LOS
MEJORES CAZADORES DEL MUNDO
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Por Armando Alvarado Balarezo
(Nalo)
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Llegaron a nuestra casita de
Tupucancha a las 10 de la mañana. Ninguno de los cinco arribó con equipaje, pero
cada quien portaba una carabina. Fue el último viernes de marzo de 1962, a menos
de una semana para que culminen las vacaciones escolares.
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Descansaron dos horas y salieron a
cazar aves a la laguna de Conococha, según le comentaron a mi abuelita, minutos antes de
partir.
Mientras se marchaban, pensé: "los malos andan armados y en grupo", presagiando la muerte de mis amigos plumíferos de la laguna, a quienes ya había bautizado con los sobrenombres de los chiuchis de Jircán, barrio donde vivía con mis padres y hermanos en Chiquián..
Desde el mediodía hasta el ocaso, sentado en una roca con el viento mordiendo los mechones de ichu, le pedi al Señor, que los cinco cazadores retornen con las manos vacías.
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Cerca del anochecer aparecieron, y sentí escalofrío al observar a dos de ellos con un abultado costalillo a cuestas. "Dentro de los costalillos están mis amiguitos de la laguna", musité dolido, y sollozando me fui a dormir, mas no logré conciliar el sueño.
Mientras se marchaban, pensé: "los malos andan armados y en grupo", presagiando la muerte de mis amigos plumíferos de la laguna, a quienes ya había bautizado con los sobrenombres de los chiuchis de Jircán, barrio donde vivía con mis padres y hermanos en Chiquián..
Desde el mediodía hasta el ocaso, sentado en una roca con el viento mordiendo los mechones de ichu, le pedi al Señor, que los cinco cazadores retornen con las manos vacías.
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Cerca del anochecer aparecieron, y sentí escalofrío al observar a dos de ellos con un abultado costalillo a cuestas. "Dentro de los costalillos están mis amiguitos de la laguna", musité dolido, y sollozando me fui a dormir, mas no logré conciliar el sueño.
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A las seis de la mañana, al escuchar voces y risas que venían del patio, salí. Los cazadores se estaban despidiendo de mi abuelita, con sus carabinas al hombro. Se iban con las manos vacías.
En cuanto se marcharon fui a la habitación donde pasaron la noche. Sobre la mesa estaba un costalillo doblado en ocho y las migajas de los panes que habían comido. En una silla aguardaba el otro costalillo, totalmente repleto. Haciendo de tripas corazón lo abrí, y mi sorpresa fue la mejor expresión de la esperanza y la fe, pues no estaban los cuerpos inertes de mis amiguitos, sino panes que compraron en el poblado de Conococha, para dejarnos como agradecimiento por el hospedaje.
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Con las pupilas bañadas por la emoción, caminé y caminé lo más veloz que pude hasta la laguna; gracias a Dios, allí estaban todos:
A las seis de la mañana, al escuchar voces y risas que venían del patio, salí. Los cazadores se estaban despidiendo de mi abuelita, con sus carabinas al hombro. Se iban con las manos vacías.
En cuanto se marcharon fui a la habitación donde pasaron la noche. Sobre la mesa estaba un costalillo doblado en ocho y las migajas de los panes que habían comido. En una silla aguardaba el otro costalillo, totalmente repleto. Haciendo de tripas corazón lo abrí, y mi sorpresa fue la mejor expresión de la esperanza y la fe, pues no estaban los cuerpos inertes de mis amiguitos, sino panes que compraron en el poblado de Conococha, para dejarnos como agradecimiento por el hospedaje.
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Con las pupilas bañadas por la emoción, caminé y caminé lo más veloz que pude hasta la laguna; gracias a Dios, allí estaban todos:
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"Mañuco", "Cañita", "Uluy", "Ishilín", "Anchita", "Ticucho",
"Añico" y "Nicucho", cada quien liderando su cuadrilla de tiernos aguash que
nadaban a sus anchas. También estaba parada en la orilla la huachua "Chichica" junto a su novio "Patuco". Los liclish, ácacas, huaychos y demás pajaritos con sus
trinos y vuelos acrobáticos me anunciaron un bonito día. Mis demás amiguitos
plumíreros vendrían más tarde desde los deshielos del Tucu
Chira..
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No sé si erraron los tiros por impericia. Quizá sus armas eran como la "Carabina de Ambrosio". O iluminados por el Altísimo, ni siquiera apuntaron a las indefensas aves al percatarse que su belleza silvestre le daba vida a la laguna; solo sé que los cinco seres humanos que visitaron la Puna aquel viernes, fueron LOS MEJORES CAZADORES DEL MUNDO.
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Lima, 15 de junio
de 2001
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CUCULÍ
Por Armando Alvarado Balarezo (Nalo)
CUCULÍ
Por Armando Alvarado Balarezo (Nalo)
Cuando la madrugada del 16 de junio de 1973, revisaba unas notas después de haber apagado 22 velitas, hallé este poema inconcluso, que escribí en Lima el 30 de agosto de 1972, apenado por no haber ido a Chiquián a pasar la fiesta de Santa Rosa:
No sé si fuiste estrella o centella,
quiza tierna avecilla o dulce semilla,
tal vez lluvia, de repente rocío;
sólo sé que eras todo para mí:
vino, caricia, fuego, sangre...
quiza tierna avecilla o dulce semilla,
tal vez lluvia, de repente rocío;
sólo sé que eras todo para mí:
vino, caricia, fuego, sangre...
Mientras leía el poema me pareció escuchar el canto de la paloma cuculí que una mañana de abril de 1959 adormeció mis manos que sostenían la hondilla que iba a estrenar. La inocente paloma cantaba y cantaba mirándome a los ojos con una ternura indescifrable, como perdonándome por lo que estaba a punto de realizar.
Tan pronto alzó vuelo, enterré al pie de un aliso mi primera y última hondilla. Aquel domingo, después de un largo paseo por los sembríos de Macpúm, retorné con los bolsillos vacíos, pero con el corazón henchido de felicidad.
Ya en casa mi mamá me preguntó:
- ¿Por qué vienes tan contento?
- Es que he enterrado mi hondilla, mamita.
- Dios me ha escuchado hijito, así seguirás siendo un niño feliz -en aquel entonces tenía 8 años.
Con el inconcluso poema en la mano izquierda cual si fuera un guijarro, y la derecha sosteniendo un lápiz como calapa, fue como nació "CUCULÍ", 13 años después:
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CUCULÍ
.No tengo buena memoria como quisiera, pues no recuerdo detalles que se quedaron suspendidos en el alero de los años, mas el tiempo no logrará borrar la dulzura de tu canto. Canto de esperanza que en cada despertar vivifica mis sentidos.
Cuculí, si mi vida duraría una semana: el domingo sería eterna primavera fulgurando en tus pupilas de ébano; el lunes, verano abrasador con atardeceres escarlatas iluminando la línea del horizonte; el martes, vendaval de otoño deshojando margaritas silvestres; el jueves, crudo invierno envuelto en el sudario del recuerdo; el viernes, solo con mi soledad, mi leal compañera; y el sábado: "Gloria a Dios en las alturas, y en la Tierra, paz a los hombres de buena voluntad".
Nunca dejes de cantar.
Lima, 16 de junio de 1973
Fuente:
Poemario "Sentimientos"
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Querida Nieve:
Han pasado dos años desde tu partida, y el reloj del tiempo parece detenerse cuando las tintas vespertinas tiñen el cielo que cubre tu sepultura. No sé en qué nube se esconde tu alma buena, mas tu alegre ladrido al sentirnos llegar a casa sigue siendo dulce melodía para nuestros corazones. Esa alegría que nos regalabas con tu ternura, vive aliviando el dolor de la ausencia.
Como todas las mascotas del mundo tuviste vida breve y te marchaste dejando la casa vacía. 13 añitos solamente nos acompañaste, y sólo la muerte pudo desatar nuestras vidas terrenales, porque fueron azules nuestros días cuando vivías, tan hermosas como las rosas que este 31 mayo acarician el lugar donde reposas tu fatiga.
No sabes la falta de me hace tu compañía en las madrugadas de lápiz y papel. Muchas veces cuando el silencio cierra mis ojos siento tu respiración, entonces mi alma vaga en la soledad de las montañas, donde tus ojos iluminan la noche más oscura; de pronto el tañido de una campana me dice que no es cierto, que ya no estás con nosotros, que te fuiste para nunca más volver, pero las palabras de fe y esperanza de Juan Pablo II mitigan las aflicciones: “Los animales poseen un alma y los seres humanos deben amar y sentirse solidarios con nuestros hermanos menores.”
¿Recuerdas? cuando la tarde caía herida sobre Lima abandonaste el camino de la vida, pero jamás te perderás en la sombra del olvido, porque nuestra familia y las palomas de EL Olivar esperaremos tu retorno cada mañana, cada tarde, cada noche...
Te extrañamos querida Nieve,
Tu amigo Nalo