miércoles, 19 de marzo de 2014

SOBRE LOS FANTASMAS DEL HOMBRE ANCASHINO - POR JOSÉ ANTONIO SALAZAR MEJÍA (REVISTA INTERNACIONAL: UN DÍA COMO HOY EN HUARAZ)

El Dr. Federico Sal y Rosas

 
SOBRE LOS FANTASMAS DEL HOMBRE ANCASHINO

Por José Antonio Salazar Mejía

Un día como hoy en 1958 el siquiatria huaracino Federico Sal y Rosas publica como fruto de sus estudios en psiquiatría transcultural, una interesante investigación sobre el "Susto", enfermedad ligada a nuestras concepciones andinas.

Sal y Rosas trabajó primero como docente en Huaraz, en el colegio "De la Libertad" y escribió para "Amauta", la revista que dirigía su amigo J. C. Mariátegui una nota sobre la educación pública en el Perú en 1929.

Allí critica el centrismo que daña la educación y alza su voz en favor de una reforma educativa que tome en cuenta la realidad del Perú agrícola: "la escuela es un cuerpo extraño enclavado en las comunidades pues no toma en cuenta los saberes andinos", una gran verdad. Plantea la descentralización que debe ser "política y doctrinaria". Casi 90 años después estamos en lo mismo.

Fue un adelantado en el país sobre los estudios del hombre en su medio ambiente y eso lo aplicó después en su segunda profesión, la psiquiatría con excesivo rigor científico.

Publicó un trabajo sobre la "psicología vertientina", la zona de Vertientes en Ancash tiene una "geografía vertical". Asegura que mientras que el paisaje del Callejón de Huaylas es "cálido y riente", en Vertientes se tiene "una mirada casi gris, pero enérgica e imponente".

Paisaje típico de las Vertientes

Expresa su convicción socialista afirmando que: "Vertientes es una república de trabajadores, cada quien cultiva su parcela y no hay odiosas diferencias sociales".

Federico Sal y Rosas trabajó el síndrome psiquiátrico del "susto", llamado a partir de entonces por la medicina "el Síndrome de Sal y Rosas". "El susto es un síndrome de tipología estructural esencialmente peruana y precisamente quechua y andina. Su construcción mitológica, su explicación simbólica se relacionan con la pérdida o robo del alma por la tierra, debido a una fuerte impresión. El paciente pierde el apetito, se descuida de su persona y cae en depresión, a veces este estado lo lleva a la muerte", escribió.

Aunque reconoce que afecta mayormente a los niños, adolescentes y ancianos, su conclusión es que no es una simple superstición sino síndrome psiquiátrico que necesita especial atención.

Una caída, o una impresión producen el Susto

Otros males andinos según Sal y Rosas son el Mal de Ojo; el Huaullu, producido después del parto; el Huaqlli cuando se ladean las visceras intestinales; y el Quichakashka que es la separación de las vértebras.

En todos estos casos el tratamiento corresponde al  curandero, como partícipe del mundo espiritual del sufriente. Y el ceremonial es de incuestionable eficacia psicoterapéutica. Reivindica el maestro la eficacia de la ancestral "shoqma" como medida terapeútica.

Anticipándose en el tiempo, anuncia que el campesino migrante, que deja su terruño para vivir en las urbes, con el proceso de urbanización suprime o atenua sus síndromes psiquiátricos nativos y se incorpora a los modos de enfermar psíquicos del mundo al que accede. ¡Cuánta verdad en el análisis de este gran investigador ancashino!

Sal y Rosas es a la psiquiatría lo que Arguedas es a la literatura; ambas amaban entrañablemente al Perú profundo y a su gente. Cuando enfermó José María Arguedas, el Dr. Federico Sal y Rosas lo llamó por teléfono: "yo sé lo que usted tiene, y sé cómo curarlo" le dijo.


Si Arguedas le hubiera hecho caso a Sal y Rosas...

Fuente:
 
UN DÍA COMO HOY EN HUARAZ