domingo, 24 de abril de 2016

EL HUAYCO Y EL ARROYUELO - POR ARMANDO ALVARADO BALAREZO (NALO)



EL HUAYCO Y EL ARROYUELO 

Por Armando Alvarado Balarezo (Nalo) 
 
La mañana está espléndida, el Sol acaricia los mechones blancos de las montañas engendrando arroyuelos que bajan por las cañadas. Unos reparten verdor, otros se abrazan con las lagunas. .
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De pronto el cielo se torna plomizo y empieza a llover con truenos, rayos y relámpagos: no hay arco iris. El intenso aguacero aborta un huayco que ruge furioso en la quebrada y se desparrama violento, arrasándolo todo. A la distancia ve que un angosto arroyuelo baja fecundando vida, y le grita:

- ¡Hazte a un lado esmirriado arroyuelo!

Frente a la dura amenaza el arroyuelo cede su cauce y cae sobre las flores silvestres que crecen en la vega. 
 
A unas horas de haber cesado la lluvia, del huayco quedan: piedras, desolación y fango.

A la mañana siguiente los rayos solares convierten el fértil campo en yermo suelo. Al contemplar este cuadro devastado, las flores silvestres lloran gotas de rocío para calmar la sed en la quebrada. 
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  "Seamos arroyuelo que hace germinar la simiente, 
nunca huayco que arrasa lo sembrado" 
Aralba - Chiquián, Perú agosto de 1983 .
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Fuente:
 
"APUNTES CHIQUIANOS PARA NIÑOS TELÚRICOS", de Aralba. . 
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