.
EL TESORO DE HUÁNCASH
Por Elmer Neyra Valverde
Ubicación
El majestuoso cerro de Huáncash queda en el distrito de Piscobamba, provincia de Mariscal Luzuriaga, Región Áncash, República del Perú, América del Sur. Se halla a unos 730 km aproximadamente de Lima, por la carretera Pativilca-Cátac-Huari en asfaltado; luego por Huari- San Luis- Llumpa- Piscobamba, por afirmado. Se Halla a unos 2 km y medio de Piscobamba, accesible por autos y moto-taxis y combis. Tiene la forma de un cono pétreo perfecto, que en su cima en la actualidad, se halla, en un área de 15m por 10 m, una capilla, levantada por los años 30 del siglo XX, en la gestión del presbítero Manuel Vizarraga. También se yergue una cruz de 10 m de altura; armada, con fierro y cemento, para recibir el inicio del tercer milenio.
El mítico tesoro
El majestuoso cerro de Huáncash queda en el distrito de Piscobamba, provincia de Mariscal Luzuriaga, Región Áncash, República del Perú, América del Sur. Se halla a unos 730 km aproximadamente de Lima, por la carretera Pativilca-Cátac-Huari en asfaltado; luego por Huari- San Luis- Llumpa- Piscobamba, por afirmado. Se Halla a unos 2 km y medio de Piscobamba, accesible por autos y moto-taxis y combis. Tiene la forma de un cono pétreo perfecto, que en su cima en la actualidad, se halla, en un área de 15m por 10 m, una capilla, levantada por los años 30 del siglo XX, en la gestión del presbítero Manuel Vizarraga. También se yergue una cruz de 10 m de altura; armada, con fierro y cemento, para recibir el inicio del tercer milenio.
El mítico tesoro
Este coloso de roca en su entorno testimonia abundancia de plantas
silvestres, como panizara, muña, matico, tsakpá, helechos y sembríos de
maíz, trigo, papá. Lo más grato es que de su cima se divisan
territorios que integran las provincias de Pomabamba, Asunción, Carlos
Fermín
Fitzcarrald. Las poblaciones de Socosbamba, Piscobamba, Casca, Huallhuá, entre las más principales. En sus cercanías se levantan los cerros de Amañico, Asuaj y Campanayoj. Y junto con el Huáncash, a modo de los hermanos Ayar, son protagonistas de un mito muy difundido. También la tradición comenta que en la entrañas de este monte, se escondieron las planchas de oro y plata que trasladaban para el rescate de Atahualpa. Pero al conocer su ejecución, lo escondieron en el interior de Huáncash. Por ello ha surgido una leyenda de que el padre Sarria- que trabajó en Piscobamba en los años 40 de 1800 - fue conducido por una campesina que imploraba el bautizo de una criatura en estado agónico. Como premio se le entregó dijes de oro. Fue llevado con los ojos vendados y fue sorprendido en su ardid de sembrar cuentas del Rosario, en el intento de retornar a un misterioso depósito de oro y plata.
Fiesta popular
Fitzcarrald. Las poblaciones de Socosbamba, Piscobamba, Casca, Huallhuá, entre las más principales. En sus cercanías se levantan los cerros de Amañico, Asuaj y Campanayoj. Y junto con el Huáncash, a modo de los hermanos Ayar, son protagonistas de un mito muy difundido. También la tradición comenta que en la entrañas de este monte, se escondieron las planchas de oro y plata que trasladaban para el rescate de Atahualpa. Pero al conocer su ejecución, lo escondieron en el interior de Huáncash. Por ello ha surgido una leyenda de que el padre Sarria- que trabajó en Piscobamba en los años 40 de 1800 - fue conducido por una campesina que imploraba el bautizo de una criatura en estado agónico. Como premio se le entregó dijes de oro. Fue llevado con los ojos vendados y fue sorprendido en su ardid de sembrar cuentas del Rosario, en el intento de retornar a un misterioso depósito de oro y plata.
Fiesta popular
La fiesta se celebra el lunes siguiente al Domingo de Pascuas de
Resurrección. Feriado no laborable a nivel provincial. Retumba la música
y las danzas difunden su vasta y colorida coreografía. Huáncash,
majestuoso y risueño, amo y señor de una campiña primaveral andina,
convoca esta bullanguera, abigarrada, explayada concurrencia. Cerro
tutelar, testigo activo de las culturas: Piscopanpa, Incaica, Colonial y
Mestiza, testimonia esta algarabía fiestera.
Por disfrutar del feriado, los empleados del Estado, los profesores de escuelas y colegios, los funcionarios de administración pública, los comerciantes, los vendedores ambulantes, los nuevos artesanos –gasfiteros, zapateros de renovadora, relojeros, electricistas, albañiles de material noble–, los campesinos, los jubilados, los estudiantes se vuelven presurosos, en un peregrinaje abigarrado para gozar de esta fiesta andina, secularizada y que revitaliza la cultura ancestral.
Funcionarios de fiesta andina y feria
Por disfrutar del feriado, los empleados del Estado, los profesores de escuelas y colegios, los funcionarios de administración pública, los comerciantes, los vendedores ambulantes, los nuevos artesanos –gasfiteros, zapateros de renovadora, relojeros, electricistas, albañiles de material noble–, los campesinos, los jubilados, los estudiantes se vuelven presurosos, en un peregrinaje abigarrado para gozar de esta fiesta andina, secularizada y que revitaliza la cultura ancestral.
Funcionarios de fiesta andina y feria
Los alféreces –responsables de la fiesta– se encargan de mandar celebrar
la misa, en la capilla cimera. A cuyo frente se alza una réplica
portátil de armazón de madera, cubierta de tela, en compañía de dos
parantes altos, cubiertos con tiras de papel cometa y lucen dos
ornamentos circulares con aspas de estrella de vistosos colores. En el
frontis, un elemento típico conocido como la frentera, especie de adorno
con motivos cristianos y andinos. Simbiosis atractiva e intercultural.
En la planicie por debajo del cerro, se organiza una alegre y multitudinaria feria, donde se pueden comprar y consumir diferentes potajes típicos; sin dejar de lado la invasión de las parrilladas y de las polladas. Estas comidas deben ser saciadas con chicha de jora o de molle que se consiguen en las cercanías. Mercaderes ocasionales ofrecen golosinas de diferente sabor y aroma, cervezas, bebidas gaseosas. Todo esto: resultado del tráfico mercantil que permite la carretera; pero satisface la variopinta apetencia de los concurrentes.
Danzas y comidas
En la planicie por debajo del cerro, se organiza una alegre y multitudinaria feria, donde se pueden comprar y consumir diferentes potajes típicos; sin dejar de lado la invasión de las parrilladas y de las polladas. Estas comidas deben ser saciadas con chicha de jora o de molle que se consiguen en las cercanías. Mercaderes ocasionales ofrecen golosinas de diferente sabor y aroma, cervezas, bebidas gaseosas. Todo esto: resultado del tráfico mercantil que permite la carretera; pero satisface la variopinta apetencia de los concurrentes.
Danzas y comidas
Esta fiesta es animada por las danzas: Negro, una pachaca; Huanca, con
dos pachacas; una de Piscobamba con monteras de flores y otra de
Pomabamba con monteras de plumas o que
parecen la flor de sejse. La instrumentación es a base de arpa y violín, pantalones de color rosado y casaquilla azul de cielo serrano. Garbo y señorío que remata en un alegre chimaiche, bailado por los danzantes y los acompañantes, quienes amplían el ámbito de la danza y la tornan en una alegre regocijo de pueblo.
parecen la flor de sejse. La instrumentación es a base de arpa y violín, pantalones de color rosado y casaquilla azul de cielo serrano. Garbo y señorío que remata en un alegre chimaiche, bailado por los danzantes y los acompañantes, quienes amplían el ámbito de la danza y la tornan en una alegre regocijo de pueblo.
Los alféreces invitan a sus allegados y colaboradores a sus casas. Atienden con platillos suculentos a una variada y numerosa concurrencia; reunión amenizada por la música de una estudiantina del lugar y el grato brindis de la espumante chicha.
Aclaraciones
Es necesario hacer una aclaración, que por una confusión ocasionada por
comentarios del ya finado Orlando Rodríguez, se ha pensado que la fiesta
es en advocación de San Leopoldo, supuesto nombre de un fraile
fallecido después del sermón de tres horas en el templo de Piscobamba.
Lo que sí consta y aprueba la tradición que la fiesta es una más
dedicada a la Santa Cruz, que en diversas fechas se acostumbra a
festejar en la cumbre de los cerros, como superposición de la religión
cristiana sobre la religiosidad andina, la que reconoce a los jircas
como sus deidades y en algunos casos colocaron sus huancas.
También en la Enciclopedia Británica en el artículo dedicado a Piscobamba, aparece la leyenda del tesoro de Huáncash, pero ubicado en un pequeño valle denominado Piscobamba, del Ecuador. Puede tratar de casos paralelos o hasta una confusión. La narración, en el caso del Perú, ha sido recogida por Marcos Yauri Montero en su antología Canchiscocha.
También en la Enciclopedia Británica en el artículo dedicado a Piscobamba, aparece la leyenda del tesoro de Huáncash, pero ubicado en un pequeño valle denominado Piscobamba, del Ecuador. Puede tratar de casos paralelos o hasta una confusión. La narración, en el caso del Perú, ha sido recogida por Marcos Yauri Montero en su antología Canchiscocha.