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CENA CON
VALLEJO
Por: Olimpio
Cotillo C.
Hoy, que he
amanecido sin músculos en el cuerpo,
y el
pensamiento exuberante de amor,
quiero
conversar en mesa tendida
con Vallejo,
mi Hermano.
Mirarle a
los ojos profundos de incertidumbre,
darle la
mano generosa,
ayudarle a
suspirar…
Por las
esperanzas no perdidas.
Quiero, de
verdad te digo que quiero,
conversar de
París cuando llueve,
ver blanca a
Rusia, cuando nieva,
y mi dolor
cuando mi alma gime.
El pecado
mortal, cuando vivías,
es que nadie
hizo nada, por ti Vallejo,
a pesar de
tener el mantel embrujado de Simbad
que daba
banquetes a los soñadores de realidades.
César
Abraham, hoy que vivimos en tu día,
pediré a
mamá Consuelo, que aderece los mejores manjares
libaremos como
nunca
los mejores
vinos franceses, y de Ica, también,
o mejor, la
chicha de Huaraz, espumante y plena,
para que sea
tu primer natalicio de embrujo y ensoñación.
En verdad te
extrañamos César, porque no es lo mismo
recitar Los
Heraldos Negros, ni los Dados eternos,
quisiéremos en
verdad,
tenerte de
alma y corazón,
para poseer
el venero y el coraje de recitar tu nombre,
para ensalzar
tu fe, para aumentar tu fortaleza
y gritar al
viento a que se convierta en huracán
Vallejo,
hermano, dame tu inspiración,
que yo te
doy mi pecho con el corazón abierto.
Huaraz,
15:04:2015
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