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SARA MONTIEL
Por Armando Alvarado Balarezo (Nalo)
Qué "santo varón" de los cinco continentes, nacido entre 1920 y
1970, no soñó alguna vez, vestido como vino al mundo, junto a Sarita;
actriz y cantante española de dulce mirar y labios carnosos, bajo cuyos
encantos sucumbieron encumbrados escritores y actores, entre ellos
Ernest Hemingway (El Viejo y el Mar), James Dean (Rebelde sin causa) y
Gary Cooper (Casanova Brown). En aquel entonces, qué abuelito o padre con mal de amores no tenía en su billetera la fotografía de Sarita. En la fiesta de Santa Rosa de los sesentas: chiuchis y maltones
hacíamos cola para deleitarnos de un solo clic con su imagen sensual,
en las maquinitas de celuloide en blanco y negro que alquilaba por un
céntimo don Enrique de Llaclla, terminando almidonado el bolsillo más
gastado del pantalón comando.
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Mi papá nos contaba, que en el pueblo de Carcas, una tarde de agosto de
los cincuentas, dos paisanos se agarraron a golpes por asuntos de cuernos
en plena fiesta de la Virgen del Carmen. El más corpulento, ante los
demoledores huaracazos que venía recibiendo en el rostro, cubrio su ñata con la foto de Sarita que llevaba consigo, ganando por knock-out técnico.
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Como hija de buen gañán en campo manchego, lugar donde Cervantes recrea
las andanzas del ingenioso hidalgo don Quijote y su leal escudero Sancho
Panza, Sarita abrió surcos amplios y profundos fuera de la Península
Ibérica, brillando con luz propia en el cine de oro mexicano junto a
María Félix, Dolores del Río, Katy Jurado, Pedro Infante y Acucho Lara; y
en Hollywood, la meca del cine cayó rendida a los pies de la diva de
piel canela y voz seductora. Más de 50 películas dan cuenta de sus
proezas que la ubican como una de las actrices más taquilleras del
mundo, de todos los tiempos (Veracruz, Yuma, Cárcel de mujeres, La
Violetera, El último tango, Pecado de amor…). Ni qué decir de las
canciones que interpretó e interpreta con sentimiento hispano: Fumando
espero, Bésame mucho, Contigo aprendí, etc.
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María Antonia Alejandra Vicenta Elpidia Isidora Aurelia Esther Dolores
Abad Fernández, artísticamente conocida como Sara Montiel, lleva 68
años trabajando sin detenerse a mirar las manecillas del reloj, mientras
el tiempo, verdugo de miles de millones de humanos, transcurre
favorable a su hermosura de misteriosa eternidad, que ni siquiera la
fresca piel de las esculturales sex simbol, que ahora están en sus cuarteles de invierno, Raquel Welch, Isabel Sarli y Bo Derek, lograron eclipsar.
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Mito y soberana del cine o mujer de legendaria belleza, de carisma y
autoestima sin par, sueño de generaciones enteras que siguen y seguirán
vitoreando su arte y aplaudiendo su talento a lo largo del tiempo y a lo
ancho del planeta...
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Hoy, domigo 10 de marzo de 2013, a sus ochentaytantos años recién
cumplidos al rayar el alba, sigue dando briosos impulsos en el arte. Para verla divina y escuchar su cadenciosa voz en el tango “Yira.. yira”, solamente se tiene que hacer clic en esta dirección:
Yira… yira
Tango 1930
Música y letra: Enrique Santos Discepolo
Cuando la suerte que es grela,
fayando y fayando
te largue parao;
cuando estés bien en la vía,
sin rumbo, desesperao;
cuando no tengas ni fe,
ni yerba de ayer
secándose al sol;
cuando rajés los tamangos
buscando ese mango
que te haga morfar...
la indiferencia del mundo
-que es sordo y es mudo-
recién sentirás.
Verás que todo el mentira,
verás que nada es amor,
que al mundo nada le importa...
¡Yira!... ¡Yira!...
Aunque te quiebre la vida,
aunque te muerda un dolor,
no esperes nunca una ayuda,
ni una mano, ni un favor.
Cuando estén secas las pilas
de todos los timbres
que vos apretás,
buscando un pecho fraterno
para morir abrazao...
Cuando te dejen tirao
después de cinchar
lo mismo que a mí.
Cuando manyés que a tu lado
se prueban la ropa
que vas a dejar...
Te acordarás de este otario
que un día, cansado,
¡se puso a ladrar!