Mancos
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EL CURA BOLO EN HUARAZ
Por José Antonio Salazar Mejía
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Por José Antonio Salazar Mejía
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Un día como hoy, 23 de mayo, en el año de 1964 llega a la parroquia
de Mancos el sacerdote Salomón Bolo Hidalgo. ¿Cómo habría enamorado al
por entonces Obispo de la Diócesis de Huaraz, Monseñor Teodocio Moreno
Quintana, para que le permita ejercer su ministerio en este apartado
lugar del Perú? Nadie lo sabe.
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Lo cierto es que la fama del "cura Bolo" era muy notoria: se había ordenado como sacerdote luego de estudiar en el seminario de la orden de Santo Domingo y se asimiló al Ejército Peruano en donde llegó a ser Capellán con el grado de Teniente. Eran los tiempos en que el Perú era gobernado por el General Manuel A. Odría. Uno de sus generales, César Pando fundo el "Frente Nacional de Defensa del Petróleo" y a ese partido se adhirió el joven sacerdote. A los oídos del presidente Odría llegó la queja de que un curita soliviantaba los cuarteles con su prédica socialista en defensa del petróleo. Odría expulsó del Ejército al cura Bolo y lo deportó a la Argentina; allí comenzó su fama de "cura comunista".
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El padre Salomón Bolo Hidalgo fundó junto al general Pando el "Frente de Liberación Nacional" que participó en las elecciones de 1962. Durante la campaña, las paredes de las calles de Huaraz aparecían pintadas con las siglas "F.L.N."; algunos muchachos majaderos le borraban la línea horizontal de la L y aparecía: "F.I .N.", que la población huaracina relacionaba con los rumores de "fin del mundo" que se pronosticaba si los comunistas ganaban las elecciones, creando no poca zozobra entre los incautos.
El golpe de estado de 1962 hizo que el padre Bolo terminara con sus huesos en la isla-prisión de "El Frontón", de donde salió más convencido de sus ideas revolucionarias. Al año siguiente, suspendido en sus funciones sacerdotales por la Iglesia Católica, viajó a la Unión Soviética, Asia y a Cuba. Regresó con sendas fotos que se había tomado con los más conspicuos líderes comunistas de entonces: con Nikita Kruschov en la URSS, con Mao Tse Tung en la China, con Ho Chi Ming en Vietnam, con Kim Il Sun en Corea del Norte y por supuesto, con el "Che" Guevara y con Fidel Castro, quienes encabezaban la revolución cubana.
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Decepcionado por las pugnas entre los comunistas criollos, el padre Bolo retornó al seno de la iglesia y llegó a nuestra tierra a hacerse cargo de la parroquia de Mancos.
Fiel a sus ideas, hizo pintar en la cúpula del pequeño templo de Mancos la gloria y el infierno. En el paraíso se puso él y a su lado a Fidel Castro; mientras que en el infierno estaban todos los líderes de la derecha peruana.
Paseaba por Huaraz y le gustaba frecuentar la imprenta de don Raúl Sánchez en el Jr. Ancash. Allí conversaba largo y tendido del futuro de la revolución mundial. Cuando reventó el escándalo de sus pinturas tuvo que alejarse de nuestra tierra para siempre.
Falleció en el 2006 y es recordado por ser el último de una estirpe de luchadores sociales que nunca entraron en componendas con el gobierno ni la patronal.
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El antiguo templo de Mancos que albergó las polémicas pinturas del padre Bolo
Lo cierto es que la fama del "cura Bolo" era muy notoria: se había ordenado como sacerdote luego de estudiar en el seminario de la orden de Santo Domingo y se asimiló al Ejército Peruano en donde llegó a ser Capellán con el grado de Teniente. Eran los tiempos en que el Perú era gobernado por el General Manuel A. Odría. Uno de sus generales, César Pando fundo el "Frente Nacional de Defensa del Petróleo" y a ese partido se adhirió el joven sacerdote. A los oídos del presidente Odría llegó la queja de que un curita soliviantaba los cuarteles con su prédica socialista en defensa del petróleo. Odría expulsó del Ejército al cura Bolo y lo deportó a la Argentina; allí comenzó su fama de "cura comunista".
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1962. Marcha en Lima del F.L.N. integrado por los comunistas
El padre Salomón Bolo Hidalgo fundó junto al general Pando el "Frente de Liberación Nacional" que participó en las elecciones de 1962. Durante la campaña, las paredes de las calles de Huaraz aparecían pintadas con las siglas "F.L.N."; algunos muchachos majaderos le borraban la línea horizontal de la L y aparecía: "F.I .N.", que la población huaracina relacionaba con los rumores de "fin del mundo" que se pronosticaba si los comunistas ganaban las elecciones, creando no poca zozobra entre los incautos.
El golpe de estado de 1962 hizo que el padre Bolo terminara con sus huesos en la isla-prisión de "El Frontón", de donde salió más convencido de sus ideas revolucionarias. Al año siguiente, suspendido en sus funciones sacerdotales por la Iglesia Católica, viajó a la Unión Soviética, Asia y a Cuba. Regresó con sendas fotos que se había tomado con los más conspicuos líderes comunistas de entonces: con Nikita Kruschov en la URSS, con Mao Tse Tung en la China, con Ho Chi Ming en Vietnam, con Kim Il Sun en Corea del Norte y por supuesto, con el "Che" Guevara y con Fidel Castro, quienes encabezaban la revolución cubana.
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"El Che Guevara me invitó a fumar un puro", solía recordar el padre Bolo.
Decepcionado por las pugnas entre los comunistas criollos, el padre Bolo retornó al seno de la iglesia y llegó a nuestra tierra a hacerse cargo de la parroquia de Mancos.
Fiel a sus ideas, hizo pintar en la cúpula del pequeño templo de Mancos la gloria y el infierno. En el paraíso se puso él y a su lado a Fidel Castro; mientras que en el infierno estaban todos los líderes de la derecha peruana.
Paseaba por Huaraz y le gustaba frecuentar la imprenta de don Raúl Sánchez en el Jr. Ancash. Allí conversaba largo y tendido del futuro de la revolución mundial. Cuando reventó el escándalo de sus pinturas tuvo que alejarse de nuestra tierra para siempre.
Falleció en el 2006 y es recordado por ser el último de una estirpe de luchadores sociales que nunca entraron en componendas con el gobierno ni la patronal.
Fuente:
Revista Internacional "UN DÍA COMO HOY EN HUARAZ"