domingo, 22 de febrero de 2015

LA FAENA COMUNAL EN SAN JUAN DE PARARÍN, RECUAY (ÁNCASH, PERÚ): ELEMENTO ORGÁNICO DE SU IDENTIDAD CULTURAL MILENARIA - POR RÉGULO VILLARREAL DOLORES




LA FAENA COMUNAL EN SAN JUAN DE PARARÍN, RECUAY (ÁNCASH, PERÚ):
 

ELEMENTO ORGÁNICO DE SU IDENTIDAD CULTURAL MILENARIA



La fortaleza de los débiles ha radicado siempre en la transparencia de su dignidad, en el abrazar los escollos acerados de sus hermanos que los despiertan con la decisiva solidaridad de sus compromisos; y, especialmente,  en rehusar los halagos de los verdugos (los modernos corruptos y corruptores) que son yugos que frenan el desarrollo comunal sostenido. Los fáciles “progresos” con aparentes “regalos o donaciones”, menoscaban el espíritu creador de los pueblos y los hacen sumisos, ante la corrupción anti comunitaria. Sólo es progreso verdadero, comunal, democrático, comunitario, enfrentando colectivamente los problemas colectivos, y, defendiendo unidos, la Comunidad  que heredamos colectivamente de nuestros mayores.

La Faena Comunal es un milagro que pueden realizar únicamente las infatigables manos del  Hombre, dueño de su suerte; convencido de ser dueño-propietario de la tierra y la historia por donde pisa y que sabe que cada esfuerzo que realiza, está orientado  a beneficiarlo a sí mismo, a su familia, sus hermanos, vecinos, etc,  y no para enriquecer a quienes viven de su pobreza.

La Comunidad, con sus Faenas Comunales, enseña al hombre a trabajar, a tener conciencia de un bien común en donde  vive y del cual vive;  aprender a construir, a dirigir y ser dirigido. Y la dirigencia en una Comunidad es sobre todo, pedagógica. El dirigente comunal, sólo manda por obedecer el mandato de las mayorías, y no es un gendarme de la prepotencia y las imposiciones, de amenazas y castigos en nombre de Dios, pro bolsillo. En las comunidades se enseña aprendiendo y se aprende enseñando, tal como entendieron la dirigencia, nuestros antepasados Pre Incas e Incas, cuya sociedad basada en la solidaridad, y no en la lástima, de Ayllus, Panacas y Comunidades, como la pararina, fue una sociedad sin hambre, sin corruptos y mafiosos, que viven de los trabajos de los más y generan y alientan las injusticias.

La Faena Comunal, es el cumplimiento colectivo de acuerdos llegados por consenso.  Para llegar a Acuerdos Comunales, consensuados, los comuneros/as discuten abiertamente  los pro y contra de las diferentes propuestas en beneficio colectivo, que surgen al calor de sus asambleas, Máxima Autoridad Comunal; y, una vez acordadas y aceptadas por consenso, las propuestas, nadie las discute; todos cumplen, como un acto de fe, con todas sus consecuencias. La expresión máxima y señera de FAENA COMUNAL PARARINA de todos los tiempos, son las dos Reivindicaciones de sus tierras comunales; la de Septiembre 1963, que reivindicó los valles, margen derecho, agua abajo, del río Fortaleza de Paramonga; y, la de Octubre 2008, la de ex La Litera, actual Nuevo Pararín, para abarcar toco su litoral, al amparo de su Titulo Ancestral de 1664.

En la intensidad de las faenas comunales, se borran las diferencias entre la ciudad y el campo y el trabajo intelectual y el trabajo manual, porque en una faena comunal, hasta los “señores son hombrecitos”, diría Vallejo. Es más, en las Comunidades andinas y amazónicas, en donde se discuten todo, dentro del marco de su democracia directa, participativa y de consenso, en donde participan todos: incluyendo viejos y niños, porque todos ellos forman la Comunidad y todas las decisiones comprometen a todos, no existen “señores”, porque lo “señor” es concepto judío cristiano, sinónimo de usura,  violencia e injusticias, incompatibles con el carácter solidario de las Comunidades. En las Comunidades, cada comunero/a, muestra y demuestra su valía humana, con su participación en provecho de sí mismo, de  su familia y no para agradar a patrones o explotadores, a cambio de propinas como caramelos corrosivos. 

Las faenas comunales están orientadas a objetivos concretos: limpieza de acequias, reparación de cercas y caminos, aperturas de zanjas para tendidos de tuberías de agua, desagüe, electricidad, etc (es el caso de Nuevo Pararín) , y eso se logra sólo con el resultado de trabajos de sinergia y no con la viveza  o las criolladas. En la Comunidad, la persona vale por lo que es y no sólo por lo que tiene. 

En la Comunidad, lo primero es el Hombre y luego lo material. Lo material está para servir del Hombre para que este pueda vivir en armonía con la Naturaleza. Concepto totalmente opuesto al  occidental, en donde lo material se sobrepone a la persona humana, tal como en la sociedad actual, incluyendo la pararina, en donde el dinero está por encima y antes que las personas, y por la desesperación de hacerse ricos a menor tiempo posible y con el más mínimo esfuerzo posible, surgen las mafias, la venta de tierras comunales, sin debates comunales en sus Asambleas, a favor de  unos cuantos espurios anti comunatarios. Es por eso que es importante destacar y alentar LAS FAENAS COMUNALES como la práctica histórica de la Comunidad de San Juan de Pararin, para solucionar colectivamente, problemas colectivos. La economía lo crea el Hombre, el trabajo, y no al revés. Defendiendo los recursos comunales, compartiéndolas fraternalmente, como nos enseñaron nuestros mayores, es factible conseguir una vida digna y decorosa para todos los pararinos/as.

Y ¿Es fácil conseguir una faena comuna? ¡No! no es fácil.  Ninguna medida de individualistas,  bajo las más severas  amenazas de castigos, puede lograr una Faena comunal, en donde los participantes cumplen una labor casi festiva, porque están convencidos de que los resultados de sus esfuerzos, serán para ellos mismos y no para enriquecer a ningún “señor” o “señora”.  

Las Comunidades son resultados de esas luchas eternas entre el bien y el mal, entre lo justo y lo injusto, entre  la defensa de los valores humanos, basado en la solidaridad, frente a los estragos perversos del individualismo, que se expresa con la corrupción y la mezquindad.

Y nada es nuevo en esta vida. La sociedad humana siempre ha estado dividida entre la generosidad y la mezquindad. Entre el colectivismo y el individualismo. 

La faena comunal es expresión cultural de compartir de manera solidaria, que sólo las Comunidades con estros colectivistas, como la pararina, en donde todo es todos y para todos, logran protagonizar dichas proezas. 

La maravillosa manifestación de participación colectiva de los comuneros/as pararinos/as, en Nuevo Pararín, no es un milagro de dirigentes, sino, manifestación del espíritu colectivista de Pararín que subyace en sus comuneros/as, para enfrentar retos en bien de todos y sobre todo, para defender la Comunidad, ocupándola y, haciéndola productiva.

Según la tradición y los Estatutos comunales,  los pararinos/as de nacimiento, de padres pararinos, o, de padre o madre parino/a con no No pararino/as, son iguales ante la Comunidad, en sus deberes y derechos, esos sus derechos ganados; naturales, y no existe ni “pararino/a” ni “pararinos/as” con autoridad suprema, para determinar  o calificar, quién o quiénes son “pararinos/as”. Sólo los privilegios, según la tradición comunitaria, tienen que ser de acuerdo a la participación, a los servicios a la Comunidad. Los actuales adjudicatarios de lotes en Nuevo Pararín, se supone por méritos, tienen toda la obligación  de participar  más, de quienes aún no tienen lote o, quienes han sido desplazados de sus lotes, para otorgarlos a otros, supuestamente por tener más “méritos”. Tener un lote en Nuevo Pararín, no autoriza a nadie a negar el derecho a los demás comuneros. Pero la Defensa de la Comunidad, está por encima de las mezquindades, porque es un asunto de conciencia, de responsabilidad moral, de ética vivencial; exactamente como pensaron y actuaron nuestros mayores, no sólo pensando en sus privilegios de grupo, sino en la COMUNIDAD. Los 14 Ayllus que constituyen la Comunidad de San Juan de Pararín, fueron defendidos siempre como una Unidad de la diversidad. Eso ha sido siempre Pararin. Unidad de la diversidad, y diversidad en la Unidad, concepto y realidad que la hacen grandiosa y superior, a muchas comunidades.




El 23 de noviembre 2014, la Comunidad de San Juan de Pararín con su acción comunal, danzando sobre las amenazas de las usurpadoras y sus aliados anti comunitarios, traidores, que quisieron imponerle una condición de “arreglo”, en donde las usurpadoras (malas pararainas) seguirían ocupando más tierras a favor de sus maridos forasteros y los anti comunitarios transformarían LA REIVINDICACIÓN DE TIERRAS DE NUEVO PARARIN (26.10.08) en un proyecto privado, a favor de unos cuantos oportunistas ensoberbecidos, bajo la coartada risible de  “invasión de tierras de la comunidad de Pararín, por los pararinos sin casa” y para eso exigían la “autonomía de la urbanización” sólo para sus “socios” y no para los comuneros/as que habían conseguido a través de la Reivindicación.  Ese día, 23 de noviembre 2014, La Comunidad de San Juan de Pararín, demostró que  no hay fieras que asusten a pueblos organizados sobre sus tradiciones milenarias y respeto a su historia de coraje y generosidad, escrita por sus mayores. La Comunidad de San Juan de Pararín, con su unidad en la acción, demostró que no hay vacíos que no se hagan puentes y todas las decisiones colectivas, terminan en conquistas colectivas. Con la acción del 23 de noviembre 2014, quedó demostrado, corroborado y lacrado para siempre, que Nuevo Pararín, es producto de una REIVINDICACIÓN comunal, bajo la férula del Título Ancestral de la Comunidad (1664) y no “invasión de tierras de Paramonga(¿?.) por "pararinos sin techo”.

La Comunidad, como las aguas de los ríos,  es, unas veces, calma, pausada, y, otras veces arremolinada para superar turbulencias rabiosas, pero, todo el tiempo, a las aguas del río comunal, lo nutren los afluentes de su experiencia milenaria de compartir, y el convencimiento de que la fortaleza de los débiles, radica en la transparencia de su dignidad.  Los comuneros/as pararinos/as, saben que sólo trabajando en equipo, podrán sacar adelante el proyecto urbanístico de Nuevo Pararín, como defensa del inmenso litoral de la Comunidad, desde Cerro de Horcas, hasta Huarmey; y no tanto como urgencia de vivienda, que ningún pararino/a necesita. Lo importante es ocupar el litoral, haciéndolo productivo.

Las faenas comunales de la Comunidad de San Juan de Pararín, en las pampas de ex La Litera, en pro de la canalización del agua y la electrificación, es una demostración de fuerza que apunta a ese objetivo de necesidad de desarrollo comunal sostenido, pero al mismo tiempo es de advertencia a los enemigos de la Comunidad y anti comunitarios, que la Comunidad de Pararín hará respetar sus tierras comunales, como lo hicieron nuestros mayores, que gracias a ellos tenemos Pararín para los pararinos, y como ellos nos dejaron a nosotros, una Comunidad hecha de amor y defendida con luchas, nosotros estamos obligados, moralmente,  dejar la Comunidad de San Juan de Pararín, para las futuras generaciones, mantenida con amor y defendida con luchas. 

De ahí que la tarea principal de los comuneros/as conscientes, como para los integrantes del Frente de Defensa de los Intereses de Pararin – FREDEINPA- es investigar el mundo interior  y los movimientos espirituales del pararino/a  que supo comenzar, en un tiempo sin tiempo, desde ahora, a adquirir el espacio territorial que poseemos, desde los Andes hasta el Océano Pacífico, pasando por los valles. Esos pararinos/as de la alborada, con infinita generosidad, supieron  defender lo adquirido y edificar sobre esas conquistas, el majestuoso edificio de la Comunidad de San Juan de Pararín, que nosotros, estamos obligados a defender y mantenerla, por gratitud. Desde el año 2006, FREDEINPA, siguiendo la sagrada huella dejada por los reivindicadores de 63, ha asumido el apostolado de defender la Comunidad de Pararín y lo comunitario, con el ideario LUMEF = Lugar de la Memoria Eterno Futuro. A mayor y mejor pasado, más amplio y mejor futuro. ¿Cuántos pueblos del mundo podrán tener el futuro más amplio que el pararino? Ese inmenso futuro, es gracias a nuestro inmenso pasado, que no es nuestra conquista, sino, obra de nuestros mayores. 

Paradójicamente, las actuales y privilegiadas generaciones de comuneros/as pararinos/as, que reciben beneficios de la Comunidad de los mayores, sin mayores esfuerzos (porque los logros de la generaciones actuales, sólo lo verán en las generaciones venideras), acusan a FREDEINPA de defender “ideas desfasadas”; creen que lo “moderno” es la viveza, acaparar, usurpar tierras de todos, para unos cuantos “socios” sin méritos a favor de la Comunidad.. Y, la propuesta de compartir bienes, postuladas por FREDEINPA, el cuidado del medio ambiente, como parte integral de la vida de cada quien, es una propuesta ideológica compatible por el alma humana, a escala global.

Ahora, la tarea urgente de la nueva Junta Directiva Comunal, es estimular las Faenas comunales; que los comuneros/as encuentren en la partipación, su propia realización y no sólo el cumplimiento molestoso de una obligación. 

Hay que estimular la participación, aplicando la justicia comunitaria: Los privilegios, de acuerdo a los méritos, y no sólo por el vulgar oportunismo.

No  olvidar que los comuneros/as  al movilizarse para cumplir con las faenas comunales, suspenden sus labores de sus chacras, descuidan a sus animales. Las exigencias de los deberes, tienen que ir acompañadas de  compensación, sólo así se alimenta el sentimiento de amor y gratitud del Comunero/a a su Comunidad, que es vida.



Desde la instauración del órgano de apoyo de la JDC, el Comité Especializado para Nuevo Pararín, para dinamizar la ocupación del lugar reivindicado en el año 2008, empiezan ingresos extra de dinero a la tesorería de la Comunidad, generados por los mismos comuneros/as; a través de pagos mensuales por adjudicación  de lotes (S/.10); multa a los inasistentes a las guardianías (S/50), a los inasistentes a las faenas comunales(¿?).  Es dinero generado por los mismos comuneros, tiene que justificarse, revirtiéndose  en beneficios de los comuneros/as que generan los ingresos. Toda la economía generada por los comuneros/as en Nuevo Pararín, tiene que beneficiar a los comuneros/as, y no tiene que ser visto ni considerado como la caja chica de los dirigentes de turno, sin control ni fiscalización. Una vez más, el proyecto urbanístico de Nuevo Pararín, es comunitario y no propiedad de un dueño o de un grupo de “dueños”  El dinero generado por los pararinos/as en Nuevo Pararín, tiene que estar fiscalizado por los comuneros/as pararinos/as. Los ingresos económicos generado por lo comuneros/as, tiene que orientarse a:

1.- Adquisición de herramientas comunitarias. No es correcto seguir pidiendo a los comuneros, asistir a las faenas comunales, portando sus propias herramientas. 

2.- Pago de pasajes de los comuneros/as asistentes a las  guardianías. Sólo así se justifica el cobro por el incumplimientos de las guardianías. De lo contrario ¿para qué o para quiénes se cobran derechos?

3.- Alimentación de los comuneros/as asistentes a faenas comunales. Tiene que ser considerado un asunto “de Estado” comunal, en el entendido de que: saldado bien comido, pelea mejor. Lo justo, correcto y comunitario es que los comuneros/as que asisten a las guardianías y faenas comunales, sean compensados con el pago de sus pasajes y alimentación. Para eso los inasistentes o negligentes a sus obligaciones comunitarias, pagan sus multas, más los ingresos mensuales por derecho de lote. Lo que no se debe es abusar de la humildad de los hermanos/as comuneros/as, que, suspendiendo sus quehaceres, gastando pasajes y alimentación extra, que significa desplazarse de un lugar a otro, para cumplir con sus responsabilidades de comuneros. Los comuneros/as,  no deben  regresarse  a sus lugares de residencia, con la amargura de ser explotados o utilizados por capricho de alguien o de algunos.  Movilizarse de Barranca o Huacho a Nuevo Pararín, no es lo mismo que movilizarse de Pararín, Maravia, Pócor, Huaquish, etc, con más pérdidas de tiempo y con más gastos en pasajes y alimentación. La justicia comunitaria de reconocimiento de méritos, de promoción de iniciativas privadas de comuneros/as en bien de la convivencia comunitaria, va permitir que los comuneros/as pararinos/as sigan  defendiendo la Comunidad, con mística y amor, como hasta ahora.

La Comunidad, no sólo es la materia prima de sus entrañas, sus tierras ambicionadas por la lujuria satánica de avaros y usureros, es sobre todo el hombre y la mujer pararino/as,  que conforman el colectivo PARARÍN y es a ellos, que tenemos que defender y proteger, porque gracias a los pararinos/as de ayer, los pararinos/as de hoy, tienen tierras, plantaciones, ganados, etc, etc, y, sobre todo, en donde son libres de las arrogancias de los patrones. Los comuneros, gracias a la organización colectivista, basada en Ayllus, nunca conocieron, menos sintieron, las humillaciones salvajes de los hacendados. Defendamos nuestra Comunidad y seamos libres por siempre, participando todos de acuerdo a nuestras posibilidades, conocimientos, y por respeto a nuestros origenes.

Frente de Defensa de los Intereses de Pararín – FREDEINPA- por el rescate, desarrollo y proyección de la identidad cultural Pararina, basada en la justicia social, la solidaridad y, la categorización  y participación de privilegios, por méritos en servicio a la Comunidad.


Régulo Villarreal Dolores.


C.15.2.15