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MADRES:COLEGAS DE TRABAJO Y DE LA POESÍA, PAISANAS ANCASHINAS
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Y DE LOS SUEÑOS MUCHAS VECES INALCANSADOS
Por Aureo Sotelo Huerta
Por Aureo Sotelo Huerta
Varias veces me preguntan: ¿cuántos años de casado tienes?. 47, les digo con sumo orgullo. ¡47, es increíble! me contestan. En estos tiempos en que el matrimonio es tan cambiante, les parece asombroso dicha cifra.
Como entre otras cositas escribo composiciones, un día mi esposa me dijo:
- Escucha este hermoso bolero, linda música pero hasta el título se llama "La otra", sólo hay canciones para las amantes, las engañadoras...
- Cálmate mujer, voy a componer una canción digna de ti, te lo prometo –le dije.
Así salió el huaynito "LA REINA DEL HOGAR”, porque ella y todas las madres son precisamente eso, las reinas de la casa y de nuestro corazón. Por eso dice García Márquez “ya es hora de que las mujeres ocupen las presidencias frente al fracaso de los varones en centenas de años”. Dicha canción fue interpretada por primera vez por Doris Ita con el grupo musical Huari, después por otras cantantes ancashinas, y dice así:
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Te acuerdas hermano lo linda que era,
muchos se disputaban el calor de sus besos,
era reina del carnaval, era reina primaveral,
era linda como una flor, que su amor me cautivó.
De ese amor inmenso nacieron retoños,
que cada mañana orlaban mi casa,
pero el tiempo ya pasó y sus huellas nos dejó,
recuerdo a la reina mía como ayer la conocí.
FUGA
No busco en jardín ajeno aromas de mil colores,
porque encuentro en el mío aromas y colores que quiero.
muchos se disputaban el calor de sus besos,
era reina del carnaval, era reina primaveral,
era linda como una flor, que su amor me cautivó.
De ese amor inmenso nacieron retoños,
que cada mañana orlaban mi casa,
pero el tiempo ya pasó y sus huellas nos dejó,
recuerdo a la reina mía como ayer la conocí.
FUGA
No busco en jardín ajeno aromas de mil colores,
porque encuentro en el mío aromas y colores que quiero.
Y para ponerle un tono más poético a este día tan singular, que es el Día de la madre", cantemos este fragmento de Juan Gabriel (Amor eterno):
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Cómo quisiera, ay, que tú vivieras,
que tus ojitos jamás se hubiesen cerrado nunca,
y estar mirándolos...
que tus ojitos jamás se hubiesen cerrado nunca,
y estar mirándolos...
Y este bello fragmento de Ramón Jara (Retrato de una madre): “Hay una mujer que tiene algo de Dios por la inmensidad de su amor, y mucho de ángel por la incansable solicitud de sus cuidados... Una mujer que mientras vive no la sabemos estimar, porque a su lado todos los dolores se olvidan, pero después de muerta, daríamos todo lo que somos y todo lo que tenemos por mirarla de nuevo un sólo instante, por recibir de ella un sólo abrazo, por escuchar un sólo acento de sus labios...".
13 de mayo de 2012
Aureo Sotelo en el
cementerio de Montparnasse (París) - Tumba de César Vallejo
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