NAVIDAD EN LOS ANDES
Por Juan Rodríguez Jara
En la provincia de Mariscal Luzuriaga, con su capital Piscobamba,
bautizada como “La Novia de los andes”, en el siglo pasado teníamos
costumbres bien arraigadas como en toda la franja andina del Perú; es
así, cuando éramos niños y jóvenes, esperábamos el fin del año con
ansias por dos motivaciones importantes: Clausura del año escolar que
traía las vacaciones y la otra llegada de las navidades, la fiesta de
la paz y la reflexión para los andinos, dulces y panecillos aumentaba el
menú diario.
Las
vacaciones nos permitían conquistar los campos en sus mañanas soleadas,
aprender a volar con las aves bajo la atenta mirada del cóndor que
rondaba a lo alto del cielo antes de que llegue la lluvia a bañar la
naturaleza que fecundaba vidas de las semillas. En general hacíamos mil
cosas con la fauna y la flora sin destruir, sembrando nuestras huellas
por los caminos y chacras pintadas de verde y adornadas de flores que en
sus pétalos rondaban picaflores o una abeja viajera, que hoy vienen al
recuerdo no obstante la distancia, allá dejarán llegar a los caminantes
que irán en busca del anhelado hogar donde encontrarán el corazón sobre
las manos de quienes más quieren, esperando.
Por
otra parte venía las navidades cargado de alegrías y sorpresas que de
acuerdo a las costumbres imponía tareas: los primeros días de diciembre
se tenía que buscar depósitos pequeños como tarros de leche gloria o
similares como también ollitas de barro, floreros o tazas en desuso al
no tenerlos debíamos hacer de arcilla o de tablas, el caso es que debe
convertirse en un macetero que pueda contener un poco de tierra húmeda
donde se haga el almacigo de cebada, arveja o trigo para que germine
como en la chacra y esto serviría para adornar los nacimientos
familiares o de los vecinos, inclusive en el colegio los profesores nos
enseñaban el proceso y cuando se hacía nacimientos del colegio allí
colaboraban todos los alumnos y padres de familia si era para nota el
profesor controlaba y calificaba, allí el detalle. Viene al recuerdo,
cuando no se conseguía tarros se recorría a las botellas de litro de
aceite de hígado de bacalao, pisco o vino, para cortar por la mitad.
Para el efecto se frotaba con una pita alrededor de la botella para
calentarlo y luego echar agua, quebrándolo y allí estaba el macetero.
En
mi tierra andina enmarcada por la cordillera blanca con su impoluta
nieve eterna y bañada por los ríos Yanamayo y Marañón, personas ya
conocidas tenían sus nacimientos celosamente guardados ya sea heredados,
obsequiados o comprados, y en la segunda quincena de diciembre sacaban a
exhibirse y armaban nacimientos en sus casas ya por tradición, siempre
presentando novedades de algún adorno o animalitos que le habían mandado
familiares o amigos. Estas personas disponían de San José, la Virgen,
los Reyes Magos y el niño Jesús que nacerá el 24 en la noche, a esto se
tenía que agregar una cantidad de animales diversas; ya sea de arcilla,
madera, yeso o porcelana de acuerdo a la categoría aristocrática de
vecino. En cuanto a las imágenes citadas cada uno tenían su historia
propia que contar por su procedencia inclusive procedían de Europa o
habían sido tallados o pintados por artistas de renombre mundial según
afirmaban por el linaje.
Acercándose
la fecha del armado del nacimiento se abastecían de maderas delgadas o
carrizos para la construcción del pesebre, cantidad de pajonales
naturales traídos de las punas, tierra de colores para utilizar como
pintura para dar color al ambiente, paja de cebada para el techo,
candeleros para las velas, floreros para recibir los pétalos de los
campos.
Un
grupo de jóvenes avezados y experimentados escaladores de las rocas
vivas de las cordilleras andinas, cinco días o una semana antes parten
con fiambres preparados por los funcionarios a traer flores que sueltan
sus pétalos en principios cerca al Marañón denominada “Uritu” que se
colocaban en los techos de los pesebres para que dé la apariencia de
cerro con flores. Las chicas solteras en sus sombreros lucen la dichosa
flor que en su interior contiene un estambre parecido al gallo por eso
era de interés de los adolescentes para jugar a la peleas de gallos, y
muchas veces arrebatan sombreros y sacarse las flores.
Para
la celebración de la fiesta de navidad habían amasijo de diversos panes
en los hornos existentes en la ciudad, paralelamente preparaban dulces
de higo, calabaza, sidra, manzana, para atender a familiares, amigos y
visitantes que llenan la casa para evaluar la elegancia y detalle de los
nacimientos.
En
Piscobamba como en todos los pueblos andinos habían personas
exclusivamente dedicadas a cultivar determinadas presentaciones de
grupos folclóricos o comparsas ligadas a la vida de los pueblos, que se
les llamaba “Capitanas”, para dicho fin disponían de vestuarios,
canciones, músicos conocidos inclusive personas que venían bailando año
tras año sin descartar las mismas personas y familiares. Se conoce que
de la costa iban a presentarse en las fiestas que se hacía en éstos
pueblos ya sea por compromiso o pagadas por los troncos (fundadores) o
capitanas. Los troncos eran como los actuales promotores.
En
consecuencia estos troncos faltando un mes venían comprometiendo o
contratando a los padres de determinados infantes de ambos sexos para
integrar el elenco de los pastorcitos, que una vez reunidos los posibles
titulares y algunos suplentes se dedicaban a los ensayos unos 15 días
antes de las presentaciones que hacían su primera aparición el 23 de
diciembre, sin los atavíos formales de bailarines. Llegado la fecha de
la víspera el 24 de diciembre los grupos de bailarines con su vestimenta
y anexos recorrían visitando los nacimientos en casa particulares y el
de la Iglesia del Pueblo.
La
vestimenta para el grupo de danzantes, tanto de varones como mujeres
que son una pareja de tres, es de verdaderos pastorcitos usados al
cuidado de los animales. Los varones llevan sombreros de lana color
blanco con su cinta mayormente negras, camisas blancas, raras veces
rayadas, chaleco de bayeta, pantalones negros de bayeta de lana de
carnero, llanques –ojotas de caucho o llanta de carro, poncho enrollado
con fiambre por dentro, hondas o chicotes cruzados por el pecho. Las
chicas su manta también cruzadas por el hombro y pecho. Blusa (Munillu)
de colores variados y vivos las enaguas y trajes o Llullimpas de bayeta
de lana de carnero bordadas con colores resaltantes, sombrero blando de
lana adornada de una cinta de colores donde se sostenía las flores de la
estación (Uritu) traídos de los riscales del río marañón, algunas veces
llevaban sus instrumentos del hilado como es la pirwa con su piruro.
Todos portando sonajas hechas de chapas o latas, acompañadas de una
pareja de músicos de violinista y arpista, ahora se ha agregado la
quena.
La
canciones de tinte andino, con letras dedicadas a la llegada del hijo
de Dios, llamando a los católicos y a los pastores ir recibir al Mesías
que debe nacer, salen las comparsas que se alistan mayormente por
barrios en Picobamba los imperante eran barrios de Piscobamba o
Convento, Cushipata y Pampa, muchas veces adquiría un tinte de concurso
que se diferenciaban por su vestimenta, canciones y la coreografía que
realizaban en las visitas a cada nacimiento o familias. La noche del 24
de diciembre danzaban en forma continua los pastorcitos recorriendo las
principales calles y dando vuelta la plaza mayor de ,Piscobamba para
saludar a su añoso eucalipto para llegar luego a la iglesia al hacer la
medianoche donde realizaban su desplazamientos más modernos de suma
vistosidad, para luego escuchar las palabras del sacerdote que
anunciaba la llegada del hijo de Dios, que daba lugar al inicio de la
adoración con desplazamientos de los bailarines y con canciones alusivos
a la llegada del Redentor, para luego retirarse a fin de que ingresen
otros grupos de pastorcitos.
A
la misma hora del nacimiento, en los hogares y otros lugares donde se
había armado nacimientos se colocaba al niño Jesús a su cuna en el
pesebre a la compañía de la Virgen María, San José, Los reyes Magos y
los pastorcitos con sus animales. Por allí no falta unas cuantas
avellanas (cohetes elevados al cielo) que anunciaban la feliz llegada de
JESÚS EL REDENTOR. En el campo se prendían fogatas a cuyo alrededor
bailan y cantan los miembros de la familia, confundiéndose en abrazos y
buenos deseos, para que la vida mejore con mejores cosechas y aumento de
los ganados.
En
la ciudad se invitaban abundantes dulces, panecillos y platos
especiales con características innatas de cada familia con receta
heredadas a sus antepasados. A las familias de mayor estimación se tenía
que llevar a sus domicilios como gesto de una cortesía innata.
Para
la misa que aglomeraba gran cantidad de creyentes, inclusive de otros
distritos y centros poblados que no tenía sacerdote concurrían con
abundantes flores para dejar en el nacimiento de la iglesia o la de los
conocidos; por su parte los criadores de animales llevaban los más
tiernos para que reciban la bendición celestial y aumenten
posteriormente la cantidad de sus crías para el beneficio familiar.
La
Navidad en los Andes es una fiesta de paz, reflexión y de la amistad
total, donde se acaban las rencillas, rivalidades, hasta la corrupción
al parecer se suspende, así demuestra el cuadro de un nacimiento: el
Niño Jesusito radiante en su cuna modesta derramando alegría y
felicidad, donde están cuidando María y José con la adoración de los
Reyes Magos, encima en la parte alta está la estrellas que guió a los
creyentes, en la parte baja los pastores con sus rebaños donde se ve
mezclados, ovejas, cabras, vacas, burros, elefantes, aves de corral y
otros, con los cóndores, águilas, pumas, jaguares, leones y tigres,
ninguno de las especies felinas tratan de alimentarse de su presas,
todos van en armonía adorar al Dios de los Cristianos.
Por
eso esa actividad debería repetirse todos los días de la vida de los
humanos, reflejando la paz de los animales para que prevalezca la paz,
concordia, compañerismo y amistad como en los pueblos andinos, para
hacer progresista a los pueblos del mundo en general. Hoy recuerdos son
recuerdos reviven con un abrazo de corazón para todos.
Ojalá
en las grandes ciudades en estas navidades en oración, pidan a Dios que
derrame su bendición para volver a cultivar los valores humanos y que
veamos al prójimo como seres humanos y poder juntarnos para el progreso
de la raza peruana: Muchas felicidades familiares y amigos, cercanos y
lejanos.
NAVIDAD
La gratitud y las reflexiones han llegado, en fiesta,
entregándonos músicas celestiales para meditar
y dar gracias por el largo camino recorrido al trajinar;
gracias a la vida y nuestra amistad que nos hermana.
La paz para todos y el futuro una ventana abierta;
para la realización de nuestros proyectos y sueños.
En unión y armonía lo que planificamos logremos,
haciendo grande y conocido nuestro Piscobamba.
Pueblo trasandino de Ancash, “Novia de los andes”,
Allí el eucalipto más grande del Perú, tiene sus sueños.
En navidad recibe en su plaza gigante, a los pastorcitos,
y flores de la puna salvaje que llegarán a manos infantiles.
Mis paisanas solteras, racimos lucirán de flor navideña
en sombreros nuevos, atados con cintas multicolores,
cautivando a mozuelos danzaran en los nacimientos,
confundidos en amistad desbordante y mar de alegrías.
En navidad soñaran en oración los pastores
de la luna en centinela recibirán su sonrisa,
acariciado con la ventisca cálida de sus besos
abrazando a la pastorcita de mi noche buena.
Los ancashinos vivamos en navidad siempre;
defendiendo nuestras identidades de la vida,
rogando a Dios eterno: el mundo nuestro cuide
para que sigamos teniendo el paraíso en armonía.
Allá no habrá regalos que devoren los dineros,
el abrazo de todos y para todos serán ofrendas
y un beso tierno llenara los corazones;
en la morada andina de lejanos cristianos.
Saludo a quienes dieron su amistad sin interés
y me regalaron de su tiempo algunos minutos.
Saludo la sinceridad eterna de sus palabras
que escribieron en mi corazón sus nombres.
Saludo a los árboles que me dieron sus sombras,
saludo a las diversas aves de los campos y mares
no obstante estar libres me brindaron sus cantos
para escuchar hoy y tantas otras navidades.
Agradezco a la vida y a todos los lejanos caminos
que me condujeron a Chiquián y sus amigos.
Agradezco con el alma a todos por leer estas líneas
y conocer la navidad de mi tierra serrana,
lejana: pero presente hoy por estas navidades.
FELICIDADES EN TODA LA VIDA.
Juan Rodríguez Jara.
Navidad en los Andes
Wilfredo Walter Ramírez Montalvo
VIII Concurso Nacional de Nacimientos "Navidad es Jesús"
© ICTYS
Wilfredo Walter Ramírez Montalvo
VIII Concurso Nacional de Nacimientos "Navidad es Jesús"
© ICTYS