domingo, 6 de abril de 2014

ENRIQUE JARA ALDAVE - POR ARMANDO ALVARADO BALAREZO (NALO)

Plaza de Armas de Chiquián

HOLA SHAY:

Vive en mi mente el pensamiento de mi amigo ENRIQUE JARA ALDAVE, eterno enamorado de las faldas de Cochapata: "Si existe una palabra mágica que describe las visiones más sublimes del alma, esa palabra es CHIQUIAN: banda, fervor religioso, reencuentro, paisaje verde esmeralda como el Tarapacá, trago de sobra, combo gratis y sus bellas chumajla chinas, son la esencia medular de la fiesta....".


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A caballo: Enrique, mi hermano Felipe y Papi Robles
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El 4 de julio del 2004, una noticia llegada de USA anunciando su fallecimiento, cuando se aprestaba a retornar al Perú, fue demasiado para el corazón; hacía dos días había partido Tico Ibarra, y poco antes Papi Robles y Loli Romero. Cuatro entrañables amigos que subieron al cielo antes de tiempo.
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Enrique nació un día como hoy, 6 de abril, en Chiquián.
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Chiquián: casa (pintada de verde) donde vivió Enrique

Hermano Enrique:
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Recuerdo aquel 7 de enero del 63 cuando acompañamos al estanque de Chivis a nuestro amigo Adolfo Calderón, donde nos dio clases de natación con sus clavados aprendidos en la pisicina de Monterey del bello Huaraz, que resultaron dolorosos panzazos. ¿Recuerdas?, justo cuando nos vestíamos para retornar nos sorprendió mi tío Pablo Márquez, y salimos corriendo como venados por el abrupto sendero. En mi desesperación caí y me disloqué el tobillo. Minutos más tarde, ustedes me ayudaron a subir la cuesta en una parihuela de ramas amarradas con correas y pasadores. No los amilanó la mangada, tampoco las hualancas ni las pencas. Cierro los ojos y con las pupilas del alma me veo llegando a casa con dos muletas humanas empapadas de sudor y lluvia. Bella lección de ayuda al amigo caído que marcó mi existencia llenándome de fe. Sé que también recordarás, que días antes de tu partida al Edén, chateamos entre risa y risa, añorando vivencias de tus tiernos años en Colquimarca y de aquellas veces que te visitaba con mi alforja de cancha y queso con olor a cachizada, cuando estudiabas con mi hermano Felipe en el Guadalupe.

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Colquimarca, guarda los pasos de Enrique
Enrique:
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Emprendiste el Gran vuelo al llamado del Señor, mas tu recuerdo nunca será ceniza de olvido, mientras vivas en nosotros en este último tramo del camino por recorrer. Tampoco quedarán truncos tus sueños para que la historia de nuestra época se escriba con alegría, tal como querías que se haga en nuestras noches de chateos, que fueron regalos de Dios hasta tus últimos días. Ahora, como un himno de fe, te canto en silencio, escuchando tu celestial plegaria por nuestro querido Chiquián, el Guadalupe y la Patria querida...

ENRIQUE JARA
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Hoy mi corazón está afligido
por el lento desandar de lo vivido
y va tras tus pasos en postrer latido,
buscando arrancarle al dolor un gemido.

Tu inesperado viaje al infinito
dejó muchas cartas sin respuestas,
que duermen en el arcón de mis recuerdos,
esperando ser leídas, en el celestial paraíso.

Ya estás a la diestra de Dios,
como ofrenda a su Divino Altar,
donde los seres humanos buenos
hallan eterna morada para su alma.

Nubes blancas traen los sentires,
recordando nuestros viejos andares,
vestidos de andariegas huaylisheadas,
y carnavales con tiernas shogueteadas.

Copia el viento mi sentimiento cautivo,
y lleva su eco al Yerupajá altivo,
donde un pichuichanda dolido
le canta al amigo querido.

NAB - JUL 2004


CONTINÚA DESCANSANDO EN PAZ ENRIQUE


Tu amigo Nalo Alvarado Balarezo


Familia Jara Aldave - Fiesta de Santa Rosa en USA - Foto: Enrique Jara A.