LA FAENA COMUNAL EN SAN JUAN DE PARARÍN, RECUAY (ÁNCASH, PERÚ):
La
fortaleza de los débiles ha radicado siempre en la transparencia de su
dignidad, en el abrazar los escollos acerados de sus hermanos que los
despiertan con la decisiva solidaridad de sus compromisos; y,
especialmente, en rehusar los halagos de
los verdugos (los modernos corruptos y corruptores) que son yugos que frenan el
desarrollo comunal sostenido. Los fáciles “progresos” con aparentes “regalos o
donaciones”, menoscaban el espíritu creador de los pueblos y los hacen sumisos,
ante la corrupción anti comunitaria. Sólo es progreso verdadero, comunal,
democrático, comunitario, enfrentando colectivamente los problemas colectivos,
y, defendiendo unidos, la Comunidad que
heredamos colectivamente de nuestros mayores.
La Faena
Comunal es un milagro que pueden
realizar únicamente las infatigables manos del Hombre, dueño de su suerte; convencido de ser dueño-propietario de la
tierra y la historia por donde pisa y que sabe que cada esfuerzo que realiza, está
orientado a beneficiarlo a sí mismo, a
su familia, sus hermanos, vecinos, etc, y no para enriquecer a quienes viven de su
pobreza.
La
Comunidad, con sus Faenas Comunales, enseña al hombre a trabajar, a tener
conciencia de un bien común en donde
vive y del cual vive; aprender a
construir, a dirigir y ser dirigido. Y la dirigencia en una Comunidad es sobre
todo, pedagógica. El dirigente comunal, sólo manda por obedecer el mandato de
las mayorías, y no es un gendarme de la prepotencia y las imposiciones, de
amenazas y castigos en nombre de Dios, pro bolsillo. En las comunidades se enseña
aprendiendo y se aprende enseñando, tal como entendieron la dirigencia,
nuestros antepasados Pre Incas e Incas, cuya sociedad basada en la solidaridad,
y no en la lástima, de Ayllus, Panacas y Comunidades, como la pararina, fue una
sociedad sin hambre, sin corruptos y mafiosos, que viven de los trabajos de los
más y generan y alientan las injusticias.
La
Faena Comunal, es el cumplimiento colectivo de acuerdos llegados por
consenso. Para llegar a Acuerdos Comunales,
consensuados, los comuneros/as discuten abiertamente los pro y contra de las diferentes propuestas en
beneficio colectivo, que surgen al calor de sus asambleas, Máxima Autoridad
Comunal; y, una vez acordadas y aceptadas por consenso, las propuestas, nadie
las discute; todos cumplen, como un acto de fe, con todas sus consecuencias. La
expresión máxima y señera de FAENA COMUNAL PARARINA de todos los tiempos, son
las dos Reivindicaciones de sus tierras comunales; la de Septiembre 1963, que
reivindicó los valles, margen derecho, agua abajo, del río Fortaleza de
Paramonga; y, la de Octubre 2008, la de ex La Litera, actual Nuevo Pararín,
para abarcar toco su litoral, al amparo de su Titulo Ancestral de 1664.
En la
intensidad de las faenas comunales, se borran las diferencias entre la ciudad y
el campo y el trabajo intelectual y el trabajo manual, porque en una faena
comunal, hasta los “señores son hombrecitos”, diría Vallejo. Es más, en las
Comunidades andinas y amazónicas, en donde se discuten todo, dentro del marco
de su democracia directa, participativa y de consenso, en donde participan
todos: incluyendo viejos y niños, porque todos ellos forman la Comunidad y
todas las decisiones comprometen a todos, no existen “señores”, porque lo
“señor” es concepto judío cristiano, sinónimo de usura, violencia e injusticias, incompatibles con el
carácter solidario de las Comunidades. En las Comunidades, cada
comunero/a, muestra y demuestra su valía humana, con su participación en
provecho de sí mismo, de su familia y no
para agradar a patrones o explotadores, a cambio de propinas como caramelos corrosivos.
Las
faenas comunales están orientadas a objetivos concretos: limpieza de acequias,
reparación de cercas y caminos, aperturas de zanjas para tendidos de tuberías de
agua, desagüe, electricidad, etc (es el caso de Nuevo Pararín) , y eso se logra
sólo con el resultado de trabajos de sinergia y no con la viveza o las criolladas. En la Comunidad, la persona
vale por lo que es y no sólo por lo que tiene.
En la
Comunidad, lo primero es el Hombre y luego lo material. Lo material está para
servir del Hombre para que este pueda vivir en armonía con la Naturaleza. Concepto
totalmente opuesto al occidental, en
donde lo material se sobrepone a la persona humana, tal como en la sociedad
actual, incluyendo la pararina, en donde el dinero está por encima y antes que las
personas, y por la desesperación de hacerse ricos a menor tiempo posible y con
el más mínimo esfuerzo posible, surgen las mafias, la venta de tierras
comunales, sin debates comunales en sus Asambleas, a favor de unos cuantos espurios anti comunatarios. Es
por eso que es importante destacar y alentar LAS FAENAS COMUNALES como la
práctica histórica de la Comunidad de San Juan de Pararin, para solucionar
colectivamente, problemas colectivos. La economía lo crea el Hombre, el
trabajo, y no al revés. Defendiendo los recursos comunales, compartiéndolas
fraternalmente, como nos enseñaron nuestros mayores, es factible conseguir una
vida digna y decorosa para todos los pararinos/as.
Y ¿Es
fácil conseguir una faena comuna? ¡No! no es fácil. Ninguna medida de individualistas, bajo las más severas amenazas de castigos, puede lograr una Faena
comunal, en donde los participantes cumplen una labor casi festiva, porque están
convencidos de que los resultados de sus esfuerzos, serán para ellos mismos y no
para enriquecer a ningún “señor” o “señora”.
Las
Comunidades son resultados de esas luchas eternas entre el bien y el mal, entre
lo justo y lo injusto, entre la defensa
de los valores humanos, basado en la solidaridad, frente a los estragos
perversos del individualismo, que se expresa con la corrupción y la mezquindad.
Y nada
es nuevo en esta vida. La sociedad humana siempre ha estado dividida entre la
generosidad y la mezquindad. Entre el colectivismo y el individualismo.
La
faena comunal es expresión cultural de compartir de manera solidaria, que
sólo las Comunidades con estros colectivistas, como la pararina, en donde todo
es todos y para todos, logran protagonizar dichas proezas.
La
maravillosa manifestación de participación colectiva de los comuneros/as
pararinos/as, en Nuevo Pararín, no es un milagro de dirigentes, sino, manifestación
del espíritu colectivista de Pararín que subyace en sus comuneros/as, para
enfrentar retos en bien de todos y sobre todo, para defender la Comunidad,
ocupándola y, haciéndola productiva.
Según la tradición y los Estatutos comunales, los pararinos/as de nacimiento, de padres pararinos, o, de padre o madre parino/a con no No pararino/as, son iguales ante la Comunidad, en sus deberes y derechos, esos sus derechos ganados; naturales, y no existe ni “pararino/a” ni “pararinos/as” con autoridad suprema, para determinar o calificar, quién o quiénes son “pararinos/as”. Sólo los privilegios, según la tradición comunitaria, tienen que ser de acuerdo a la participación, a los servicios a la Comunidad. Los actuales adjudicatarios de lotes en Nuevo Pararín, se supone por méritos, tienen toda la obligación de participar más, de quienes aún no tienen lote o, quienes han sido desplazados de sus lotes, para otorgarlos a otros, supuestamente por tener más “méritos”. Tener un lote en Nuevo Pararín, no autoriza a nadie a negar el derecho a los demás comuneros. Pero la Defensa de la Comunidad, está por encima de las mezquindades, porque es un asunto de conciencia, de responsabilidad moral, de ética vivencial; exactamente como pensaron y actuaron nuestros mayores, no sólo pensando en sus privilegios de grupo, sino en la COMUNIDAD. Los 14 Ayllus que constituyen la Comunidad de San Juan de Pararín, fueron defendidos siempre como una Unidad de la diversidad. Eso ha sido siempre Pararin. Unidad de la diversidad, y diversidad en la Unidad, concepto y realidad que la hacen grandiosa y superior, a muchas comunidades.
Según la tradición y los Estatutos comunales, los pararinos/as de nacimiento, de padres pararinos, o, de padre o madre parino/a con no No pararino/as, son iguales ante la Comunidad, en sus deberes y derechos, esos sus derechos ganados; naturales, y no existe ni “pararino/a” ni “pararinos/as” con autoridad suprema, para determinar o calificar, quién o quiénes son “pararinos/as”. Sólo los privilegios, según la tradición comunitaria, tienen que ser de acuerdo a la participación, a los servicios a la Comunidad. Los actuales adjudicatarios de lotes en Nuevo Pararín, se supone por méritos, tienen toda la obligación de participar más, de quienes aún no tienen lote o, quienes han sido desplazados de sus lotes, para otorgarlos a otros, supuestamente por tener más “méritos”. Tener un lote en Nuevo Pararín, no autoriza a nadie a negar el derecho a los demás comuneros. Pero la Defensa de la Comunidad, está por encima de las mezquindades, porque es un asunto de conciencia, de responsabilidad moral, de ética vivencial; exactamente como pensaron y actuaron nuestros mayores, no sólo pensando en sus privilegios de grupo, sino en la COMUNIDAD. Los 14 Ayllus que constituyen la Comunidad de San Juan de Pararín, fueron defendidos siempre como una Unidad de la diversidad. Eso ha sido siempre Pararin. Unidad de la diversidad, y diversidad en la Unidad, concepto y realidad que la hacen grandiosa y superior, a muchas comunidades.
El 23 de
noviembre 2014, la Comunidad de San Juan de Pararín con su acción comunal, danzando
sobre las amenazas de las usurpadoras y sus aliados anti comunitarios,
traidores, que quisieron imponerle una condición de “arreglo”, en donde las
usurpadoras (malas pararainas) seguirían ocupando más tierras a favor de sus
maridos forasteros y los anti comunitarios transformarían LA REIVINDICACIÓN DE
TIERRAS DE NUEVO PARARIN (26.10.08) en un proyecto privado, a favor de unos
cuantos oportunistas ensoberbecidos, bajo la coartada risible de “invasión de tierras de la comunidad de
Pararín, por los pararinos sin casa” y para eso exigían la “autonomía de la
urbanización” sólo para sus “socios” y no para los comuneros/as que habían
conseguido a través de la Reivindicación. Ese día, 23 de noviembre 2014, La Comunidad de
San Juan de Pararín, demostró que no hay
fieras que asusten a pueblos organizados sobre sus tradiciones milenarias y
respeto a su historia de coraje y generosidad, escrita por sus mayores. La
Comunidad de San Juan de Pararín, con su unidad en la acción, demostró que no
hay vacíos que no se hagan puentes y todas las decisiones colectivas, terminan en conquistas colectivas. Con la
acción del 23 de noviembre 2014, quedó demostrado, corroborado y lacrado para
siempre, que Nuevo Pararín, es producto de una REIVINDICACIÓN comunal, bajo la
férula del Título Ancestral de la Comunidad (1664) y no “invasión de tierras de
Paramonga(¿?.) por "pararinos sin techo”.
La
Comunidad, como las aguas de los ríos,
es, unas veces, calma, pausada, y, otras veces arremolinada para superar
turbulencias rabiosas, pero, todo el tiempo, a las aguas del río comunal, lo
nutren los afluentes de su experiencia milenaria de compartir, y el
convencimiento de que la fortaleza
de los débiles, radica en la transparencia de su dignidad. Los comuneros/as pararinos/as, saben que sólo
trabajando en equipo, podrán sacar adelante el proyecto urbanístico de Nuevo
Pararín, como defensa del inmenso litoral de la Comunidad, desde Cerro de
Horcas, hasta Huarmey; y no tanto como urgencia de vivienda, que ningún
pararino/a necesita. Lo importante es ocupar el litoral, haciéndolo productivo.
Las faenas
comunales de la Comunidad de San Juan de Pararín, en las pampas de ex La
Litera, en pro de la canalización del agua y la electrificación, es una
demostración de fuerza que apunta a ese objetivo de necesidad de desarrollo
comunal sostenido, pero al mismo tiempo es de advertencia a los enemigos de
la Comunidad y anti comunitarios, que la Comunidad de Pararín hará respetar sus
tierras comunales, como lo hicieron nuestros mayores, que gracias a ellos tenemos
Pararín para los pararinos, y como ellos nos dejaron a nosotros, una Comunidad
hecha de amor y defendida con luchas, nosotros estamos obligados,
moralmente, dejar la Comunidad de San
Juan de Pararín, para las futuras generaciones, mantenida con amor y defendida
con luchas.
De ahí
que la tarea principal de los comuneros/as conscientes, como para los
integrantes del Frente de Defensa de los Intereses de Pararin – FREDEINPA- es
investigar el mundo interior y los
movimientos espirituales del pararino/a que supo comenzar, en un tiempo sin tiempo,
desde ahora, a adquirir el espacio territorial que poseemos, desde los Andes
hasta el Océano Pacífico, pasando por los valles. Esos pararinos/as de la
alborada, con infinita generosidad, supieron defender lo adquirido y edificar sobre esas
conquistas, el majestuoso edificio de la Comunidad de San Juan de Pararín, que
nosotros, estamos obligados a defender y mantenerla, por gratitud. Desde el año
2006, FREDEINPA, siguiendo la sagrada huella dejada por los reivindicadores de
63, ha asumido el apostolado de defender la Comunidad de Pararín y lo
comunitario, con el ideario LUMEF = Lugar de la Memoria Eterno Futuro. A mayor
y mejor pasado, más amplio y mejor futuro. ¿Cuántos pueblos del mundo podrán
tener el futuro más amplio que el pararino? Ese inmenso futuro, es gracias a
nuestro inmenso pasado, que no es nuestra conquista, sino, obra de nuestros
mayores.
Paradójicamente,
las actuales y privilegiadas generaciones de comuneros/as pararinos/as, que
reciben beneficios de la Comunidad de los mayores, sin mayores esfuerzos (porque los logros de la generaciones actuales, sólo lo verán en las
generaciones venideras), acusan a FREDEINPA de defender “ideas desfasadas”;
creen que lo “moderno” es la viveza, acaparar, usurpar tierras de todos, para unos
cuantos “socios” sin méritos a favor de la Comunidad.. Y, la propuesta de
compartir bienes, postuladas por FREDEINPA, el cuidado del medio
ambiente, como parte integral de la vida de cada quien, es una propuesta ideológica
compatible por el alma humana, a escala global.
Ahora, la tarea urgente de la nueva Junta
Directiva Comunal, es estimular las Faenas comunales; que los comuneros/as encuentren
en la partipación, su propia realización y no sólo el cumplimiento molestoso de
una obligación.
Hay que estimular la participación, aplicando la
justicia comunitaria: Los privilegios, de acuerdo a los méritos, y no sólo por
el vulgar oportunismo.
No olvidar
que los comuneros/as al movilizarse para
cumplir con las faenas comunales, suspenden sus labores de sus chacras,
descuidan a sus animales. Las exigencias de los deberes, tienen que ir
acompañadas de compensación, sólo así se
alimenta el sentimiento de amor y gratitud del Comunero/a a su Comunidad, que
es vida.
Desde la instauración del órgano de apoyo de la
JDC, el Comité Especializado para Nuevo Pararín, para dinamizar la ocupación
del lugar reivindicado en el año 2008, empiezan ingresos extra de dinero a la
tesorería de la Comunidad, generados por los mismos comuneros/as; a través de pagos
mensuales por adjudicación de lotes (S/.10);
multa a los inasistentes a las guardianías (S/50), a los inasistentes a las
faenas comunales(¿?). Es dinero
generado por los mismos comuneros, tiene que justificarse, revirtiéndose en beneficios de los comuneros/as que generan
los ingresos. Toda la economía generada por los comuneros/as en Nuevo Pararín,
tiene que beneficiar a los comuneros/as, y no tiene que ser visto ni
considerado como la caja chica de los dirigentes de turno, sin control ni
fiscalización. Una vez más, el proyecto urbanístico de Nuevo Pararín, es
comunitario y no propiedad de un dueño o de un grupo de “dueños” El dinero generado por los pararinos/as en
Nuevo Pararín, tiene que estar fiscalizado por los comuneros/as pararinos/as.
Los ingresos económicos generado por lo comuneros/as, tiene que orientarse a:
1.- Adquisición de herramientas comunitarias. No
es correcto seguir pidiendo a los comuneros, asistir a las faenas comunales, portando
sus propias herramientas.
2.- Pago de pasajes de los comuneros/as asistentes
a las guardianías. Sólo así se justifica
el cobro por el incumplimientos de las guardianías. De lo contrario ¿para qué o
para quiénes se cobran derechos?
3.- Alimentación de los comuneros/as asistentes a faenas
comunales. Tiene que ser considerado un asunto “de Estado” comunal, en el
entendido de que: saldado bien comido, pelea mejor. Lo justo, correcto y
comunitario es que los comuneros/as que asisten a las guardianías y faenas
comunales, sean compensados con el pago de sus pasajes y alimentación. Para
eso los inasistentes o negligentes a sus obligaciones comunitarias, pagan sus
multas, más los ingresos mensuales por derecho de lote. Lo que no se debe es
abusar de la humildad de los hermanos/as comuneros/as, que, suspendiendo sus
quehaceres, gastando pasajes y alimentación extra, que significa desplazarse de
un lugar a otro, para cumplir con sus responsabilidades de comuneros. Los
comuneros/as, no deben regresarse a sus lugares de residencia, con la amargura
de ser explotados o utilizados por capricho de alguien o de algunos. Movilizarse de Barranca o Huacho a Nuevo
Pararín, no es lo mismo que movilizarse de Pararín, Maravia, Pócor, Huaquish,
etc, con más pérdidas de tiempo y con más gastos en pasajes y alimentación. La justicia
comunitaria de reconocimiento de méritos, de promoción de iniciativas privadas
de comuneros/as en bien de la convivencia comunitaria, va permitir que los
comuneros/as pararinos/as sigan defendiendo la Comunidad, con mística y amor,
como hasta ahora.
La
Comunidad, no sólo es la materia prima de sus entrañas, sus tierras
ambicionadas por la lujuria satánica de avaros y usureros, es sobre todo el
hombre y la mujer pararino/as, que
conforman el colectivo PARARÍN y es a ellos, que tenemos que defender y
proteger, porque gracias a los pararinos/as de ayer, los pararinos/as de hoy,
tienen tierras, plantaciones, ganados, etc, etc, y, sobre todo, en donde son
libres de las arrogancias de los patrones. Los comuneros, gracias a la
organización colectivista, basada en Ayllus, nunca conocieron, menos sintieron,
las humillaciones salvajes de los hacendados. Defendamos nuestra Comunidad y
seamos libres por siempre, participando todos de acuerdo a nuestras
posibilidades, conocimientos, y por respeto a nuestros origenes.
Frente
de Defensa de los Intereses de Pararín – FREDEINPA- por el rescate, desarrollo
y proyección de la identidad cultural Pararina, basada en la justicia social,
la solidaridad y, la categorización y
participación de privilegios, por méritos en servicio a la Comunidad.
Régulo
Villarreal Dolores.