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RECUERDOS DEL 2011.
EL DÍA DE LA MÚSICA ANCASHINA
Por José Antonio Salazar Mejía
Por José Antonio Salazar Mejía
Este martes 24 celebramos “EL DÍA DE LA MÚSICA ANCASHINA” en homenaje a la gran exponente de la música ancashina doña María Alvarado Trujillo, más conocida como “La Pastorita Huaracina” e institucionalizado desde el 2007 mediante Resolución Directoral Regional del INC Ancash Nº 001-2008, firmada a toda honra por el suscrito.
Lamentablemente,
como todo en este país es olvido, -a tal punto que estamos en peligro
de elegir a la candidata que representa la peor y más corrupta
dictadura que vivió nuestro país desde los inicios de su vida republicana- apenas han pasado diez años de su fallecimiento y las autoridades han olvidado esta celebración.
El
“Día de la Música Ancashina”, según la resolución indicada, debe
celebrarse con un Concurso Regional de Música y Canto Ancashino. Hasta
el año pasado todavía se ha realizado este evento con las limitaciones
del caso. ¿Para qué un concurso de música ancashina?, dirán algunos;
pues es necesario para buscar y encontrar nuevos valores de nuestro
cantar regional y para que se preserven los aires tradicionales de
nuestro cantar regional.
No
olvidemos que por presiones de la industria musical, la música
ancashina ha sido desplazada por la moda de grabar con arpa, y así
surgen cantidad de “estrellas” que son promocionadas en cuanto evento
se desarrolle. Acá en Huaraz tenemos artistas que sacan cara por ese
estilo, pero desde que salió Azucena Cantarina, no hay más
representantes de nuestro verdadero cantar.
Es
por ello que es necesario incentivar la promoción de artistas que
representen nuestra música regional. Solamente de esta manera podremos
garantizar que la música ancashina perdure en el tiempo. No hay que
olvidar que en la historia del desarrollo de la música folklórica
nacional, la música ancashina fue la que supo expandirse por todos los
confines de la patria gracias al trabajo y aporte de nuestros grandes
representantes: Ernesto Sánchez Fajardo “El Jilguero del Huascarán” y
“La Pastorita Huaracina”.
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Ellos
fueron quienes luego de triunfar en los coliseos, llevaron su voz a
las salas de grabación e iniciaron las caravanas por todos los pueblos
del Perú. Es decir, nuestros artistas han sido pioneros en todo
aspecto. Haciendo un poco de historia, tenemos que en la década del 20
del siglo pasado, a iniciativa de la Municipalidad del Rímac se
institucionaliza el Festival de la Pampa de Amancaes y allí se
presentaban los mejores conjuntos musicales del Perú cada 24 de junio
en las festividades del “Día del Indio”.
En
esos festivales, rápidamente destacaron los representantes de Ancash.
La Orquesta Típica “Huascarán”, “Juventud Ancash”, El “Conjunto Típico
Huaraz”, “Pumacayán” y “El Atusparia” se alzaron sucesivamente como
ganadores en esos eventos. Como solista triunfaba Jacinto Palacios
Zaragoza. Esto sucedía ya en los años 30.
En
las décadas de los 40 y 50 la jarana andina se trasladó a los coliseos
en donde se puso de moda representar danzas. Y en este rubro tomaron
la delantera los cusqueños. Ellos acaparaban las actuaciones y cerraban
las puertas a otros artistas. De modo que nuestra Pastorita y nuestro
Jilguero, tuvieron que pagar derecho de piso y obligadamente se
matricularon como parte de los elencos de danzas. Sólo así se les
permitía interpretar algunos temas luego de haber bailado.
Pero pronto los coliseos se rindieron ante
la calidad de nuestros dos intérpretes. Y la triunfadora absoluta fue
María Alvarado Trujillo, “La Pastorita Huaracina”. Ella se convirtió en
la engreída de los paisanos que llenaban los coliseos todos los
domingos. Pronto, la industria discográfica se fijó en el nuevo filón
que representaban los artistas folklóricos ante la invasión provinciana
que le llegó a Lima en los años 50. Y junto a los huancaínos, nuestros
representantes le entraron a esa nueva faceta artística.
Si
dieran algún premio por grabar el mayor número de discos, la palma se
la llevaría “El Jilguero del Huascarán”. Él grabó cerca a 500
discos de 45 rpm. Pero la viveza del cantar de “La Pastorita
Huaracina” no tenía par, y ella cosechó muchos éxitos con sus
interpretaciones en las radios y en las grabaciones. Ella opacó a la
famosa “Flor Pucarina” representante del folklore huanca y a cuanto
artista surgía en esas gloriosas épocas.
Es
por eso que los empresarios la llevaban de gira todas partes y allí
promocionaba sus canciones. Desde Cajamarca hasta Puno, “La Pastorita
Huaracina” paseó sus más hermosas canciones y el estilo inconfundible
de la música ancashina. Aún hoy día los mayores recuerdan su paso por
Cusco, Arequipa, Abancay y los pueblos del centro del Perú.
Pero
aquí no queda todo, la fama de nuestra cantante traspasó fronteras y
se presentó a coliseo lleno en escenarios de Bolivia, Chile, Ecuador y
Argentina. Ya en los años 80, viajó a Corea y luego a Europa en donde
paseó su arte por las principales capitales.
Huaraz, 21 de mayo de 2011
Fuente:
José Antonio Salazar Mejía
José Antonio Salazar Mejía