sábado, 9 de junio de 2012

EL 6 DE JUNIO DOBLARON NUEVAMENTE LAS CAMPANAS AIJINAS, ESTA VEZ POR EL SENSIBLE FALLECIMIENTO DE LA SEÑORA OLGA ANTÚNEZ DE MAYOLO ORTIZ DE OSORIO - POR AUREO SOTELO HUERTA



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EL 6 DE JUNIO DOBLARON NUEVAMENTE LAS CAMPANAS AIJINAS,

 ESTA VEZ  POR EL SENSIBLE FALLECIMIENTO

 DE LA SEÑORA OLGA ANTÚNEZ DE MAYOLO ORTIZ DE OSORIO


Por Aureo Sotelo Huerta

El 23 de mayo pasado falleció don Erik Antúnez de Mayolo Rynning, de quien el diario El Comercio se ocupó de su vida y obra en forma extensa, también lo hizo el diario La Primera el lunes 4 de junio en el Suplemento “Ciencia y Tecnología”, que publicó otro artículo mío. A esta muerte dolorosa se suma ahora otra ilustre aijina, la señora Olga Antúnez de Mayolo Ortiz de Osorio, la madre de nuestros paisanos y amigos: Gladys, Edgardo, Carlos, Raúl, Oscar, Mario, Soledad, Pablo, Marco, Jésica y Ana  y hermana de Pepe, Héctor y Vilmita. Para ellos nuestro más sentido pésame. He estado ausente por razones de salud, pero mi corazón ha palpitado a los compaces de ese bello poema de Hemingway, “Por quién doblan las campanas”: “La muerte de cualquier hombre me disminuye, porque estoy ligado a la humanidad, por consiguiente nunca hagas preguntar por quien doblan las campanas: doblan por ti”.

Mi homenaje a esta gran aijina, una esposa ejemplar, una madre del que tanto nos pinta el poeta chileno Monseñor Ramón Ángel Jara: “Hay una mujer que tiene algo de Dios por la inmensidad de su amor y mucho de ángel por la excesiva solicitud de sus cuidados…”.  

Doña Olguita, un día que dialogábamos acerca de Aija, me dijo: "Tengo guardado un bello poema de Humberto Flores dedicado a Aija y se llama: “La tierra de papá”, como siempre publicas te voy a dar una copia". Ese bello gesto la hace inmortal, porque el poema es de una gran intensidad y profundidad que nos conmueve. Lo publiqué en mi libro “Santiago Antúnez de Mayolo electricidad y desarrollo”, que ya está en su Cuarta edición. Este poema, guardado en el cofre de los recuerdos de doña Olguita, hoy se recita con frecuencia, porque como dice el poeta inglés Percy Bysshe Shelley: “La poesía descorre el velo que oculta la belleza del mundo y sabe ennoblecer hasta las cosas vulgares”.

Para el deleite de todos los aijinos y amigos, aquí el poema:


LA TIERRA DE PAPÁ
 
Autor: Humberto Flores
 
Cuando pregunto a  papá

¿dónde está Aija? me dice:
 
es un primoroso  pedacito  de tierra,
 
incrustado entre los abanicados repliegues

de la andina y regia Cordillera Negra,

que constante y eternamente mira el mar.
 
En las faldas de un morro muy alegre,

de imanadas moles que culminan en pararrayos,

colgaditos  están, como en las capillas de corpus, 

de un cielito serrano, siempre diáfano y turquí.
 
Allí, en el corazón del  bendito terruño,
 
hay una casita que guarda el tiempo,

da mora tu abuelita,

desgranando el rosario de sus años,

esperando al hijo que  volverá.
 
Aija, no es sólo mi cuna –díjome entristecido-

es la escuelita que me iniciara,

las primeras letras a balbucear;

con su albo y morisco campanario;

fue el estadio  de mi infancia

y preferido rincón de mi juventud.
 
¡Ahora, ya sé lo que es y dónde queda Aija!
 
¡y lo quiero como a papá!

Para doña Olguita con mi admiración y gratitud.

 

Las sentidas condolencias de la familia chiquiana Alvarado Balarezo, a nuestro entrañable amigo Oscar Osorio Antúnez de Mayolo, por la partida de la autora de sus días.

Nalo 
 

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MADRE
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Por Armando Alvarado Balarezo (Nalo)


En tus ojos fulguran las estrellas
que nos alumbran paso a paso
por los oscuros senderos
de la vida....


De tus manos vuelan ángeles
que velan nuestros sueños
convirtiendo fantasías
en realidades.


Brota de tu alma el canto
y la melodía humilde
de los puquiales
y la quena.


Pan de trigo recién segado
que alimenta día a día
el espíritu telúrico
de tus hijos.


Hilandera de amor maternal,
rueca de fe y esperanza
que brinda calor filial
al corazón.


Surco regado con lágrimas,
llanto de maíz maduro
del que destila
la chicha.


Linda cholita, ojos de capulí
que la Mano Divina pintó
en el blanco lienzo
del amor.


Espejo azul caído del cielo
donde los rayos del sol
el rostro de Dios
reflejan.


Beso celestial como la brisa
que borra los lamentos
haciendo renacer
la risa.


Ante ti desfallecen las flores,
la luz se hace penumbra
enmudece el trueno
y calla el canto.


Gracias por darnos tus alas
para volar cielos lejanos
y por amar a tus nietos
como a tus hijos.


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 Ajia, "Perla de las vertientes"