viernes, 16 de marzo de 2012

16 DE MARZO, HOY NACE CÉSAR VALLEJO EN SANTIAGO DE CHUCO - ACTIVIDADES DE HOMENAJE AL POETA UNIVERSAL - POR DANILO SÁNCHEZ LIHÓN



CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA

Construcción y forja de la utopía andina
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2012, AÑO DE LA DEFENSA DEL AGUA PARA LA VIDA Y 
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CONSTRUCCIÓN DE LOS ANDENES NUEVOS
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MARZO, MES DEL AGUA, DE LA MUJER, LA POESÍA
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Y EL NACIMIENTO DEL POETA UNIVERSAL CÉSAR VALLEJO
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Imágenes inéditas de César Vallejo, hacer clic:
 



SÁBADOS 7 PM. AULA CAPULÍ:

CONFERENCIAS Y SIMPOSIOS SOBRE CULTURA ANDINA

PRÓXIMAS ACTIVIDADES

VIERNES 16 DE MARZO. 10 AM.
 
 RECITAL Y PROCLAMAS A CÉSAR VALLEJO

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César Vallejo Ynfantes - Foto: Nalo AB
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TRIBUNA LIBRE AL PIE DEL MONUMENTO A CÉSAR VALLEJO FRENTE AL TEATRO SEGURA - CUADRA 3 DEL JR. HUANCAVELICA

PROGRAMA REFERENCIAL

1. Himno Nacional

2. Palabras de la Sra. Susana Córdova Ávila Gerente de Educación, Cultura y Deportes de la Municipalidad de Lima

3. Recital poético

4. Proclama de Danilo Sánchez Lihón, Presidente de Capulí, Vallejo y su Tierra.

5. Almuerzo de confraternidad
 
SÁBADO 17 DE MARZO

HOMENAJE POR EL NACIMIENTO DE CÉSAR VALLEJO

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AULA CAPULÍ
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Planta de capulí, florece a la entrada del Aula Capulí
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SEMBLANZA CÉSAR VALLEJO NACE EN SANTIAGO DE CHUCO - MANUEL RUIZ PAREDES
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CONFERENCIA Y PRESENTACIÓN DEL LIBRO “CÉSAR VALLEJO EN EL SIGLO XXI” - REYNALDO NARANJO


RECITAL DE POEMAS DE CÉSAR VALLEJO - FREDERIC SOTOMAYOR.
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DEL 18 AL 20 DE MAYO, 2012


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CAPULÍ 13, VALLEJO Y SU TIERRA

PEREGRINACIÓN A SANTIAGO DE CHUCO, TIERRA DE VALLEJO
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Santiago de Chuco - Foto: Nalo Alvarado Balarezo

FESTIVAL TRILCE DE LA CANCIÓN, LA POESÍA Y DANZA ANDINAS

PERSONALIDADES QUE ASISTIRÁN A CAPULÍ 13, VALLEJO Y SU TIERRA

CARLOS HUAMÁN LÓPEZ (UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO), ALFRED ASÍS (POETA DE ISLA NEGRA - CHILE), GUSTAVO ROJAS VELA (PRESIDENTE DE EDUCAP), JOSÉ LUIS AYALA (POETA NACIONAL DE IDENTIDAD AYMARA), LIDIA VÁSQUEZ RUIZ (ABOGADA Y PROMOTORA CULTURAL, PODER JUDICIAL), EDMUNDO TORREJÓN JURADO (SOCIEDAD DE ESCRITORES DE BOLIVIA), FREDERIC SOTOMAYOR (GESTOR CULTURAL UNMSM Y CAPULÍ, PERÚ), CÉSAR VALLEJO YNFANTES (PATRIARCA DEL VALLEJISMO EN EL PERÚ), RAMÓN NORIEGA TORERO (DIRECTOR DE LA CÁTEDRA DE SABIDURÍA ANDINA DE CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA), CARLOS CASTILLO MENDOZA (DIRECTOR DE RELACIONES INTERNACIONALES DE CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA), JAIME SÁNCHEZ LIHÓN (DIRECTOR DE PATRIMONIO E IDENTIDAD DE CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA. USA), LUCINDA MARTÍNEZ ZUZUNAGA (POETA, PRESIDENTA DE SIPEA-PERÚ), LUIS CARRASCO (DIRECTIVO DE ACUDES), SAMUEL CAVERO GALIMIDI (PRESIDENTE DE LA ASOCIACIÓN DE ESCRITORES Y ARTISTAS DEL ORBE, AEADO), HERIBERTO GALINDO (POETA, PROMOTOR CULTURAL DE CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA), MARA L. GARCÍA (PRESIDENTA DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS VALLEJIANOS.UTAH – EEUU). JAVIER DELGADO BENITES (MAESTRO Y ESCRITOR, DIRECTIVO DE CAPULÍ, VALLEJO YS SU TIERRA, ENCARGADO DE LA FERIA DEL LIBRO (MAIDÚ DE UGAZ, POETA Y ESCRITORA), VILMACI VIANA (POETA Y ESCRITORA - BRASIL), CARLOS GARRIDO CHALÉN (PRESIDENTE DE LA UNIÓN HISPANOAMERICANA DE ESCRITORES), JOSÉ CRUZADO GAMBOA (POETA, DESCENDIENTE DE CÉSAR VALLEJO), ENMA GAMBOA (MAESTRA, PROMOTORA CULTURAL, DESCENDIENTE DE CÉSAR VALLEJO), CATHERINE MASSANA (INSTITUTO DE ESTUDIOS VALLEJIANOS DE PARÍS, FRANCIA), JORGE ALIAGA (ESCRITOR, MIEMBRO DE AEADO Y SIPEA, ESPAÑA), JAVIER COTILLO CABALLERO (DIRECTOR SOCIEDAD UNIVERSAL DE ARTISTAS Y LITERATOS - SUAL), HUGO DÍAZ PLASENCIA (GRUPO LEONARDO DA VINCI TRUJILLO), WALTER VÁSQUEZ VEJARANO (EXPRESIDENTE DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DEL PERÚ), BERTHA MORILLO GARCÍA (MAESTRA, DIRECTORADE RECURSOS Y BIENESTAR DE CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA), FABIO GALLO GALLO (POETA, DIRECTOR DE ACTIVIDADES CULTURALES DE CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA), DETH HAAK (POETA DOS VENTOS BRASIL), SARA FRACCHIA (GESTORA CULTURAL BRASIL), MAIGUALIDA PÉREZ (POETA GESTORA AMBIENTALISTA VENEZUELA), PERFECTO RAMÓN CHÁVEZ GARCÍA (ESCRITOR Y POETA MANTA, ECUADOR)

Aula Capulí:  .
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Tacna 118, Miraflores.
Cuadra 3 de la Av. Angamos Este
Entre Av. Arequipa y Paseo de la República

Teléfonos Capulí:

420-3343, 420-3860 y 997-739-575

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planlector@hotmail.com


CALENDARIO DE EFEMÉRIDES

16 DE MARZO

NACE CÉSAR VALLEJO
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CÉSAR VALLEJO, ORÍGENES

PLAN LECTOR,PLIEGOS DE LECTURA
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Santiago de Chuco 23 MAY 2010 - Foto: Nalo AB

NACE CÉSAR VALLEJO EN SANTIAGO DE CHUCO
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Por Danilo Sánchez Lihón

1. César Vallejo, orígenes

Diversos acontecimientos marcan el natalicio de César Vallejo, ocurrido el 16 de marzo del año 1892, en Santiago Chuco, ciudad andina del Departamento de La Libertad, en la región norte del Perú.

El primero es que su madre, al traerlo al mundo, estuvo a punto de perder la vida, pues tenía 42 años y era su doceavo parto.

Los gritos y sollozos de los parientes y personas que ayudaban en las labores de la casa eran tan intensos y desgarradores, que don Francisco de Paula tuvo que llamarles la atención diciéndoles:

– ¡No ha muerto la señora! ¡Por qué entonces esos gritos y alaridos! ¡A llorar y gemir a otra parte! ¡De esa manera la están haciendo mucho daño! ¡Todo lo está escuchando la señora!

Cuando nació César Vallejo, el 16 de marzo de 1892, su madre tenía exactamente 41 años y 8 meses, próxima a cumplir los 42 años, edad en que todo parto para una mujer es muy difícil y de alto riesgo.

Y esto mucho más en un pueblo en donde no habían servicios óptimos de salud.

Su padre, don Francisco de Paula contaba con 51 años y 11 meses de edad, es decir 52 años.

En realidad ya eran viejos o longevos.


2. Vida y muerte indisolublemente ligadas

Santiago de Chuco en aquella época no tenía servicio de carretera para la llegada de vehículos motorizados. No tenía hospital ni Posta Médica ni había llegado la energía eléctrica. Las casas se alumbraban con candiles, mechones y lámparas.

Un hecho conmovedor y dramático, coincidente con el nacimiento del niño, es que aquella noche a unos metros del lecho de la parturienta, en la calle de la cual apenas la separaba una pared de adobe, a los quejidos agónicos de la madre que “se moría” y a los alaridos de los familiares, se mezclaban los estampidos de las balas.

Algunas de ellas se incrustaron en el tejado, debido al enfrentamiento entre “Los rojos”, partidarios de don Nicolás de Piérola; “El Califa”, y “Los verdes”, fanáticos de Andrés Avelino Cáceres, “el brujo de los andes”, que disputaban el poder presidencial.

A consecuencia de ello, al otro lado de la pared en que nacía César Vallejo, moría un hombre producto de estos enfrentamientos.

Por eso, en él vida y muerte estuvieron siempre indisolublemente ligadas.

Quien nacía en esos momentos diría después, en unos de sus poemas:

Yo nací un día
que Dios estuvo enfermo,
grave.



3. Es el producto de dos culturas

Aparte de estas circunstancias, hay dos aspectos significativos en la biografía del autor de Los heraldos negros, cuales son que sus dos abuelas mujeres fueron indígenas, naturales del lugar y de ancestros chucos, cultura pétrea, recóndita y mágica.

En cambio, sus dos abuelos varones fueron, ambos, sacerdotes españoles de sotana rigurosa y de bien delimitada parroquia, ambos muy respetados como clérigos y con aureola de ferviente misticismo, quienes llegaron en misión evangelizadora hasta aquel lejano paraje.

Su padre, Francisco de Paula Vallejo Benites, fue hijo del sacerdote mercedario José Rufo Vallejo y de Justa Benites.

Su madre, María de los Santos Mendoza, fue hija del sacerdote Joaquín de Mendoza y de la lugareña Natividad Gurrionero.

Ambos progenitores del poeta nacieron en Santiago de Chuco, el primero en 1840 y la segunda en 1850, y fue en dicha villa donde contrajeron matrimonio en 1869.

Tan pronto se casaron vivieron en la calle Colón N° 96, de propiedad de doña María de los Santos, la madre del poeta, a tres cuadras y media de la Plaza de Armas y apenas a una cuadra del mercado de abastos del pueblo. Y allí nacieron sus hijos.

César Vallejo, por eso, es el producto de dos culturas, mundos y actitudes ante la vida. La indígena peruana y la hispana española.


4. Esa adhesión tan grande que tiene a su tierra

César Abraham fue el último de doce hermanos, y como tal el “shulca”, a quien se lo engríe y se lo mima, el mismo que de niño ya ordenaba a su numerosa familia de hermanos en grupos de a cuatro: “los viejos”, “los mayores” y los “pequeños”; estos últimos integrados por: Águeda, Natividad, Miguel y, naturalmente, él:

Aguedita, Nativa y Miguel?
Llamo, busco al tanteo en la oscuridad.
No me vayan a haber dejado solo,
y el único recluso sea yo.


Son importantes estos antecedentes familiares porque caracterizan la poesía del autor de los Poemas humanos y nos dan claves de enorme significación para entender su concepción del mundo y de la vida.

Por un lado, su enraizamiento con lo oriundo, telúrico y popular, que determina esa adhesión tan grande que tiene a su tierra, a su país y a su gente, que lo hacen exclamar:

¡Sierra de mi Perú, Perú del mundo
y Perú al pie del orbe; yo me adhiero!



5. Vertiente terrígena y auroral

Esta actitud deriva principalmente de su raigambre indígena, que le viene por la  línea de sus abuelas, en una línea genética afincada siglo tras siglo en el lugar.

Este ancestro explica esa fuerza natural, primigenia e instintiva de identificación con todo lo que es aborigen, elemento germinal que sustenta el linaje femenino de su progenie familiar.

Pero, de otro lado, está presente en él la otra vertiente cultural, metafísica e idealista, que es el legado de sus abuelos que fueron españoles, quienes para venir y llegar hasta aquí cruzaron un océano temible y anchuroso.

Y, además, porque ambos eran clérigos.

¿Pensarían acaso, siquiera por asomo de duda o certeza, que a partir de ellos se procrearía un niño con las dotes, el designio y el genio que él alcanzó a tener?

Hay, por eso, también en la obra de César Vallejo, ese hálito místico, litúrgico y espiritual; aquella vena de religiosidad en el sentido de un sentimiento trágico de la vida, que se funde o mezcla con esa otra vertiente raigal, terrígena y auroral de sus abuelas de sangre nativa.


6. Los gritos de los niños que nacen

El nacer en Santiago de Chuco tiene además otra característica, significación y huella indeleble, que se agrega a la pertenencia al mundo andino que es cultura, sociedad y cosmogonía única en el mundo.

Nos referimos a un suceso aparentemente llano y natural, cual es que el nacimiento ocurre en las casas donde se vive cotidianamente, constituyendo esta vivencia ineludible, una marca intensa, honda y radical.

En Santiago de Chuco los niños nacen en las casas donde viven junto con sus padres y hermanos.

Los partos acontecen en los dormitorios normales, comunes y corrientes. Un hecho así, aparentemente sencillo, resulta convertido un hecho notable, un referente misterioso y prominente.

Al ocurrir el nacer entre las paredes donde se juega y se vive convierten lo cotidiano en algo misterioso, profundo y trascendente.

Es por eso que quienes experimentan de manera directa e ingenua estos hechos tienen pegado a su ser el olor, el sabor, los sonidos, los gritos de dolor originales y atávicos de las parturientas, punto donde terminan y donde a la vez empiezan las aventuras y destinos de la gente.


7. Agregado a ello

El trance de la vida, que se constata en las madres que dan a luz en los mismos cuartos donde los niños duermen, tiene además el otro agravante, cual es que esas parturientas no son otras que las propias madres, hermanas y parientes de esos niños.

Tan estrechamente unidas están a esos mismos niños, para quienes la experiencia resulta impactante, que lo gozan o lo sufren con delirio; niños que tienen el privilegio y estremecimiento de confrontarse de ese modo con la vida más palpitante.

Dentro de este registro de acontecimientos también escuchan esos niños –y a César Vallejo le tocó indudablemente vivir lo mismo– los primeros gritos de las criaturas que nacen. Pero igual, en el mundo aldeano o de la serranía del Perú se conoce también de modo intenso la experiencia del morir.

Porque al igual que las personas ven la primera luz de sus existencias en sus propias casas, en ellas a su vez ven apagarse los últimos fulgores de la vida en sus seres queridos, puesto que en ellas mueren.

En el mundo andino no es que esta experiencia ocurra en la clínica o en el hospital, como sucede en las urbes, en donde no alcanzan a tenerse, sobre estos asuntos fundamentales, sino ideas muy remotas, agregado a ello.


8. Ver morir

En el mundo andino vida y muerte son experiencias entrañables, por cercanas y por acaecer con nuestros seres más próximos.

Digo todo esto porque yo nací en Santiago de Chuco  y cuando era niño ni siquiera había un hospital en mi pueblo, y que tuviera al menos una sala para alumbramiento de las mujeres que iban a dar a luz, como tampoco camas para las personas enfermas en la antesala del fenecer.

En las ciudades en cambio hay multiplicidad de servicios, entre ellos velatorios de los cuales están implementados los hospitales, en donde se despiden a los muertos sin que los niños se enteren incluso de que sus seres queridos han partido o realizado el viaje definitivo.

Y agregado a ello hay muchas iglesias y hasta servicios particulares donde son veladas de manera muy técnica y convencional las personas que mueren.

La vivencia de ver morir en las casas a los seres queridos es estremecedora, como también el rito del velorio, del entierro y del duelo posterior y sobre todo por la secuela que deja de un mundo sin explicación.


9. Dos raíces tan fusionadas

Pero también, y junto a ello, los sucesos del nacer de un nuevo hermano tan cercano a las experiencias de los niños que con  ello recogen todas las emociones de plenitud y embeleso que ello conlleva.

Las experiencias referidas son sustento y base para haber configurado a un César Vallejo humano, comprometido con la vida como con su salvaguarda y protección.

Por eso, sin soslayar los acontecimientos históricos y más bien elevando estos referentes concretos, legítimos y fidedignos a una dimensión universal y hasta cosmogónica, en César Vallejo nacimiento y muerte se asocian indisolublemente.

Reconociendo que en la vida del hombre y en su ser luchan esas dos dimensiones ontológicas, como pugnan la verdad y falsedad, la honradez y la mentira, la ternura y la crueldad, la libertad y la sumisión.

Por eso en Vallejo pugnan los contrarios, Por eso es el poeta de los oximorones, de los saltos dialécticos, de las intuiciones geniales, porque su vida está constituida por esos elementos naturales a la vida y a la estructura dicotómica del mundo.


10. Un creador literario absoluto

Esas dos raíces tan fusionadas a la tierra de Santiago de Chuco, vida y muerte, influyen directamente en el sentido y en el verbo del poeta que, desde diversos ámbitos, se lo reconoce hoy como una de las voces universales más grandes y señeras en la poesía de todos los tiempos y en quien, en su definitiva configuración, está presente de manera ineludible el mundo andino.

De allí a su vez que César Vallejo esté lleno de compasión por los demás, se lo sienta tan cargado de sentimientos de adhesión al desposeído y haciendo causa común con el desheredado de la fortuna.

Por eso es pleno en la solidaridad y total en la adhesión a sus hermanos hombres. Y de identificación henchida con el destino de la humanidad.

Porque compasión es la emoción más coherente cuando de identificarse y de unir nuestro destino al de la humanidad se trata.

Toda esta dimensión humana la absorbió directamente en su cuna, de su gente y en el contexto de su pueblo de origen, para ser el representante humano que por su consagración alcanza dimensión universal.


11. Pensar en solitario

En él influyó contundentemente nacer en Santiago de Chuco, su pueblo natal.

Porque aquellos contenidos y fundamentos tan significativos y trascendentes en su vida y en su obra los recogió en gran medida de su casa de infancia y de su contexto vital.

De allí que se pueda decir de César Vallejo que para ser como él lo fue, no pudo haber nacido en ningún otro lugar del mundo que no fuera en Santiago de Chuco y en el mundo andino.

Porque, César Vallejo, aparte de ser un creador literario absoluto, aparte de ser un hombre cabal y señero, es un apóstol y un salvador humano. Y quien encarna valores insignes y supremos.

Porque, hombre humano es un hombre con valores, con solidaridad, y con fraternidad intachables, como Vallejo lo fue y lo es.

Un hombre pueblo, un hombre historia, un hombre multitud, sociedad y utopía popular.


12. Las cunas y las tumbas

A César Vallejo no se lo puede concebir separado ni aislado de los demás.

Es hombre a quien no se le puede pensar en solitario, ni de modo individual, ni desarticulado de su espacio y de su tiempo.

A él su adhesión plena a los pobres, a los desposeídos, a los que sufren hambre y dolor lo hace un redentor de la humanidad.

Porque su identificación con el hombre que sufre es total y absoluta. Y, además, lo hace verdad incuestionable.

Muchos otros también lo han sentido, es cierto. O han intuido estos aspectos. Pero no los han asumido con la coherencia y fidelidad como Vallejo y otros, muy pocos en realidad, que lo han hecho y logrado en la historia humana.

Lo importante en César Vallejo es la coherencia de la obra con la vida; la coalición de las ideas con los actos.

Coherencia y mérito que lo sitúan como uno de los valores sobresalientes y supremos de la raza y la civilización humana. Y, como él dijera:

¡Que la tierra produzca el tallo
que da sombra y frescura
la semilla que nutre y purifica,
la flor que se abre para los tabernáculos,
para las cunas y las tumbas.  

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Casa de César Vallejo - Foto: Armando Alvarado Balarezo (Nalo)


LA CASA DE CÉSAR VALLEJO



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Danilo Sánchez Lihón

1. La esperanza siempre

César Vallejo no tiene tumba en su pueblo natal, Santiago de Chuco, pero sí tiene casa de nacimiento, de crianza y trascendencia.

No tenemos aquí el sarcófago con sus restos mortuorios, pero sí la habitación donde él naciera; el patio, los corredores, la cocina, la sala, el zaguán, el poyo y el pozo con su hálito y sus voces, por donde él correteó de niño.

No tenemos sus restos óseos, pero si escuchamos sus latidos, su risa, sus ruegos y su júbilo, entrando por cada aposento y habitando en cada recodo.

No tenemos sus párpados cerrados ni sus labios yertos ni sus huesos húmeros lastimados, pero sí su canturreo, su confesión, su mirada ilusionada.

Tenemos su boca viva anhelante de bizcochos, sus manos estremecidas, su corazón latiente queriendo y adorando a su pueblo y a su gente.

No tenemos su figura magra con el rictus del dolor en la agonía fatal, pero sí su cariño indeclinable y su vida fulgurante, porque todo eso se quedó aquí, en su casa.

Tenemos y atesoramos un Vallejo vital, feliz y colmado de empinada esperanza, para siempre.


2. Me acuerdo de mi casa

Pero, además, tenemos otro extraño privilegio quienes hemos nacido en la tierra en que él naciera y viviera. ¿Cuál es? Que no se pueden señalar otras casas en las cuales él haya vivido, sino solo esta, como la única, indivisa e inigualable.

Todas las demás fueron posadas. O casas de alojamiento circunstancial o momentáneo. O refugios, donde él más bien penara.

Pero esta sí es su casa, en donde se quedó para siempre. Que es la misma que lleva por todos los caminos de esta y otras vidas.

He aquí un testimonio: estando ya en París, en 1924, Vallejo fue operado de una hemorragia intestinal en el hospital de La Charité. Entonces le escribe a Pablo Abril de Vivero:

“Hay, Pablo, en la vida horas de una negrura negra y cerrada a todo consuelo. Hay horas más, acaso, mucho más siniestras y tremendas que la propia tumba. Yo las he conocido antes. Este hospital me las ha  presentado, y no las olvidaré. Ahora en la convalecencia, lloro a menudo por no importa qué causa cualquiera. Una facilidad infantil me tiene  saturado  de  una inmensa piedad por todas las cosas. A menudo me acuerdo de mi casa, de mis padres y cariños perdidos".
 


3. ¿No es conmovedor y supremo?

O el hombre se queda en su casa de infancia para siempre, o carga con ella a cuestas por todos los atajos y meandros. La lleva afuera de él o la tiene incrustada hacia adentro, refundida a su sangre y en su entraña.

Con César Vallejo ocurrieron ambas situaciones, se quedó en ella para siempre y la llevó a su vez clavada en el alma.

La cargaba consigo. Buscaba un lugar y allí configuraba su casa de infancia. Y se introducía en ella ensimismado, como el caracol absorto.

Es esta casa entonces, erigida en Santiago de Chuco bajo las tempestades y los soles radiantes la que él evoca desde lejos y nunca se olvida de ella.

Es más, en sus momentos de honda reflexión y conturbada pena vuelve hasta aquí, a ser feliz en ella, volviéndola a habitar en la nostalgia y a quedarse en ella. ¿No es grandioso? ¿No es conmovedor y supremo que tú ahora estés erigido de pie en ella?

Es igual o más que habitar en el fondo de uno de sus enternecedores poemas, proeza que es difícil lograrla. Es más asequible estar aquí ungido, arrobado, maravillado en esta sintonía. Porque él nos señala lo siguiente:


4. Detenernos atónitos

Todos han partido de la casa, en realidad, pero todos se han quedado en verdad. Y no es el recuerdo de ellos lo que queda, sino ellos mismos. Y no es tampoco que ellos queden en la casa, sino que continúan por la casa.

La casa de César Vallejo en Santiago de Chuco permanece intacta, quizá porque esas palabras la han exorcizado. Está tal cual él viviera en ella.

Esto es extraño, porque todo desaparece, se esfuma y aniquila. O sino, ¿dónde está la casa donde naciera Mariátegui, Valdelomar, Eguren, Arguedas o Ciro Alegría?

De allí que esta sea además de una casa legendaria, un milagro. Además, porque él la evoca en sus poemas, tanto el espíritu general que ella la posee, como cada detalle de su plano estupefacto.

En las doce peregrinaciones que hemos hecho con el movimiento cultural Capulí, Vallejo y su Tierra, al pasar frente a ella no detenemos atónitos. Y luego de dar una vuelta por la plaza desfilando con nuestras banderolas y pancartas, hay una fuerza inmanente que nos atrae para ser lo primero que reverenciemos.

Y ha sido siempre un patriarca del vallejismo como es don Francisco Miñano Benites, quien nos ha recibido en la puerta y nos ha guiado trémulo por cada uno de sus ambientes prístinos.


5. Recién restaurada

Volverá a reabrirse este mes de mayo, porque para librarla de la humedad, la herrumbre y las termitas, desde hace algunos meses se inició un proceso de restauración sistemática, prolija y minuciosa, ateniéndose a un expediente técnico aprobado por el Instituto Nacional de Cultura del Perú.

Se ha corregido el desplome de los adobes, sanado las fisuras de los muros, enmendado el deterioro de los techos. Se ha reconstruido el revoque original, hecho de arena y arcilla, utilizando los mismos elementos y materiales, como extrayéndolos de las mismas canteras.

Para el amarre de los techos se han utilizado cintas de cueros de vaca, tal y como se encontró que tenía el techo original. Se ha encalado la superficie de los pisos, compuestos de madera de pino, garantizando en todos los componentes una duración a futuro no menor a 100 años.

Los peregrinos que vayamos la podremos visitar recién restaurada.

La idea es convertirla en museo de sitio. Por eso, si tú santiaguino tienes algún mueble de la época, o alguna reliquia pertinente, entrégale en depósito o en cesión, para la ambientación de esta casa.


6. De niñez y de candor

La gestión para realizar esta obra ha estado a cargo del Arzobispado Metropolitano de Trujillo, de la Municipalidad Provincial de Santiago de Chuco, contando con el auspicio de la Compañía Minera Barrick.

Al ingresar a la casa podemos apreciar la claridad y nitidez de sus ambientes.

Y sentimos una emoción muy honda de poder conocer los lugares exactos en los cuales el poeta nació y se inspiró.

Vivencias inolvidables que él las dejó plasmadas en muchos de sus poemas.

En esta casa vivió hasta los trece primeros años de su vida de manera continua.

Pero a ella regresó permanentemente, ya sea de joven o adulto, o en la evocación atribulada.

Siempre estuvo poblada de niñez y de candor. Y también de personas mayores y austeras quienes establecieron el rigor de las normas y costumbres.


7. La luz y el alba

Está ubicada en el barrio de Cajabamba, calle Colón Nº 96. Ahora, barrio Santa Mónica, calle César Vallejo 1030 y 1046.

Su construcción es de adobe, con techos de eucalipto, aliso, carrizo y maguey. Y techados con teja de barro cocido en los hornos del lugar.

Tiene una extensión de 36 por 32 metros, la casa antigua o de abajo, divididos en seis ambientes. Esta es la casa originaria a la cual luego se acopló otra contigua adquirida cuando César Vallejo ya estudiaba en Trujillo.

En aquella antigua casa nació el poeta, en el cuarto que se ubica al principio del corredor, ingresando por el zaguán hacia la mano izquierda, denominado “salón verde”, porque tenía la puerta pintada de ese color.

La puerta general es de eucalipto, el zaguán sirve de acceso al interior, donde los corredores rodean un patio insomne, empedrado de ocres y azulados cantos rodados.

La calle donde está ubicada es en declive y el sol que sale por el oriente dora al amanecer su fachada, sus tejados y las hierbas de sus muros.

Nos embarga al visitarla una emoción inmensa. Al llegar ahora y permanecer de pie en ella, sentimos que militamos en algo muy sagrado, nos llena de valor, nos invade la luz y el alba.


8. Llamo de nuevo

Para “Cesitar”, como le decían sus hermanos mayores, tan mayores que lo atendían como si él fuera el hijo de sus entrañas,  su hogar se quedó enclavado para siempre en estas serranías. Y con todo lo tierno, afectivo y bondadoso que él era nunca quiso sustituirlo por otro. Y así lo evoca en sus poemas:

Mi padre duerme. Su semblante augusto
figura un apacible corazón;
está ahora tan dulce...
si hay algo en él de amargo, seré yo.
Hay soledad en el hogar; se reza;
y no hay noticias de los hijos hoy...
(Los pasos lejanos)

LA PUERTA DE CALLE. Es de eucalipto y sirve de acceso al interior de ella. Es la misma que él tocó y golpeó, llamando para que la abrieran:

Esta noche desciendo del caballo,
ante la puerta de la casa, donde
me despedí con el cantar del gallo.
Está cerrada y nadie responde...
Llamo de nuevo, y nada.
(Trilce LXI)



9. Me esperará el patio

EL ZAGUÁN. Pasadizo de entrada que une la calle con la parte central de la casa:

...y espero que tú no des conmigo.
Por la sala, el zaguán, los corredores,
después, te ocultas tú, y yo no doy contigo.
(A mi hermano Miguel)


EL PATIO.  Airoso, abierto, en donde luce un árbol de capulí insomne, empedrado de ocres y azulados cantos rodados.

En el patio silente
sangra su despedida el sol poniente
(Aldeana)


LOS CORREDORES. Bordean el patio con altos y lucidos pilares que sostienen los techos de carrizo, maguey y tejas.

...Me esperará el patio,
el corredor de abajo con sus tondos y repulgos
de fiesta. Me esperará mi sillón ayo,
(Trilce LXV)



10. En la puerta del horno

LA COCINA. Ubicada en la parte posterior de la casa, en la cual se encuentra el  fogón, hecho de ladrillo y cubierto con gruesas capas de barro, los batanes para moler el  ají  fresco y el tendal para colocar las ollas como otros materiales y utensilios domésticos. En la casa de César Vallejo no había comedor aparte. Se comía en la cocina como ocurría en los hogares humildes.

Sepia y rojo.
Humo de la cocina, aperitivo
de gesta en este bravo amanecer.
(Mayo)


EL HORNO. Estructura semiesférica construida de ladrillo, cubierta con finas capas de barro. Tiene una base de piedra y dos orificios, uno  para  introducir y sacar el pan y el otro para hacer fuego de leña a fin de alumbrar el interior de la cámara. Al utilizarlo primero se quema abundante  leña hasta  que  el  horno está caliente, entonces se introduce el pan tableado y aún crudo que es extraído ya horneado con ayuda de palas hechas de láminas de fierro.

de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.
(Los heraldos negros)



11. Que se amarille al sol

EL POZO DE AGUA. Ubicado al pie del corredor de la parte alta, con boca a nivel del patio. Un canal de salida bordea los corredores por la parte baja:

...los barcos ¡el mío es más bonito de todos!...
han  quedado en el pozo de agua, listos,
fletados de dulces para mañana.
(Trilce III)


EL POYO. Breve construcción de piedra cubierto con gruesas capas de barro y que sirve principalmente de descanso.

El poyo en que mamá alumbró
al hermano mayor, para que ensille
lomos que había yo montado en pelo,
por rúas y por cercas, niño aldeano;
el poyo en que dejé que se amarille al sol
mi adolorida infancia...
(Trilce LXI)


Hay varios poyos en la casa, el más importante es el ubicado al final del zaguán y en el rincón de la derecha, que también servía antes para que las mujeres y los niños pudieran montar el caballo ya ensillado.


12. Y al fin dirá temblando

EL CORRAL. Ubicado en la parte posterior, y hacia atrás; lugar donde se albergaban los animales.

Aguedita, Nativa, Miguel,
cuidado con ir por ahí, por donde
acaban de pasar gangueando sus memorias
dobladoras penas,
hacia el silencioso corral,
(Trilce III)


LOS TECHOS. Coronan la casa, son de teja, a dos aguas y de firmes y empinados aleros.

¡Lluvia a base del mediodía,
bajo el techo de tejas donde muerde
la infatigable altura
y la tórtola corta en tres su trino!
(Telúrica y magnética)

Ha de estarse a la puerta mirando algún celaje,
y al fin dirá temblando: «Qué frío hay... Jesús!»
y llorará en las tejas un pájaro salvaje.
(Idilio muerto)
 


13. Las miradas arrobadas

Así la casa es útero y atalaya, hendidura y peñón hacia lo alto. Es el lugar donde adormilamos nuestras congojas o tallamos brizna a brizna un alegato o una proclama. Donde hemos acunado tantos sueños. Es el lugar del nacer y del morir para quienes somos chucos, igual donde nos encerramos a llorar.

Las personas en Santiago de Chuco nacen en sus casas y mueren en ellas. César Vallejo nació en esta casa, pero no murió en ella. Un estremecimiento nos recorre el ser al comprobar que todo está aquí, en la casa donde el poeta vivió, jugó, fue feliz, tuvo miedo y se acongojó de pesar.

En estas paredes están impregnados los gritos del recién nacido, sus sollozos, sus travesuras y sus rezos. En estas paredes está toda la devoción de los padres por el porvenir de aquel hijo.

Y, después, las miradas arrobadas de César con Otilia, su sobrina fascinada por el tío apuesto y ya famoso. Pero, además, por el carisma que irradiaba ese ser a quien la gente prodigaba tanta devoción y cariño.


14. Una plegaria o una queja

Él ahora está aquí. Se ha quedado fusionado a este aire impalpable, a este artesonado, a estos pilares y techumbres. Él habita bajo estos aleros, digno siempre, hierático cara al firmamento.

Sentimos que él nunca se fue. Que cobra sentido recibiéndonos a nosotros esta tarde.

Él se hizo héroe y paradigma para que nosotros hoy viniéramos a encontrarlo aquí: andino, sensible, fraterno.

A este hermano masa, a este hermano humanidad, a ese colectivo unívoco.

Venimos aquí a estar contigo, para proclamar la solidaridad con la humanidad doliente. Todos aquí reunidos, que por ser seres comunes y corrientes resultan extraordinarios.

Aquí nos damos cuenta que César Vallejo es nuestro hermano, es nuestro padre, es nuestro hijo. Que nosotros mismos somos Vallejo.

En esta casa, peregrino, que has venido con nosotros, di unas palabras, recita unos versos, emite una proclama, modula una plegaria o una queja.


15. Al centro yace el infinito

La casa de César Vallejo no es como la casa de los célebres señores. Tiene un patio abierto a la visita de las aves y a la luz fulgurante del día.

Llegan las libélulas anunciadoras de las cartas y de las visitas inesperadas.

Ya debe haber algunas mariposas sonámbulas revoloteando entre sus flores esperando nuestra llegada.

Vuelan sobre ellas los moscardones de miel extasiada que cargan ese grano de oro en sus patitas traseras.

La casa de César Vallejo es nido, es mirador, es catalejo a la Vía Láctea. Es círculo que tiene centro. Eso se lo ve y se lo siente.

De sombra tupida en la noche hasta que lo ilumina la luna que boga por sus paredes blancas.

Al centro de su casa yace el infinito.


16. Cabe llorar, si así lo quieres

Por eso, este es un templo, un ábside que reúne eternidades.

Es la casa más señera del más genuino de los poetas, del más incorruptible de los hombres.

Con ser pequeña es amplia, abierta, total.

Es límpida, frugal y fragante.

Su casa es un albergue, un palomar desde donde uno siente que se defiende la vida y lo más significativo de lo humano.

Es su única casa para siempre, esta su casa de Santiago de Chuco.

Esta que ahora conocerás peregrino, donde podrás cogerte a sus muros, posar tus manos en sus piedras, recostar tu frente en los pilares o en los muros.

Recogerte en el corredor de abajo, con sus tondos y repulgos de fiesta, y repasar tu vida.

Cabe en ella el sol, la luna y las estrellas. Cabe la más leve brizna.

Y, apoyado en ella, cabe llorar, si así lo quieres.

 
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