domingo, 21 de julio de 2013

EL HONOR DE SER SOLDADO - SOY UN SOLDADO, MI PUESTO DE LUCHA: ENFERMERO VETERINARIO Y HERRADOR - POR ÁUREO SOTELO HUERTA (AEPA - AIJA)



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EL HONOR DE SER SOLDADO

 SOY UN SOLDADO, MI PUESTO DE LUCHA: 

ENFERMERO VETERINARIO Y HERRADOR

Por Áureo Sotelo Huerta


Conferencia del sábado 13 de julio de 2013 en el aula “Capulí Vallejo y su tierra”. Reflexiones sobre la Ley del Servicio Militar Obligatorio.


I. GENERALIDADES HISTÓRICAS SOBRE EL ASUNTO.


Sun  Tzu, estratega chino, escribió el libro, “EL arte de la guerra”, para demostrar que la guerra no es cosa de improvisados y demagogos sino todo un arte que requiere conocimientos amplios. Clemenceau dijo: “Los problemas de la defensa nacional  son asuntos muy serios  y muy complejos como para dejarlo solo en mano  de los militares”.  González Prada, en su libro “Horas de lucha” manifestaba: El Perú por su posición geográfica, rodeado de Bolivia que se llevó más de  1`100.000  KM2, Brasil otros miles, Chile más de 65,000 hectáreas de tierra y  40,000 de mar,  Colombia, sin pelear se llevó el “Trapecio amazónico”, “regalado”, por el gobierno entreguista de Leguía en 1922 y cuando el sargento Lores y el presidente Sánchez Cerro (1933) intentaron recuperar esos territorios, fueron vilmente asesinados por quienes se conforman con aceptar los hechos consumados, demostrando una vergonzosa y vil cobardía. Al Ecuador lo vencimos en la guerra del 40, pero los Estados Unidos nos obligó al pago de guerra, viéndose obligado el Perú a ceder la región de  Sucumbios, nuestra zona petrolera. Al  japonés Fujimori y comparsa los ecuatorianos le obligaron a firmar el vergonzoso “Tratado de Itamaratí”, por el que el Perú entregó 1K2 de territorio y el derecho de navegación por los ríos de nuestra selva y lo hicimos porque la fuerza aérea del Ecuador nos derribó 10 aviones y nosotros ninguno, debido a nuestra corrupta fuerza aérea, que en vez de comprar aviones nuevos, de última generación, como lo tenía los ecuatorianos, compraban chatarra en plena guerra, sin importarles la patria ni la vida de nuestras tropas. Esa alta traición a la patria debería haberse pagado con la pena de muerte, como lo estipulan las leyes, pero ahí están; los conocemos. Por eso nunca hemos ganado una guerra. 


Nuestras  FFAA heredaron en 1821 más de 5`000,000 de  KM2 y hoy solo nos queda 1 millón 285, 215 km2; hay que cuidarlo como la niña de nuestros ojos y para eso se necesita buenos soldados; como lo fueron Grau, Bolognesi y Cáceres, quienes siguieron luchando hasta el final pese a las adversidades. 


II. SI QUIERES LA PAZ PREPÁRATE PARA LA GUERRA, DICE UN VIEJO REFRÁN MILITAR.


El problema no es solo de armas bélicas sino de armar al hombre de valores como la patria, civismo,  la libertad y el orgullo. No olvidemos a los vietnamitas que con armas sencillas y rústicas lograron superar a millones de soldados mercenarios ingleses, franceses y norteamericanos que con sus armas poderosas  trataron de invadir su suelo patrio, viéndose obligados a huir más rápido que galgos. Ya Castilla nos decía: si Chile compra un barco el Perú debe comprar 2, nuestros gobernantes no lo quisieron comprender y hasta ahora seguimos igual, mientras Chile se sigue armando hasta los dientes, nosotros con la cantaleta de la paz nos humillamos vergonzosamente, al extremo que el ex presidente García nos recomienda: “no molestar a Chile porque se pueden molestar”; ¡qué cobardía!  y frente a los resultados de la Haya solo rezamos. 
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III. DEL 30 AL 60 DEL S.XX,  SÍ HABÍA UNA INTENCIÓN DE PREPARARNOS PARA LA GUERRA. LA POSESIÓN INSOLENTE DE CHILE DE TACNA Y ARICA AUN ESTABAN FRESCAS.


En las décadas del 30 funcionaba el servicio de movilizables. Todos los domingos los jóvenes asistían a estos ejercicios. En la década del 40 apareció la Instrucción Premilitar, que tuvo una buena acogida en la sociedad, funcionaba en la primaria, la secundaria y en la universidad. Era una actividad cívico patriótica, los niños y jóvenes nos preparábamos física y moralmente en el  maneja de las armas de guerra; CIVISMO Y DISCIPLINA. En la UNSM aparte de ejercicios físicos subiendo y bajando cerros, nos enseñaban el manejo de armas cada vez más complejas como ametralladoras, cañones y tanques. El reglamento militar para conocer la importancia del amor a la palabra patria; qué ironía, le tocó al general Velasco Alvarado, un probo militar, anular esta ley en 1970. Hoy en día ya no se estudie la historia del Perú como antes, se  desconoce la importancia de la geopolítica, al extremo que se desprecia el servicio militar obligatorio. LA LEY ACTUAL es  racista, discriminatoria, ingenua, los que pueden pagar no van, tampoco los universitarios. Olvidan que la guerra moderna exige de soldados cada vez más profesionales, conocedores de las altas  matemáticas, físicas, químicas porque las armas son cada vez más sofisticadas. Chile, por ejemplo, aparte de tener abundante aviones de última generación, (en el mes de junio de esta año acaba de comprar otra cuadrilla de aviones israelíes), tiene submarinos atómicos y  5 plantas nucleares; nosotros ninguna. En conclusión, nuestros soldados tienen que tener el conocimiento de nuestros universitarios y estar preparados atléticamente como nuestros antiguos chaskis. Ya no es hora de seguir pensando, como antes, que los  cuarteles deben ser una especie de correccionales, sino que nuestros soldados deben tener la grandeza de Grau, Bolognesi, Cáceres, Leoncio Prado, Quiñones, Santos Mateos, Lores  y tantos otros,  seleccionados después de pasar un riguroso examen. 


IV. FUI SARGENTO ENFERMERO VETERINARIO Y HERRADOR DEL EJÉRCITO.


A los 15 años de edad  ingresé a las ESCUELA DE ENFERMEROS VETERINARIOS Y HERRADORES del Ejército que funcionaba en Barranco. Y fue posible porque tenía primaria completa. Después de un año de estudios ya graduado me enviaron a trabajar a Arequipa  cuartel de Artillería, “Ariaz Aragués” (1954), todavía se viajaba en tranvía. 


Algunas  anécdotas, por ser pintorescas se las voy a narrar: 


La primera. En navidad me castigaron porque un caballo "comecola" se comió la cola del caballo del capitán. Mientras afuera la fiesta estaba en su apogeo, yo trataba de dormir pensando en mi primera enamorada, Rosita, la lecherita, que me estaba esperando. De pronto el oficial de guardia me ordenó que vaya al hipódromo de Arequipa para salvar a un caballo que  estaba agonizando. Ya en el lugar lo atendí  con mucho cariño alentándolo para que siga viviendo. Después de sondas con aceite, masajes e inyecciones,  en la madrugada el animal dio una sonora flatulencia, señal que mejoraba, después defecó,  olí y lamí  el aceite en las heces; ya había hecho efecto. Felizmente el animal se sintió mejor y relinchó muy  agradecido. De pronto llegó un sujeto prepotente; era el dueño del caballo. -Señor baje la voz, ya el animal está mejor. Le dije. Al enterarse quién era yo y después de agradecerme me dio un cheque, ¡eran mil soles! Había Curado a Guiñol, el famoso campeón nacional, que había venido a correr el Clásico de Navidad. 


La segunda. La esposa de un colega que trabajaba en Lima, siempre me visitaba para pedirme que permute con su esposo, que lo haga por sus  hijas que la reclamaban. Pero yo esta feliz en Arequipa; sobre todo con mi lecherita. Pero ella insistía y soltó la palabra clave: ¡Estudie, es usted  joven! Y ante mi negativa, una noche haciendo uso de sus recursos femeninos, me hizo firmar la permuta. Así llegué a Lima, al cuartel “Húsares de Junín”, en Miraflores.


3-La tercera. Me  matriculé en  la  nocturna de la GUE Ricardo Palma de Surquillo. Le pasé la voz a mis 20 colegas entre choferes, enfermeros, radiotécnicos y otros que trabajábamos en el  Húsares de Junín;  ninguno se animó. En 1959 terminé la secundaria y en 1960 ingresé a la UNMSM, escogí la carrera docente. Antes de ingresar a SM ya había ganado un  concurso de cuentos con la obra “Ventorro, historia de un caballo”, Pastorita Huaracina ya había grabado mi huayno “Confraternidad aijina” y mis comentarios sobre la vida de Balzac, facilitaron mi ingreso.  En 1963 Fui guardaespaldas del Presidente Pérez Godoy, yo era, según dicen, el mejor pistolero de caballería. Una noche que cuidaba, con mi pelotón, la casa del Presidente en Miraflores, llegó el general para visitar a su madre y como no tuve tiempo de guardar el libro que leía me preguntó: -¿que libro está leyendo?  -Crítica de la razón pura”, mi general. Le contesté. -¿Le gusta la filosofía?. -Si y porque mañana tengo examen. -¿Dónde? -En la UNMSM. Ya se imaginan el asombro del Presidente. Al salir me dijo. -¿Sabes quién soy? -Sí señor Presidente. -¿Quieres algo hijo? -No señor Presidente. ¡Qué inocencia! Ojalá hoy me hicieron esta propuesta no pararía hasta pedir una embajada o un ministerio.  Ya en 1963 tuve que dejar mi puesto de enfermero y herrador, porque las responsabilidades de la universidad me lo obligaban.   


Pero los 12 años de sargento segundo enfermero veterinario y herrador me marcaron para siempre. Soy un soldado en toda la extensión de la palabra.


Ya mi vida como docente es otra. Quizás algún  día la escriba, no sé  si a alguien, aparte de mis hijos, le pueda interesar.


Julio del 2013