jueves, 24 de diciembre de 2015

NAVIDAD AL FINALIZAR EL PRIMER DECENIO DEL TERCER MILENIO: NADA HA CAMBIADO DESDE ENTONCES - POR ARMANDO ALVARADO BALAREZO (NALO)

Nacimiento 2009 en Palacio de Gobierno
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PINCELADAS DEL RECUERDO 
LA NAVIDAD AL FINALIZAR EL PRIMER DECENIO DEL TERCER MILENIO
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Por Armando Alvarado Balarezo (Nalo)
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La Noche Buena de 2001, recorrí las calles y plazas de El Cercado de Lima, lugares donde vi cientos de niños provincianos y limeños abrazados a los semáforos y a los postes de alumbrado, simulando un saludo navideño y compartiendo con sus compañeros de infortunio: fríos huesos y cajas muticolores con aroma a panetón, confiscados por sus tiernas manos de los montículos de basura. .
Ellos no brindaban con chocolate sino con "terokal", que los llevaba a los brazos de Morfeo, arropados con hojas arrugadas de periódicos abandonados. 
Así como van las cosas, esta Navidad abrigarán sus sueños con invisibles jirones de solidaridad; mientras millones de niños con mayor fortuna dormirán entre osos de peluche, juguetes electrónicos, sábanas blancas, suaves frazadas y edredones con motivos navideños, con panetón, chocolatito caliente y un beso maternal en la frente.

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Al rayar la aurora del 25 serán despertados a palazo limpio de su pesadilla navideña y vagarán más viejos que ayer, junto a los perros callejeros, lechuceros solitarios, mendigos harapientos, ludópatas tristes, viejitos desamparados, niños: lustrabotas, vendedores de ilusiones, limpiaparabrisas, acróbatas, marionetas de trapo y malabaristas famélicos, pequeñas boquitas pintadas y todos los "manuelitos" expulsados del paraíso por la mano siniestra de la injusticia social, que continúa dictando las reglas de juego que hace tiempo inventamos los que tenemos para un menú, una cana al aire y un par de "chelas" al polo, y encima queremos más, en comparsa con seres extraterrestres que se aferran a los sillones del efímero poder, con un suculento aguinaldo "democrático", el cuádruple a lo autorizado como sueldo presidencial mensual, mientras los demás trabajadores estatales reciben migajas, y aquellos que se rompen el lomo trabajando la tierra desde el alba hasta el ocaso, ni siquiera un abrazo virtual del Estado reciben.
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La precaria situación del desarrollo peruano no ha cambiado desde aquel 2001, aun cuando el gobierno se empeñe en decir que somos el modelo económico "ideal", pues los centros poblados de las altas cumbres continúan abandonados por el Estado, y lo que sí han aumentado son los denuncios mineros que abarcan hasta los glaciares, que cada vez presentan menor espesor blanco. La costa provinciana y la amazonía, al languidecer el año viejo y asomar el nuevo, corren la misma suerte.

A escala internacional la pérdida de los valores de solidaridad con los más pobres y de respeto por la Naturaleza, se incrementa cada día. Basta dar una mirada a los resultados del Encuentro de Copenhague para comprobar que el de Lima tendrá igual derrotero.
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En este mes, como todos los diciembres, se ha incrementado sobremanera el contingente de pedigueños en las calles de Lima, sobre todo en las principales arterias de las zonas residenciales bombardeadas por el boom de la industria de la construcción vertical sin la planificación adecuada, haciendo del tráfico vehicular un interminable vía crucis en horas punta, máxime en Lince, San Isidro y Miraflores, y del sistema de agua, desague y alcantarillado una bomba de tiempo. 
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En las esquinas, y teniendo el semáforo digital en rojo como cómplice, no todos los niños se agencian de un regalo solamente, pues tras miles de ellos existen mafias bien orquestadas, que siguiendo el mal ejemplo de los "faenones, perromuerteros, traidores a la Patria, borradores de USB, comepollos, comeoro, aceitadores y los enemigos de las lagunas que nos dan el líquido elemento vital", los utilizan para lucrar dinero fácil y almacenar juguetes que después venden al por mayor. Los "capos" de estas mafias, sabedores que el alma navideña ablanda el corazón y que los puños se abren sin necesidad de golpes en el codo, entrenan a estos menores para acumular dinero y juguetes en centros de acopio cercanos a sus radios de operaciones. Numerosos niños fingen ceguera, también sordera, etc, etc. ¡Ay! de aquellos "no autorizados" que intenten mendigar en estos "lugares sagrados": son molidos a palos por los "protectores de los territorios" cuyos linderos defienden con uñas y dientes. Pululan: "madres" llevando muñecas en sus regazos, como si fueran bebes; otros utilizan bastones y hasta muletas, también carromatos y sillas de ruedas, para fingir invalidez. Es decir, una labor tan rentable e histriónica, que podría sumarse fácilmente y liderar los casos "de Ripley". Cúanto darían las empresas comerciales y de teatro para contar en sus filas con "ejecutivos" y "directores de tablas" tan eficientes como estos modernos "capos".
Pero no todo es malo, enseñémosle a nuestros hijos, nietos, bisnietos, tataranietos, alumnos y sobrinos a compartir y dar amor a sus semejantes sin pedir nada a cambio. Tal vez sea la mejor manera de forjar un mundo más humano; y lo será, en gran medida, en tanto los líderes del "mundo civilizado", así como los mercaderes del terror, cuajen en sus mentes y latidos que la pobreza crítica que lacera a niños, enfermos y ancianos no se combate levantando murallas infraternas como línea divisoria entre pueblos hermanos, ni utilizando la imaginación, la ciencia y la tecnología para crear armas letales, menos sembrando bombas con tambores de guerra para cosechar muertos y héroes acorazados de medallas hasta las rodillas, sino haciendo sonar las trompetas de la paz y las campanas de la solidaridad. 
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No olvidemos que cada Noche Buena, Jesús viene a recordarnos, que compartir con los demás en su Sagrado Nombre, es el verdadero Espíritu de la Navidad.

Navidad en la Plaza Mayor de Lima