cohetes y trago se esfuman,
dejando los labios secos,
esperando la próxima Salva. .
Nalo Alvarado Balarezo
***
SORBO A SORBO
Voces trasnochadas,
preguntas sin respuesta
que muerden con rabia
la lengua del choborra.
Chinguirito calientito
que estruja la garganta
dejándola más seca
que limón de emolientero.
Tragos van, tragos vienen
aflorando los recuerdos
saturados de quebranto
entre risas, huayno y llanto.
Ya el perfil del alba asoma,
la larga noche se marchita
y entre bostezo y bostezo
el colchón de paja espera...
Nalo Alvarado Balarezo
preguntas sin respuesta
que muerden con rabia
la lengua del choborra.
Chinguirito calientito
que estruja la garganta
dejándola más seca
que limón de emolientero.
Tragos van, tragos vienen
aflorando los recuerdos
saturados de quebranto
entre risas, huayno y llanto.
Ya el perfil del alba asoma,
la larga noche se marchita
y entre bostezo y bostezo
el colchón de paja espera...
Nalo Alvarado Balarezo
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ETIQUETA AZUL
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Preparas
sabroso
brebaje
con ron,
cáscara
de limón,
colahuiru,
huamanripa
y escorzonera.
Un chinguirito
de néctar y fuego,
embriaga suavecito
al santo y al mujeriego.
Sírveme un sólo cuartito
de tu cautivador veneno,
que será contante y sonante
antes que el 'carioco' cante.
Trago que ingresas bailando
y en minutos estoy silbando
cántame un huayno querido
hasta que pierda el sentido
y me vaya de cara al suelo
sin pena ni desconsuelo.
sabroso
brebaje
con ron,
cáscara
de limón,
colahuiru,
huamanripa
y escorzonera.
Un chinguirito
de néctar y fuego,
embriaga suavecito
al santo y al mujeriego.
Sírveme un sólo cuartito
de tu cautivador veneno,
que será contante y sonante
antes que el 'carioco' cante.
Trago que ingresas bailando
y en minutos estoy silbando
cántame un huayno querido
hasta que pierda el sentido
y me vaya de cara al suelo
sin pena ni desconsuelo.
Nalo Alvarado Balarezo
Fuente:
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