RECORDANDO A LA "GRINGA MARÍA" EN EL DÍA DE LA MADRE
Por Benedicto Jiménez Bacca.
En los momentos menos esperados, nos asalta el recuerdo de la madre ausente. He
querido extraer un capítulo de la obra "La Captura del Siglo", que está
en este blog, para rendirle homenaje con motivo del Día de la Madre.
Si
bien está ausente, pero su temple, carácter, sinceridad, amor, valentía
y esperanzas, siempre estará con nosotros y la vemos reflejada como
herencia en las miradas y rostros de nuestra progenie..
Ese
12 de setiembre, fecha en que se escribiría una de las páginas más
gloriosas de la pacificación nacional en nuestro país, los tibios rayos
solares penetraban por la ventana del departamento ubicado en el quinto
piso del edificio 5 de Fonavi-Pando, en el distrito de San Miguel. Un
barrio de clase medía donde vivía con mi esposa Mara y mis tres menores
hijos..
Para
el peruano que sobrevive todos los días en un país impredecible hasta
decir basta, era un día como cualquier otro y nada hacía presagiar, que
ese día, en horas de la noche, caería el líder del grupo terrorista,
Abimael Guzmán, que durante doce años se mantuvo en la clandestinidad,
desde el 18 de mayo de 1980 cuando quemaron las ánforas electorales en
un poblado de la serranía de Ayacucho, dando inicio a su llamada "Guerra
Popular"..
Me
levanté de la cama apenas sentí el suave roce de la luz matinal y pude
observar a mi mujer que se encontraba en la habitación contigua,
intentando a duras penas, levantar de la cama a mis tres hijos,
apurándolos para que se vistan, tomen su desayuno y salgan disparados
hasta el paradero ubicado por inmediaciones del Edificio “15 de
Setiembre", cuadra 5 de la avenida España donde esperaba, hasta cierta
hora, el ómnibus del colegio que los llevaría al “Alcides Vigo Hurtado",
centro educativo donde estudiaba la mayoría de los hijos de los que
procedíamos de la PIP, en la urbanización Higuereta ( Surquillo)..
Mientras
me aseaba, prendí el trasmisor-receptor walkie talkie que había
amanecido encima del pequeño velador, ubicado en la cabecera de la cama.
Las manecillas del reloj marcaban las seis de la mañana y a los lejos
se escuchaban las débiles voces de los agentes del Gein (Grupo especial
de inteligencia), en momentos que se dirigían a ocupar sus puestos de
Ovise (observación y vigilancia), tanto fija como móvil. Era el rito de
todos los días: “Mercurio se dirige al Castillo con su grupo, sin novedad",
gritaba el teniente Joe Sánchez, con la intención, a todas luces, de
que "Ingeniero", el tercer jefe del GEIN, note su presencia. “Cobre ya instaló su equipo cerca a la cueva del Zorro“, reportaba el teniente Tiburcio, oficial a cargo de un grupo de Ovise conformado por 3 agentes (un chofer y dos agentes ). “Anteojado se reporta presente, cerca del Zorro”,
anunciaba el capitán Aguirre, oficial a cargo también de otro grupo
Ovise. Esta era la rutina de todos los días: el trabajo empezaba rayando
el alba. Sabíamos cuando empezar, pero nunca cuando iba a terminar..
Mientras
mi esposa alistaba a mis tres hijos, aproveché para ducharme; el agua
fría alejó los pedazos de sueño que aun quedaban. Como era costumbre, mi
esposa había salido con mis hijos y no pude despedirme de ellos.
Vestido y listo para salir al trabajo, me apresté a tomar el desayuno
que mi mujer había dejado sobre la mesa del pequeño comedor del
departamento donde vivía hacía 11 años con mi familia, desde que tuve la
fortuna de salir ganador en el primer sorteo del Fondo de Vivienda
(Fonavi), edificios construidos durante el Gobierno del ex presidente,
Fernando Belaúnde..
Mientras
saboreaba el jugo de papaya, los rayos solares estaban en su esplendor,
y seguían filtrándose suavemente por las delgadas cortinas de la sala,
cayendo sobre las adormecidas plantas ornamentales, de una esquina de la
sala. De pronto, mi mirada se posó sobre “Teresa Raquin” de Balzac, que
estaba en la mesa del comedor. En sus páginas aparecían varias frases
que había subrayado días antes con la finalidad de coger las ideas
centrales del mismo. De manera disciplicente, dibujé una sonrisa y
pensé: "Honorato de Balzac con James Joyce son los que más se burlan de la miseria humana". Poco
a poco me dejé llevar por la lectura, mientras percibía que las voces
de los agentes del GEIN, que salían de las radios, se volvían tenues,
perdiéndose en el espacio. "¡No leas mientras comes, negro, es mala educación!", escuché
en el silencio de la sala el grito de mi madre. Ella sabía que nunca
iba a poder superar la "mala costumbre" que me acompañaba desde niño.
Decía que nunca se pueden hacer bien dos cosas a la vez: leer y comer.Ya
adulto, frisando los 39 años, el hábito de leer mientras comía, se me
pegó como chicle. Cada vez que la "Gringa María", mi madre, me veía en
ese trance de entelequia, lanzaba recriminaciones y terminaba alejando
el libro de mis manos, diciéndome con su mal trajeado español: "Deja de leer, Negro, es mal hábito y te daña la digestión".
Ese día, en la soledad de la sala y comedor, mi memoria traía su
imagen. Apenas había pasado un año y medio desde su partida hacia el
viaje sin retorno y aun flotaban frescos sus recuerdos en cada rincón de
mi mente y corazón..
Pobre
mi madre, venir de tan lejos para morir en este país de grandes
contradicciones, de profundos abismos sociales, donde a veces sucede
todo y nada a la vez, que conoce todos los antagonismos y donde ser
peruano es una cuestión de fe, de aferrarse a una creencia, hasta creer
en hechos aún no realizados. Saqué una pequeña foto de mi cartera,
violada por el tiempo, y empecé a observarla, mientras me sumergía cada
vez más en profundos pensamientos mientras las voces de los agentes que
estaban en el aire se alejaban hasta tornarse imperceptibles. Su rostro
aparecía surcado por profundas arrugas en contraste con su mirada
fresca, franca y directa..
La
"Gringa María" hablaba sin ambages, con sinceridad, directa, iba al
grano, miraba a los ojos. Le daba una terminación especial a las
sílabas. Ser franco y sincero en sociedades como la nuestra, donde
impera la hipocresía, la deslealtad y la traición, es buscarse problemas
y terminas casi siempre haciéndote odioso. Con el tiempo -era de
esperarse- mi madre se ganó más enemigos que amigos, pero hasta sus
últimos dias, los afanes de la vida, engaños, miseria y soledad, no
cambiaron su forma de ser: carácter abierto, confiada, generosa, pero
franca, sincera, valiente. Era uno de esos seres que llevan en sus
hombros los sufrimientos de la Humanidad, y al final, terminan acabados
por dichos sufrimientos. Le condolía todo lo que sucedía en el mundo,
empezando por nosotros, sus cuatros hijos, Pedro, Juan, Elena y yo..
Los
recuerdos que tengo de ella se pierden en la nebulosa del pasado. Llegó
al Puerto del Callao, dejando atrás la Segunda Guerra mundial. El
destino la trajo al Perú de manera casual, su destino inicial era
Venezuela, pero nadie supo cómo o qué viento la trajo al país. Llegó
casada con un español que se dedicó al buceo con escafandra, pero tal
poco tiempo terminó sus días con una embolia pulmonar, dejándola en la
orfandad con dos menores hijos. Cuando muere el español, mi madre se vio
inmersa en la terrible soledad de verse perdida en un país extraño, sin
amigos y sin trabajo. Se sintió sola y abandonada en una tierra que ni
siquiera es grata y bondadosa con sus hijos, menos es con extranjeros o
extraños. Esta oportunidad fue aprovechada por mi padre, un zambo
chinchano, guitarrista, constructor de obras públicas, que hábilmente
logró enamorarla y embaucándola le dijo que era soltero. Mi padre, cada
vez que se emborrachaba se jactaba entre sus amigos, gritando que tenía
una griega como mujer, descendiente de los grandes filósofos de la
antigüedad: Sócrates, Platón y Aristóteles. Con fácil labia la convence
para vivir en el bello y apacible puerto de Pisco, ubicado en el sur de
Lima; tierras que vieron crecer al poeta iqueño que escribió el himno a
Pisco: "Tristitia". Es fácil deducir que mis raíces me
hacen ser un producto mixto, resultado de una inmigrante griega y de un
zambo chinchano. Mi madre cuando se entera que era la segunda mujer de
mi padre, se siente engañada y desde ese momento, nunca más volvió a
confiar en él. Siempre se sintió traicionada..
Nací
el 7 de mayo de 1953 en una casa de adobe y techo de quincha ubicada en
un barrio pobre, conocido como "Santa Rosa", bajo el signo de Tauro,
situación que me hace de mente analítica, reflexivo y perceptivo, amigo
de profundas soledades, con la facultad de adelantarme a la quinta
intención de las personas, cualidades que me ayudaron mucho en mi
carrera de investigador criminal, especializado en la lucha contra el
terrorismo..
Pasé
mi niñez (hasta los siete años) en ese pobre vecindario, después viajé a
Lima para proseguir mis estudios, transitando de tía en tía, hasta que
regresé a Pisco para estudiar dos años de secundaria en la Gran Unidad
Escolar "José de San Martín". Recuerdo que la "Gringa María", como la
conocían las morenas del barrio "Santa Rosa!", también conocido como "El
Imperio del Sol" (por la gente morena que allí vivía), cuando explotaba
de ira, era aconsejable no estar muy cerca de ella. Y su enojo llegaba
al paroxismo si sentía que le tocaban a sus hijos. Saltaba como una
fiera y nos defendía con uñas y dientes. Las veces que estaba tranquila
y su alma en paz con el mundo, mostraba su cariño a su manera. Nunca
pude superar el abismo que hubo entre los dos y esto me hace sentir
culpable cada vez que siento que dejé pasar momentos preciosos, únicos,
para decirle o demostrarle todo el cariño que sentía por ella. Creo que a
muchos nos pasa lo mismo. Dejamos al final las muestra de afecto y
cariño, pensando que las madres son eternas y nunca se irán al viaje sin
retorno. En las noches cuando despertaba somnoliento, sentía en la
penumbra sus manos acariciándome con ternura la frente y rezando en
griego no sé qué oración..
Por
su peculiar personalidad, mi madre se movió en extremos: grandes amigos
o grandes enemigos. En cuestión de amistad, nunca aceptó medias tintas o
claro oscuro. Si no conseguía un buen amigo o enemigo, prefería estar
sola. Heredé de ella esa manera de hacer amigos. Con los años mi madre
se redujo de tamaño y su cuerpo engordó. Nunca se acostumbró a este
país, añoraba el suyo, Atenas, el lugar donde había nacido y extrañaba a
sus hermanos. Siempre aprovechaba la llegada de algún barco griego al
puerto de Pisco para enviar una carta a su familia, pero nunca recibió
contestación. Su desesperación crecía al darse cuenta que con los años
las imágenes de sus hermanos se perdían en el tiempo. Cuando era cogida
por esa tristeza sideral, se aferraba a unas amarillentas fotografías
que guardaba en un viejo baúl de madera que trajo consigo de Europa. Al
verla en ese trance, para calmarla, le decía muy quedo: "Mamá, cuando tenga dinero te voy a comprar un pasaje para que vayas a Atenas y visites a tus hermanos". No
pude cumplir con esa promesa porque se murió el 13 de enero de 1991,
soñando en regresar algún día a su lugar de origen. Actualmente la casa
donde pasé la infancia y parte de mi juventud, es conocida como "la casa
de la Gringa María". Todavía existe y es habitada por uno de los
morenos que crecieron conmigo en ese populoso barrio pisqueño, semillero
de futbolistas, voleibolistas y delincuentes avezados. Elena, mi
hermana de sangre, cuando frisaba los diciocho años, abandonó el país en
los inicios de la década del 80, como tantos otros peruanos cansados de
la miseria y la desocupación, y se fue a residir a los Estados Unidos
de Norteamérica..
En
1971, apenas culminé mi secundaria, me presenté al Centro de
Instrucción de la Policía de Investigaciones y me hice policía de
investigaciones por una cuestión de supervivencia, la vocación vino
después. La verdad, carecía de dinero para seguir mis estudios
universitarios. En el primer intento fracasé, volví a intentarlo al año siguiente ingresando al Centro de Instrucción de la Policía de Investigaciones (CINPIP) el 12 de marzo de 1973..
Después
de un año de cadete, gané el puesto de brigadier de año, cargo que no
solté hasta el cuarto año (1976), egresando el 01 de enero de 1977 con
la jerarquía de alférez, número uno de mi promoción (Placa de Honor) y
con la especialidad de investigación criminal.
Escuela de Oficiales PIP, como instructor
.
El
año de la captura del líder senderista Abimael Guzmán, tenía dieciséis
años como policía, ocho años trabajando en la Dirección Contra el
Terrorismo; y lo cierto, es que estaba metido en camisa de once varas.
Por propia iniciativa me había convertido en un combatiente
antiterrorista y cargaba con la responsabilidad de capturar al
terrorista más buscado del país, al líder de Sendero Luminoso,
considerado el “enemigo público número uno”, desde inicios de la década
de los 80.
.
Como
todos saben, capturar a “El Cachetón” (clave que utilizábamos en las
comunicaciones radiales), no era tarea fácil. El llamado”Presidente
Gonzalo" se movía en la clandestinidad y nunca daba la cara, motivo por
el cual se tejieron en torno a su persona miles de conjeturas, algunos
analistas especulaban que estaba en la Selva Central, otros en Bolivia,
algunos en Francia, incluso en su tierra, Arequipa. Muchos creían verlo
por todos lados , por lo que su figura se hizo cada vez más misteriosa,
dando rienda suelta a las imaginaciones y especulaciones.
* * *
El aumento del tono de las voces de los agentes provenientes de los radios transmisores me volvió a la realidad, sacándome de mis cavilaciones. Las últimas palabras que recordaba de mi madre, unos días antes de morir, porque presentía que su vida llegaba a su fin, era que se había soñado que el líder de Sendero Luminoso había sido capturado por mi grupo de inteligencia. Después, me aclaró que lo había visto en las cartas, habilidad que aprendió en sus soledades y la hizo famosa como adivina en el barrio "Santa Rosa".
Mi
madre se fue sin regresar a su país de origen; la vida continúa, cada
uno de sus hijos la recuerdan a su manera. Unos se lamentan no haberle
dado un poco más de cariño, otros la recuerdan cada vez que esperan
alguna señal para dar un paso en la vida o para aconsejar a sus hijos.
Mi madre ya no está presente en este valle de lágrimas y miserias, pero
con esperanza y fe en el destino de la Humaniadad, su presencia se
siente cada vez que vemos a nuestros hijos o a los hijos de nuestros
hijos enfrentándose a la vida con valor, diciendole "ladrón al ladrón"
en su cara, como ella lo hacía, levantándose y encarando al delincuente y
desenmascarando a los hipócratas de estas tierras donde nació el "Cholo
Sagrado", así tenga que pagar un alto precio por decir la verdad.
Cada
vez que percibimos en las miradas y rostros, gestos y actitudes de
nuestra progenie, los mismos gestos de la "Gringa María", estamos
seguros que vive. Ella morirá cuando nos vea débiles, temerosos y
avasallados por la mentira, la hipocresía, la corrupción. Ella morirá
eternamente cuando ante la presencia de un "lobo vestido de cordero", no
levantemos la voz y lo encaremos para que deje de mentir y engañar a la
gente y sea sincero y honesto, más aún, si es político o dirige las
riendas del país. Ella morirá eternamente cuando no encontremos en las
miradas, gestos y actitudes de nuestros hijos y de los hijos de nuestros
hijos, esas cualidades que hicieron que se gane el respeto y admiración
en el barrio que crecimos: carácter, valor, sinceridad, generosidad y
esperanza en en la humanidad.
Fuente:
.
EL PACIFICADOR
.
.
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Amigo
Benedicto, con la primera estrofa de Tristitia, que meció tu niñéz en
Pisco, viene a mi memoria aquel 12 de setiembre al mediodía, en que por
cosas del destino visité con Lula tu departamentito de Pando (5to. piso,
sin ascensor), buscando la luz al final del túnel; luz que no solamente
ahora nos ilumina más, sino también nos abriga, haciéndonos más humanos.
Un fuerte abrazo,
Nalo
Mi infancia que fue dulce, serena, triste y sola
se deslizó en la paz de una aldea lejana,
entre el manso rumor con que muere una ola
y el tañer doloroso de una vieja campana...
.
Abraham Valdelomar
.
GEIN: .
CAEN PÉTALOS DE MI ALMA DORMIDA
.
.
.¿Se puede mantener una sonrisa de máscara?
no creo, pues cuando el Perú sangra
zozobra el corazón
en un torrente de lágrimas.
.
13 años de dolor, ¿será el justo pago?
yo digo: ¡qué importa el sufrimiento
y la vida misma, si la paz clama
en ardiente llaga!
.
No humillamos a nadie
por sus ideas ni modos de vida;
y aún cuando no agradezcan el trato,
queda sosegada la conciencia.
-
-
No preguntes qué siente el alma,
tampoco pidas pantomimas;
que tras el útimo gemido
vendrá un hálito de calma.
.
que tras el útimo gemido
vendrá un hálito de calma.
.
Peruano, en largas noches sin abrigo,
fuiste un bello ejemplo de coraje;
y hoy, que Benedicto va errante,
el GEIN le canta al amigo.
fuiste un bello ejemplo de coraje;
y hoy, que Benedicto va errante,
el GEIN le canta al amigo.
.
Nalo - 12 SET 93
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