HISTORIAS DE ESPÍAS
Por José Antonio Salazar Mejía
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Un día como hoy 21 de
noviembre de 1819 es capturado un espía patriota en Santa. Se trataba de José
García, enviado de don José de San Martín quien se hallaba en Chile preparando
su presencia en el Perú.
Tras la batalla de Maipú en 1818, San Martín tuvo
claro
que si el Perú seguían en manos realistas,
la independencia americana no
estaría asegurada.
García se
convirtió en delator y gracias a él los realistas pudieron conocer y capturar a
la Junta Patriótica que funcionaba en Huaraz desde hacía tres años atrás; a Juan
de Mata Arnao lo llevaron cargado de cadenas a los calabozos de la Inquisición
en Lima.
Pero esta historia tiene sus bemoles. García llegó al por entonces llamado Partido de Huaylas en compañía de otro espía, José Paredes quien sí pudo cumplir su misión llenando de proclamas nuestros pueblos y contactando a los patriotas. Ambos venían con la orden expresa de comprobar algo que San Martín no tenía claro.
¿Y que era lo que intrigaba a nuestro libertador? Un informe, así de simple. Un informe elaborado meses antes por Paul Jeremias, espía que recorrió nuestra región haciéndose pasar como médico y que llegó a una inobjetable conclusión: los pueblos del Callejón de Huaylas y de la zona de Conchucos estaban todos proclives a la causa de la Independencia.
San Martín, por un lado dudaba de la veracidad del informe; y por otro, le cantaba aleluyas, pues de ser cierto, tenía un inmenso territorio cercano a Lima, en donde refugiarse en caso que las cosas le salieran mal y las tropas del Virrey Joaquín de la Pezuela lo hostilizaran a su llegada a nuestro país.
Pero esta historia tiene sus bemoles. García llegó al por entonces llamado Partido de Huaylas en compañía de otro espía, José Paredes quien sí pudo cumplir su misión llenando de proclamas nuestros pueblos y contactando a los patriotas. Ambos venían con la orden expresa de comprobar algo que San Martín no tenía claro.
¿Y que era lo que intrigaba a nuestro libertador? Un informe, así de simple. Un informe elaborado meses antes por Paul Jeremias, espía que recorrió nuestra región haciéndose pasar como médico y que llegó a una inobjetable conclusión: los pueblos del Callejón de Huaylas y de la zona de Conchucos estaban todos proclives a la causa de la Independencia.
San Martín, por un lado dudaba de la veracidad del informe; y por otro, le cantaba aleluyas, pues de ser cierto, tenía un inmenso territorio cercano a Lima, en donde refugiarse en caso que las cosas le salieran mal y las tropas del Virrey Joaquín de la Pezuela lo hostilizaran a su llegada a nuestro país.
Un año antes de desembarcar en Paracas,
los espías de San
Martín operaban en nuestra tierra.
¿Quién era pues el tal Paul Jeremías? Este es un
personaje de película. Paul Jeremias fue básicamente un hombre lleno de ideales.
Nacido en Norteamérica llegó al Virreynato del Río de la Plata a ponerse a
órdenes de la gran revolución americanista. Así pasó a Chile y conoció a San
Martín.
Vino al Perú con órdenes precisas de averiguar con qué pueblos se podía contar para la causa patriota, pues el Perú era una interrogante para el Libertador: aquí se concentraba el grueso del Ejército Realista y al ser el Virreynato más antiguo y poderoso de América, existía la duda si todos sus habitantes anhelaban la libertad.
Vino al Perú con órdenes precisas de averiguar con qué pueblos se podía contar para la causa patriota, pues el Perú era una interrogante para el Libertador: aquí se concentraba el grueso del Ejército Realista y al ser el Virreynato más antiguo y poderoso de América, existía la duda si todos sus habitantes anhelaban la libertad.
Los pueblos del Callejón de Huaylas
vieron pasar
al célebre espía de San Martín
En
nuestra tierra, a Paul Jeremias le apodaron "el médico inglés". Con ese nombre
ha pasado a la historia. Y curando enfermos de pueblo en pueblo se hizo apreciar
por la población y como quien no quiere la cosa iba consiguiendo información
vital y a la vez inflamando los corazones patriotas.
Vivía a salto de mata, pues enterados en Lima los españoles de su presencia, ordenaron su captura. La población lo escondía y enviaba al desvío a sus perseguidores. La ayuda del sacerdote don Julián de Morales Nuna Cochachin fue vital para hacerlo huir del país llevando su valiosa información a don José de San Martín.
Vivía a salto de mata, pues enterados en Lima los españoles de su presencia, ordenaron su captura. La población lo escondía y enviaba al desvío a sus perseguidores. La ayuda del sacerdote don Julián de Morales Nuna Cochachin fue vital para hacerlo huir del país llevando su valiosa información a don José de San Martín.
La figura de Julián de Morales Nuna Cochachin,
huaracino que firmó el Acta de Independencia
debe ser más valorada por la
historia.
Dos años
después, el Libertador comprobaría que "el médico inglés" no estuvo equivocado
en sus apreciaciones. Pero de él no se supo más. Como todo buen espía
desapareció a tiempo.
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Fuente:
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