miércoles, 7 de marzo de 2012

MISA DE HONRAS: ESCRITOR ANCASHINO GUIDO VIDAL RODRÍGUEZ, CONMEMORANDO EL PRIMER MES DE SU ENCUENTRO CON EL SEÑOR - 08 MAR 6 PM



Rutherford, 7 de marzo de 2012

HOLA SHAY:

Los amados familiares de nuestro dilecto paisano GUIDO VIDAL RODRÍGUEZ, nos invitan a la Misa de Honras, que se celebrarará el 8 de marzo a las 6:00 p.m.




En la ocasión se rememoran los primeros treinta días de la irreparable desaparición del laureado escritor piscobambino e impulsor de las justas culturales de los ancashinos.

Lugar:

Parroquia San Miguel Arcángel, de la Av. Los Precursores 501, Maranga, SAN MIGUEL, LIMA.


 


Fuente:

Escritores Elmer Neyra Valverde y Víctor Hugo Alvítez Moncada

Los familiares, amigos y paisanos que por equis razones no podamos asistir, elevemos nuestras oraciones por el descanso eterno del alma buena de nuestro hermano GUIDO.

Con mi mayor afecto,

Nalo Alvarado Balarezo

Jesús dijo: "Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente" (Juan 11:25-26).


RECUERDOS

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Fuente: 

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Por cortesía de María Jesús Arana Valverde


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GUIDO VIDAL, AEPA: 
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AIJA, POMABAMBA, PISCOBAMBA, CASMA Y LIMA
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Por Aureo Sotelo Huerta
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Aureo Sotelo Huerta
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La partida de Guido, nos trae a la memoria a los personajes de la obra de “teatro”, La Celestina de Fernando Rojas, en que la protagonista Melibea, ante la muerte de su amado Calisto, al enterarse, ella se desespera, rasga su rostro y mece sus cabellos y se deshace en llanto. Se queja: “¡Tan tarde alcanzando el placer,/ tan presto venido el dolor…, / ¡Cómo no gocé yo más del gozo!/ ¿Cómo tuve en tan poco la gloria/ que entre mis mano tuve?/ ¡Oh ingratos mortales! ¡Jamás conocéis / vuestros bienes sino cuando lo perderéis”.
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Empiezo este modesto panegírico, inspirado en el homenaje que le rinden nuestros colegas Elmer Neyra, Ricardo Ayllón, Víctor Hugo Alvítez, Juan Rodríguez, Danilo Barrón y Nalo, en que destacan la vida y la obra de nuestro Guido Vidal Rodríguez, natural de Piscobamba. A lo ya dicho quisiera añadir, que lo conocí en 1987, cuando éramos profesores de la ESEP “CCF” de Comas. Por su perfil del héroe del Morro de Arica, sus alumnos lo llamaban “Bolognesi”. Ya en esos años admiré sus dotes de escritor, su libro de cuentos “El arriero”, me deleitó porque de niño, junto a mi padre, había conocido la vida de ese personaje, antes de la llegada de los carros. No olvidemos que a Aija recién llegó el primer carro desde Recuay en 1950 y desde la costa de Huarmey en el 2005. Gracias a esta amistad le invité a AEPA Aija, 1992. Emocionado por el éxito de esta organización, en que participó brillantemente en compañía de vates como Eleodoro Vargas Vicuña, Max Dextre, José Vargas, Lucio Colchado y tantos otros, solicitó la sede del Encuentro 1994, que se realizó con gran pompa en Pomabamba y Piscobamba. De ese gran encuentro publicamos la antología poética, “Tropel de sueños” y yo compuse mi huayno “Piscobambina”.


A nuestro regreso y como AEPA, ahora se había dividido en costa y sierra, en 1995 nos convocó a los aepistas de Lima para fundar la filial y así se hizo. Desde ese año al 2008, Guido fue nuestro respetado presidente y como la salud ya empezaba a molestarle llamó a alecciones y sumí la presidencia.
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Como literato ha seguido escribiendo y publicando, aparte de haber ganado en 1968 el premio internacional en Colombia con “El arriero”, en 1998 nos dio otra sorpresa al ganar el Premio Horacio Zevallos con la novela “Fin de semana en el paraíso”.


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En reconocimiento a esta labor fructífera a favor de la cultura, AEPA, filial Lima le rindió su sentido homenaje en el Club Ancash en el 2010 y ha acordado que el Encuentro que se realizará en Huacho, este año, lleve su nombre. Asimismo nos informan que ha dejado varios trabajos inéditos; es tarea nuestra, en coordinación con la familia, de publicarlas. No olvidemos que Vallejo en vida sólo vio publicadas Los heraldos negros, Trilce y Rusia en 1931 o Reflexiones al pie del Kremlin; el resto fue trabajo de su inolvidable Georgette.


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GUIDO VIDAL RODRÍGUEZ, el retorno del arriero

N. de R.- Ayer 10 de febrero falleció en Lima el maestro y escritor GUIDO VIDAL RODRÍGUEZ, natural de Piscobamba. Aquí recordamos una entrevista realizada por Ricardo Ayllón, a manera de homenaje, recuerdo a su memoria y, en especial, mayor acercamiento y conocimiento de su fructífera vida y obra ejemplar de tan ilustre hijo ancashino.

A principios de la década del setenta circuló mucho en los colegios peruanos el libro de cuentos El arriero, volumen con el que su autor, Guido Vidal Rodríguez, obtuviera en 1968 el Primer Puesto en el Concurso Bolivariano de Cuentos “Rafael Arango Villegas”. Han transcurrido más de 30 años de ese hecho y ahora, con 77 años de edad, Vidal Rodríguez no ha cejado en su oficio literario. Tras haber visto galardonada su novela Fin de semana en el paraíso con el Premio Nacional “Horacio” y preparando actualmente la tercera edición de El arriero, nos narra en esta breve charla episodios ineludibles de la literatura peruana y algunos aspectos de su obra.

Entiendo que usted nació el año de 1924 en Piscobamba, Ancash, hecho que lo convierte en un escritor privilegiado al haber sido testigo del despertar y el despegue de la literatura ancashina durante el siglo XX. ¿Nuestra percepción es acertada?, ¿qué recuerdos guarda de los años en que comienza a sentir el llamado de la narrativa?

Bueno, no es muy acertada puesto que he pasado casi toda mi vida en Lima, aunque, por supuesto, manteniéndome al tanto de lo que ocurría en la literatura ancashina. Yo comienzo a interesarme por la literatura durante la década del cuarenta del siglo pasado, los años en que seguí mis cursos de Letras en San Marcos. De aquella época recuerdo mucho a Juan Gonzalo Rose y Francisco Bendezú, mis compañeros de estudios. Pero de quien mantengo una imagen especial es del periodista Lucho Loli, con quien me agradaba sostener extensas charlas sobre filosofía y política. Asimismo de José Carlos Mariátegui Chiappe, el hijo del Amauta, a quien me uní para conformar una fracción comunista integrada también por Doria, Odón Espinoza y muchos otros estudiantes.

¿Y cómo era el ambiente literario durante la década del cuarenta en San Marcos?, ¿qué escritores contemporáneos eran los que más llamaban la atención de los estudiantes?

Bueno, estaba en todo su apogeo Pablo Neruda, con sus esporádicas visitas a Lima; Nicolás Guillén, que llegó a la universidad como uno de los dirigentes del Partido Comunista Cubano. En cuanto a las lecturas, predominaban los escritores rusos prerrevolucionarios y revolucionarios; franceses como André Gide, Barbusse y otros que ya eran personajes aureolados, con un prestigio enorme.

Y según mis cálculos, dentro de la literatura peruana comenzaba ya a sentirse el despegue del indigenismo, ¿no es así? ¿Desempeñaban ya un papel importante Arguedas y Alegría?

En ese entonces Ciro Alegría era más conocido que Arguedas por el éxito de El mundo es ancho y ajeno. Pero Arguedas tampoco era un desconocido puesto que ya habían sido publicados Agua y sus primeros libros, obras que sin embargo se leían principalmente en los círculos comunistas, recuérdese que Alegría tenía por aquella época una fuerte filiación aprista, y el APRA manejaba más adeptos, lo que en el campo literario puede traducirse como más lectores. Pese a ello, ambos eran todavía elementos marginados dentro del ámbito intelectual. Hasta antes de la Segunda Guerra Mundial todo movimiento de izquierda era todavía clandestino, por lo tanto sus escritores estaban condenados a correr la misma suerte. La única excepción era por supuesto Neruda, quien siendo comunista militante era reconocido y bienvenido en todos los países. Sin embargo, te puedo decir que, entre los escritores peruanos, quien era uno de los más leídos por aquellos años era López Albújar, por la aparición consecutiva de sus libros de cuentos; mientras que en poesía muchos sanmarquinos nos interesábamos por lo que hacía Luis Fabio Xammar. En lo personal, mis preferencias se inclinaban hacia los escritores europeos, como Knut Hamsun, Barbusse, Gorki, Dostoievski, Tomas Mann, Sweig, y otros más. Entonces con los libros de todos estos autores tenía mucho material por leer y me quedaba poco tiempo para los peruanos.

Ha tocado lo personal y creo que debemos hablar sobre su trabajo. Usted obtiene el primer puesto en un concurso de cuentos convocado en Colombia, en 1968. ¿Se podría afirmar que en aquel año siente recién seguridad para escribir?

Mira, yo dudo mucho de reconocerme como escritor, me considero más un buen aficionado a la literatura. El cuento que ahora mencionas y con el que gano el Concurso de Cuento “Rafael Arango Villegas”, fue “El arriero”, ese texto ya lo había venido trabajando desde la década del cincuenta, al igual que “Nicanor Julca” y las otras historias que integran el libro donde aparece “El arriero”. Con todos estos cuentos es que comienzo a trabajar un poco de forma sistemática. Y el caso de “El arriero” sucedió dentro de circunstancias muy particulares, lo termino de revisar pensando expresamente en el concurso durante mi internamiento en el Hospital del Empleado tras un accidente.

Sobre el tema de “El arriero”, es reconocible el escenario andino que definitivamente debe provenir de sus orígenes, ¿pero existen elementos de otro tipo que van a definir su elaboración?

Aunque no lo parezca, “El arriero” lo escribí en principio por una razón ajena a la literatura. Siempre me causaron una gran emoción los paisajes de la Cordillera Blanca y conservaba mucho mis recuerdos de niñez transcurridos en aquella zona, por eso lo que me propuse en principio fue únicamente describir la belleza de la zona. “El arriero” no viene a ser más que el condimento de ese trabajo inicial. Aun así la descripción del paisaje fue un elemento fundamental puesto que Ebel Botero, quien se encargó de comentar el cuento, destacó la acertada inclusión de la descripción paisajística. Y ello mejoró con mis experiencias personales, puesto que pude ser testigo directo de la forma dura en que se trasladaban los hombres por los caminos agrestes de la cordillera. Aun así, una de las intenciones que puede rescatarse de los cuentos que integran este libro, fue enfocar la problemática del campesino indio desde un punto de vista social a partir de tres vertientes principales: el indio en sus actividades cotidianas, el indio que después de la cosecha no tiene nada que hacer y entonces emigra hacia la selva buscando un sustento temporal y de paso proveerse de coca, y el indio que emigra a la costa para conocer otro tipo de vida y también proveerse de víveres propios de esa región.

Pese a todo ello parece que usted no aprovecha la oportunidad, la importancia de haber ganado nada menos que un concurso latinoamericano de literatura.

En su momento el premio obtenido fue muy bien difundido en los principales diarios de Lima, sin embargo lo que me faltó fue una captación del hecho en su real dimensión. Y ello ocurre porque me encontraba demasiado absorbido por mi labor de educador, en aquellos años estaba empeñado en sacar adelante un instituto que acababa de fundar. Esta actividad no me ayudó a ver las posibilidades reales que ofrecía la literatura, y te lo digo porque un tiempo después, cuando edito 5000 ejemplares de El arriero en una segunda edición, logré venderlos rápidamente en centros educativos de Lima y del interior del país.

Sin embargo, sus próximos libros aparecen recién en la década del 90. ¿Qué ocurrió durante todo ese período de silencio, había comenzado a escribir con menos temperamento?

Definitivamente jamás pensé en hacerme un escritor famoso ni cosa por el estilo. Luego comencé a escribir de forma sosegada por el simple afán de querer hacerlo. Tuve un amigo a quien le debo mucho el hecho de continuar escribiendo, el antropólogo cusqueño Gustavo Alencastre Montúfar, quien me animaba mucho y me decía algo que seguramente va a sonar un poco soberbio, pero sé que lo decía por el mero afán de alentarme, él me decía: “Escribe, Guido, porque más me gusta lo que escribes tú que lo escribe Vargas Llosa” (risas). Y lo que escribí posteriormente sin embargo ya no fueron propiamente cuentos, sino textos un poco amplios y que yo puedo considerarlos como relatos largos o, inclusive, novelas cortas. Mira, luego de mi primer libro y de El juramento, que incluye todavía relatos relativamente cortos, me definí por trabajos de largo aliento…

…como Fin de semana en el paraíso, novela con la que consiguió obtener en 1996 el primer puesto en el Premio Nacional “Horacio”.

Sí, creo que sí. Esta es una novela que a pesar de haber sido subtitulada como de ciencia ficción, constituye un libro que lo que en el fondo propone es alentar la actividad creadora con un sentido optimista de la vida, todo ello en el afán de ir acorde con los tiempos modernos en que se estimula mucho y se da primera importancia a la creatividad. Lo cual te dirá que no estoy tan desviado de los temas que más interesan al hombre de los actuales tiempos.


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Sixtilio Rojas Gamboa, Víctor Hugo Alvítez, Manuel Arteaga Rosales, Guido Vidal Rodríguez,
Milton Pastor y Áureo Sotelo Huerta; en frontis del Templo Palacio Sechín -
Encuentro de Escritores Ancashinos en Casma, 2001. Foto@rte Pisadiablo.


Fuente:

Escritor Víctor Hugo Alvítez Moncada


Víctor Hugo Alvítez Moncada, en Chiquián



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Guido Vidal Rodríguez - Imagen: NAB

Lima, 11 de febrero de 2012

AMIGOS MÍOS:

Hoy estuve cuando Guido llegó al Camposanto "Santa Rosa" de la Policía Nacional del Perú (4.45 de la tarde), acompañado de sus familiares y amigos. A inmediaciones del crematorio, el sacerdote pronunció la liturgia fúnebre en nombre de la Iglesia de Dios, estando presente el hermano del finado: Olmedo Vidal Rodríguez, flanqueado por su esposa, hijos y sobrinos. Luego ingresó al crematorio. No hubo fotos ni discursos, silenciosamente se despidió de nosotros con un hasta luego, porque nos volveremos a encontrar tarde o temprano.

Fraternalmente,

Juan Rodríguez Jara

A GUIDO VIDAL RODRÍGUEZ


Para festejar la amistad, faltando días

te fuiste al encuentro con Dios;

dejando a familiares y amigos

en armonía, todos reunidos.


Escogiste un “Fin de Semana en el Paraíso”

donde algunos sacarán sus “Tres Pipas”,

para acompañar a “El Arriero”

que llegó al Universo en Maizales.


Las campanas de Masqui, tu tierra,

de Piscobamba su María Angola,

doblaron en tu memoria

como una despedida con gloria.


Los arrieros hoy callaron los caminos,

dejando de cruzar Portachuelo,

dejando de bordear el Llanganuco,

para honrar tus legados, todos unidos.

Juan Rodríguez Jara - AEPA


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Teodomiro Vidal, Guido Vidal y Américo Portella, en el Club Ancash - 25 JUN 2009 - Foto: NAB
 
 
 
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ARCHIVO DE ARTÍCULOS PERIODÍSTICOS
Memoria del escritor Guido Vidal Rodríguez
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Por Ricardo Ayllón
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Fuente: Lima, 12 febrero 2012

Un mensaje a mi celular enviado por el artista Teófilo Villacorta Cahuide me comunica que el escritor ancashino Guido Vidal Rodríguez ha dejado de existir. “Estoy en el velorio de Guido Vidal”, reza, breve y contundente, su SMS. Y yo me quedo helado. Semanas atrás me había enterado por el mismo Cahuide que don Guido estaba grave, pero en lugar de ir a visitarlo tomé la decisión de viajar al Callejón de Huaylas donde me esperaban compromisos editoriales. Ahora es demasiado tarde, don Guido se ha ido y no puedo hacer menos que acompañarlo antes de que parta hacia su última morada.

Lo frecuenté seguido y creo que pude considerarme su amigo entre los años 2000 y 2005, cuando residí en el distrito limeño de San Miguel, donde Vidal vivía acompañado de uno de sus hijos y su nieta. Pese a que iba camino a los ochenta años y las fuerzas físicas empezaban a abandonarlo, en ese tiempo don Guido mostraba una gran vitalidad mental y anímica. Siempre que conversaba con él no dejaba de hacer planes para sus escritos inéditos, y esperaba poder ver reeditados sus tres libros de narrativa publicados hasta ese momento: El arriero, El juramento y Fin de semana en el Paraíso.

Yo pude apoyarlo solo con uno de ellos, El arriero, que conseguí que viera nuevamente la luz el año 2005 conformando la colección Biblioteca Ancashina editada por Ediciones Altazor. El arriero fue sin duda su libro más conocido debido a que desde fines de la década del 60 y casi la mitad de los 70 se convirtió en una suerte de pequeño best seller en varias localidades del ande y la costa de Ancash. El breve volumen, del que se editaron 10,000 ejemplares, contenía un cuento que le daba título al conjunto y en 1968 había recibido el primer puesto en el Concurso Bolivariano de Cuento “Rafael Arango Villegas”, de Colombia.

Acabo de retornar de la misa de cuerpo presente en la Parroquia San Miguel Arcángel de San Miguel, y luego de despedirme de él, de su cuerpo aquietado en la urna que lo llevará al crematorio, recuerdo que fue un gran enamorado de su tierra natal, el pueblo ancashino de Piscobamba, donde nació en 1924. De hecho, sus dos primeros libros fueron movidos temáticamente por un espíritu terrígeno pese a la larga y definitiva estancia de Vidal en la gran Lima. Contenidos sobrenaturales y costumbristas narrados con sencillez dan vida a esos dos conjuntos de relatos que, estoy seguro, si se volvieran a editar y distribuir en comarcas andinas, serían todo un éxito. Sin embargo, Fin de semana en el Paraíso –novela breve que en 1996 alcanzó el primer lugar del Premio Nacional de Educación “Horacio”– es más bien el resultado de su imaginario vinculado a la costa peruana.

Dentro de estos afanes literarios, pese a coronar los 70 años de edad y en su condición de Presidente de la Asociación de Escritores, Poetas y Artistas de Ancash - Zona Conchucos, organizó el VIII Encuentro de Escritores y Poetas de Ancash en las ciudades de Pomabamba y Piscobamba; luego de lo cual, durante sus últimos años de vida, conformó la filial Lima de la misma Asociación, trabajando junto a escritores cercanos a su raíces como el dramaturgo Áureo Sotelo Huerta y los poetas Danilo Barrón Pastor y Américo Portella Egúsquiza, entre otros.

Don Guido Vidal no debería ser recordado, sin embargo, solo por sus afanes literarios, sino también por su trayectoria en la docencia, donde fundó y dirigió por muchos años el Instituto Comercial “Amauta”, nombre que es el resultado de su filiación espiritual con la figura de José Carlos Mariátegui, de cuyos hijos fue amigo personal.

Pero una cosa que siempre me llamó la atención en él es que, no obstante el peso de los años, jamás se mantuvo inactivo y todo el tiempo conformó directivas o fundó instituciones en beneficio de sus socios. En esta tarea, fue presidente del Club Centro Cultural Deportivo Lima y fundador del Club de Los Grandes, una institución que se mantiene aún vigente y reúne a esa feligresía que ya pinta canas en la parroquia San Miguel Arcángel.

Cierro estas líneas rememorando su voz pausada las tardes en que buscaba su compañía sabiendo que me haría bien un consejo suyo, el de un docente y escritor que había vivido con estoicismo aquel tiempo tan convulso e incierto como fue el siglo XX. Sabía que alguien como él tendría para mí la exhortación justa, y jamás me equivoqué. Solo quienes lo conocieron de cerca saben a lo que me refiero. Por eso ahora dejo estas líneas en su memoria, con la esperanza de que sus libros publicados no sean olvidados y sus escritos inéditos vean la luz un día de estos.
Fuente:
 




GUIDO VIDAL

Hoy 10 de febrero, a las diez de la mañana, en el Hospital Rebagliati de Lima, ha fallecido el laureado escritor ancashino Guido Vidal Rodríguez. Américo, Danilo, Milton, Áureo y un escritor de Marca, y el que escribe, estuvieron presentes en el velorio. Dicho ritual se realizó en el velatorio de la Iglesia de Miguel arcángel en el distrito homónimo. El día de mañana, a las 3 p.m., sale el cortejo fúnebre de Precursores 501 (San Miguel), hacia el Cementerio Policial de Santa Rosa en Chorrillos. En dicho lugar después de la oración postrera sus restos serán incinerados.

Elmer Neyra Valverde

Breve referencia biográfica

Guido Vidal Rodríguez vino al mundo en Piscobamba, antigua capital histórica de la Sierra Oriental de Áncash, el 9 de marzo de 1924 .

Después de abandonar su tierra natal y el centro poblado de Masqui, donde atendió sus primeras clases de Primaria, se viene a Lima, junto a su modesta familia. Por la penuria económica tuvo que enrolarse, a los 14 años de edad, de ayudante en una fábrica de tejidos, enseguida en una de vidrios. Posteriormente, se emplea en el Consulado General de Suecia en Lima.

Haciendo un denodado esfuerzo comparte su trabajo productivo con la consecución de sus estudios secundarios en el colegio Lima San Carlos. Dicho plantel fue dirigido por el educador Jorge Castro Harrison.



Después de terminar su Secundaria con notas sobresalientes, ingresa en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, a la facultad de Letras y Educación en el año 1945. Al año siguiente gana una beca en la Escuela Nacional de Bellas Artes. Simultáneamente trabaja de docente en el colegio particular Gimnasio Peruano. En seguida, en 1953, recuperando algunos años perdidos, concluye sus estudios en San Marcos, de la cual egresa después de optar el título de profesor de Educación Secundaria en la especialidad de Letras.


En 1955, por su entusiasmo juvenil, la colonia piscobambina le encarga la presidencia del Club Juventud Evolucionista Hijos de Piscobamba. Fecha en la cual viaja a la ciudad de Montevideo después de adjudicarse una estadía en Educación en el Instituto de Estudios superiores de Montevideo. Participaron en el concurso 300 postulantes del Perú.

A su retorno, participa en la Secretaría de Cultura del Instituto José Carlos Mariátegui en Lima; siendo él uno de sus fundadores. En 1960 funda el Instituto Comercial Amauta, el cual realizó una efectiva labor en las aras de la juventud sobre todo provinciana. Por la vinculación de su familia y sus ancestros a familias migrantes, ha estado vinculado a las instituciones representativas de Llumpa y Piscobamba. Tal es así, que en 1965, bajo su coordinación, sale a luz la revista ilustrada “Piscobamba”.

En 1968, gana el premio internacional auspiciado por la Tertulia Literaria “Las 13 pipas” de la ciudad de Manizales en Colombia. Y se hace acreedor de la única Mención Honrosa en el género del cuento, al relato “El arriero”, presentado bajo el alias de “Amauta”.

En 1996, en el concurso “Horacio Zevallos Gámez” gana un premio con su narración “Fin de semana en el paraíso”. Por razones económicas no ha podido publicar una gran cantidad de relatos de sabor andino y otros de ambiente urbano, los que se encuentran hasta el momento inéditos.

Actualmente, es miembro honorario de AEPA. Sin embargo, ha sido un entusiasta animador de los encuentros de esta asociación. Bajo su intervención directa se realizó el encuentro de escritores de AEPA, en 1994 en Piscobamba y Pomabamba, que tuvieron como epónimos a Víctor Rodríguez Blanco y Alfonso Ponte Gonzáles, respectivamente.

Con el auspicio de las municipalidades de los distritos de la provincia de Mariscal Luzuriaga y la Municipalidad provincial con su alcalde Marino Pastor, se editó los anales de dicho encuentro, denominadas “Tropel de sueños”, producto del trabajo de un equipo en encabezado por Guido Vidal, salió a luz en enero de 1998. Se presentó en una reunión de los alcaldes provinciales de la Sierra Oriental de Áncash. De la presentación se encargó Elmer Neyra Valverde, en Piscobamba, con motivo del aniversario provincial el 12 de enero de 1998.


Sus obras




En 1968 nos entrega “El arriero”, a través de la editorial YachayHuasi. Este pequeño volumen incluye una presentación de Francisco Bendezú, como también el discurso de Ebel Botero Escobar de Colombia, pronunciado al hacer entrega del premio correspondiente en Manizales.


El volumen involucra el cuento “El arriero” que narra las peripecias de un peón de la Sierra Oriental que retorna desde una hacienda de la Costa de Áncash, después de haber trabajado varios años y con magros recursos. El desfiladero de Llanganuco abruma el torna viaje del arriero. Y en una noche tétrica, sucede una inimaginable pelea, en una gruta de rocas, incomprensible si el ataque es de espíritus malignos o de asaltantes de ruta.

También otro relato se refiere a “Nicanor Julca” quien dirige su mirada hacia la floresta oriental y sueña que es atacado por alimañas y trenzándose entre lianas.

“El mamón” se refiere a un personaje que oscila entre humano y monstruo. A ratos con reacciones extremas e impredecibles.

Finalmente, “SupaypaHuahuan” sobre una criatura repugnante, que fue exorcizada por un cura que confundía la misión de los evangelistas y las supuestas actividades de comunistas, que por entonces solamente cabían en la mente de un fundamentalista.

En 1994, Guido hace entrega de “El juramento”, relatos de carácter urbano que incluyen los siguientes narraciones breves:

1.- El juramento.
2.- La carta.
3.- Mi dulce capullana
4.- En la orilla del Plata
5.- El premio

Esta publicación fue prologada por Gustavo Alencastre Montúfar. También en 1994 publica el “Un charco de sangre”, donde vuelve a incluirse “El arriero”. Además aparece el relato”Un charco de tinta”, narración que trata de restituir el prestigio disminuido a su tierra natal, lugar donde, antiguamente, había una activa vida cultural provinciana, matizada por la bohemia profesoral y las veladas literario-musicales.

Finalmente, la última obra que publica es la que ganó el premio “Horacio Zevallos Gámez”. Corresponde a la narración de los esfuerzos del ingenioso Tojsho Llushaco, que proyecta la posibilidad de irrigar terrenos de la Costa o los de la Sierra con pocos recursos, esfuerzo mancomunado y voluntad de hacer lo mejor.

Elmer Neyra Valverde

Los Olivos, 10 de febrero de 2012



IMÁGENES DEL HOMENAJE DE AEPA A GUIDO VIDAL RODRÍGUEZ

CLUB ÁNCASH - 25 JUN 2009

Por Nalo Alvarado Balarezo

Lleva su nombre el "SEGUNDO ENCUENTRO INTEGRACIÓN CULTURAL HUACHO Y LA ASOCIACIÓN DE ESCRITORES Y POETAS ANCASHINOS - FILIAL LIMA - GUIDO RODRÍGUEZ VIDAL", que se desarrollará en Huacho "Capital de la Hospitalidad", Sede del Gobierno Regional de Lima, los días 25, 26 y 27 de octubre próximo.

Mi eterna gratitud a Danilo Barrón Pastor, Presidente de AEPA - LIMA, por la información enviada, y a Elmer Neyra Valverde, por el artículo sobre Guido.


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Piscobamba "Novia de Los Andes", cuna de nuestro hermano Guido


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