viernes, 8 de abril de 2016

¡HUICHIC HUICHIC! - POR ARMANDO ALVARADO BALAREZO (NALO)



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¡HUICHIC HUICHIC!

Por Armando Alvarado Balarezo (Nalo)
 
Desde que los gobiernos implantaron el cargo de embajador político como representante internacional, no solamente adoptaron la denominación: “Los Embajadores Criollos”, sino muchos más.

En horas de la mañana de un día como hoy en los albores del Tercer Milenio, le tocó el turno a Filiberto el poeta, siendo ungido como embajador honorífico para representar a su asociación en el parnaso literario mundial.
 
“Este acontecimiento tengo que celebrarlo en grande con una cuyada, y tiene que ser con carne fresca”, pensó ahíto de ilusión. Fue al mercado local y compró seis cuyes vivos. Luego visitó una clínica veterinaria para que duerman a los cobayos por un tiempo prudencial, y así evitarse contratiempos durante el viaje aéreo.

Tres horas después, la enorme fila de pasajeros en la sala de inspección de equipajes del aeropuerto preocupó sobremanera a Filiberto, pues los cuyes podían despertar en cualquier momento causándole problemas en la fila. Ante el riesgo latente, pensó: “como embajador tengo derecho a valija diplomática”, y abandonó la fila. Escribió en el equipaje: “FRÁGIL, Valija Diplomática”, y se acercó al supervisor mostrándole sus credenciales de embajador literario. 
 
Acá el corto diálogo:
 
- Señor embajador, el reglamento de la Convención de Viena precisa que la valija diplomática tiene que ser de cuero y lona impermeabilizada, contar barras de seguridad, candados y precintos de plomo que garanticen su inviolabilidad; y la valija que usted presenta a la vista es de cartón y soguilla solamente. Por favor, permítame consultar con mis superiores por si han variado las reglas.
 
- Consulte usted señor supervisor.

Lástima para Filiberto que la consulta demorara tanto, motivando que los cuyes despierten y empiecen a gritar ¡HUICHIC HUICHIC!, alertando al personal aduanero.


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Fuente: 
 
EL JUGUETE Y OTROS CUENTOS
 
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