domingo, 20 de julio de 2014

SENSIBLE FALLECIMIENTO DEL DILECTO CIUDADANO CHIQUIANO RAÚL ESPEJO TORRES

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La Vergne, 20 de julio de 2014

HOLA SHAY:

Por especial encargo de nuestro hermano Hernán Vladimiro Reyes Gamarra, director del Programa Radíal "BUENOS DÍAS CHIQUIÁN", tengo el penoso deber de comunicar el sensible fallecimiento del dilecto ciudadano chiquiano RAÚL ESPEJO TORRES, ocurrido en la ciudad de Lima, en horas de la mañana de hoy. Las sentidas condolencias de los hermanos Alvarado Balarezo a sus amados hijos, con esperanza y fe porque su legado de esposo, padre, abuelito, vecino notable, amigo generoso y empresario ejemplar, florezca por siempre en el alma colectiva de la provincia de Bolognesi.


VELORIO:

- En Lima, hoy domingo 20 y mañana lunes 21, en la Av. Las Palmeras 5550 - Los Olivos.

- Traslado de Lima a Chiquián, en horas de la noche del 21.

- En Chiquián, el martes 22 y el miércoles 23 de julio.

SEPELIO:

El Jueves 24 de julio recibirá cristina sepultura en el Cementerio General de Chiquián, donde descansan los restos de su amada esposa Enriqueta.

Con profundo dolor,

Nalo

RECUERDOS

 
 Tarapaqueños: Sulpicio Barba, Raúl Espejo, Gudberto Gutiérrez, Anatolio Calderón y Magno Díaz

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 AGUAS DE HUSGOR Y DON RAÚL ESPEJO

Por Agustín Zúñiga Gamarra
 
Aguas de Husgor, aguas hechizadas,
son tus praderas testigos mudos
de mis amores con una chiquiana.
Fango y lodo solo ha quedado y
agüitas turbias del recuerdo mío.

Así se inicia una de las canciones más representativas de Chiquián.

Así como llevamos encarnado en nuestros sentimientos al nevado Yerupajá, o al justiciero Luis Pardo, igual sentimos que en los cimientos de cultura y recuerdos, está el paraje de Husgor, la  catarata, la curva, el reservorio, y en la parte baja la casa, el fundo de don Raúl Espejo. Son sinónimos de esa raíz chiquiana que no se borrará jamás.

Cuando niño, veía como subían porongos de leche en burros que llegaban a Chiquián, venían de Husgor de las vacas del señor Raúl Espejo. ÉL, a veces arriándolos a pie, otras veces montado a caballo, sombrero corto, poncho habano de rayas claras doblado al hombro, ingresaba por Quiullán, subía por Dos de Mayo, camino a las queserías.

Muy tiernos dejamos Chiquián para estudiar secundaria, luego la universidad, pero en todas las veces que volvíamos por vacaciones o por fiestas, siempre visitamos Husgor, en la Primaria lo habíamos hecho para estudiar las plantas y a la hora del almuerzo sacábamos los fiambres que habíamos llevado, allí en la grama nuestros manteles multicolores, conjugaban en belleza, con las cataratas de Husgor, que de rato en rato, como alegrándose de nuestra visita, nos lanzaba manojos de gotas de agua fría para refrescar el calor y fijar las enseñanzas del profesor.

Producto de esas visitas, la fotos de Husgor adornan nuestra historia, son las credenciales de nuestro periplo por la vida, allí estamos de niños, de jóvenes y de adultos, igual nuestros ancestros dejaron en fotos blanco y negro las mismas evidencias. De modo que Husgor es para Chiquián el paraje de inspiración permanente.

Hoy noviembre de 2013, ese paraje, esa curva, esa catarata de Husgor, sus aguas y sus hijos, se sienten apenados, acongojados, y tristes, ávidos de consuelo, de abrazos, porque su dueño, su padre, su guardián, y sobreviviente de infinitas pruebas de dolor paternal, y desdén de la justicia, está postrado de salud, casi desfalleciente, pero cual roble de esa estirpe de valientes, que Chiquián se enorgullece de mostrar como Luis Pardo, está don Raúl, soportando su malestar con gallardía, y lucidez.

Quisiéramos que don Raúl, escuche y sepa en su lecho del hospital, que todo chiquiano, de ayer y hoy, niño, adulto, o anciano, le guardamos respeto y admiración. Ese mal que te tiene postrado, con seguridad no es por la vida que llevaste, sino por el dolor que te produjo la muerte de tu amado hijo, asesinado por las hordas asesinas malditas de los senderistas.

En este pequeño espacio quiero rendirle mi homenaje a don Raúl Espejo, no sólo porque es un tarapaqueño fundacional, sino porque mantiene incólume ese hermoso Husgor, cuya imagen es fondo de nuestras salas, inspiración de nuestros cantos de nuestra vidas, y permanecerán por siempre.

Como saludo a usted don Raúl, y recordando a Husgor permítame tomar las palabras de mi promoción y amigo,  Efraín Vásquez.

Naturaleza viva
mezcla de piedra, agua, verdor y misterio,
madre de duendes y cantaros dorados
en la febril mente de mi alocada niñez,
olor de  pólvora y eucaliptos,
curva de tierra muerta como la envidia de un suspiro limpio,
motor rugiente por la pendiente que tu eco repite a su paso,
pircas repletas de hierba santa,
pencas, shuplac, y helechos milenarios
virtud infinta que inspira al poeta que solo recita tus encantos,
raíz del arco iris que pinta mi azul cielo chiquiano.

Don Raúl, usted es símbolo viviente de la valentía, fortaleza y justicia chiquiana. Fuerza y valor para enfrentar su enfermedad que aquí miles estamos con usted y por su restablecimiento.

Fuerza don Raúl, Viva Tarapacá y Viva Chiquián.

La Pluma del Viento

Lima, 10 de noviembre de 2013
 Don Raúl Espejo - Chiquián 29 de agosto de 2010 - Foto: Nalo
Juvenal, Luchu, Raúl y Camilo (29 AGO 2010) - Foto: Nalo
 
 
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EL ICHICQULGO DEL ARPA DE ORO

Por Armando Alvarado Balarezo (Nalo)
West Palm Beach, 21 NOV 1995

Sonqollay:
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Anoche, antes de acostarme, leí el poema "SIEMBRA DE AMOR" del maestro Manuel Roque Dextre, hombre de leyes, Presidente de la Federación de Estudiantes del Perú (en su juventud), dirigente nacional de un partido político, maestro de maestros, señor de señores, ejemplo de ejemplos, minero y ganadero, pero sobre todo un gran amigo; con cuyos versos amados me quedé dormido y soñé nuevamente con Chiquián querido.
 
 
En este arcano sueño de madrugada, los impulsos del tiempo se hicieron vuelo y viajamos a Usgor, cascada de granito que pule el viento pasando y repasando tocando rondines. Una vez allí, escuché el sonido del agua cayendo y corriendo canora por la quebrada, en dúo con la melodía del arpa de oro de un ichicqulgo, que cantaba "Aguas de Usgor".

Miré a todos lados y sólo habían ramas sin color, laderas sin verdor, los escarpados parecían ceniza mojada, no brillaba la Luna ni los ninacurus. Mi sombra era la única compañía. Entonces sentí frío en la médula e intenté sobrevivir gritando:

- ¿Quién es?.

- Soy el centinela de Usgor, que con su arpa llora -me contestó un espíritu oculto en el silencio fúnebre de las tinieblas.

En eso escuché otra voz, pero humana, que subía jadeante con el eco desde la casa de don Raúl Espejo Torres:

- No le hagas caso Pichuichanca, te quiere robar el alma, felizmente las estrellas ya no brillan, la luna se apagó y el alba empieza a lucir su lumbre contra estos diablitos enanos, mientras tanto recita el poema que escribiste de chiuchi -siguiendo el consejo de don Raúl, declamé trémulo:
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Cascada de embrujo,
mosaico multicolor,
tu cerro se eleva
y besa el cielo.

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Fuente de inspiración,
fiel confidente
de los bardos
que amaron tanto.
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 Al cabo de un breve silencio, el cielo se iluminó y sentí su gloria tan grata como la aurora de la vida; cogí las ramas de un eucalipto tierno, hice una corona con ellas y la arrojé al abismo como pago a la tierra de mis amados viejos. Luego desplegué mis alas y levanté vuelo rompiendo las nubes como navaja de viento y descendí en picada hasta el maná de la eterna primavera que baña el feraz valle del Aynín.
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Parado a orillas del río me quité las alas de plata y las lancé al cauce. Medité unos segundos y le hablé:
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- Querido río, tus aguas corren y correrán mientras las altas cumbres lleven puestos sus tucumanes blancos y el sol ordeñe las nubes para que bailen con el aire la danza de la lluvia, haciendo brotar cascadas de vida en los campos donde juegan los chiuchis de trigo. Hoy deja que te beba hasta calmar la sed de mis sueños...
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Caminé la orilla perlada y trepé la roca que soportaba un huaro de saúco; bajé la miraba y me quedé observando un remolino que tarareaba el huachihualito con las ramas. Después seguí andando hasta un sauce donde recliné mi frente, y sentí su llanto, recordando los "safaris" de los infantes del 378... En la corteza de su nervudo tallo aún perviven los corazones con flechas de Cupido, que grabamos de niños.

A las seis de la mañana los rayos solares cubrieron el lecho del Aynín, agitando su luz sobre las aguas cristalinas. Los huínchus, yocyocos y pichuichancas parlotearon felices en las múllacas y alisos, con trinos sonoros que alegraron mi alma. Las flores silvestres con sus collares de shulay exhalaron frescura, y los cerros huastinos se vistieron de verde tarapaqueño, animando mis pupilas capulí, en tanto Chiquián despertaba de su sueño dominguero para la misa de 7..

En el horizonte fulguraba impoluto el Yerupajá... Muy lejos quedó el momento cuando un ichicqulgo intentó arrancarme el alma con la melodía de su arpa de oro, destilando el agónico lamento de su corazón de agua sin arterias ni ventrículos.

Pichuichanca
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USGOR:  
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LA CASCADA MÁGICA
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Por Armando Alvarado Balarezo (Nalo)
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No hay nada más saludable que pasar una tarde en Usgor escuchando el rumor de la cascada y el canto de las aves, o sentados sobre el pasto con el Sol dorándonos el rostro, contemplar el valle del Aynín donde reposan Obraje y Pampám.
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Es cuando la mente, adormecida de recuerdos, hurga en la memoria los momentos de radiante primavera y desbordante rebeldía, que desde el fondo del alma envían sus señales de bengala. Solamente la voz desgarrada de una bandada de loritos puede sacarte de este embriagador letargo.
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Para llegar no se necesita más que atravesar Quihuillán y caminar silbando por la carretera, un kilómetro más o menos, admirando un hermoso paisaje multicolor. En la ruta no hay manera de extraviarse, pues basta preguntar a un chaposo caminante: niño, joven o adulto para arribar con facilidad al paraíso, donde muchos amores indomables dejaron de ser beatos, no sobre sábanas blancas, sino en silvestre tálamo, saboreando el néctar del primer pecado.
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Pocas cosas se comparan a un atardecer bajo un remolino de trinos, sintiendo el fluir sonoro del arroyuelo, la respiración del follaje y el palpitar de los cerros de exuberantes matices que circundan Usgor y obtener una vista incomparable de la puesta de sol, donde empieza a florecer la noche con sus misterios, sus imágenes y sentimientos.
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Después de contemplar la cascada que cae con la castidad de un níveo velo, trepar sin apuro un turquesa sendero de empinada cuesta, es darse un baño de fragancia y llenar el pecho de pichuichancas y trompitos de eucalipto. Las venas se refrescan, las rótulas se lubrican y la artritis se bate en retirada.
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"Hoy, de aquellas fogatas de fuego ardiente: cenizas quedan", parece decirnos la imagen que sigue; pero no es así, porque Usgor es la cantera del verso donde el alma sueña a perpetuidad y el corazón escribe sobre esa etapa maravillosa que no se ha ido ni se irá, mientras los latidos corran infatigables entre las arterias y la memoria, porque el corazón no se marchita, solo desgrana nostalgias por una golondrina que se marchó
dejando un lirio sobre una foto en blanco y negro.
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Grato ensueño de añoranza que nos lleva a caminar paso a paso por angostos desfiladeros, donde las raíces de los viejos eucaliptos son peldaños para seguir avanzando hasta llegar al viejo aliso, otrora lleno de corazones y flechas de Cupido, que el tiempo ha convertido en una nervuda mano, estirada al visitante peregrino.
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Ver a los escurridizos shulacos dormitando al sol en plácido abandono sobre una pirca y observar en la copa de un árbol un nido de pajitas abrigando el sueño de los pichones, mientras sus padres picotean el chumpac de un raído maguey, es copar de dulzura el alma y dejar de sentir, aunque sea por unos instantes, el soso aroma de la ausencia.
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Esta mixtura de belleza, aventura y embrujo se puede saborear a manos llenas en Usgor. Sin duda, una experiencia para disfrutar unas horas en armonía con el entorno natural, porque Usgor es un pequeño edén sin cemento ni bulla, solo tranquilidad y embeleso; tranquilidad que le confiere una atmósfera de complicidad a los latidos.
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Después, solamente queda esperar la llegada de la Luna para amar en silencio a una estrella con la caricia de la brisa; sólo así se aligera la vida y se hace más bello el retorno a CHIQUIÁN, acompañado de los pequeños grillos que ya empiezan a aserrar la quietud de los sembríos que se van durmiendo a nuestro paso...
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USGOR
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Celestina del amor primero
de un mancebo picaflor
que en torbellino vuelo
liba el néctar de una flor.
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Saltas en caída libre
acariciando el musgo tierno;
danza la espuma en el remolino,
colmando el aire de fulgor.
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Rasga al viento la dura roca
bajo la fulgente esfera azul,
mientras tu quebrada bebe
la cantarina agua que va al mar.
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Eres velo de novia en primavera,
lágrimas de luna en el verano,
lluvia de recuerdos en el otoño
y blanca cabellera en el invierno.
.Paraíso de telúrica fascinación;
fresco elemento vital de mi tierra,
etéreo oasis que busca el bardo
para saciar su sed de inspiración.
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Mágica cascada, dulce melodía,
siempre serás un refugio del alma
y alquimia perfumada de ambrosia,
donde florece el amor con el alba.
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Nalo Alvarado Balarezo - JUL 1977

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Chiquián

Fuente:
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Poemario "SENTIMIENTOS" de NAB . Foto de carátula: Jesús Bolarte Ramírez. Ref: XVIII Encuentro de Escritores y Poetas de Ancash - HUARI.
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NO PREGUNTES POR QUIÉN DOBLAN LAS CAMPANAS; DOBLAN POR TI Y POR MÍ

Armando Alvarado Balarezo (Nalo)

“Curiosa es nuestra situación de hijos de la Tierra. Estamos por una breve visita y no sabemos con qué fin, aunque a veces creemos presentirlo. Ante la vida cotidiana no es necesario reflexionar demasiado: estamos para los demás. Ante todo para aquellos  de cuya sonrisa y bienestar depende nuestra felicidad; pero también para tantos desconocidos a cuyo destino nos vincula una simpatía”. Albert Einstein (Mi visión del mundo)

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La mañana del martes 17 de octubre de 1961, me encontraba cogiendo agua del pilón del barrio poco antes de asistir a la escuelita 378 de Quihuillán, donde cursaba el 4to. de Primaria; de pronto, en circunstancias que convergían en la esquina los señores Manuel Roque Dextre y Teófilo Salas Rivera, doblaron las campanas de la iglesia matriz de Chiquián, anunciando un deceso, motivando que mi cuerpo se escarapele, pues los camiones de mi padre y el de su compadre Segundo Robles Valverde, que debieron llegar de madrugada, no asomaban por la curva de Caranca. Don Teófilo preguntó:

- ¿Por quién doblarán las campanas, Manuelito?

- Doblan por ti y por mí, hermano del alma. Le contestó compungido.

Don Manuel, persona muy instruida, otrora presidente de la Federación de Estudiantes del Perú, y reconocido poeta, al notar que su respuesta inquietó sobremanera a don Teófilo, le comentó que los versos “No preguntes por quién doblan las campanas; doblan por ti” corresponden al fragmento “POR QUIÉN DOBLAN LAS CAMPANAS” del poeta inglés John Donne (1572 / 1631), fragmento que tres siglos después inspiró la novela del mismo nombre, del escritor americano Ernest Hemingway (1899/ 1961), fruto de sus experiencias como corresponsal en la guerra civil española.

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Dicha novela empieza así:

“Si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, como si se tratara de un legendario monte, o de la casa solariega de uno de tus amigos o la tuya propia. Ninguna persona es una isla; la muerte de cualquiera me afecta porque me encuentro unido a toda la humanidad; por eso, nunca preguntes por quién doblan las campanas; doblan por ti”. John Donne.

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Esquina chiquiana, escenario de la experiencia de vida

Doña María Gamarra de Calderón, quien retornaba del mercado de abastos, acercándose a los dos señores, les comunicó muy apenada:

- Mañuquito, Tiuchito, ha muerto nuestro amigo Shaprita.

Oír el sobrenombre, tantas veces escuchado en Chiquián y los pueblos aledaños, hizo llaga en mi alma para siempre, al interpretar en carne viva el mensaje del poeta metafísico John Donne, pues mi querido amigo Manuel Ñato Allauca partió antes de tiempo, ser humano laborioso, cuyo aporte era de suma importancia para el pueblo, sobre todo su fraterno afán de fecunda generosidad con los turistas, las amas de casa y los niños que lo teníamos como valioso ejemplo de vida. Dos horas después arribaron mi padre y su compadre Segundo, se habían quedado varados cerca del puente Mellizo (Mayorarca), por rotura del eje delantero de un camión minero, en una angosta pendiente. Al día siguiente, miércoles 18 de octubre de 1961, el pueblo chiquiano decretó tarde no laborable, para acompañar al paisano querido hasta su última morada, al compás de la Marcha Fúnebre de Morán, entonada por la banda de músicos de la solidaria familia Aldave Montoro.
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Por éso y mucho más, cada vez que muere un ser vivo, sé que algo de mí se desprende, y así será hasta el final de mis días, porque gracias a dicha experiencia aprendí que soy parte indisoluble de las obras de Dios, nuestro Creador: la Naturaleza y el Cosmos. Nadie, como bien lo señala John Donne, es una isla, por tanto, ningún ser humano merece vivir ni morir aislado. Al respecto, el poeta español Antonio Machado, nos dice: “A menudo el sepulcro encierra, sin saberlo, dos corazones en un mismo ataúd”, de ahí que el lugar mas cálido para el reposo sea el corazón humano, porque en el recuerdo y la esperanza anida el misterio de la eternidad, tal como reza el proverbio de Facundo Cabral: “No perdiste a nadie: el que murió, simplemente se nos adelantó, porque para allá vamos todos. Además lo mejor de él, el amor, sigue en tu corazón”, sin olvidar en cada momento del día las palabras de Jesús: "Yo soy la resurección, y la vida. Aquel que crea en Mí, aunque muera, vivirá."
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En estos últimos días han fallecido diez paisanos bolognesinos de gran valía. Hace un año, el 10 de febrero emprendió el Gran vuelo en Lima el escritor Luzuriaguino Guido Vidal Rodríguez, y al día siguiente 11 como hoy, también falleció en Lima, uno de mis amigos más amados, Hugo Nicanor Vilca del Castillo, nacido en Huari. Tengo la certeza de que por dichas pérdidas doblaron las campanas en Bolognesi, Mariscal Luzuriaga y Huari, como expresión de luto colectivo que mantienen y mantendrán eternamente nuestros pueblos fraternos, por más lejos que sus hijos pierdan la vida.

Desde los albores de la Humanidad todas las puertas del mundo han sido tocadas por el ala de la muerte, para las que se construyan ahora y después, es cuestión de tiempo solamente. Al respecto, cuentan que: “Un monje tenía siempre una taza de té al lado de su cama. Por la noche, antes de acostarse, la ponía boca abajo y, por la mañana, le daba la vuelta. Cuando un novicio le preguntó perplejo acerca de esa costumbre, el monje explicó que cada noche vaciaba simbólicamente la taza de la vida, como signo de aceptación de su propia mortalidad. El ritual le recordaba que aquel día había hecho cuanto debía y que, por tanto, estaba preparado en el caso de que le sorprendiera la muerte. Y cada mañana ponía la taza boca arriba para aceptar el obsequio de un nuevo día. El monje vivía la vida día a día, reconociendo cada amanecer que constituía un regalo maravilloso, pero también estaba preparado para abandonar esté mundo al final de cada jornada”. Estas y otras reflexiones que navegan en la Internet me inspiraron a escribir la hilachita:
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EN CUALQUIER MOMENTO

La puerta de la vida se cierra, la sangre detiene su curso y el alma vuela como hoja seca en el éter. Abajo los cardos siguen floreciendo en la redondez del mundo.

Todo acaba tras el último aliento, sólo las lágrimas de congoja y las plegarias corren en pos de la Resurrección.

Después quedan los recuerdos, y poco a poco el viento del olvido va borrando del mapa el único camino que no conduce a Roma, sino a la tumba.

Ignoro quién sobrevivirá y quién será el ausente en aquel momento. ¿Lo sabes tú?. Mientras tanto, ama y goza la vida segundo a segundo, por ventura divina.
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Confieso, no me ha sido nada fácil aceptar la muerte de mis seres queridos: abuelitos, mamá, papá, tíos, primos, sobrinos, maestros, compañeros de estudio, trabajo y de ocio, coterráneos y entrañables amigos. Solamente el honrar su recuerdo, compartir experiencias similares con fe y esperanza, entender que empezamos a morir desde que nacemos y dejar brotar las emociones contenidas, han hecho que no sea el muerto en vida del poema de Becquer, sino que viva cada día como si fuera el último, apreciando segundo a segundo lo hermosa que es la existencia terrena, en armonía plena con la creación de Dios. 
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En casos muy dolorosos un abrazo a tiempo es mejor que mil palabras, sin perder de vista el mensaje de San Agustín: "Cuando tenga que dejarte por un corto tiempo, por favor, no te entristezcas, ni derrames lágrimas, ni te abraces a tu pena a través de los años. Por el contrario, empieza de nuevo con valentía y con una sonrisa por mi memoria y en mi nombre y haz todas las cosas igual que antes, no alimentes tu soledad con días vacíos sino llena cada hora de manera útil. Yo estaré cerca de ti y nunca tengas miedo de morir porque yo estaré esperándote en el cielo".
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CHIQUIÁN:
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 'Cielo azul'
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6

30 de agosto en soledad,
con el ala rota una vez más,
horizonte incierto, cielo azul,
fuegos artificiales, Salva fugaz,
vuelve la noche, con su negro tul.

Toca la banda hasta el amanecer
por las callecitas del viejo hogar,
horizonte incierto, cielo azul,
ausencia triste, lejana estás,
sueño distante, coplas de ayer.

Tardecita fría, de paisaje gris,
ya mi alma mira desde el dintel;
en nocturno cielo la quena llora,
y junto a ella, la guitarra implora
porque un corazón, dejó de latir.


Nalo AB - 15651
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Chiquián - Foto: Jesús Bolarte Ramírez
 


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HOLA SHAY:
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El lunes 27 de noviembre de 1939 se fundó bajo el ala entusiasta de un grupo de jóvenes chiquianos: el "CLUB ATLÉTICO TARAPACÁ”, nombre que simboliza el valor de un heroico puñado de soldados peruanos que lograron la más célebre hazaña militar en bien de la Patria. Aquel día nuestra tierra renovó su espíritu deportivo para continuar irradiando su calidad futbolística a lo largo y ancho de Ancash y Huánuco.

Esta pléyade de talentosos jugadores, benefactores, dirigentes e hinchas, que hicieron posible su nacimiento, fueron: (en orden alfabético): Abel, Alberto, Alejandro, Anatolio, Antonio, Apolinario, Arcadio, Armando, Artidoro, Arturo, Belisario, Benjamín, Bonifacio, Calixto, Carlos, César, Crisólogo, Daniel, Elías, Ernesto, Eusebio, Félix, Felipe, Germán, Gregorio, Gudberto, Hernán, Hortencio, Jacobo, Jorge, José, Juan, Icha, Leonidas, Luis, Magno, Manuel, Mario, Mateo, Moisés, Oscar, Pedro, Perico, Raúl, Rómulo, Rubén, Segundo, Sulpicio, Teobaldo, Teófilo, Víctor, Virgilio y William, entre otros paisanos que pusieron la primera piedra (Fuente: Armando Alvarado Montoro).

Aquellos pioneros jugaban como buenos hermanos, sin falsos egos, envidias, desavenencias banales ni pregones de éxitos fugaces. No hab
ían macheteros menos cirujanos canilleros, sólo los impulsaba a compartir una pelota en la cancha, disfrutando al máximo con sana picardía para el deleite del público asistente..
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Si bien es cierto que su brillante historia está jalonada de décadas cosechando copas y gallardetes, dentro y fuera de Bolognesi; también es cierto que los primeros años no fueron nada fáciles para ellos, pues tenían que darle forma y consistencia al equipo. Además, los adversarios de talento y gran entrega que tuvieron, fueron forjados en el calor de la misma fragua deportiva.

Doy una mirada al pasado y recuerdo aquellos años de finales de década de los 50 e inicio de los 60, donde se yerguen las figuras señeras de cuatro jugadores excepcionales que dejaron huella imborrable en el piso de cascajo del estadio de Jircán:
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GUDBERTO IBARRA LOZANO (GUDBI):
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De impecable capacidad defensiva como zaguero y gran fortaleza en la marcaje zonal, confianza en el repliegue, gallardía y gran sentido de anticipación, salida clara y frontal, garra y entrega total, de excelente visión de juego e imparable shot. Por precaución, antes de seguir leyendo, apártese de la pantalla o puede caerle un puntazo de Gudbi, que juega un partido de final de campeonato en el cielo, con sus compañeros del Tarapacá.
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ANATOLIO CALDERÓN PARDO (ANACHO):
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Buen toque, fuerza y coraje como descendiente de Luis Pardo, habilidad y pegada, inteligencia de gran nivel, marca, puntería, atento al juego y jugador versátil que podía desempeñarse en cualquier lugar de la cancha, hizo goles de magnífica factura. Pieza clave en el equipo, de rápida definición dentro del área. Considerado una pesadilla por los contendores de turno, más de uno imploró a Papalindo y a Santa Rosita para que no llegue a tiempo al terreno de juego.
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GUDBERTO GUTIÉRREZ QUIROZ (BLAKAMAN):
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Portero elástico que tapaba más que "sotana", de manos ágiles, fuertes y seguras que no necesitaban guantes, de impresionantes reflejos y nervios de acero durante los penales y los tiros libres. Seguro entre los tres palos, un felino en los despejes aéreos con sus puños de lloque, imbatible portero. Magistral en los saques, la dirección y la colocación de los defensas en los tiros libres. Su gran sentido de anticipación evitó goles cantados en coro, manteniendo invicta su valla por largas temporadas.
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ARTURO BARRENECHEA NÚÑEZ (PAPASECA):
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Cintura de goma, canillas eléctricas en el juego de candela, de velocidad envidiable, saltos con impulso y cuarto, y amagues que dejaba birolo al rival, "lo ha hipnotizado shay", era el comentario en las tribunas de piedra, champa y tierra. Vivaz en los cambios de ritmo, habilidoso, inquieto e imparable en el dribling, un definidor cabal, un hacedor de estragos en la defensa rival, a muchos dejó sentados en el piso con sus quicas tipo pinquichida, siempre haciendo de las suyas con su risa cachacienta para sacar de quicio al contrincante. Ser humano que fuera del estadio alegraba a sus amigos con su chispa innata, se consagró en Huaraz con un gol de palomita casi de media cancha, que todos vieron menos el árbitro que ya había recibido contante y sonante con su caliche y su chancay de yapa.
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Pero no solamente el Tarapacá brilló en el deporte "rey", también lo hizo en vólei, donde figuras como nuestra recordada Chuli Garro Montoro, hermana del formidable jugador de fútbol "Pollito", lució en alto el gallardete tarapaqueño. De la hinchada ni qué decir, todos brindaban lo suyo: masajes, banderolas, naranjas, concordias, cantos, alegría por un holgado triunfo, un nudo marino en la garganta en un partido de pronóstico reservado y una hidalga tristeza frente a una derrota que nunca falta en el campo de carretillas, huachas, trancas y artilleros.

Muchos años de esplendor están grabados en la memoria del pueblo chiquiano. Empuje y coraje a toda prueba. Siempre respetando la integridad física del adversario, fue y sigue siendo el norte de generaciones de tarapaqueños que se suceden desde los tiempos de los chimpunes con puente, los balones huancachos con paños cosidos a mano, blader de jebe y pichina ahorcada con tiento. Todavia resuenan los ecos de las hurras de algarabía de las barras al son de las bandas de músicos, y el grito ahogado de las tribunas cuando uno de los arcos entraba en pánico de gol por una hoja seca o un sombrerito
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Cuántos grillos fueron sacrificados bajo el grito agorero !huisca, huisca, huisca¡, nadie lo sabe. Cuántas bombachas y calzoncillos terminaron pichidos al final de un clásico Cahuide / Tarapacá, tampoco nadie lo sabe. Cuántos goles de chalaquita con raspada de espalda, de taco sin tiza, de puntazos sin piedad y de cabecita con gorra incluida, están registrados en las retinas de propios y extraños; cuántas anécdotas frotan su historia con "Charcot", maletines y camarines al aire libre, mientras los chiuchis nos entreteníamos dominando balones de pucash y dos piedritas como arco, no aptos para chacreros.
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Las fotos en blanco y negro donde los jugadores aparecen con gorritas de lana, canilleras, musleras y suspensores hasta la barriga, dan cuenta de una época de oro del fútbol macho, y que hoy, 27 de noviembre recordamos con cariño, día que por cosas que sólo ocurre en el Perú de mis amores, no es feriado aunque sea laborable, nos queda elevar una plegaria por los bravos soldados peruanos que se fajaron en Tarapacá y cantar fuerte el himno del equipo:.

Tarapaqueño soy,
camisa verde
bien de adentro soy;
todos me quieren,
todos me odian
¡porque soy campeón!

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Con esta nota de gambetas y tiros al travesaño, no de pies utilizados como bisturí ni taladro humano, rindo mi más cálido homenaje a los valerosos soldados peruanos que el 27 de noviembre de 1879 impregnaron de sangre, sudor y lágrimas el campo de batalla de Tarapacá. Del mismo modo a cada uno de los aguerridos jugadores e hinchas del oro y verde TARAPAQUEÑO de todos los tiempos, que con su coraje, pundonor y entusiasmo, supieron dejar en alto el glorioso nombre que adoptaron con cariño.
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Hoy apagan velitas: Maca Alvarado Romero del Sport Cahuide, Clorinda Miranda Pardo del Alianza y Alfonso Padilla Orihuela del BI. Que Dios los bendiga. También un día como hoy vio la luz primera en chiquián mi recordada tía Josefina Aldave Montoro de Alvarado del barrio de Tarapacá, camino al estadio de Jircán.

Renuevo mis parabienes al Programa Radial "POR LAS RUTAS DE CHIQUIÁN Y LA PROVINCIA DE BOLOGNESI" por sus Bodas de Plata. Un fuerte abrazo hermano Víctor Tadeo Palacios.

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Nalo Alvarado Balarezo
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Tarapaqueños de viejo cuño

PD:
 

Al pie, siete fotografías en banco y negro que nuestro generoso amigo y paisano Pacho Díaz Mendoza ha compartido con mi hermano Felipe, para el disfrute de la familia chiquiana en este día jubilar:
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RECUERDOS
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MARIANO SANTOS MATEOS
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.A mediados de noviembre de 1975 fui designado para decir unas palabras por la gloriosa batalla de Tarapacá en el Cusco; en cuyo contenido tenía que contemplar la augusta participación del modesto policía cusqueño MARIANO SANTOS MATEOS, quién arrebató con sus sangrantes manos el estandarte chileno, motivando que los altivos soldados huasos busquen desesperado refugio en la cobarde retirada. La Escuela de Oficiales de la PNP lleva su nombre con veneración. .
Monumento a Mariano Santos Mateos - Plaza de Armas de Lucre
Foto: Nalo Alvarado Balarezo - 23 NOV 2010

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Con el encargo en mente, visité su pueblo natal: LUCRE, un pintoresco distrito de la provincia de Quispicanchi. Pueblo abrigado por cerros. En uno de ellos se lee: "27 NOV VIVA LUCRE", en homenaje a la Batalla de Tarapacá.


Laguna Huacarpay - Al fondo: Lucre - Foto Nalo A.B - 23 NOV 2010
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Esta hermosa villa está enclavada en la templada quebrada del mismo nombre, bañada por las cristalinas aguas del río Lucre que nace de los glaciares de Paruro. Acá florece el humedal de Huacarpay, de inmenso valor cultural, paisajístico y ecológico. Un pedacito de cielo muy parecido a nuestro querido Chiquián.

Humedal de Huacarpay - Foto: Nalo Alvarado Balarezo - 23 NOV 2010..
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Lucre es tierra de hermosas campiñas y grandes cultivos de maíz y otros productos de pan llevar, rodeados de huayllares de pastos naturales que permite la crianza de ganado vacuno y lanar. El mágico paisaje está orlado por las lagunas "Lucre", “Huáscar” y “Huatún” que le dan espectacular belleza a este paradisíaco lugar de clima primaveral. En estos fértiles campos se instaló el primer telar a gran escala en el Perú: "Tejidos Lucre" de la familia Garmendia Nadal.
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Lucre - Foto: Nalo Alvarado Balarezo - 23 NOV 2010
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.Allí me enteré que Mariano Santos nació en 1850 en el barrio la “Rinconada”. Hijo del Coronel Carlos Santos Ego (argentino), él vino al Perú conformando la Gran Expedición Libertadora que comandó el Generalísimo don José de San Martín. Después de lograr su misión decidió afincarse en la hacienda “Santa Rosa”, cercana al poblado de Lucre, donde conoció a Antonia Mateos Chara, mujer sencilla y llena de virtudes que le prodigó cariño y dedicación. Fruto de dicha unión nació Mariano, quien 29 años más tarde se convertiría en Héroe Nacional.
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Uno de los pasajes del breve discurso, que guardo en mi pequeña biblioteca, da cuenta, que a las 9 de la mañana del miércoles 27 de noviembre de 1879, el sol ya tostaba la arena de la planicie de Tarapacá aumentando la fatiga de los chilenos en marcha, cuando se oyó en todos los puntos, el bronco sonar de la corneta, que como todos sabemos, son los “ayes” de guerra. En ese entonces se escuchó la “generala”.
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Entre tanto, con furor admirable los oficiales peruanos animados por la injuria del desastre de San Francisco, tomaron sus armas y arengaron a los combatientes cholos. Todos ellos sin excepción, movidos por una voz suprema de cobrarse la revancha, dominaron rápidamente las cumbres del Sur Oeste y del Norte.
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Los primeros en romper fuego, fueron los aguerridos batallones de la División Cáceres que habían escapado casi intactas del desastre de Dolores; igualmente entraron de inmediato en combate los del Zepita y el Dos de Mayo; a la par que Bolognesi subía con la Tercera División de los Policías de Arequipa, el Cuarto de Ayacucho y los artilleros. La mayoría armados de carabinas “Winchester” y “Chasepott”.. ..........
Los que conocemos Tarapacá sabemos que allí no hay senderos transitables; sin embargo los valerosos soldados peruanos alentados por sus oficiales treparon los escarpados como cabras apoyándose con la culata de sus carabinas. El Coronel Belisario Suárez, en esta oportunidad, al igual que en otras batallas, iba a la vanguardia en su caballo blanco, pues su avance era el punto de mira de todo el ejército electrizado por su ejemplo.

A las 10 de la mañana, prácticamente la batalla había comenzado, que más que una batalla, fue una serie de batallas en un mismo campo, debido a la especial configuración del suelo, donde los peruanos demostraron su coraje, amor a la Patria y heroísmo a toda prueba. Lo más penoso es que por cada soldado chileno caído derribaban un oficial peruano, ya que sus uniformes con entorchados y botones brillantes los hacían visibles al fuego enemigo. Pero dicha vulnerabilidad no fue conocida recién aquel día, sino antes de la batalla, de ahí que los soldados chilenos fueron entrenados por sus jefes para hacer "tiro al blanco" con los uniformes más vistosos. Con esta experiencia, aquí, en la china y la cochinchina se emplean los discretos “camuflados”.

La Tercera División peruana al mando del Coronel Francisco Bolognesi, había escalado los cerros del oriente, al mismo tiempo que el Coronel Andrés Avelino Cáceres lo hacía por la barranca opuesta. Ya se notaba el imponente avance del Segundo de Línea chileno. El Capitán Garretón rompe fuegos a dos cuadras del pueblo de Tarapacá sobre la División de Bolognesi; es espantoso el combate; Garretón pierde las dos terceras partes de su tropa y acude al Capitán Necochea en su refuerzo con la Segunda Compañía al Primer Batallón, llevando en alto el estandarte del Regimiento.

Insuperable heroísmo del abanderado Teniente Telésforo Barahona y de su escolta. Cae Barahona con dos balazos y reciben la posta los sargentos que lo acompañan, por orden de antigüedad, todos corren igual suerte. Aquí aparecen los Policías de Arequipa al mando del Capitán Clodomiro Chávez Valdivia, se abren paso a sangre y fuego con bayonetas caladas, porque ya no hay cartuchos, haciendo molinetes y gritando ¡A LA BANDERA¡, y sobresale entre ellos Mariano Santos Mateos, que hunde su bayoneta, golpea con su culata de herraje al dueño del estandarte... ¡QUITÁRSELO¡... eso es todo lo que ansía, adueñarse del estandarte huaso.

Mariano embiste esquivando la estocada del enemigo, el abanderado gime con la bayoneta que atraviesa su corazón deteniendo sus latidos. Arrebata el estandarte chileno y grita con voz que le sale del comienzo de la vida:

¡VIVA EL PERU¡
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Si bien es cierto que la guerra con Chile significó un período de “tiempos revueltos” en la terminología de Tynbee, la hora más trágica del siglo XIX, que solamente nos prodigó derrotas, debilidades, imprevisiones y tragedias. Sin embargo este duro precio fue compensado con creces, porque de este crisol surgieron valores humanos de algunos hombres acerados, entre ellos el "Valiente de Tarapaca" MARIANO SANTOS MATEOS, que salvaron con su ejemplo las raíces de nuestra identidad.

Monumento a Mariano Santos Mateos en Urcos - Foto: Nalo Alvarado Balarezo

No debemos olvidar que los "cholos" se mantuvieron siempre adelante en Tarapacá, sin un cañón ni caballería que los proteja, vestiendo harapos y ojotas que pronto se hicieron añicos, llevando como su mejor arma el patriotismo en sus corazones. El 18 de diciembre, 21 días después de recorrer a pie 550 kilómetros de terrenos helados y de implacable sol después, llegaron a Arica. Al pie, Modesto Molina, director del Boletín de Guerra, nos narra lo siguiente:

"El ejército de Arica salió a las afueras de la población a recibir a los bienvenidos... Buendía y Suárez venían presidiéndolos. ¡Qué espectáculo tan solemne aquel día!. Con una resignación que asombra, el soldado soportó el hambre y la sed hasta la desesperación. Su cuerpo venía apenas cubierto de un jirón de vestido, sahumano por la pólvora del combate; sus pies se habían tostado al calor de la arena de la pampa, brotando sangre al pisar el risco de los cerros; pero su espíritu altivo no se doblegó jamás, ni de su brazo se desprendió el arma triunfadora, en unas diesiséis jornadas en que tuvo que lidiar contra la naturaleza, una lucha más titánica que la de Tarapacá".
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El gran maestro Gonzáles Prada decía “La guerra con Chile mostró el cieno y el oro, extrajo el diamante del más negro carbón. En medio de la pesadumbre de la derrota, la traición y la frivolidad, en la “CAMPAÑA DE TARAPACÁ”, la batalla de ese mismo nombre brilla con luz perenne, porque fue la única victoria peruana en esta dolorosa guerra”.

Muchos años más tarde el propio Pinochet aceptó que la derrota de Tarapacá fue el peor desastre en toda la historia chilena.

Nalo Alvarado Balarezo
 
 Fuente biográfica de Mariano Santos Mateos y otros datos de interés:
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- Acervo histórico de la Policía Nacional del Perú...

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Batalla de Tarapacá
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IMÁGENES DE LUCRE

Por Nalo Alvarado Balarezo - 23 NOV 2010

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Edición e imágenes: Nalo Alvarado Balarezo